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Iberia Festival. Benidorm, 21 de septiembre de 2013

Loquillo, M-Clan, La Frontera, Rebeldes, Jaime Urrutia, La Guardia, La Unión, Nacha Pop y Cat Club

Texto por Manel Oliver Carrasco. Fotos de Victoria Catalá

A las cuatro de la tarde, poco más de un centenar de personas hacía cola estoicamente bajo el sol de justicia que ardía sobre Benidorm, algo que señalaba lo que ya se veía venir: el coso no iba a lucir el lleno hasta más avanzada la jornada. Y no es de extrañar, puesto que los platos fuertes del cartel estaban programados en plena noche.

Tras un considerable retraso en la apertura de puertas, que convirtió a Cat Club en inevitables cabezas de turco (reduciendo su tiempo de actuación a apenas media hora), Chiqui Martí apareció en el escenario presentando el festival y el grupo. El enérgico trío valenciano, cargado con la ingrata labor de abrir la velada ante un escaso público, tiró de tablas y salió más que airoso con zarpazos de rockabilly como “Rey por un día” y “Nunca he estado en Graceland”, reuniendo a sus incondicionales en primerísima fila y enganchando a los indecisos que deambulaban curiosos y acalorados por la arena.

La Guardia fueron los responsables de devolver la puntualidad a los horarios: muy pocos minutos pasaban de su hora cuando la ex stripper catalana les presentaba. Las primeras filas empezaron a llenarse (aunque la plaza aún no mostraba una gran afluencia) y a corear al ritmo del repertorio de los granadinos, que repasaron acertadamente su trayectoria con canciones como “Mil calles llevan hacia ti”, “El penúltimo rock”, “Cartas en el cajón” y “Cuando brille el sol”. Para rematar la faena, y después de echarle una foto al público (Ésta va “pa’l” Facebook, bromeó Manuel España), se marcaron una versión que la ocasión bien se merecía: fusionaron los primeros acordes de “Johnny B. Goode” de Chuck Berry con “Mueve tus caderas”, de los Burning.

Un asombrosamente rápido cambio de equipo dio el paso, casi de inmediato, a los siguientes en saltar al escenario. A estas alturas, la tarde ya empezaba a caer y el aforo en el ruedo rozaba el 60%, lo que aprovechó la presentadora para caldear más, si cabía, el ambiente, presentando a La Frontera y anunciando que iba a sortear la camiseta que llevaba puesta. Javier Andreu y cía. comenzaron pisando fuerte con “Viento salvaje” y “Pobre tahúr”, haciendo saltar, cantar y bailar a la gran mayoría del público con su country rock. Al grito de ¡Vamos a pasarlo muy bien esta noche!, siguieron con otros grandes clásicos de su carrera, como “Siete calaveras”, “El límite” y “Otro trago más”, y acabaron por todo lo alto con “Judas el miserable” y “Si el whisky no te arruina… las mujeres lo harán”.

Con la plaza de toros de Benidorm ya casi llena (según datos de la organización, se alcanzó la cifra de 6500 asistentes), Chiqui Martí se iba desinhibiendo cada vez más en sus presentaciones. Castizo, madrileño, torero… Nos llevó a Soria, nos dibujó cuatro rosas… ¡un fuertísimo aplauso para Jaime Urrutia! El ex Gabinete Caligari salió con el público en el bolsillo desde las primeras notas de “La culpa fue del cha cha cha”, con leves problemas en el sonido (acoples, básicamente). Como parecía ser la tónica general del festival, recopiló durante su concierto las canciones más laureadas de su discografía: “Golpes”, “Mentiras”, “¿Dónde estás?”, “Cuatro rosas”… Y no se olvidó del resto del cartel: Es un placer juntarse esta noche con tantos grupos amigos… pero esto es como el toreo, es competencia, y el público es el que elige. Para la recta final, se reservó éxitos como “Al calor del amor en un bar”, “¡Qué barbaridad!” y “Camino Soria”.

Otros de los damnificados de la noche fueron Nacha Pop, y no porque vieran modificado su tiempo de actuación; la hora en que les programaron y el hambre que apretaba empujó a muchos a aprovechar ese momento para ir a cenar. Aún y así, completaron un set list plagado de temas de su mejor época (imposible no recordar a Antonio Vega) como “Vístete”, “Atrás”, “Antes de que salga el sol”, “Grité una noche”, “El sueño” y “Lucha de gigantes”. Y, como no podía ser de otra manera, sus últimas balas fueron sus apuestas más seguras: “Chica de ayer”, con la que reengancharon a la gente y, a modo de despedida (Gracias, nos vamos ya, fuerte rock and roll, ¡nadie nos puede parar!), “Nadie puede parar”.

Apenas diez minutos más tarde de lo previsto, Chiqui volvía al escenario. ¡No silbéis más, que ya estoy aquí! Cuando yo era adolescente, era fan de Los Rebeldes. Todos los grupos de hoy son cojonudos, todos son grandes, pero mi corazón es rebelde. A golpe de saxo aparecieron Segarra y los suyos con “Ella es mía”, “Un español en Nueva York”, “Harley del 66” y “Quiero ser una estrella”. No estaban rayando al nivel que acostumbran, y eso sumado a pequeños problemas técnicos y en la voz despertaron algunos silbidos en la arena, que cesaron en cuanto Leslie de LOS SIREX apareció para cantar uno de los temas de la veteranísima formación barcelonesa: “San Carlos Club”. Hubo también tiempo para presentar su último trabajo de estudio (123 Acción) y el single del mismo, “La libertad crea adicción”. El último tramo de su actuación lo reservaron, como no, para “Mi generación”, “Rebeca”, “Mediterráneo” y “Mescalina”.

Para presentar a La Unión, la faceta más “marciana” y chabacana de la presentadora afloró sin previo aviso al anunciar que, además de su camiseta, iba también a lanzar sus bragas. En una de las mejores horas del festival, el actual estilo electro pop de los madrileños quizá no fuera el que más encajaba, pero consiguieron que todo (o casi todo) el personal bailara al ritmo de radioformulizadas canciones como “Mil siluetas”, “Falso amor” (versión del “Tainted love” de The Four Preps), “Vivir al este del Edén”, “Mala vida”, “Maracaibo”, “Más y más”, “Ella es un volcán”, “Lobo hombre en París” y “Vuelve el amor”.

Con media hora de retraso sobre el horario programado, y sin presentación, una introducción épica de vientos y redobles daba la merecida bienvenida al que se presumía, a priori, el plato más suculento de la noche: Loquillo y su nave de los locos atracaba en Benidorm. Al igual que la mayoría de sus predecesores, su arsenal consistió en una equilibrada mezcla entre canciones de sus últimos trabajos e himnos intergeneracionales de toda su trayectoria: un comienzo fuerte con un bloque formado “Rock & roll actitud”, “El hijo de nadie”, “Línea clara”, “Pégate a mí”, “Planeta rock”, “Memoria de jóvenes airados” y “El hombre de negro”, momento en que por fin el Loco se dirigió a la gente (Es un placer estar aquí después de tantos años). Siguió con “Cruzando el paraíso”, “El rompeolas”, “Carne para Linda”, “Las chicas del Roxy”, “El mundo necesita hombres objeto”, “Feo, fuerte y formal” y “La mataré”. En “El ritmo del garaje” volvió a interactuar con el público, ofreciendo su micrófono para que cantaran el estribillo. No se olvidó de lanzar un dardo a la casta política, y al presentar a la banda señaló que en esta banda, a diferencia de políticos, nosotros sumamos, no restamos. Terminó con una dupla invencible: “Rock & roll star” (con recado incluido al 21% de IVA cultural) y “Cadillac solitario”, donde en un apoteósico final, toda la plaza vociferó a capella el estribillo.

La hora no ayudó a M-Clan, y pese a que mucha gente abandonó el recinto al término de Lo, Tarque hizo alarde de la energía que le caracteriza para conseguir hacer saltar y bailar a un ruedo cansado pero aún con más ganas de rock and roll. Con un Bona nit Benidorm, ¡manos arriba!, comenzaron a desgranar una lista de canciones con presencia de casi todos sus discos. Arrancaron enérgicamente con “Usar y tirar”, “Para no ver el final” y “Basta de blues”. Antes de “Llamando a la tierra”, el locuaz frontman bromeaba: Tocar cerca de casa es lo que tiene… que conozco a la mitad del público. Continuaron con clásicos, como la primera canción de compusieron (“Perdido en la ciudad”), y temas más recientes como “Roto por dentro”, “Ritual” y “Las calles están ardiendo”. En “Maggie despierta” Tarque abandonó el escenario para aparecer, segundos después, entre el público, al que invitó a cantar con él para despedirse; y ya sobre las tablas de nuevo, la despedida se hizo canción con “Calle sin luz”. Pero la gente todavía quería más, y sus gritos de ¡Otra, otra! tuvieron recompensa (Siempre hemos sido unos chicos muy fáciles), lo que convirtió a los murcianos en el único grupo que efectuó bises: “Carolina” (momento elegido por la presentadora para entregar sus “regalos”) y “Quédate a dormir”.

Cat Club

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