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Sinkope. Grabación disco en directo en La Riviera

13 de noviembre de 2015. Sala La Rivera (Madrid)

Texto de Verónica Diez. Fotos de Paloma Novo

Es extendida filosofía de vida el celebrar cada segundo de nuestros días como si del último se tratara. No obstante, las ocasiones especiales deben ser motivo de celebración a lo grande. Sínkope son conscientes de ello y por ello el pasado 13 de noviembre colgaron el cartel de sold out por sus 25 años sobre el escenario. No solo era el momento de presentar “Museo de las rejas limadas”, su último disco, sino que el encuentro con los seguidores de la banda quedará inmortalizado en lo que también será el primer directo en DVD de la banda y cuya distribución correrá a cargo de Rock Estatal Records.

Mucho me he debatido en lo personal sobre soltar el setlist completo elegido para esta fecha, pero tras mucho pensarlo, me voy a ahorrar el spoiler para todos aquellos que por unas circunstancias u otras no pudieran asistir al evento y esperen poder reproducirlo en sus casas como agua de mayo. Habrá títulos y detalles, pero sin pasarse.

Son las 20.30 cuando caen las luces y por los potentes altavoces de la madrileña Riviera se escucha el tema de Paco Ibañez Me queda la palabra. Uno a uno, amordazados por una banda negra con una enorme X blanca sobre la boca, los componentes de Sínkope se sitúan sobre el escenario, muy quietos y con las manos a la espalda. Con los últimos compases del tema se retiran la banda de la boca y comienza la fiesta. Por delante hasta 25 temas y un no parar más que para agradecer la entrega de los que acompañan con sus voces cada nota.

Arrancan con Autovitografía y El romance de la luna gitana y el sol poeta y no es hasta el tercer tema que dan la bienvenida a los presentes con el primer y sencillo “Gracias” de la noche. Entre los conocidos Encanutao, Cuando no te pones falda, En el jardín de tus ojos o Tirando de rama, algunas palabras reivindicativas para acordarse de lacras como el paro entre palmas y muchos cambios de ritmo, con inicios lentos, numerosos coros, inicios entrecortados y entusiasmo por los que estaban sobre el escenario y sobre todo, por los que estaban debajo.

El primer tema de éxtasis general venía bajo el título de De la piel del diablo donde no solo destacaron los acompañamientos, sino también grandes dosis de virtuosismo en la guitarra solista. Era además el tema que precedía a la primera colaboración de la noche. Decía la voz de Sínkope algo como “Esta noche es muy especial, no solo porque grabamos DVD sino porque ha venido gente muy especial. El primer invitado es alguien sin el que Sínkope no habría existido. Él es Mario Santos y este tema como bien sabéis Humo de contrabando”. Y Mario se hizo cargo de los solos del tema acaparando gran parte de las miradas durante unos minutos.

Solo un par de temas después y tras hacer algunas reivindicaciones más en la presentación de Diario de una tele encendida llegaba el segundo invitado de la fiesta. “Para nosotros es un puto placer que este señor esté compartiendo escenario hoy con nosotros. Don Enrique Villarreal, ‘El Drogas’ ¿Qué decir?”. La respuesta la daba Don Enrique con su característico “A gusto”, entre abrazos, risas y una ovación al navarro. A la maldad no hay quien la mate.

“Como siempre digo, si nosotros somos estrellas, no hay estrellas sin firmamento y ustedes son el firmamento esta noche”.

“Un placer presentaros al señor Kiskilla que nos va a ayudar en un par de temas ¿Os sabéis esa que dice ‘Nadé toda la noche en los mares de los bares’? Pues esa”. Es en No quiero que el sol me muerda otra vez donde Kiskilla se marcó unos teclados para volver unos temas más tarde, esta vez en los mandos de la guitarra para interpretar Pa cuando me juzguéis.

Comentaba nuevamente Vito que “Saber que todo estaba vendido ha sido muy bonito. Como un polvo que nunca acaba”. Lo cierto es que acabar no había acabado, aunque así la primera parte. Antes de una falsa despedida en la que en los altavoces retumbaban las palabras “Gracias. Hasta siempre. Nos vemos en los bares. Adiós” se habían dejado caer grandes temas como Le voy a cobrar a tus labios tus miradas, Como un pez o Y pare Madrid, que tratándose de una fiesta en la capital, parecía de justicia que sonara.

El break fue corto, o al menos lo pareció, y empezó con unas palabras en contra de la violencia. Como bien recalcaban, ningún tipo de violencia. Curioso fue que simultáneamente a esto me dio por sacar el móvil del bolsillo y recibí un mensaje que casualmente también llegaba de Pamplona y que rezaba algo como “¿Estás viendo lo de los atentados de París?”. En ese momento pensé “Ojalá no tuviera razón con esas palabras”. Sonaba Matar se me olvida y, a traición, sin previo aviso y con todo el mundo en fuera de juego, Kutxi Romero se hace con la segunda voz y se mete al público en el bolsillo. Era la última colaboración de la noche y a pesar de que todas estaban anunciadas con mucha antelación y todos los presentes eran sabedores de estos invitados, no por ello perdieron brillo. Particularmente creo que fueron muy buenas elecciones para rodearse y no menos importante, inmortalizar para los restos.

La recta final de la noche fue in crescendo y a sabiendas de que los minutos se agotaban, las apuestas por los temas imprescindibles que faltaban se centraban en A merced de las olas, El carro de la vida, A un beso mío le llaman ruina y En tarros de miel. Pleno al 15, sí, pero creo que aunque fuera predecible el final, nada se va a parecer a lo que vamos a poder recrear en nuestras televisiones una vez que el DVD salga a la venta. Si tuviera que definir el cierre con una sola palabra elegiría sin dudar “desenfreno”.

“Ha sido un placer volver a Madrid para grabar esta noche” y “Adiós, nos vemos en Vallekas” daban paso a la caída del telón a una noche de celebración y para el recuerdo que por suerte se podrá revivir desde el sofá de casa muy pronto.

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