Ahora que ya se saben las primeras fechas de Calamaro en España (16, 20 y 23 de mayo en San Sebastián, Barcelona y Madrid respectivamente), Manerasdevivir estuvo en el concierto de la semana pasada en Lima y testó el estado de forma del cantante y su banda. De paso jipió el repertorio y departió con alguno de sus músicos. Tauromaquia, bohemia, arte y huevos… La cuenta atrás ha comenzado.

Al terminar el concierto, el taxista, esquivando coches y metiendo morro, que acá se conduce así, comentaba “ha habido muchísima más gente que la vez anterior, el Calamaro sigue subiendo”. Más que una observación popular, parecía una fehaciente verdad. Todos los diarios peruanos se habían hecho eco de la rueda de prensa ofrecida la tarde anterior, mostrando a un Calamaro menos enjuto y más comedido que, sin ser polémico, aportó titulares. A escoger entre “En mi caso no creo que hubiera ganado un reality. Todo aquel que sale en esos programas tiene algún talento, siento afinidad con el que se dedica a la música”, o “Operación Triunfo fue el apogeo y debacle de la música”, o “Me pregunto qué hago grabando discos cuando los CDs van a desparecer”, para terminar dejando claro que, si convocó a los periodistas, fue para hablar (bien) de su nuevo trabajo: “Con este material no paro de recibir comentarios positivos, me han ocurrido cosas que no me han pasado con otros”.

Kanewsky en el Sheraton

Por la noche el público respondió a la llamada del Salmón, y eso que a la capital le sobraban ofertas, en la misma semana que se presentaba Bohemio tocaba en Lima Rubén Blades, Blur y Paco de Lucía. Horas antes visitamos a Julián Kanewsky en su habitación del Sheraton. El avezado guitarrista, único superviviente en el cambio de banda de ubicación española a domicilio argentino, se mostraba satisfecho. “Con la que está cayendo en España, con tanta falta de trabajo, que Andrés contase conmigo fue una suerte. Hay muchos que podrían hacer lo que yo hago, soy muy afortunado” decía con modestia el virtuoso bonaerense que se fogueó en las huestes de Def Con Dos y La Cabra Mecánica. “Pasar de La Cabra a Calamaro no me supuso en lo musical tanto cambio. De alguna manera, Lichis y Andrés siempre me han dejado hacer”. La conversación devaneó entre el humo y los chascarrillos, donde no faltaron continuas palabras de elogio al jefe: “Lo más grande es estar de gira y tener habitación propia, que el hotel sea el mejor o no, me da igual, pero que el cuarto sea individual es algo muy generoso” afirmó, para contar después con orgullo la visita siempre costosa al Machu Picchu, junto al resto de la banda, invitados por Andrés.

Lleno, sí, bien lleno. Aunque sold-out tampoco. Unos 5.000. En puerta los reventas peleaban por salir a lo comido por lo servido, o perder por la mínima. La entrada reservada para Manerasdevivir, zona primera fila La Parte de Adelante, que se vendía en anticipada a 321 soles (86€) y en taquilla a 375 (101€), la ofrecían hasta por 275…

En el primer tercio Andrés capoteó con eficacia: había en el público disposición de embestida, aunque a la voz aún le faltaba la finura que ganaría una vez caliente. Pañoleta de calaveras en la frente, traje oscuro y gafas negras, Calamaro abrió con la guitarra, que fue alternando con las teclas. Al segundo tema estaba recordando a Los Rodríguez (“A los ojos”), pero el grueso fue para Bohemio, del que tocó hasta 4 temas. En todo este tiempo apenas cruzó un buenas noches con el respetable.

A partir de “Las tres Marías” Andrés se fue viniendo arriba, yendo cada vez a más. El tercio de rehiletes lo solventó avivando a los congregados a base de rock de guitarras sin concesiones incluso en los himnos más emotivos o en los ritmos más latinizados. La ronda de homenajes se abrió con “este aplauso se escuchará hasta en Dubai, vamos a cantar a Diego Maradona”, tema durante el cual aparecía el jugador en la pantalla de fondo -que por cierto fue una de las alegrías de la noche, bien editada, tanto por planos como de efectos, y con gusto al seleccionar imágenes de archivo-. Tampoco habló mucho, pero cuando lo hizo fue de manera contundente. Mentó el delicioso cebiche que se debería hacer con “los salmones de Perú” (aguerrido y ruidoso grupo de incondicionales) y rindió pleitesía a su afición taurina, “prefiero el vicio, la música y el amor” sentenció antes de “Días distintos”, exponiendo en la pantalla imágenes de Morante de la Puebla que Andrés seguía como si las viese por primera vez, cantando de espaldas al público, recitando olés. Tanto bravío generó evidente malestar entre parte del público, habrá que ver cómo se toman el atrevimiento en Spain.

El final resultó un tercio de muerte, si en Quito fue histórico cuando dijo aquello de “Aquí faltan toros, porros y chochos”, dejando noqueado al público para acto seguido ganarse la ovación besando el suelo, a Lima le pellizcó el alma con un lance natural, remate de pecho: “Quisiera que este fuese el último concierto de mi vida, para poder decir que mi último show fue en Lima”. El coso rugió, la suerte estaba echada. La estocada subsiguiente la clavó entre los omoplatos: cantó “Dead Flowers” imitando el contoneo de Jagger, se puso inconfundiblemente épico en “Estadio Azteca”, interpretó a solas con el pianista el inmortal tango “Volver”, coló entre “La Flaca”, de manera imposible, frases sueltas de “Yo soy el cantante” y, cuando arrancó “Sin documentos”, los 5000 eran una sola voz… Tras casi dos horas de show, tras presentar profusa y cariñosamente al grupo, tras besar banderas peruanas y colombianas que caían al escenario, se despidió con un bis de acero guitarrístico y un homenaje en pantalla a la ingente cantidad de amigos muertos: “Si te toca ir arriba, antes que yo…”

Repertorio Lima 24 Octubre 2014

• Mi enfermedad
• A los ojos
• Todavía una canción de amor
• Cuando no estás
• Nacimos para correr
• Rehenes
• Plástico fino
• Para no olvidar
• Tres María
• Tuyo siempre
• Maradona
• Loco
• Crímenes perfectos
• Carnaval de Brasil
• Me arde
• Doce pasos
• Días distintos
• Estadio Azteca
• Te quiero igual
• El salmón
• Sin documentos
• Flaca
• Paloma
• Alta suciedad
• Los chicos

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