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Día 4
Primer concierto . Descubriendo el nivel japonés.
Hemos quedado a las 3 en casa de Shogo para ir a hacer la primera prueba del primer concierto. Andando por el camino parece que hubiera llegado el fin del mundo. El viento es tremendo, y el cielose pinta de un naranja-rojizo que no hemos visto en nuestra vida. Pero la casa no está lejos y conseguimos ponernos a salvo. Algún sucedáneo de cadáver reposa en la litera sin ningún ademán de movimiento, y el resto vamos hacia Maple House , una pequeña sala en el subsuelo de un portal y bastante cerca de donde estamos alojados. Llegamos cuando están probando los demás grupos, que lo hacen de una manera limpísima. Puntuales, ordenados, y sin tardar ninguno más de la media hora acordada. Prueba uno, prueba el otro, tocan una canción todos juntos y pista.
Para hacer tiempo compramos algo de comida en un supermercado cercano, en el que encontramos pan y un semidecente jamón serrano, y le damos cuenta en un cuarto que hay dentro de la misma sala, con mesas, barra, y un pequeño escenario en el que parece que ha habido un conciertillo de blues-jazz. Mi intención es ver a todos los grupos, pero me entero tarde de que han empezado los primeros, Everybodys Enemy. Me da tiempo a ver un par de canciones, y como ya os conté en su día hacen un punk-hardcore muy loco, buenísimo, divertidísimo y sorprendente. En la última canción, el cantante pasa el micro con cable por una viga en el techo, y simula ahorcarse con él mientras el resto del grupo destroza a patadas el escenario y desaparece, dejándolo todo por los suelos. Entre grupo y grupo llega el momento de DJ Txako, una chica que nos acompañará todo el viaje, compañera de Shogo, con la que podemos escuchar en las salas, entre otras cosas, Def Con Dos, Mano Negra o Potato. Curioso, ¿verdad? La segunda banda en salir al escenario es The Rods, unos chavales con mucho nivel que cuentan con un Telecaster Flying Guitar que nos deja a todos con la boca abierta, saltando de monitor en monitor sin dejar de tocar en el aire. Y llega la primera prueba de fuego de Boikot. Con la sala algo más llena que con el resto de grupos, aparece algo de spanish people en medio del pogo, que ayudan a animar el ambiente. Son Raquel, Lara y compañía, que llevan aquí ya un tiempo como estudiantes. Aquí suenan por primera vez las nuevas canciones de Boikot, Bubamara y Skalashnikov, que llevan vientos programados y cuando suenen por aquí, por su tierra, con las salas llenas, serán fiesta asegurada. Los últimos en tocar son Kurage, el grupo que tocará con Boikot en 3 de los 5 conciertos. Estos sí que son japoneses-japoneses. En cómo se mueven, como cantan, tocan y bailan. Como el resto, son muy buenos.
Una vez todo terminado, podemos conocer mejor a esta gente. En un inglés chapurreado, claro, nos damos cuenta de que son todas unas personas encantadoras, y no vemos por ningún sitio, ni de lejos, esa farándula prepotente que tanto abunda por nuestra tierra. Le pese a quien le pese.
De aquí al hotel, en el que me encuentro a un guapísimo Kosta con un pijama de Los Simpson que sería la envidia del mismísimo Don Pimpón.
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