18 de marzo de 2025 | Publica tus noticias | Todo el mundo cree en Dios cuando se menea el avión |
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La Raíz. Última parada del Huracán en Madrid3 de noviembre. Palacio de Vistalegre (Madrid) Texto de Rubén Rozas. Fotos de Tamara Rozas El pasado 3 de noviembre La Raíz volvía a la Sala Black Box del Palacio Vistalegre por tercera noche consecutiva para ofrecer el que sería su último concierto en Madrid antes de regresar a casa, a la capital del Turia, a Valencia, donde se bajará de los escenarios (nadie sabe hasta cuándo) después de trece años. Sin hacerse de rogar, a eso de las 21:15 las luces de la sala se apagaban y empezaba a sonar Las miserias de sus crímenes. En seguida la poesía daría paso a la música. La banda salía de entre la niebla de los focos; Pablo Sánchez, Josep Panxo y Sen-k, micrófono en mano, Juan Zanza y Edu Soldevilla (guitarra), Adri Faus (bajo), Pipe Torres (batería) DJ Jano (platos), Carles Gertrudis (Trompeta) y Xavi Banyuls (Trombón) abrían el concierto con Entre poetas y presos, canción que Sen-K finalizaría desplegando una bandera de la II República en la que se podía leer Incendiaremos el mundo otra vez. Inmediatamente Julio Maloa irrumpía para poner al público en pie con su particular recital de saltos mientras entonaba los versos de Borracha y callejera, La Voz del pueblo y Muérdeles. La bestia cedía el turno a Pablo, quien daba la bienvenida a los asistentes e introducía Jilgueros: Buenas noches Madrid. Vinimos por primera hace 10 años a buscar una casa, y hoy nos despedimos. No es una noche para móviles, es una noche para disfrutarla y compartirla con las personas que tenéis a vuestro lado. Nosotros venimos de una tierra de jilgueros. Que ponga su mano en el aire quien quiera ser cazador. Acto seguido, los de Gandía darían un salto en el tiempo para tocar Obediencia Ciega: Dedicada a todo aquel que lucha por una bandera- decía Julio. Josep Panxo daba paso, al son de las trompetas, a Una selva asesina: Cada 12 de octubre, La Raíz no tiene nada que celebrar- Señalaba la otra libreta de la banda. Tras una breve pausa llegaría El Tren Huracán; canción que, como de costumbre, traería consigo uno de los momento más conmovedores del concierto. Pablo explicaba el significado de la letra: Este tema va dedicado a una persona que todo el mundo conocía en Gandía, para nosotros, además, era un amigo. Se llamaba Cristo, y fue un músico, que en esta vida, a veces de excesos, se quedó por el camino. Con el bello todavía de punta aprovecharían su estancia en Carabanchel para interpretar todo un himno del rock: Maneras de vivir; originaria de Leño, y versionada entre otros muchos, por Miguel Ríos y Los Suaves. Una batería de esas que rompen baquetas y el ampli de las guitarras eléctricas a tope presentaban Nuestra Nación; tema con el que, en un pasado no muy lejano, el grupo abría los conciertos. DJ Jano y sus platos protagonizaban, una vez más, Llueve en Semana Santa; y rap y hip hop se entremezclaban en un bailongo Por Favor. Llegaba el ecuador de la noche y la sala se teñía de morado con Suya mi guerra. Pilar América a la guitarra española, la a capella del público y El Guernica proyectado en los paneles del fondo dejaban una imagen para el recuerdo. El circo de la pena asomaba entre gritos de No pasarán y Madrid será la tumba del fascismo:Aunque La Raíz ya no esté nosotros siempre apoyaremos a quienes apuestan por la cultura -Señalaba Pablo para homenajear a los artistas y grupos consagrados y apoyar a los emergentes. El lado de los rebeldes devolvía los pogos a la pista y Elegiré dibujaba otra escena que durará toda la vida, más de 2.000 manos tocaron el cielo de Madrid al ritmo del primer invitado, el presentador y humorista Facu Díaz, quien permanecería en la batería durante Radio Clandestina y Solo quiero de ti. Este último tema ocasionaría uno de los momentos más bestias y a la vez más divertidos de la noche, a partir de un juego para el que Pablo establecía una única regla: Vamos a abrir un pasillo desde el escenario hasta la mesa de sonido, cada uno que elija su lado, y cuando demos la orden las dos partes se juntan, pero por favor, con mucho respeto para todos y para todas, que nadie se pase de listo. Los dos temas sorpresa de la noche serían Zarzuela y Castañuela y Outro, cuyo estribillo Que no se acabe esta noche... sonaba a crónica de una despedida anunciada. Con Facu Díaz ya fuera de la batería Pipe se marcaba un solo para presentar a la otra invitada de la noche, Rozalén, que interpretaría en acústico La hoguera de los continentes junto a Juan Zanza y Pablo, con quien se fundía en un emotivo abrazo. Pablo Y Juan Zanza se quedaban a solas con El Mercurio, y entre lágrimas, agradecían el apoyo que habían recibido durante estos años: No sabemos si La Raíz volverá o no, pero si lo hacemos seremos los mismos once, actuaremos de la misma manera, sin pasar por el aro de la industria musical. Agradecemos enormemente los mensajes en los que nos pedís que volvamos, pero es una decisión que tomaremos, llegado el día y si se plantea la ocasión, con el corazón. Hasta la próxima Madrid. Gracias por ayudarnos a escribir el capítulo más bonito de nuestra historia. Todavía quedaban fuerzas para el arreón final: Rueda la corona, A la sombra de la sierra y Nos volveremos a ver. Pablo cantaba la primera envuelto en la tricolor, Julio y Sen-k terminaban volando entre el público en la segunda, y la tercera reunía a todo el elenco en el escenario para poner punto y final a otra noche mágica; la penúltima después de más de una década en la que, canción a canción, estos once amigos se han ido ganando el respeto de una generación hasta convertirse en su banda sonora. Galería de fotos del concierto de despedida de La Raíz... Cargando fotografías ...
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