El rostro de la legendaria flamenca que aparece en las postales y souvenirs se llama Arantxa Arzak. Es vasca y nunca ha cobrado derechos de imagen
Rebeca Queimaliños
La Marca España se ha adaptado a los tiempos. Iconos internacionales como Marbella, Benidorm, Julio Iglesias o la siesta han sido ?top? en la segunda mitad del SXX y se han diluido con el tiempo. Sin embargo, entre el éxito fugaz y efímero, sobrevive imperturbable una pieza de 'merchandising': la flamenca morena sobre tablao y brazos en jarra. Esa imagen ha sobrevivido a una dictadura, a la transición, un intento de golpe de Estado, a Curro, Cobi o a los toros Osborne.
Fotografía de Arantxa Arzak en la sesión de 'El Relicario' Foto: Arantxa Arzak
Fotografía de Arantxa Arzak en la sesión de 'El Relicario'
Foto: Arantza Arzak
Sin embargo, en el ?backstage? de esas fotografías descansa la surrealista historia de Arantxa Arzak: una bailarina vasca cuya imagen ha recorrido tiendas de souvenirs, desde Las Pedroñeras a Helsinki, como representación del ?folclore andaluz? desde la década de los setenta sin haber recibido un euro de derechos de imagen.
La historia empezó una tarde de verano de 1967 en Lloret de Mar. Arantxa tenía 16 años y era bailarina del prestigioso Ballet Español de Paco de Lucio. España ignoraba su arte, pero la célebre compañía aterrizaba en las principales ciudades del mundo entre aplausos y ovaciones. "En esa época viajamos por Europa, Asia y América. Actuamos ante el Sha de Persia o el rey Houssein de Jordania. El reconocimiento en el extranjero era inversamente proporcional al éxito en España. Pero nadie es profeta en su tierra". Aunque Arantxa sí se convertiría en profeta. De tiendas de recuerdos 'cañís'.
La compañía actuaba ese día de verano en el célebre patio andaluz 'El Relicario' de Lloret para guiris pudientes amantes del Mediterráneo. Pero antes, la compañía había cerrado una sesión de fotografías. Las bailarinas del ballet posaron para los flashes, cambiaron de modelos en el 'backstage' y fueron inmortalizadas de frente, perfil, en plano americano y en estilo zapateado flamenco. "Ese día no firmamos ningún tipo de contrato, y, si me apuras, incluso hubiese pagado por aparecer en las fotografías". La noche terminó entre aplausos.
Fotografía de Arantxa Arzak de la sesión en 'El Relicario' Foto: Arantxa Arzak
Fotografía de Arantxa Arzak de la sesión en 'El Relicario'
Foto: Arantza Arzak
La compañía continuó de gira y, al regresar a España, Arantxa reconoció su figura en las tiendas de recuerdos de la Costa Brava. "Mi rostro estaba en cada uno de los negocios de souvenirs del litoral catalán. En formato llavero, abanico, baraja de cartas o cenicero."
Además, en el reverso de las postales, en vez de Arantxa Arzak habían puesto Arantxa Lorca, el nombre artístico asignado en la compañía para darle un toque más flamenco. En ese momento, la joven promesa del ballet español sintió las 'estampas' como una especie de homenaje patrio y continuó centrada en su carrera artística hasta que un marine americano destinado en Camboya cambió su rumbo.
Esa noche el Ballet de Paco de Lucio actuaba en Bangkok. Las bailarinas recibieron una nota del soldado al finalizar la actuación. La normativa del ballet era muy tajante al respecto: "Nada de atender las peticiones del público una vez terminada la función". Sin embargo, el marine dijo tener ascendencia asturiana, estar dispuesto a reservar una mesa del local incluso con la función terminada y se hizo excepción.
Arantxa volaba meses después con anillo de compromiso a la base militar de Fort Brag (Carolina del Norte, EEUU) para ejercer de esposa y madre. "Me enamoré en cuanto le vi. Tenía un aire a Richard Burton. Las mujeres se volteaban para verle. Y, de repente, vivía en el lugar donde se había rodado la película de John Wayne 'Boinas verdes' y daba a luz con epidural cuando en España ni existía". Pero en España sí sabían quién era Arantxa. Su imagen había sido diseminada por cada rincón de España susceptible de tener un bazar de recuerdos. Y su rostro viajaba en camiones de Correos desde la Península a cualquier punto de Europa con sello nacional y el cliché 'Recuerdo de España'. El mantra cada vez que viajaba a visitar a la familia a Herrera de San Sebastián era: "¿Pero nunca has cobrado derechos de imagen?" Así que delegó en su madre la investigación sobre la explotación de las fotografías.
http://noticias.terra.es/la-flamenca-de ... aRCRD.html
