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Rulo y la Contrabanda. Fin de gira en MadridTeatro Apolo (Madrid). 16 de diciembre de 2014 Texto de Verónica Diez. Fotos de José Ángel Pérez Furquet Por vuestra bendita culpa la gira no ha acabado el 2 de diciembre y llevamos 5 teatros despidiéndonos. Si se escapa una lagrimillas, no digáis nada. Lo siento, Rulo, pero cuando hay riesgo de derrumbar el teatro Nuevo Apolo por conseguir poner a todo el público de pie, aplaudiendo, cantando y bailando, es necesario contarlo. Con bastante puntualidad se levanta el telón, dejando paso a un escenario desierto donde solo hay cuatro letras luminosas (RYLC) y cuatro taburetes. A la derecha de ellos el teclado y a la izquierda la batería. Al borde del escenario, tres estrellas rojas. Rulo atraviesa el patio de butacas, sube al escenario por la escalera central entre un estallido de aplausos y, guitarra acústica en mano y A solas da inicio a un concierto en el que era necesario tomarse más tiempo entre canción y canción para que la gira acabe más tarde. Pido perdón por anticipado. ![]() Tras la segunda estrofa de Mi cenicienta la Contrabanda va tomando posiciones en el escenario, con los que en todo momento Rulo se deshizo en carantoñas y abrazos y a los que se tuvo que resignar a presentar después de que los asistentes coreasen su nombre. Me estáis quitando el trabajo de presentar a la banda. Gracias. Y después del ya mítico Desde Reinosa, Cantabria vinieron Como Venecia sin agua, Por morder tus labios, momento en que cambia la guitarra por la armónica y A la baja en la que Rulo descalzo se acerca al borde del escenario, pasea por él y espeta un Esto no es una canción, es una venganza. La belleza es efímera, la gilipollez de la protagonista de esta canción no, todo ello seguido de una carcajada y una ovación. Desde Reinosa, Cantabria solo fue el principio. Al comienzo de cada tema se hizo un repaso a la geografía española, pasando por Zamora, Zaragoza, Tolosa, Barcelona para pedir el aplauso a sus músicos y volviendo a la localidad cántabra para pedir la gran ovación de la noche para su eterno compañero Fito Garmendia, visiblemente emocionado por momentos. La descarga de temas incluyó Divididos, con petición a dejar a nuestros críos un mundo mejor, A punto de colapsar, No sé y Por ti con la que trató de pillar a sus músicos sin éxito alguno: Yo es que si no me salto el guion dos veces por veces por noche no me voy a gusto al hotel. La primera colaboración de la noche llegó con Mónica Merino al mando de los teclados para interpretar Fauna rara, a las que siguieron El prota, Buscando el mar y Al infinito, con brindis incluido. Tenía que haber pasado el día 2 y no pudo ser. Llevaban tiempo queriendo colaborar y hasta el momento no había sido posible. El Nuevo Apolo estalla nuevamente en aplausos, entre entusiasmo y sorpresa cuando Carlos Escobedo (Sober) toma asiento junto a Rulo para interpretar Heridas del Rock and Roll. Poco a poco van saliendo del escenario, dejan a Rulo sentado en el borde del mismo, dejando que el público vuelva a cantar el estribillo. Parece que toca un break, pero no. ![]() Pati vuelve al escenario, se sientan juntos, mano a mano interpretan Mi pequeña cicatriz y, a medida que van desapareciendo sus acordes, Txarli, Quique, Fito y Mario vuelven a sentarse juntos a ellos para acompañarlos. Ahora Rulo aprovecha no llevar colgada la guitarra para bajar a la platea, a pasear y cantar entre el público que se pone en pie para aplaudirle y seguirle con la mirada, desapareciendo por un lateral del escenario, dejando que la Contrabanda se luzca y suene La flor. Vuelve al escenario para ser iluminado por un foco, en completa oscuridad y pedir el aplauso para sus músicos. Tras Como a veces lo hice yo llega el break, esta vez de verdad. Hasta este momento habían interpretado 17 temas sin tregua. No pasan más de un par de minutos hasta que Rulo vuelve al escenario a ritmo de otra, otra para decir que no va a tocar una más, sino 5 ó 6. ![]() Defendiendo que las canciones son de todos y, sobre todo de quien las sangra, da vida a La balada del despertador y Madrid, esta última también con Iñaki al teclado y Cris acompañándole a la voz. Con la banda de vuelta en el escenario llega la locura y es que parece que la gira empieza a ver su final. Si bien Descalzos nuestros pies sonó con Rulo sentado sobre la estrella central tocando la armónica, ahora salta sin control, baila, deja caer el micro al suelo, lanza las guitarras al backliner El público se viene arriba con Paquí pallá, se emociona cuando tres niños suben a interpretar junto a la banda La cabecita loca y estalla de nuevo con la representación de la Contrabanda y Rulo arrodillado frente a Fito. El teatro vibra, pero literalmente. ¿Esto acaba aquí? Casi, pero no. Quedan El vals del adiós y Por verte sonreír, ese tema que tanto se pidió durante la noche y que concluyó con un falso cabreo de Rulo en el que decía No la pidáis, por favor, porque soy muy de hacer todo lo contrario a lo que me piden y la quiero tocar, justo antes de comenzar sus acordes. Tras soltar la guitarra, llama a todos los implicados al escenario, se despiden y se calza las botas. En fila india, abandonan el escenario por la escalera central, instrumentos en mano y ovacionados por su público una vez más. Si es suyo el premio al mejor directo del año, está claro que no esto no ha sido casualidad. Fin de la gira y con él un merecido descanso. Galería de fotos |