El Rude Rock Train visto por El Toubab
Fui a Berlín en abril de este año con una guitarra, algunos discos y sin dinero en los bolsillos. Era un reto para mí, quería vivir del arte oral. Echarme al vacío y sentir esos miedos que uno siente al no tener nada. Una vez allí, escuche mi aliento de cerca como nunca antes había sentido. Una guitarra, dos manos y una voz fueron mi compañía. Sobreviví y volví con un bagaje brutal. A la vuelta, se lo conté a Juantxo Skalari. Más tarde, nacía Rude Rock Train.
La idea de viajar en tren por toda Europa me atrapo deprisa. Dije sí, sin pensarlo demasiado. Seis países en quince días. Francia, Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Alemania y Suiza. 7000 Km. Una gira soñada. Loca pero de sueño. Una vez en ruta, tuve momentos delicados en los que hubiera querido volver a casa. No os engañaré. La lluvia, el frío, la enfermedad, el hambre, la sequedad en mis labios y otros inconvenientes no fueron excusa para abandonar y seguí. Luche, y avance porqué la experiencia valía la pena. En este viaje volví a salir de casa sin blanca. Ese era el pacto. Iríamos sin dinero ni tarjeta de crédito. Teníamos que viajar como los viejos bluesman, con el cobijo, la comida y las monedas de quién nos acogiera a nuestro paso por su ciudad. Seriamos nómadas trovadores. Y eso fuimos. Tuvimos momentos de gloria tocando por locales y momentos duros actuando en la calle o el metro, también momentos mágicos en trenes, compartiendo canciones con músicos fortuitos. Muchas experiencias y cantidad de calor humano. Cuándo uno es libre el mundo es pequeño, me dijo alguien por ahí. Bien dicho. Pero si tuviera que resumir esta gira en una frase, lo haría con la que me dijo una señora en la cafetería de uno de los muchos trenes en los que pasamos miles de horas: El músico siempre tiene hambre y poca plata. Y así es. No sé si habrá más estaciones, sólo el tiempo tiene la respuesta y yo, sin duda, la experiencia.
Enviado por El Toubab el 08.11.12