Un oso panda dinamitando los cuartos traseros de un puerco (muy bravo), formaba el cartel con el que desde finales del pasado año nos venían anunciando este concierto. Ambas mascotas, ilustradas genialmente por Joel Abad, se juntaban así a modo de seña de identidad de estas dos desvergonzadas bandas.

Foto: Paloma Novo

El nombre de Porco Bravo ya venía sonando fuerte para mi desde hacía meses. Muchos de mis colegas de gremio me recomendaban que los escuchara y me hablaban sobre una puesta en escena cuanto menos peculiar. Con estas credenciales y habiéndoles pegado ya varias escuchas, llegó el día de verlos en directo. Sobre las ocho y media de la tarde se abría la veda y la piara de barakaldo salía a escena dispuesta a dar uno de sus ya célebres espectáculos. Comienzan con "Mírame" y "Lascivia", con las que queda patente ese rock descarado y auténtico, de estribillos cortos y directos que se repiten una y otra vez hasta que te ves obligado a cantarlos y que se apoyan siempre en afilados guitarreos. Esto es Rock and Roll, señores. Tocan también "Mienten" y "No Se", pero es al acabar "Corre" cuando Manu, descamisado, coge un periódico y se lo grapa al pecho para después prenderle fuego puño en alto, en lo que por lo visto es ya una especie de ritual en la performance de la banda. Me quedo a cuadros. En "Nunca Pasa Nada" Asier nos dedica un solo memorable y en "Donante", Manu se tira al público con una bengala encendida en el mismísimo culo mientras proclama Donante, donante de cerebro. Sobran los comentarios. Con la canción titulada "Lemmy" dejan más clara aún esa influencia que bebe del rock sucio y canalla de Mötorhead, mientras que el show va llegando a su fin. Sin perder nunca el aire festivo, se encuentra también un momento en el que la banda recuerda a su recientemente fallecido guitarrista Pulpo al que dedican este concierto y todos los que vendrán, y con "Eléctrica Actitud" y el grito porcino "GROOOOOO" acaba aquella locura de rock and roll, periódicos en llamas y bengalas. Son las nueve y veinticinco y hemos sobrevivido al concierto de Porco Bravo. No estamos del todo seguros de que vaya a suceder lo mismo con el de Lendakaris Muertos.

Con una sala abarrotada que hace gala del sold out colgado de la puerta y los ánimos bien encendidos, sale el cuarto de Iruña. Son las diez menos cuarto de la noche y ya han comenzado con la primera batería de temas. Abren con “Troncos, Aceros, Maderos” de su último trabajo “Cicatriz en la Matrix” y continúan con “Último Txakurra”, “Cerveza Sin Alcohol” y “Pasao De Rosca” en la que nos desgañitamos cantando “Me aburro, ¿Queda Speed?”. Un inicio potente, como acostumbran, de esos que no te dejan tiempo ni para respirar. Continúan con “Estamos En Esto Por Las Drogas” y “Cómeme La Franja de Gaza” ambas de su antepenúltimo álbum “Crucificados Por El Antisistema”, tras las cuales Joxemi suelta su ya célebre “A gusto, a gusto”.

Foto: Paloma Novo

A gusto o no, lo cierto es que el concierto se precipitaba a una velocidad de vértigo. Una pila de ácidos temas de punk se sucedían sin a penas pausa entre ellos, y nosotros en el foso pogueando hasta desfallecer. Los había que se abrían paso desde el centro de la pista con la zapatilla en la mano, empapados en sudor y la mirada algo perdida; con “Detector de Gilipolleces” se forma un mosh pit de los que empiezan a ser memorables y en “Héroes” Aitor se tira al público (ya estaba tardando). En uno de los escasos parones entre canción y canción nos recuerdan las otras ocasiones en las que han visitado la capital, desde aquel fin de gira en Gruta 77 en 2013 hasta la presentación de “Cicatriz En La Matrix” el año pasado en La Penélope, en la que también agotaron entradas. El haber estado en aquellos dos conciertos me hace agradecer enormemente el que cada vez se celebren en salas más grandes, por aquello del espacio vital. Aun así estamos asfixiaos; pero es lo que toca, sabíamos a lo que veníamos ¿O no?. Comienza a sonar una intro discotequera y hay quien se arranca con el “ETA Si, ETA No”, pero en realidad se trata de la genial “Húngara Chúngara”. Sin duda uno de los temas más efectistas del último disco y con el que disfrutamos como enanos, todo sea dicho. Poco después llega ese esperado y romántico momento, el beso gaztetxero, para el cuál Aitor no necesita ni elegir a alguien de entre el público pues un chaval de cuidada cresta ya se ha subido al escenario antes de dar tiempo siquiera a pedir un voluntario. Un beso de película.

Tras la aguda “Y Sin Embargo, Te Quiero”, ¿A que no lo adivinas? otra de drogas, es “Drogopropulsado”. Con la divertida “Nunca Más Volverás…”, “Arnaldo Schwarzenegger” y el brillante combo “Urrusolo Sistiaga I” y “Urrusolo Sistiaga II”, donde Aitor baja al foso para que todos cantemos lo que ya empieza a ser otro himno…Esto no va para nada de política, esto no va de apología del terror…Se han ventilado prácticamente el “Cicatriz En La Matrix”, un disco de punk a medida que no tiene desperdicio de inicio a fin y con el que nos vamos acercando al final. Para terminar no pueden faltar “Centro Comercial”, “Veteranos de la Kale Borroca” y por su puesto, “ETA, Deja alguna Discoteca” más “Oso Panda”, en la que proliferan osos pandas de entre el público e incluso del escenario.

Son las las once y diez y Aitor ya se está poniendo su bata a lo Hugh Hefner de final de los conciertos. Los que ahora pululamos por allí algo aturdidos y sin rumbo fijo, ya podemos contar a nuestros nietos que un día 31 de marzo de 2017 fuimos capaces de sobrevivir a un concierto de Lendakaris Muertos y Poco Bravo juntos.

Brutal.

Salud y Rock and Roll

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