Mensajepor Boom Boom Chip » Mar Feb 08, 2005 3:58 pm
Bueno sigo:
Mi historia con Harold Robbins es especial, tuve un familiar cercano a mi que en los setenta tenía una editorial, con los años quebró, y mi casa siempre ha sido una particular biblioteca, abres cualquier armario, y comienzan a llover libros viejos.
Entre ellos, decenas de libros de harold Robbins.
Con 12 años leí mi primera novela de él "Una lápida para Danny Fisher", si la leí fue por la tontería, de que en la única ilustración que venía en el cuaderno, se veía un guante de boxeador.
Es literatura adulta, dura, socialmente muy arraigada a una época, y no muy recomendable para personas sensibles, sus libros hacen llorar con facilidad, es un genio, a veces demasiado duro.
Comencé a leer ahí sus novelas de los años 40 y 50, normalmente ambientadas en 2 décadas atrás.
Luego leí las novelas de su gran época, donde todas eran best sellers, de ahí el Líder, su mayor obra con las mejores críticas, calificada de genial, y sin duda alguna.
Harold Robbins es neoyorkino, y judío, esto dice mucho, escribe historias muy marcadas sobre la familia y vida judías en los años 30 en EEUU, habla de amor, superación personal, dinero, injusticia social, personas, sentimientos, y lo mejor de todo es tanto su mensaje, como la manera que tiene de contarlo.
Según oí sobre los 70 comenzó a experimentar con ácidos y el hombre se fue a tomar por culo.
Avenida del Parque 79 mi preferido, lo agarré un día, y no lo he soltado aún, es una de mis joyas, tengo la edición del 55, cada día quiero leerlo, pero no quiero, sus hojas están amarillas y el cuaderno arrugado, aún así lo conservo y lo cuido del polvo.
El mejor personaje de Robbins es el protagonista de No amarás a un extraño, personaje que también aparece en Avenida, y no con el mismo nombre, pero también es espectro en muchas de sus novelas.
En el líder además de hacer un paralelismo padre hijo, y hablar del amor de una manera cautivadora, te sumerge en una historia sindicalista, de los primeros en los años 30-40 en EEUU increíbles.
El descenso de Xanadú es otro cambio, en sus novelas están presentes también la muerte, y de una manera tanto explícita como romántica, el sexo y la perversión.
Leerle es una experiencia única.