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Javier Menéndez Flores. Autor del libro: “Sabina. No amanece jamás”

23 de diciembre de 2016. Por Kike Turrón y Kike Babas

Javier es un escritor y periodista madrileño que nació el día de los enamorados del año 69. Además de su trabajo como creador literario (tiene dos novelas publicadas) está su labor como biógrafo, que va de Extremoduro a Lolita Flores o de Joaquín Sabina a Dani Martín. Estuvo por este, tu portal favorito de rock, con el libro que publicó sobre Extremoduro hace tres años. Esa entrevista que le hicimos fue una de las diez más leídas en 2013.

Su interés por la obra (y la persona) de Joaquín Sabina se ha materializado en este libro que ahora presenta, “Sabina. No amanece jamás”, y en otros dos anteriormente editados: “Perdonen la tristeza”, del año 2000, y “Sabina en carne viva. Yo también sé jugarme la boca” (2006), un affaire, con forma de trilogía, creado entre un artista y un biógrafo que tanto público como crítica han elogiado.

En el libro “Sabina. No amanece jamás”, Javier parte del repertorio que Joaquín Sabina ha editado en sus discos, cientos de letras son analizadas con rigurosidad, reparando constantemente en el lenguaje utilizado, las referencias biográficas, figuras literarias empleadas, tipos de métrica, todas las diversas alusiones que Sabina camufla en muchas de sus canciones y, yendo aún más allá, nos demuestra cómo el artista va creciendo y madurando y depurando su propio estilo con los años, haciendo de su profesión un oficio. No faltan las colaboraciones del entorno sabinero que, en este caso, huyen de los tópicos.

Hemos vuelto a citarnos con Javier Menéndez Flores para saber los pormenores de este nuevo volumen que se acaba de poner a la venta, un librazo editado a todo lujo que no solo hará felices a los incondicionales fans del cantautor de Úbeda, sino que arrojará mucha luz y conocimiento a los que se aproximan con más cautela a quién compuso aquello de “Pongamos que hablo de Madrid”.

Sabina. No amanece jamás
J. Menéndez Flores (Margarita Bañón) - Portada - Joaquín Sabina (Gloria Murt)

¿Es un encargo este libro o parte de ti la idea?

El editor Jordi Galli, con quien publiqué en el sello Grijalbo la biografía de Extremoduro, ‘De profundis’, me llamó para decirme que un editor de Barcelona, Leopoldo Blume, de la editorial Blume, estaba interesado en hacer un libro sobre Sabina. Yo, tras la biografía ‘Perdonen la tristeza’ y el libro de conversaciones ‘En carne viva’, llevaba años dándole vueltas a la posibilidad de escribir un tercer libro sobre Sabina. Puesto que aunque esos dos volúmenes cumplieron de sobra, cada uno en su momento, su cometido, que era explicar a Sabina, con el tiempo entendí que el personaje, tan poderoso, había conseguido estrangular al magnífico escritor de canciones. Y eso es lo que quise subsanar. Es decir, reivindicar al que es, a mi modo de ver, uno de los tres o cuatro mejores escritores de canciones en lengua española. En resumen, y respondiendo a tu pregunta, que se juntaron el hambre de un editor con mis ganas de comer, y de ahí este ‘Sabina. No amanece jamás’.

Para hacer esta autopsia a las letras de Sabina, ¿cuánto tiempo aproximadamente has dedicado?

Un año y media vida. Tal cual.

¿Cuándo escuchaste a Sabina por primera vez? (alguna de sus canciones… en casa de tus padres, en la radio… no sé).

La primera vez no lo sé, porque entonces no reparé, no me llegó. Nunca se me olvidará, en cambio, la primera vez que, al escucharlo, me dije: “Joder, pero esto qué es…”. Verano de 1994: iba en el coche, estaba en mitad de un atasco, en Madrid, un infierno, y en la radio sonó de pronto ‘Esta boca es mía’: “Más vale que no tengas que elegir / entre el olvido y la memoria, / entre la nieve y el sudor…”. Fue a partir de ahí cuando nació mi interés por él.

Para el libro “En carne viva” trabajaste junto a Sabina, ¿fue codo con codo?

Y tan codo con codo. Nos encerramos una semana larga en un hotel, él a base de whisky y yo de cerveza, y de aquel disparatado encuentro salió el libro. Yo me ocupé del cien por cien de la escritura, pero para ello tuve que tirarle muy bien de la lengua durante aquellos días. Una de las experiencias más locas y a la vez enriquecedoras de toda mi vida.

¿Cómo has escogido a los colaboradores que aportan su relación con Joaquín?

Buscaba gente que no formara parte de su círculo habitual, que aportara una visión nueva, distinta. Artistas como Vicente Amigo y Estrella Morente; escritores como Ángel Antonio Herrera y Joaquín M. Barrero; deportistas como Iker Casillas y Diego Simeone. Gente conocida y amante de su obra, y el resultado fue justo lo que esperaba obtener.

De todos es sabido que Sabina es un tipo muy culto e ilustrado, un tipo que ha vivido la cultura en primera línea de fuego… cuando uno tiene a un peso pesado así entre sus manos, ¿mide muchísimo más cada palabra que escribe?

Yo siempre mido cada palabra que escribo. Pero si además tienes enfrente a un maestro del lenguaje, es lógico que eleves cuanto te sea posible tu propio listón y te exijas más que nunca.

Si tuvieses que rescatar cuatro canciones del repertorio de Sabina… ¿Cuáles serían?

¿Cuatro? Es un número raro... ‘Juegos de azar’, ‘El rocanrol de los idiotas’, ‘La canción más hermosa del mundo’ y ‘Seis tequilas’. Pero si me lo preguntaras mañana, te diría, seguro, otras cuatro. Esa es una de las cosas buenas que tiene Sabina: hay mucho donde elegir, algo que no se puede decir de bastantes de sus colegas.

Tú eres madrileño, ¿es Sabina el cantante que mejor ha escrito sobre Madrid?

Sí. Rotundamente. Los tres grandes cronistas de Madrid de las tres últimas décadas (largas), muy distintos entre sí, son el difunto Francisco Umbral, Pedro Almodóvar y Joaquín Sabina, cada uno desde su trinchera.

Es curioso cuando se habla de Sabina por un lado, y de Joaquín, por el otro, la persona y el personaje… ese desdoblamiento, ¿también sale en sus canciones?

Joaquín es el que trabaja en el taller afanosamente para que luego sea Sabina quien se lleve las chicas y los aplausos. Son muy distintos entre sí, pero interdependientes.

El tamaño y calidad del libro son notables... ¿Un libro sobre Sabina siempre funciona? ¿Cómo han ido en ese sentido tus otros dos libros sobre Joaquín?

A priori, creo que los libros que funcionan son aquellos que aportan cosas nuevas. No sé si todos los libros sobre Sabina han funcionado, me da que no. Los míos, sí. Pero, modestamente, creo que fue porque los tres aportaron y aportan, cada uno en su momento, algo que hasta entonces no existía sobre él.

¿De qué no habla Joaquín en sus canciones? ¿Hay algún tema que no toque por principios?

No sé de qué no habla, sí de qué habla. Por orden: de la noche, del amor y el desamor, de los personajes, famosos o anónimos, que ha conocido, de sí mismo, del desprecio por la rutina y los convencionalismos, de la vida al límite, de Madrid… Esos son sus principales ejes temáticos.

En una entrevista has dicho “que el análisis filológico de sus letras no se acabe transformando en un pestiño”, refiriéndote al contenido de tu nuevo libraco, ¿esa ha sido un poco la intención de este volumen?

La intención ha sido, principalmente, diseccionar las letras de Joaquín, las figuras literarias que más emplea y los temas que más abundan en ellas. Pero al hacerlo he tratado de que el lector sienta la necesidad de seguir avanzando y no la de claudicar en el intento.

¿Crees que Sabina está bien valorado en este, su país? Da la sensación, a veces, que le miman más al otro lado del charco… ¿Qué opinas?

España es un país muy difícil en ese sentido, siempre te estás examinando. No es, desde luego, Francia o Argentina, en donde una vez que llegas a la cumbre ya es para siempre. Joaquín se ha encargado de quitarle solemnidad a su discurso y, al mismo tiempo, de crear una caricatura que ha contribuido a que su personalidad le robe demasiado protagonismo a su obra. Pero el talento siempre se termina imponiendo, y la justicia poética, y nunca mejor dicho, llegará.

¿Te dijo algo Sabina cuando le pasaste el libro? (imagino que antes de mandarlo a máquinas).

Me dio la enhorabuena. “Has hecho un trabajo estupendo y riguroso”, sentenció. Y lo cierto es que, en vez de contar lo ya contado, decidí arriesgar y extraer el oro que albergan sus canciones, su más grande patrimonio, para entregárselo a los lectores.

¿En qué estás trabajando ahora, tras este faraónico libro?

En un libro completamente distinto, novelado, aunque basado en hechos reales. Por vez primera, además, lo estoy haciendo junto con otro escritor, un amigo. Se trata de una historia que espero no sea sólo un divertimento literario, sino que arroje luz sobre unos hechos envueltos en sombras. Unos hechos (utilizando el título de este libro por el que estamos hablando, si bien en el sentido contrario) que aún permanecen atrapados en una noche cerrada, asfixiante, claustrofóbica. A la espera de que llegue el valeroso sol de la justicia y los libere.

Por Kike Turrón y Kike Babas

El libro está a la venta en Fnac, La Casa del Libro o la tienda online la editorial Blume, entre otras.



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