Barricada presenta en lo que fue la Cárcel de Mujeres de Las Ventas su nuevo disco, La tierra está sorda
Cuesta imaginar que en este solar donde hoy apenas hay unos bancos y árboles hubiese una cárcel. Que lo que hoy frecuentan chavales que se niegan a ir a clase, hace 70 años fuese un centro para unas 500 personas en donde llegaron a vivir hacinadas 4.000 mujeres. La prisión modelo, si es que eso es posible, que ideó Victoria Kent en 1931 para dignificar la condición de las mujeres, se fue al garete en el 39 con la consolidación de los franquistas. Pero, aunque la historia, ya se sabe, la escriben los vencedores, el legado de los vencidos permanece vivo gracias a trabajos como La tierra está sorda, el nuevo disco de Barricada, que el grupo ha presentado hoy en Madrid, en lo que un día fue la Cárcel de Mujeres de Las Ventas.
Decir que un disco de los de La Txantrea es especial no es más que una redundancia. Quizás también lo sea decir que esta vez han ido más allá. El Drogas se ha sumergido en una ingente labor de documentación que los navarros han plasmado en un disco-libro que ha salido hoy a la venta. Lo podían haber presentado en cualquier sitio. Seguramente hubiese asistido mucha más gente –apenas había una veintena de personas, todas prácticamente de medios de comunicación, ente ellos Carlos Fonseca, periodista y autor de Las 13 rosas-. Pero a estas alturas Barricada poco tiene que demostrar. Vale más ser consecuente con lo que has hecho.
Se les notaba emocionados, especialmente El Drogas, artífice de todo el proyecto. El que haya seguido un poco a Barricada sabe que no es nada nuevo que al señor Enrique le guste hablar. Hoy, su risa nerviosa, esa que quizás esconde timidez, transmitía sinceridad, nada de chistes. Ha explicado por qué estaban ahí, sentados en un banco de una calle perdida de un barrio de Madrid alejado de toda la marabunta comercial, de oficinas, de auditorios, de centros comerciales. Como si se tratase de un profesor, antes del acústico que tenían preparado, el Drogas ha ido desgranando la historia de la cárcel y lo que suponía para el grupo presentar el disco ahí.
Después, las canciones. Sólo tres. Un buen sabor de boca y a la vez esa sensación de “quiero más” que pocos como ellos consiguen inyectar. Dos de los temas estaban dedicados a las mujeres que malvivieron hacinadas en la prisión. Uno de ellos, el homenaje a Matilde Landa, con un estribillo pegadizo para el directo. Por último, el single del disco, Para la libertad, que en acústico suena incluso mejor. Hoy no eran necesarios micros, amplis ni nada que pudiese hacer que aquello sonara mejor. No se trataba de un concierto, sino un homenaje. El que, a pleno pulmón, Barricada ha empezado a rendir a los vencidos. Nunca olvidados. La tierra empieza a escuchar.
Texto: Chivo
Fotos: Chin
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Enviado por Chinvo - Manerasdevivir.com el 03.11.09