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Día 2
Primer contacto con Akihabara, llegada del grupo a Tokio, Shibuya, entrevista en la radio y el Tibet, Tibet
hasta las 9 de la mañana, hora en la que he quedado con Davo para que me enseñe el camino a Akihabara, la ciudad eléctrica. Gracias a él descubro que viajar en el metro no es difícil (si no pillas la hora punta), y que el orden, la limpieza y la quizás excesiva educación imperan en cada esquina. En esta zona no se puede fumar en la calle, según unos dibujos que hay por las aceras, aunque me dicen que, en teoría, a los extranjeros no nos dicen nada. Lo que a mí me da por pensar es que como los japoneses son tan obedientes y correctos, con el simple hecho de prohibirlo ya no tienen que controlarlo. No lo sé
Los ordenadores, los teléfonos móviles, las televisiones, y todo tipo de aparatos electrónicos salen hasta las aceras, dejando claro que aquí no se roba, una sola tienda tiene hasta 7 pisos, entre las que se incluyen gigantescas salas de máquinas en las que la gente pasa demasiadas horas de su vida. Vuelvo a Sangenjaya, donde en la recepción del B Hotel encuentro caras conocidas. Grass, Kosta, Juankar, Alberto, Manolo (road manager-hombreparatodo), Manolo (sonido y cada vez más) y Carles (La Clau Produccions, el que les saca de casa) ya han llegado. De aquí vamos a casa de Shogo, y una vez todos metidos en la misma habitación podemos confirmar y confirmamos que el jet lag existe. El que no está atontado está intentando dormir a escondidas. Pero no se puede, así que salimos, comemos, y subimos a un edificio desde el que se puede ver la ciudad desde las alturas
es impresionante. Cuando nos quedamos durante un buen rato mirando por una ventana con la boca abierta, nos damos cuenta de que lo que vemos es solo una parte de Tokio, y que la densidad de edificios se extiende hacia todas partes. Eso es para verlo.
De ahí cogemos el metro y vamos a Shibuya. Nada más salir nos encontramos en la plaza de Hachiko, que debe su nombre a un perro que iba a acompañar a su amo todos los días al metro, y al final del día iba a buscarle. Tras la muerte del amo, el perro seguía yendo todos los días durante 10 años hasta que, finalmente, murió. Una estatua de bronce le recuerda y sirve como punto de encuentro para miles de personas cada día. Aquí también está el Scramble Kousaten, el cruce más abarrotado del mundo bajo miles de luces y pantallas gigantes ¡con sonido!. Dicen que la película Blade Runner se inspiró aquí. Nada es caótico, cada vez que el semáforo se abre miles de personas cruzan de acera sin chocarse, ni liarse, ni mucho menos gritarse ni enfadarse. De aquí vamos a visitar una enorme tienda de instrumentos, en la que cualquier músico, o cualquiera con un mínimo de gusto sobre la materia se quedaría impresionado. Resumiendo: de todo. Después de esto vivimos nuestra primera experiencia con la dolorosa de las cañas, un par de rondas, si no recuerdo mal, unos 15.000 ¥, que vienen a ser unos 90 . El servicio es excelente, pero te lo cobran todo. A partir de aquí, todos los tragos se miden por el baremo japonés. Por cierto, Manolo Sound ha venido enfermo, y no duda en hacerse con una de las mascarillas que por aquí lleva un montón de gente de toda clase. No son para filtrar la contaminación ni nada de eso, se las pone quien está enfermo para no contagiar a los demás. Impensable por nuestros lares.
Van a hacerles una entrevista en el programa One Small World de la radio Kizzna, así que nos arrastramos hacia allí a duras penas, la mayoría vencidos por el sueño y otros por el cansancio. Todos derrotados. Pero dan una entrevista maja, divertida y comprensible gracias a, por supuesto, Shogo. Podéis escucharla en www.kizzna.fm, sección 'On Demand', programa 'One Small World'.
Después de esto y de camino al descanso, aparecemos no sabemos muy bien cómo 10 personas dentro de un fotomatón de lo más marciano, con mil lucecitas, soniditos y coloritos que nos devolverá una imagen llena de purpurina de la que no podemos parar de reírnos. Vaya cuadro.
Y llegamos al Tibet Tibet, el bar de You Waki, pionero de las bandas de Ska en Japón, que participó en la gira que hicieron Boikot en Italia junto a Banda Bassoti el año pasado. Allí están también Koichi y Taiki, fotógrafos de rock que cobren muchísimos eventos importantes, entre ellos el Fuji Rock Festival, y a los que vimos en el Viña Rock 2007, aunque no nos conocimos. El bar está decorado precioso, con Budas y motivos tibetanos, y las palomitas saben a Kebab. Es curioso cómo están de guapos y cuidados los sitios y que no sea para turistas, que sea para ellos mismos. Yo no subo al piso de arriba, pero éstos dicen que es precioso. La gente se sienta a comer y a beber, se pillan la tajada padre, se echan a dormir la mona, se despiertan y siguen comiendo. Como dice Juankar: Joder vaya invento, como lo pongan en Euskadi en las sidrerías.
Con el jet lag ese no hay quien mande a dormir a Grass, así que se viene conmigo a la habitación y hablamos un rato con Javi. Grass no articula palabra en castellano, y utiliza como nombre de guerra El fucking drummer fuckin father. Lo que me río, madre
y me doy cuenta de lo que echa de menos a su enano. (Gael, si dentro de unos años lees esto, que sepas que tu padre no dejó de hablar de ti, y que hasta me daba palmaditas en la espalda para eructar la birra.)
Venga, a las 9:30 en la recepción del hotel para estar en Akihabara a las 11:00. ¡En serio!
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