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Entrevista a Kike Suárez. “Ya no tengo que vomitar versos, ahora los puedo cantar”

Pamplona. Agosto de 2015. Por Fernando F. Garayoa

Kike Suárez, personaje imprescindible de la escena musical madrileña, cantante, músico, escritor, periodista y muchas más cosas que no vienen al caso, o sí, cumple con su visita de rigor a la vieja Iruña de la mano de su nuevo disco, Sueño a la vista.

A Kike Suárez, los años, ¿le han limado las asperezas de rockero suburbano hasta llevarlo hacia un terreno más cómodo, entre el crooner y el cantautor, que a ratos se despereza entre la distorsión de las guitarras eléctricas?

Sí, cabría explicarlo así. Hace poco alguien me puso en el Facebook un mensaje diciéndome que prefería al Kike aquel que vomitaba versos… Pero, afortunadamente, Kike está mejor del estómago y ya no necesito vomitarlos, los puedo cantar. Pero para eso ha sido necesario un aprendizaje de mucho tiempo y de ir teniéndole mayor respeto a la música y a la canción.

¿Has cumplido ese sueño que estaba a la vista o es mejor que se quede ahí, como una zanahoria delante del caballo, para no cejar en el empeño de perseguirlo?

Tiene que haber un poquito de las dos cosas... De vez en cuando hay que darle un mordisco a la zanahoria porque, si no, todo es ilusión. Y, Sueño a la vista, en sí mismo, solo por el hecho de sacar un CD desde una posición absolutamente independiente y autogestionada, haciendo música en absoluto comercial sino más bien bastante personal, es todo un mérito. Por lo tanto, el sueño está a la vista porque en el momento en que tienes un compacto así en las manos puedes decir que el sueño se ha hecho realidad.

¿Es peligroso o estúpido soñar con la justicia?

Es necesario soñar con la justicia, aunque los tiempos te lleven a pensar que es algo utópico, lo cual es terriblemente triste.

Has incluido el tema Vis a vis, ¿sería de tontos no aprovechar el tirón Leiva?

Sería de tontos no aprovecharlo, efectivísimamente. Ésta es una canción a la que yo le debo muchísimo porque, en principio, no era ni canción, era un poema que no llegaba a ningún lado, que iba de una lavadora a otra. Y fue Leiva el que me animó a tirar de ella, el que de esa letra hizo una canción preciosa que incluso ha llegado a los Grammy nominada como mejor vídeo. El otro día me puso Leiva detrás del escenario para que viera como la cantaba delante de miles de personas en el Palacio de los Deportes de Madrid, con todo el mundo a voz pelada, y fue algo muy emocionante. La letra es muy mía y necesitaba hacer una versión personal de un tema que en el fondo es de Leiva aunque la letra fuese mía.

Siempre pegado al barrio, siempre sacando pecho de origen, ¿por qué ahora te imaginas renunciando a sus curvas (Las curvas de mi barrio)?

Porque me he hecho neorural, algo que por ahí, en Iruña, también creo que se da bastante, por amigos que tengo que se han trasladado a vivir a caseríos o casitas cercanas que incluso les permiten tener su huerto y vivir la vida de otra manera. Y yo estoy aprendiendo esa otra calidad de vida, abandonando las curvas del barrio por sentir las curvas del monte, que son otra historia.

Si Kike Suárez afirma estar hecho de canciones, ¿la locura se asoma a la vuelta de la esquina?

La locura, aunque creativamente hablando es muy productiva, tristemente es una de mis razones de escribir. He tenido la locura cercana, creo que nunca dentro de mí, pero sí muy muy cercana... Y he necesitado escribir de ella como de tantas otras cosas que son constantes en las canciones que yo hago y de donde salen, como esos personajes de barrio. Digamos que me alimento un poco de ella, vampirizo la locura para utilizarla en algunas estrofas.

Ángeles, sí, pero del infierno…

La canción Ángeles hace referencia a esos momentos de una gaupasa que yo sé que allí se entienden bien... Aquellos que caminan después de dos o tres noches sin dormir son seres asexuados que ni sienten ni padecen, ni tienen hambre ni quiere follar ni dejar de follar ni gustar ni dejar de gustar... Dándole vueltas a esto pensé: “Son ángeles que están más allá del bien y del mal”. Este es el tipo de ángeles que me van.

¿La vida es más vida cuando los meses no tienen erre?

Dicen que la vida es más rica cuando los meses tiene erre, pero yo creo que a la vida hay que sacarle más vida tanto en los meses de erre como en los de ene como en los de ele. Vienen mal dadas pero siempre hay vida, lo otro es estar muerto y no merece la pena.

“No es tanto la suerte como el saber arañar”, afirmas, respecto al devenir general en este crudo mundo de la música, pero, ¿le quedan uñas a Kike?

Yo tengo garras, ya (risas). Es difícil ahora despegarme del sueño y de las ganas de seguir haciendo y de seguir arañando con unas uñas que ya son perennes, que ahí se han quedado con ganas de continuar. Es algo a lo que no le doy demasiada importancia porque sé que a una canción siempre le sigue otra, a un disco o un libro, otro. Ahora presento este Sueño a la vista y la próxima vez que hablemos seguro que estoy con otra cosa; canciones ya hay.

Kike Suárez es un sobreviviente, o superviviente, del underground más puro, y duro, que siguiendo los surcos de este disco llega a la canción Karim, ¿el corazón se abre paso a golpe de paternidad?

Efectivamente, el corazón se ha abierto paso a golpe de paternidad. Ya en el disco anterior había una canción hecha a Iure [su hija] y uno de mis libros, El engranaje de las mariposas, estaba dedicado al hecho de la paternidad, del embarazo vivido desde el muchacho. Como lo pudo ser la locura y los crápulas del barrio en otro momento; la paternidad, el amor incondicional, han sido un factor decisivo porque es algo que me fascina, es algo que sale de dentro y tú ni evitas ni dejas de evitar, no puedes hacer nada y te has enamorado de esa personita. Y esto da para literatura o para deslizar alguna frase o alguna canción, como es el caso de Karim, dedicada a mi hijo.

Operación rescate con Farándula existencial, tema que ya aparecía en tu disco De calle y beso y en el tributo a Sor Kanpana, autor de la letra, que llevaba por título Aleación. Aquí todo huele a King putreak... ¿añoranza de viejos tiempos a los que has querido vestir de coherencia actual?

Han sido las ganas de ajustarle las cuentas a este tema. Como King Putreak no teníamos bajo ni batería, lo teníamos que hacer con el ordenador y con programas bastante antiguos. Y siempre pensé que esta canción necesitaba una base contundente y real. Como le tenía muchas ganas y ahora tengo una banda decente, les pedí permiso a los King Putreak y, bajo la premisa de no estropearla mucho (risas), creo que no le hemos faltado a la canción y me he quedado a gusto defendiendo el mensaje de Sor Kanpana.

Sumergido en las dobles lecturas, ¿cómo definirías a la amante del amante de Cien años de soledad, tu canción?

La definiría como una persona con la que el corazón te hace planes de futuro; es una definición casi inapelable de lo que es el amor y el enamoramiento, al cual uno no puede poner puertas, aunque quieras, porque lo que pretendes es llegar a la eternidad, y frente a eso, Cien años de soledad no son nada.

Kike, tiene en Iruña uno de sus puertos francos…

Sí, tengo la suerte de que cada dos años hacemos la visita al Caballo Blanco porque hay un disco que presentar… Pero a mí Pamplona me viene de viejo, recuerdo mucho al Bicho, a Josetxo Ezponda, porque nos metía en su casa cuando íbamos King Putreak a tocar; o de Óscar Beorlegui, al que le movimos los sofás parriba y pabajo; o la casa de Alén Ayerdi, donde pasamos muchas noches; y ya no te digo el Kutxtril del Kutxi o la relación que he tenido con los Tijuana...

Por Fernando F. Garayoa

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