Con su camisa de basurero, su chistera adornada con boas de plumas, su chaqueta de traje a rayas y sus pantalones morados, Kike Babas se ha venido convirtiendo en todo un personaje de nuestra escena estatal. Ojo, que ni sus curiosas pintas, ni su actitud de rock’n’roll animal sobre un escenario serían nada de no sustentarse en un repertorio noble y regio que bebe y vive la calle, que supura por igual grado toxicidad y ternura.