Muchas ganas tenía de hincar el diente al cartel que presentaba el RAF, teniendo en cuenta además, los cambios tan significativos que ha sufrido este festival, desde su anterior edición: cambios en el calendario, de marzo a septiembre; cambios en el nombre, de Rockafalles a RAF, e incluso, modificaciones sustanciales en el estilo de los grupos del cartel de una edición a otra… demasiadas maniobras arriesgadas.

Pero tras la celebración del festival y leer el comunicado de autocrítica que escribió la organización días después, sólo me queda felicitarlos y animarlos a seguir en tan ardua labor, como es celebrar un evento de estas características. Aunque, desde mi humilde opinión, destacaría que los grupos que tocaron en el segundo escenario, no gozaron de las condiciones técnicas adecuadas para ofrecer un concierto digno, a pesar del gran nivel de las mismas. Muchas de estas bandas, ya no solo este festival, sino en muchos otros, presentan mejores propuestas musicales en directo que otras que tienen el viento a favor. Por lo tanto, se debería cuidar por igual a todos los grupos, ya que muchos de los asistentes también fuimos a ver a bandas que no tocaban en el escenario principal.