Steve Vai en Industrial Copera (Granada): un atraco a mano armada
Ayer tuve la suerte de disfrutar de un espectáculo formidable. Mr. Steve Vai nos brindaba la posibilidad de disfrutar de su virtuosismo en Andalucía. Desde todos los puntos de la región nos desplazamos para ver a este maestro de las seis cuerdas, al enviado de Lucifer que cumplió seis años el 6-6-66. Desde chavales de a penas 16 años hasta hombres y mujeres bien entrados en años. Coches, motos y hasta autocares fletados para tan insigne evento. El gasto económico no fue esfuerzo en comparación con el viaje que tuvimos que realizar la mayoría de los asistentes, en mi caso desde la ciudad de Málaga.
Nada más llegar nos percatamos de un hecho insólito, preludio de lo que más tarde tuvimos que sufrir. Un descampado anejo al local había sido habilitado, si es que se puede decir eso, como aparcamiento y, para dejar el coche, había que pagar un euro. ¿Dinero negro? Era pura improvisación y probablemente ni siquiera tuvieran permiso de los dueños del solar ni, por descontado, de las autoridades competentes.
Al entrar al recinto nos llevamos la desagradable sorpresa de ver un local bastante pequeño para la ocasión, rectangular, y con una planta superior sustentada por columnas a las que se adherían, cual lapas, decenas de personas. El piso de arriba cerrado a cal y canto (¿formaría parte del aforo declarado?), el escenario a baja altura, sin pantallas ni forma alguna de seguir el concierto desde prácticamente ningún punto de la sala. La desesperación se adueñaba de los asistentes, se oían comentarios, lamentos. Después de tanta carretera volveremos a casa sin verle, sin disfrutarle. Lamentablemente vi a muchos salir de la sala a mitad del concierto.
Tuve la posibilidad de encaramarme encima de una minúscula mesita junto a mi pareja y desde allí seguir el concierto de forma íntegra, no sin sentir gran decepción y mucha pena al ver las caras de circunstancia de la gran mayoría de los asistentes. Sin contar con la forzada postura en la que me vi obligado a estar durante las más de dos horas que duró el evento, no podía ni apoyar los dos pies a la vez en la maldita mesa.
He estado en otras salas de conciertos, desde la sala Boga-Boga en Málaga al mítico Canciller del barrio de El Carmen y lo que ayer ocurrió fue vergonzoso.
Yo pude verlo. Fui un auténtico privilegiado. Steve Vai y compañía estuvieron impecables, salvajes, sobrenaturales… Se ganaron el aplauso y el aprecio de un público que no pudo verles. Aunque muchos nunca volveremos a ese repudiable recinto.
Mi consejo para todos es que para la próxima ocasión, si tenéis posibilidades de ir a otro sitio lo hagáis, aunque haya que hacer más kilómetros, si no, mejor quedarse en casa viendo un video.
Y al Sr. alcalde de Granada, al concejal de cultura y a quien proceda: por favor, no permitan que nos roben de esta forma. No consientan que vuelvan a promover un concierto de esta magnitud y con tal cantidad de aforo. No jueguen con la ilusión de las personas.
Enviado por Oscar C. Carrascosa Fontalba el 09.11.05