El tiempo, Señorías…

Para Rosendo, por Antonio Yeska

Cuentan que el germen de los Rolling Stones se produjo en un vagón de tren, cuando Keith Richards le preguntó a Mick Jagger por el LP de Chuck Berry que portaba bajo el brazo. El germen de Yeska no fue muy distinto de aquel, solo tienes que cambiar el tren por el patio de un colegio y el “One dozen berrys” de Chuck por el directo de Rosendo.

Decidimos llamarnos Yeska porque habíamos leído en una biografía que ese era el nombre de su primer grupo y porque estaba formado por compañeros del colegio. A diferencia de otras bandas, nosotros no le dimos demasiadas vueltas a lo del nombre, estaba bastante claro…

Todo eso debió de pasar un poco después de pillar en cinta lo primero que tuve de él. En la portada salía su careto en color azul bajo unas letras en las que se leía “Canciones para normales y mero dementes”. No esperé a llegar a casa para escucharlo, arranqué el plástico y lo metí en el casete del coche de mis padres, la primera canción era La Fauna y sonaba como un tiro, el resto de canciones son imprescindibles de principio a fin.

Cuando te das cuenta de que te mola este rollo, y tienes 14 años, sientes la necesidad de identificarte, de mostrarlo de alguna manera para sentirte diferente. Yo no encontré mejor manera que pillar una sudadera con su firma estampada. Me costó un buen resfriado lucirla sin nada encima porque como dijo Lou Reed: “Rock stars don't dress for the weather”.

Estuvimos meses esperando a que llegara aquel concierto en el que lo íbamos a ver por primera vez, era en la Roda y era verano, al aire libre. Por la tarde me entró una fiebre que estuvo a punto de dejarme en tierra, pero eso no era motivo suficiente para no ir a verlo, así que nos plantamos allí y todos mis males desaparecieron con las primeras caricias a aquella Stratocaster.

“Esa actitud totalmente opuesta a lo que es una estrella del Rock and Roll”

Y es que de Rosendo lo aprendimos todo: ese tipo de letras que no entendíamos y de las que sacábamos frases de contexto para hacerlas nuestras, esa actitud totalmente opuesta a lo que es una estrella del Rock and Roll, esa defensa de sus nuevas canciones con cabida en un repertorio que podría estar repleto de clásicos, esa sensatez al hablar y esa sencillez de tío normal que sabe lo que es esa calle que lo mantiene alejado de la burbuja… Son tantas cosas que no podemos evitar sentirnos un poco huérfanos ahora que ha decidido retirarse de los escenarios, aun comprendiendo que lo haga para dedicarse a las cosas que le preocupan o divierten.

Nunca hemos compartido escenario con él, la única vez que lo íbamos a hacer se canceló porque no paró de llover en toda la tarde; lo mismo nos pasó con Marea y a punto estuvo de cancelarse nuestra actuación en el Viña Rock por el mismo motivo. Nacimos en una tierra seca, poco acostumbrada al agua, y Rosendo nos dio un soplo de aire fresco.

Tuvimos la oportunidad de regalarle una chapita con el logo de Yeska en aquella reunión de Leño, ¿Qué menos? Deberíamos de haberle regalado algo más significativo pero la previsión, como ya veis, nunca ha sido nuestro punto fuerte…

Nosotros, desde aquí, lo único que podemos hacer es darle las gracias por tanto, llevar sus enseñanzas con la mayor dignidad posible y brindar una última vez en una de esas barras de chapa mientras él nos da una nueva lección desde el escenario. Además, hoy es el día del padre y ¡Qué coño! ¿Acaso no es Rosendo el padre de todo esto? ¡Felicidades!

Para Rosendo, por Antonio Yeska