Carlos Chaouen sobre Palestina: “Es increíble lo mal que hemos organizado el mundo”

Febrero de 2019. Un entrevista de Rubén Rozas

Veinte años en la música, o lo que es lo mismo: 7300 días. Es el tiempo que lleva creando canciones Carlos Chaouen y el nombre con el que el gaditano bautiza a su último disco recopilatorio. Se trata de un CD + 2DVD que recoge algunas de las canciones más significativas de su trayectoria, así como los directos del Teatro Calderón (2005), la Sala Joy Eslava (2009) y la Sala Penélope (2014), de Madrid. Acompañado de artistas como Ismael Serrano, Alfredo Fernández, Aurora Beltrán o Kutxi Romero, Carlos Chaouen asegura que no se le ocurre mejor manera para cerrar una etapa.

Esta entrevista es un viaje por la vida del cantautor y, sobre todo, por la música.

¿Qué es ser cantautor?

Para mi es todo aquel que canta lo que hace. Es verdad que la gente lo relaciona con un sonido, una impronta social... pero eso ha ido perdiendo peso.

¿Entonces cualquier músico es cantautor?

Cualquiera que interprete su propia creación.

Aunque ya tocabas antes, oficialmente empiezas en esto al terminar la carrera de Psicología. ¿Por qué eliges la música y no sigues con la Psicología?

Simplemente llegó la oportunidad, la oportunidad de hacer mi primer disco, en el 98, un año después de terminar la carrera. Entonces no pensaba que iba a vivir de esto. Mi idea, de hecho, era la de seguir el camino de la Psicología, pero la música ganó de manera natural. De todos modos, nunca he dejado del todo la Psicología, he estado currando en ello hasta hace nada.

¿Qué dificultades has encontrado al combinar los estudios y el trabajo con la música?

Siempre me lo he tomado como un hobbie, como una vía de escape. Así que no me atrevo a hablar de dificultades, porque me ha facilitado tanto las cosas a nivel profesional y personal... ¿Cuándo te percatas de que puedes vivir de ello?

En el segundo disco. A partir de ahí todo empezó a ser un poco más serio.

Pablo Sánchez (La Raíz) dijo en una entrevista a Toni Mejías (Los

Chikos del Maíz) para el diario Público: “La gente dice que no soy un buen músico, pero sí un buen creador de canciones”. ¿Qué opinas de esta afirmación?

Que ojalá me acercara a ser un buen creador de canciones. (risas)

Tú fusionas varios estilos (rock, flamenco...). ¿Crees que ahora se está recuperando esta tendencia de mezclar estilos aparentemente muy distintos?

Yo creo que nunca se ha perdido. Lo que pasa es que el plano comercial pone el foco en una cosa y nos hace pensar que las demás han desaparecido, pero no es así, sigue habiendo cosas muy interesantes que los medios no nos muestran, y en su día sí mostraban, pero siguen ahí.

La manera de consumir música también ha cambiado. Antes estabas esperando a que saliera un disco para escucharlo entero y ahora la gente va a la canción. O sea antes se consumían discos y ahora canciones.

Todo va más rápido, y yo creo que se pierde un poco la esencia, pero es más un problema social.

¿Qué influencias tenías tú cuando empezaste a tocar?

De pequeño flamenco y carnavales, en la adolescencia y pre adolescencia solo escuchaba heavy, después rock (Barón Rojo y Iron Maiden)

En cuanto a personas Antonio Toledo, Manolo García... y una influencia casi mitológica: Camarón de la Isla.

Tus conciertos apuestan por el acústico, los teatros... Es otra forma de percibir la música. No deja de sorprender en alguien que empezó escuchando rock y heavy.

Son lenguajes distintos. El acústico para mi tiene más verdad, hay una comunicación más intensa. Por supuesto, cada formato tiene sus cosas buenas, y el significado de las canciones te puede llegar igual. Yo me he emocionado en conciertos de los dos tipos. El objetivo de la música, sea como sea, deber ser ese, emocionar; luego ya eliges si emocionar a base de hostias o por la vía suave.

Has viajado a muchísimos lugares, pero entre todos ellos me ha llamado la atención uno: Palestina. ¿Qué sentiste?

Duro... (suspira). He ido tres veces separadas en el tiempo y aunque no soy un experto te hace ver muchas cosas. Vas con la imagen que los medios has creado en tu cabeza y vuelves con una más dura y real. Es increíble lo mal que hemos organizado el mundo.

Es una tragedia, para mi fue un impacto personal, no se me ocurre una forma de que se solucione porque la sociedad no está suficientemente concienciada, al poder no le interesa que se solucione... lo de siempre.

¿Con qué disco de tu carrera te quedas?

Te diría lo típico que se dice: “Con el próximo que saque”, pero realmente no lo se. Yo creo que para quien los hace es muy difícil elegir, todos forman un diálogo entre ellos. No podría quedarme con uno.

¿Qué nos cuentas de este último disco?

Es el resumen de veinte años de carrera; contenido que tenía guardado y que en su momento no consideraba que fuera a tener valor de manera independiente.

¿Por qué precisamente estos?

Sencillamente, son los que estaban grabados (risas).

¿Y por qué ahora recupera su valor?

Es una manera de celebrar los veinte años y, sobre todo, de cerrar una etapa y poder abrir la siguiente.

¿Cómo ha sido tu evolución a nivel lírico?

La verdad es que no soy muy dado a hacer estos ejercicios (risas). Antes estaba todo el día entre literatura, psicología y poesía y fruto de ello mis letras eran más metafóricas (a lo mejor demasiado) y menos directas. Ahora he abandonado un poquito eso, y yo creo que se nota.

¿Cuál es tu forma de ver la vida?

Esa es una pregunta que contestarían mejor las personas que tenemos alrededor. ¿No crees? (sonríe). Lo que puedo asegurar es que es más sencilla de lo que la hacemos; lo que nos molesta a cada uno suelen ser invento propios. Yo tengo demostrado que si tratas bien a la vida, ella te trata bien a ti.

Por último, ¿qué consejo darías a un escritor?

Que lea mucho, es imposible escribir bien sin leer. Y, sobre todo, que sea fiel a sí mismo.

Febrero de 2019. Un entrevista de Rubén Rozas

Web oficial de Carlos Chaouen