Ya con la noche a punto de caer aparecen en el escenario Matarile El Último Ke Zierre. Desde la primera canción nos pega un
subidón incontrolable que hace que nuestro cuerpo empiece a moverse casi por inercia. Sus sonido directo y contundente hace al
público acercase en masa hacia las primeras posiciones comenzando entonces un movimiento acompasado de manos en alto y
se percibe una extraña sensación, como si dijesen: "joder, estos tios mira que hacen buen directo".
Mientras transcurre el concieto de apenas una hora por motivos de programación, te vas dando cuenta de que es un grupo con "himnos".
Quiero decir, de repente tocan esa canción que has escuchado montones de veces y nunca habías caido en la cuenta de que
se trataba de El Último Ke Zierre. Un grupo que con su actitud (especialmente la de su cantante que no para de moverse, con una buena
puesta en escena) crea afición en sus directos. Y letras con mensaje. ¿Qué más se puede pedir de un concierto de rock?
Texto: Jul. Fotos: Lucía de Andrés.