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Festival Gasteiz Calling 2017

10 y 11 de noviembre en el Iraider Arena de Vitoria-Gasteiz

Texto de Vitxo y Micky Paiano. Fotos de Micky Paiano

Después de pasar unos meses esperando a que llegase el evento punk musical nacional por antonomasia por fín llegó el día. Cuando llegamos ya nos comentaron por encima como estaba transcurriendo el evento, y nos confirmaron lo que para nuestra desgracia ya presentiamos, el pistoletazo de salida del festival había sido más bien un cañonazo de salida a cargo de los punks bilbainos Radiocrimen. Txarli Usher y su hueste descerrajaron temas de sus tres discos dejando el escenario bastante caliente. De Booze & Glory y Snuff desgraciadamente no tengo referencias pero si de Parabellum y The Briefs, dos de las bandas que me hubiese gustado ver. Ninguna pega a estos dos veteranos grupos a pesar del sonido que caracterizó los conciertos del viernes.

festival Gasteiz Calling

La extrema puntualidad de los conciertos y la impecable organización del festival facilitó el disfrute de todxs lxs asistentes, y ello me permitió apretarle las tuercas a mi viejo carromato para pasar por taquilla, pasar los controles pertinentes y llegar en medio de la actuación de los ingleses Discharge. A pesar de no ser un fiel seguidor del d-beat tenía curiosisdad por ver a esta banda que ha marcado a generaciones enteras de punks de todo el mundo, no solo por su sonido, ya que ha variado mucho desde sus inicios en 1977, pasando por el punk más clásico, sonidos más propios del UK’82 e incluso tonteando con el mundo del metal a partir de 1986 (“Grave New World”), sino por su actitud y el contenido antibelicista de sus letras, lo que ha propiciado que en muchas ocasiones la banda comparta músicos con grupos como Varukers y Broken Bones, con la que comparte vocalista actualmente. He de decir que me llevé una grata sorpresa ya que comprobé que su sonido actual no conserva ningún resto metálico, tampoco lucen esa estética punk en perpetuo luto que les caracterizó, pero por lo que si se esforzó el enérgico crestudo JJ Naiak fue por retrotraernos a los Discharge primigenios y su “micrófono-volador” haciéndolo girar por encima de su cabeza una y mil veces. Su d-beat salvaje hizo que las crestas de colores y las tachuelas chocaran en el pit una y otra vez.

Aproveché a los suecos Satanic Surfers y su punk melódico para darme una vuelta por el recinto, saludar a muchas de las amistades que si no fuese por este tipo de conciertos vería con menos frecuencia, sumergirme en el pecaminoso mundo de los vinilos y puestos de merchandising e informarme de las opciones de comida que se ofrecían en esta edición, agradeciendo que habilitasen un “vegan food track” que ofrecía hamburguesas, samosas y croquetas, a precio de festival eso sí.

festival Gasteiz Calling

Por “culpa” de la gran oferta musical que se concentraba en los pasillos del Iradier Arena y de los miles de millones de conocidxs, sin exagerar, que pululaban por ellos casi me pierdo el bolazo que se marcaron los pandilleros de Nueva York, que tuve que contemplar desde la grada. Sick Of It All empezaron como acabaron, caña desde el minuto 1 al 55. Tienen todos los elementos que una buena banda de hard core a la vieja usanza puede tener, canciones directas y contundentes, una voz agresiva y con carisma marcando los tiempos, una base rítmica demoledora y un guitarrista enérgico que no paró de saltar, correr e incluso bailar en la escasa hora que duró la actuación. Un buen sabor de boca que se vió amargado ligeramente por la siguiente actuación.

Me coloqué en las primeras filas esperando la aparición de uno de los grupos que más ganas tenía de ver en esta edición, sintiendo y agradeciendo por primera vez los calefactores que había encendido la organización para ese frío viernes vitoriano. Salieron a escena unos Buzzcocks irreconocibles, solamente su guitarrista dejaba vislumbrar los restos de un grupo que hace 40 años hacía un punk fresco y descarado, pero que ahora estaban muy lejos de todo aquello. Una tras otra fueron cayendo canciones como “What do I get”, “I don’t mind” y “Ever fallen in love”, que por aquellos años de 1977 y 1978 marcaron un estilo propio pero que por el mal sonido y las limitaciones actuales de Pete Shelley a la voz casi ni se reconocían. Con cada desafine en la voz me iba entrando más hambre así que pronto preferí disfrutar de una hamburguesa de remolacha y terminar de “ver” el concierto desde la grada.

Para cuando les tocó el turno a los 4 de Hersham la moral de la tropa estaba un poco baja ya que las dos últimas veces que Sham 69 había visitado tierras vascas (2007 y 2012), sin el polémico Jimmy Pursey, no habían sido conciertos memorables precisamente. Nada más lejos de la realidad… en esta ocasión un enérgico Pursey y los suyos demostraron porque en los tiempos de la explosión punk en Inglaterra se hicieron un hueco en la escena, y ejecutaron con eficacia himnos como “Borstal breakout”, “tell us the truth”, “questions and answers” o “If the kids are united”. Se ganaron a un público totalmente entregado y predispuesto al pogo a pesar de las continuas faltas de respeto de Jimmy Pursey, que no dudó en sacar los dedos al público en repetidas ocasiones y llamarnos “cunts” y “gypsies”. Menos mal que proclaman la unidad de “los chicos”.

La segunda jornada del Gasteiz Calling empezaba con los catalanes Crim, a los que me perdí debido a la saturación de los pocos restaurantes con opción vegetariana/vegana de la ciudad, pero que me consta que defendieron su repertorio street-punk con uñas y dientes. Llegué recien empezado el ataque sonoro de One Way System, y pude comprobar que el sonido del sábado no iba a tener nada que ver con el del día anterior, y así aguantó hasta el final. El punk UK’82 brotaba por todas las esquinas del escenario, con un orco de cresta verde (Dunk Rock), que lleva con ellos desde 2011, vociferando a diestro y siniestro temas recientes como el “Masks of society” y otros como “Jerusalem”, “Stub the judge” o “Give us a future”, que les hicieron ser una de las bandas más potentes de aquella hornada y ganarse unos surcos en el Punk and Disorderly III.

Tras los ingleses era el turno de los vitorianos Quemando Ruedas, que a pesar de contar con un solo disco, editado en 1990, tenían a una buena parte del público esperándoles. Las caras conocidas de varios miembros del grupo (Dieguillo Cicatriz, Javi Ratzinger…) y su buen hacer hicieron que a pesar de tener algún problemilla inicial en el micro la gente allí reunida disfrutase a base de bien desde la primera canción (“Destruye la máquina”) hasta la última (“Mi navaja”) pasando por su himno “Qué jodida es esta vida” entre otras.

festival Gasteiz Calling

Sin tiempo apenas para descansar salieron lxs suecxs The Baboon Show, sin duda el plato fuerte del festival, y que traían su último trabajo bajo el brazo. Esta banda, descubierta hace pocos años por estas tierras a pesar de tener 8 discos en su haber, hizo despegar al personal desde el primer acorde dando una lección de actitud y punk rock en el escenario, aunque también tuvo tiempo para hacernos saber que estaban al tanto de la situación política de Cataluña y el País Vasco. Cecilia no paro de saltar, bailar e incluso volar sobre la gente al ritmo de trallazos como “Me, myself and I”, “You got a problem without knowing it”, “Playing with fire” o “It’s a sin”, lo que acentuó el climax popular.

Una vez acabaron lxs suecxs pisaron el escenario Municipal Waste, banda trashera fundada en Virginia a comienzos del siglo XXI y con una discografía bastante extensa. Estos melenudos, a pesar de tenernos acostumbradxs a videoclips de cachondeo y patinetes voladores, ejecutaron un repertorio rápido, sólido y contundente que hizo las delicias del personal más metalero.

A continuación Youth of Today, una de las bandas más esperadas, no solo porque hacía unos 6 años que no pisaban la península sino por ser uno de los grupos precursores del movimiento straight edge y uno de los máximos exponentes del hard core ochentero. Ray Cappo y su cuarteto de Connecticut salió enfundado en su ropa deportiva, como mandan los cánones del “hard core old school”, y descerrajaron proyectiles como “Break down the walls”, “Can’t close my eyes”, “Expectations” o “No more” azuzando a lxs karatecas del pit y lanzando proclamas por el respeto a la tierra y los animales, la unidad de los jóvenes y la resistencia ante las injusticias desde el escenario del foso, de donde apenas salió, mezclándose durante todo el concierto con la gente que no paraba de volar por los aires.

El testigo lo recogieron los californianos Thee RKaLiens (RKL sin el difunto cantante), que a pesar de haber estado en activo desde su formación en 1985 hasta 1994, de vez en cuando se juntan para darles una alegría a sus seguidores. En esta ocasión dieron un concierto memorable de hard core rápido y directo, destacando la constante exhibición del bajo que hacía que no pudiesemos despegar la mirada de su mastil y los al menos doce dedos que lo recorrían.

festival Gasteiz Calling

Pero todavía quedaba Madball y su hard core apisonador, pesado y metálico para completar la descarga de sonidos duros. Desde la grada se pudo comprobar como los “hermanos pequeños” de Agnostic Front consiguieron mantener el pit en ebullición y dejar satisfechxs a todxs lxs pandillerxs que se acercaron hasta allí a verles.

Cambiando completamente de sonido fue el turno de los norirlandeses Stiff Little Fingers, y sinceramente… mi debilidad. Jake Burns y sus compinches celebraban sus 40 años de trayectoria desde que en 1977 escogiesen como nombre una canción de The Vibrators y empezasen a hacer un punk fresco, sensible y directo a la vez, tal vez fruto del aire que se respira por aquellas tierras. Nos acariciaron los oidos con temas como “Barbed wire love”, “Gotta getaway”, “Tin soldiers” o “Nobody’s heroes” y nos hicieron arder como material inflamable con himnos como “Suspect device” o “Alternative Ulster”. Nos dejaron con la sornisa en la boca y totalmente empapadxs.

Habría sido un buen colofón si no llega a ser porque cerraban el cartel Perkele. Dejando la polémica sobre sus tendencias políticas o la falta de ellas a un lado, el trío sueco consiguió que bajase la temperatura unos cuantos grados, canciones que en un disco pueden parecer resultonas en directo pierden mucho gracias a su falta de actitud, pasión y movimiento en el escenario. Su oi! predecible y a veces metalero contentó a sus incondicionales pero al resto nos dejó preparadxs para meternos en el sobre.

Otra edición más que pudimos disfrutar de muy buenas bandas, muy buen ambiente y una muy buena organización que cada vez cuida más detalles haciendo que la estancia de varios días durante bastantes horas en un evento así se haga más agradable, a pesar de que el agua del recinto se cobre a precio de oro. El próximo año repetiremos, esperemos que ellxs también.

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