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Reportaje del Viña Rock 2014

30 de abril, 1, 2 y 3 de mayo de 2014 en Villarrobledo

Texto de Norber. Fotos de Nuria López

Un año más, y ya son unos cuantos, Villarrobledo se ha convertido en capital musical en el puente del primero de mayo con el Viña Rock. A estas alturas el festival no necesita mucha presentación, aunque sí citar que el formato elegido ha sido el mismo que en las últimas ediciones: fiesta de presentación con conciertos gratuitos en la zona de acampada como antesala a los tres días de festival propiamente dicho en el recinto habitual con los escenarios de siempre, con la novedad además de los cuatro “de toda la vida” de uno dedicado al reggae. Al igual que el año pasado, el festival publicó un “sold out” en su página web, aunque lo cierto es que esta edición daba la impresión de haber más gente incluso que en la anterior. No obstante, no deja de ser curioso ver reflejado en algunos medios que la asistencia ha sido cifrada en 200.000 personas. Graciosa cuando menos esa costumbre que tienen algunos festivales de sumar los asistentes de cada uno de los días como si fueran personas distintas, más si cabe cuando precisamente en el Viña Rock no existe posibilidad de comprar entradas para un solo día, pero todo sea por el marketing que supone hinchar las cifras.

Afortunadamente el tiempo este año nos ha vuelto a respetar, calor por el día y frío por la noche, eso sí, pero es lo que tiene la primavera albacetense. Sin duda se agradece, no sólo porque el camping puede ser si no un auténtico infierno, también a la hora de disfrutar los conciertos, ya que al buen tiempo hay que unir la buena disposición de escenarios y la organización en lo que a gestión de tiempos y servicios como las barras. No puedo decir lo mismo en relación al sonido, si bien no era del todo malo, era bastante irregular, ya que por ejemplo a la derecha del escenario principal era sorprendentemente bajo, podías hablar y entenderte con un tono de voz normal sin impedimento de la música. Reseñar también la inclusión en el recinto de la primera feria del Grow bajo el nombre de Viña Grow 2014.

El aspecto más negativo que me gustaría destacar es el tema de los accesos, lentos a más no poder, si querías ver a un determinado grupo tenías que estar una media hora antes en la puerta, en ocasiones hasta más. Y sí, había mucha gente este Viña, pero no creo que más que en otras ediciones (se me vienen a la cabeza ahora 2006 y 2008, por ejemplo) y por entonces no se formaban esas avalanchas, que eran hasta peligrosas, con la gente agolpándose al llegar al último acceso. Ni que decir tiene que una vez dentro se te quitaban las ganas de salir, yo llegué a pensar que podía ser hasta una estrategia para potenciar el consumo dentro del recinto, porque si no, creo que se debería hacer algo para agilizar este tema. Los controles, eso sí, eran un poco menos exhaustivos que el año pasado, con un mayor respeto a las zonas más íntimas.

En cuanto a conciertos ya entran los gustos de cada uno, yo personalmente me quedo con el de Hamlet, los cuales siguen gozando de un momento espectacular en directo. También con la oportunidad que supone ver a grupos como los neoyorkinos Biohazard, y es que aquello de “arte nativo” pasó a mejor vida, aunque no sé yo la cabida que tendrán estas bandas en el futuro, ya que la asistencia fue realmente pobre, y es que parece que el público habitual del Viña sigue prefiriendo ver a los grupos de aquí y si son los de siempre pues más todavía. A destacar, sin embargo, el auge de bandas como La Raíz, era impresionante la muchedumbre que había viéndoles, hasta cedió una valla y todo. Y es que sin duda son uno de los grupos del momento.

Agradecer a la organización el gran trato dispensado en zona de prensa, además de la facilidad de accesos, la verdad es que así da gusto. Ha sido la primera vez que he podido ver el tinglado un poco más desde dentro y en ese sentido hay que felicitarles. Y bueno, el Viña es ese festival donde ves a muchos grupos que ya has visto muchas veces, en el que más de una vez te cansas del agobio que supone tanta gente, o del calor, o del frío, o de las raves, pero también el festival donde te reencuentras con tanta gente, un punto de reunión, una tradición, la verdad es que no sabría definirlo muy bien, pero sin duda tiene algo especial, yo ahora mismo tengo la sonrisilla tonta pensando lo bien que me lo he pasado y muchas ganas de volver el año que viene.

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