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Hamlet (fin de gira) + Tenpel

Sala But (Madrid). 27 de diciembre de 2014. Texto de Verónica Diez. Fotos de Mikel Masa

Quedan escasos minutos para que comience el esperadísimo fin de gira de Hamlet y los tres chicos a mi izquierda están comentando el bolazo que se acababan de marcar Tenpel. Sin duda la mejor crítica que pudieron recibir sobre su actuación del sábado, 27 de diciembre del pasado 2014, no puede provenir de ningún medio sino de los que eligieron no apurar la hora de entrada y apoyarles abarrotando la pista en el poco tiempo que tenían para demostrar sus tablas. Diez años de andadura y tres discos en el mercado dieron lugar a un setlist compuesto por 8 trallazos, marcados por singulares y frescos guitarreos y voz versátil y característica. Una elección acertada para caldear el gélido aire que hubimos de soportar en las calles del barrio de Tribunal. Los aproximadamente 45 minutos dieron para escuchar un poco de cada disco pero centrado sobre todo en Ciclos. Las elegidas para la ocasión fueron Pasajeros, Meiyo, La verdadera historia, Monótona languidez, Manual de autoayuda, Kharma, Lobo doméstico y Pegaso, con tiempo para momentos emotivos para la familia y recuerdos de los inicios y locales de ensayo.

Y a las 21 horas, con puntualidad absoluta tal y como habían anunciado, la Sala But se inunda con sonidos de barrio neoyorquino: rap y sirenas de policía entremezcladas con las voces de los Bee Gees a ritmo de su archiconocido Stayin Alive. Los primeros se arrancan a bailar ya con la intro que empalma con el inconfundible inicio de Irracional. Aquello suena como un trueno y J. Molly toma posición sobre la plataforma central para taparse los ojos ante el llenazo de la sala. No fueron pocas las veces que dio «las gracias por lo flipante de no tener nada que presentar y que haya esta convocatoria en esta fecha tan especial».

«Hemos rescatado 3 ó 4 cosas para la fecha de Madrid». Todavía quedaban 20 temazos por delante y tras Egoísmo y Habitación 106 llegaron las primeras rescatadas desde el Sanatorio de muñecos con Ceremonia TV y Al lado, esta última especialmente bien acogida entre los gritos de los asistentes alentados por el propio Molly que, como siempre, no para quieto un segundo en el escenario. Espectáculo en estado puro.

Suena Tan simple como decir no y tras él, el habitual primer Wall of death en Muérdesela al grito de ¡Vamos, coño!. Después del muro nadie ha quedado indiferente y tanto la pista como los que están viendo el bolo desde el primer piso saltan enloquecidos hasta el final del tema.

Es momento de volver a dar las gracias, por la fiesta que está siendo y por supuesto por la acogida del crowdfunding. El agradecimiento es interrumpido por las voces que corean Hamlet y que el grupo devuelve con un aplauso antes de recordar que tendremos La ira entre las manos el próximo 3 de marzo. Obviamente era el momento de Vivo en él.

Empieza a hacer calor exagerado en el momento que casualmente Mr. Paco Sánchez da la entrada a Esperaré en el infierno. Casualidad o no, el calor y la locura se dispararon con una sencilla pregunta ¿Una más del Álbum negro?. Sobre el escenario, Luis Tárraga corre a compartir coros con Ken HC, ese que presentan como un amigo de toda la puta vida y un cabronazo y con un Álvaro Tenorio muy protagonista de la noche por los bajos que destacaron durante el concierto, a veces incluso enmascarando la voz. Bajo el escenario gargantas desatadas para Limítate y Antes y después, dos de los temas más coreados de la noche.

Hora de darle otro toque de atención al Amnesia con Déjà vu y para dar paso a un Come with me, Luis de Molly, subidos ambos en la plataforma divisando lo abarrotado de la sala con cara de atención. Mientras Luis sigue en la plataforma, Molly ha desaparecido del escenario. Es el momento en el que el guitarra de la banda, simulando ser Moisés separa la sala en dos bandos, apareciendo la voz de los madrileños en el medio del pasillo y desencadenando el segundo Wall of death con Lacabra. Entre aplausos y en volandas, vuelve al escenario para, sin dar un momento de respiro, señalando a Paco que aporrea la batería comience Dónde duermo hoy, otra de las rescatadas para la ocasión.

Uno de los momentos musicales especiales que termina en estallido llegó con Denuncio a Dios. Ese momento en el que los instrumentos van dejando de sonar, apenas se oye la base en la guitarra y J. Molly susurra en una sala que ha hecho completo silencio para reventar nuevamente entre carcajadas maliciosas.

«Os vamos a echar de menos, noches como estas son inolvidables» anunciaba que el final se acercaba, pero todavía nos quedaban Dementes cobardes, Tu medicina, Vivir es una ilusión en la que Luis se lanzó de espaldas al público para volar por la sala mientras J.Molly cantaba de rodillas, acabando finalmente por quitarse los auriculares y Un mundo en pausa.

El respiro era necesario, pero más necesario era que fuera breve, y así fue.

No pasaron más de unos minutos hasta que se empezaron a escuchar los primeros acordes de Imaginé, que a juzgar por las reacciones de muchos (la mía incluida) fue uno de los grandes aciertos de esa glacial noche que bien podría haberse dado en Syberia y no en Madrid.

El broche final lo puso Jodido facha, un tema que Molly acabó sin micro en un momento vocal soberbio.

La ira, recuerdan, «sale a la venta el 3 de marzo, pero hasta entonces vamos a estar haciendo el hijo de puta». Descanso merecido después una noche agotadora y difícil de olvidar.

Jugar en casa siempre es impresionante cuando en la alineación están los Hamlet y por ello, nunca defraudan.

Hamlet

Tenpel

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