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Envidia Kotxina. Concierto de despedida en Madrid

4 de febrero de 2017. Sala Penélope

Texto de Maribel Caballero. Fotos de Paloma Novo

Tarde triste, gris y fría la de aquel señalado sábado 4 de febrero en Madrid, cuna de Envidia Kotxina. Con todas las entradas vendidas desde hacía meses para tan importante fecha, a los incondicionales del grupo se nos hacía un poco cuesta arriba acercarnos al que iba a ser el último concierto del grupo. Aunque la banda ha anunciado un parón indefinido y no cierran puertas a retomar el proyecto en un futuro, a estas noticias siempre las rodea un ambiente un tanto melancólico.

Una vez dentro de la sala y cogiendo la posición estratégica ideal para no morir en el intento (una ya tiene una edad en la que resulta temeraria la primera fila… e incluso la segunda), pude disfrutar de uno de los mejores conciertos kotxinos que el grupo ha dado en su vida. En cuanto comenzó a sonar la intro que daba comienzo al show, la multitud se unió al unísono a corear y bailar cada uno de los temas. Fueron más de cuarenta los que sonaron en esta ocasión, repasando sus 23 años de carrera musical, sus 7 discos de estudio y casi 3 horas de increíble directo.

El primer trallazo con el que eligieron abrir tan memorable ocasión fue Daños colaterales. Mis errores me han hecho como soy, arrepentirse es de cobardes […] sólo envidio a aquel que sabe vivir rápido y morir de viejo, qué os voy a decir… que se me saltaban las lágrimas. La batería de Hugo nos presentaba, casi sin darnos respiro otro temazo como es Día tras día. Este enérgico comienzo únicamente tenía un significado: no nos iban a dar cuartelillo, si teníamos ganas de Envidia Kotxina estaban dispuestos a dárnoslo todo desde el escenario. Tened cuidado con lo que pienso, tened cuidado con lo que llevo por dentro […] día tras día defiendo la alegría, ni muerto daré mi vida por perdida. Uno de los mejores temas que formaban parte de su último disco conmemorativo de sus 20 años de existencia: Kontratiempos.

Se superaron en el repertorio, en el sonido y en la energía que desprendían sobre el escenario. Volvían a hacer historia. Sonaron los temas más representativos de su carrera, la gente les apoyó como nunca y además estuvieron rodeados de antiguos miembros de la banda y amigos que tampoco quisieron perderse esta impresionante actuación.


Foto: Paloma Novo

El primero en aparecer sobre el escenario fue Oscar Méndez Lobo, el Indio, que cogió su guitarra para tocar en la mítica La vida no me da la cara. Hay que recordar que el conocido artista y amigo de la banda se ha venido encargando del diseño artístico de las portadas de los 3 últimos trabajos del grupo: Difícil ser humano, Cuando las bocas comen silencio y el mencionado Kontratiempos.

Destacaría también la voz de Ziku, que sonó como nunca en la mejor balada punkarra de la historia: Mala Patada, o en la descarnada El kuento del afilador. Logró ponerme los pelos como escarpias.

Javi Cano, un hermano y un amigo, como lo presentó el Abuelo cuando subió a escena fue el encargado de coger el testigo de la guitarra en Somos.

Uno de los primeros miembros de la banda retomó las baquetas para aporrear la batería de Hugo y recordar viejos tiempos al son de Kuerpos Sanos, Mentes Enfermas, histórico tema que daba título a la primera maqueta del grupo allá por 1997.


Foto: Paloma Novo

La siguiente canción pudimos oírla con la formación en sus años mozos con Jesús Marmota a la batería y Emilio Jintxo al bajo, corrían aquellos maravillosos años de En Boka zerrada..., por el año 2000. Otro momentazo para la posteridad.

Fueron intercalándose los componentes actuales y los antiguos en los dos siguientes temas Miseria Maldita, con Jintxo al bajo y para reforzar los coros subió El Niño de Matando Gratix ; y Por lo visto con Marmota a la batería.

Logramos alcanzar el clímax colectivo con la canción de amor Por ké??. A pesar de su calmado comienzo fue de las que sonaron más rápidas de la noche y de las más gozadas entre el público.

A ras del suelo contó con las colaboraciones de Alberto Pla de Boikot, artífice de algunos de los vidoclips del grupo y Raquel (Yo no las conozco).


Foto: Paloma Novo

Ángel Abuelo dedicó Jodido Cuarentón a todos los kotxinos y kotxinas que, incondicionalmente, les han apoyado durante tanto tiempo y logró una gran ovación en la sala…hasta de los cuarentones (que éramos unos pocos por allí rondando, pese a ser una especie en extinción en esto de los conciertos punkis).


Foto: Paloma Novo

El ska resonó con fuerza con Un madero, mil lapiceros y el testigo de la batería lo recogió Fary, dejando que Hugo disfrutara de lo lindo del micro y marcándose un espectacular lanzamiento al público, surfeando por las cabezas de buena parte de la sala.

Maldita mi suerte contó con otra ilustre colaboración, la de David Carabias (Faber Pugna), con imponentes pogos en el foso que no dejaban parar a nadie en cada tema que iba sonando.

La versión de King Putreak Polka Miseria, con la inestimable colaboración del gran Kike Babas a la voz y del magnífico Bruno Peinado a la guitarra, fue otro de los momentos estelares de la noche. Aportaron el toque más glamouroso, divertido y vistoso del espectáculo. Al finalizar el tema y haciendo gala de una gran pasión, Kike, cual juglar del siglo XXI, nos recitó, leyendo de un pergamino, unos poéticos versos que definieron a la perfección la esencia de Envidia Kotxina.


Foto: Paloma Novo

Nos dieron un respiro para volver con otra gran sorpresa. De un modo más íntimo y en formato acústico, se rodearon en el escenario de multitud de amigos que aportaron su granito de arena al sonido especialmente intenso que les dieron a los famosos temas Akaba ya o Por imposición. Una desconocida para muchos Besos de metadona, obra de Gipsy Pour Jazz, grupo encargado de ayudarles con el formato acústico de los temas que incluyeron en Kontratiempos y con los que han colaborado en varias ocasiones. Curioso el sonido del acordeón, violín o la percusión en temas históricos de Envidia Kotxina. Por allí pudimos ver a rostros conocidos como la vocalista de La Madre Cris ayudando con las voces o a Juantxo de la Calle, entre otros. Sonaron también de esta guisa las bucólicas No se lo cuentes a nadie y parte de Pa ke koño vale una lombriz. Incluso pudimos disfrutar en este formato de una gran versión del famoso Deja que esto no acabe nunca de Barricada.


Foto: Paloma Novo

Tras tanta emoción hicieron un parón para recomponerse y ahora sí, dar paso a la recta final del espectáculo. Volvieron los pogos con La Raba y ya no pararon hasta finalizar el concierto. Se venden guerras fue otra de las mejores de la noche y abrió la veda para que empezaran a aparecer las colaboraciones espontáneas del público que asaltaba el escenario.

Con y contra quién, Historias en Blanco y Negro, con su famosísima intro de José Antonio Labordeta incluida o El País de Alicia no podían faltar en esta ocasión. Tan deskiziaos tenían al público que hasta el micro de Txafas fue adornado en el tema homónimo con un bonito tanga rojo que esperamos que estuviera sin usar o al menos desinfectado, que el atrezzo quedó muy bien... ¡pero ante todo la seguridad del músico!.


Foto: Paloma Novo

Para Malos Pensamientos además de los espontáneos fans a la voz contaron con la inestimable colaboración de Oskar, vocalista de Debruces.

Con Mis pesadillas prácticamente fue el público el que llevó la voz cantante del tema. Y buenas hostias se repartieron en esta recta final en el centro de la pista A falta de Paz.

Unas palabras en recuerdo del incondicional Cristóbal de Bola 9 que no pudo estar presente por un grave incidente familiar nos metían ya en los dos temas últimos Alimañas y Lady Di, Dady ño, con el escenario repleto de gente y con la emoción rondando toda la sala coreando todos juntos aquello de Somos Envidia Kotxina y nunca vamos a morir.

Cerraban más de veinte años de historia por todo lo alto, con un concierto mítico que bien hubiera podido haber sido gravado para la posteridad. Si regresan (crucemos los dedos) van a tener que esforzarse a fondo porque superar este espectáculo no va a ser tarea fácil. Han dejado la banda en lo más alto.


Foto: Paloma Novo

De momento nos quedamos con la esperanza del regreso, con la ilusión de verles cumplir 30 años juntos sobre los escenarios. Con el agradecimiento por su música, por ser como son, no sólo como músicos, sino como personas. Porque no es demasiado frecuente reunir a tantos amigos y colegas que no quisieron perderse una cita tan importante como fue esta. Me viene a la cabeza Joaquín Arellano El Niño (Universa), también colaborador en la banda durante un tiempo, que aunque no subió al escenario fue testigo ilustre del espectáculo, o Paje (Debruces), Juanako (Trashtucada), Luis y Sergio (No Konforme), la gente del Jimmy Jazz al completo y otros muchos que me dejo en el tintero y que lo disfrutaron también desde la pista. Tampoco quisiera olvidarme de todas aquellas almas que se quedaron en la puerta al no poder conseguir una entrada, fueron bastantes los que se acercaron desesperados a la taquilla en busca de una entrada de sobra. Creo que si hubieran sacado una segunda fecha hubieran reventado la taquilla también.


Foto: Paloma Novo

Por todo lo que significa Envidia Kotxina para mí, que escribo estas líneas, sólo puedo decir: gracias. Me imagino que muchos de los que leéis esto coincidiréis conmigo en que, a veces, un grupo no sólo son canciones, es algo más cuando se te cuela hasta las entrañas y te marca para siempre. Por todo esto y mucho más deseamos esta despedida no sea un hasta siempre, sino un hasta luego.

Texto de Maribel Caballero. Fotos de Paloma Novo

Despedida de Envidia Kotxina - Galería completa

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