
13 años de Guantánamo
13 años de Guantánamo
el 11 de enero de 2015 se cumplen 13 años de la inauguración del "Centro de Detención de Guantánamo" con la llegada de los 20 primeros secuestrados por el gobierno estadounidense, un mensaje que advertía a cada ciudadano del Mundo que nadie está a salvo de los EEUU.


Última edición por theiban el Dom Ene 11, 2015 1:03 pm, editado 3 veces en total.
Huelga de hambre en Guantánamo para presionar a Obama
24 mar 2013
Cerrar la cárcel de Guantánamo fue una de las promesas que hizo Obama al llegar a la Casa Blanca hace 4 años. No la cumplió en su primer mandato y, viendo que en este segundo hasta ahora ni lo ha mencionado, varios de los allí encarcelados se han puesto en huelga de hambre.
Vídeo en URL:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/tele ... a/1732653/

Recordar, de paso, que Guantánamo no es el único "centro de detención" donde se retiene y tortura impunemente a personas secuestradas en nombre de EEUU y sus aliados políticos.
24 mar 2013
Cerrar la cárcel de Guantánamo fue una de las promesas que hizo Obama al llegar a la Casa Blanca hace 4 años. No la cumplió en su primer mandato y, viendo que en este segundo hasta ahora ni lo ha mencionado, varios de los allí encarcelados se han puesto en huelga de hambre.
Vídeo en URL:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/tele ... a/1732653/

Recordar, de paso, que Guantánamo no es el único "centro de detención" donde se retiene y tortura impunemente a personas secuestradas en nombre de EEUU y sus aliados políticos.
Hijo mío de mi vida, no es por malmeter ni nada de eso, ya que el tema de guantánamo no es para banalizar y te agradezco que lo saques, pero la próxima vez que intentes trollear a Goiko para que te rebata con el tema de los presos vascos y provocar que se monte gresca gratuita de esa que te gusta tanto, pues la verdad es que te lo podrías currar un poquito más.
Crítica constructiva, no te lo tomes a mal.
Crítica constructiva, no te lo tomes a mal.
Joder, pues muy fácil.
Si uno del foro punk se mete en el foro de "Técnica e instrumentos" y abre un hilo alabando el sonido natural de bombo de Raymond Herrera en el Years in the darkness de los Arkaea, evidentemente lo del sonido de tal o cual le importa un pimiento y lo que quiere es trollear al forero Reinanimate.
Si uno del foro de fúrgol se mete en el hilo de baloncesto diciendo que el tranvía de Bilbao funciona muy bien y el de Vitoria incluso mejor, lo del tranvía le importa poco o nada, lo que quiere es trollear a Asier.
Si uno del foro de Marea se mete en el foro de Rock a decir que los buenos de la Kelly Family son Johnny, Patty, Jimmy y Joey, y que Mike Kennedy es el mejor cantante europeo de la historia, lo que quiere es trollear a Curro y Turbo sin importarle lo más mínimo el tema musical.
Pues esto lo mismo. Si un fachorro reconocido se abre un hilo sobre los presos de Guantánamo, lo que pase en esa isla le trae al pairo, lo que quiere es meterte una troleada de las buenas.
Si uno del foro punk se mete en el foro de "Técnica e instrumentos" y abre un hilo alabando el sonido natural de bombo de Raymond Herrera en el Years in the darkness de los Arkaea, evidentemente lo del sonido de tal o cual le importa un pimiento y lo que quiere es trollear al forero Reinanimate.
Si uno del foro de fúrgol se mete en el hilo de baloncesto diciendo que el tranvía de Bilbao funciona muy bien y el de Vitoria incluso mejor, lo del tranvía le importa poco o nada, lo que quiere es trollear a Asier.
Si uno del foro de Marea se mete en el foro de Rock a decir que los buenos de la Kelly Family son Johnny, Patty, Jimmy y Joey, y que Mike Kennedy es el mejor cantante europeo de la historia, lo que quiere es trollear a Curro y Turbo sin importarle lo más mínimo el tema musical.
Pues esto lo mismo. Si un fachorro reconocido se abre un hilo sobre los presos de Guantánamo, lo que pase en esa isla le trae al pairo, lo que quiere es meterte una troleada de las buenas.
Y tú cual de todos esos eres?cobelo escribió:Joder, pues muy fácil.
Si uno del foro punk se mete en el foro de "Técnica e instrumentos" y abre un hilo alabando el sonido natural de bombo de Raymond Herrera en el Years in the darkness de los Arkaea, evidentemente lo del sonido de tal o cual le importa un pimiento y lo que quiere es trollear al forero Reinanimate.
Si uno del foro de fúrgol se mete en el hilo de baloncesto diciendo que el tranvÃa de Bilbao funciona muy bien y el de Vitoria incluso mejor, lo del tranvÃa le importa poco o nada, lo que quiere es trollear a Asier.
Si uno del foro de Marea se mete en el foro de Rock a decir que los buenos de la Kelly Family son Johnny, Patty, Jimmy y Joey, y que Mike Kennedy es el mejor cantante europeo de la historia, lo que quiere es trollear a Curro y Turbo sin importarle lo más mÃnimo el tema musical.
Pues esto lo mismo. Si un fachorro reconocido se abre un hilo sobre los presos de Guantánamo, lo que pase en esa isla le trae al pairo, lo que quiere es meterte una troleada de las buenas.
Inside Guantánamo Bay: Photographs by Eugene Richards
http://lightbox.time.com/2013/05/30/ins ... ichards/#2









On assignment documenting Guantánamo Bay for this week?s issue of TIME, photographer Eugene Richards spent a week at the infamous detention facility. Here, Richards writes for LightBox about how he approached the assignment and the distinct challenges he faced working under the tight restrictions imposed on the media by the U.S. military.
When TIME asked me to go to Guantánamo, I immediately thought back to 9/11 ? to the smoke and ruin of that fatal day, to Bush?s declaration of the war on terror, then to the first images from the prison: of men in orange jumpsuits shackled, blindfolded, handcuffed, sensory-deprived. These men, often viewed in silhouette and on their knees in prayer, were often picked up on the battlefield in Afghanistan by military units, although some were captured after bounties of as much as $5000 per head were paid. My first thoughts were to 9/11, of interrogations, secrecy, torture and military might.
And then there was the series of military-issued disclaimers I would have to agree to. I wouldn?t be permitted to photograph, or even see, the detainees. I couldn?t show the guards? faces, and I would only be able to photograph the pre-ordained locations within the camp. And finally, I had to agree to having my work edited ? to turn over my cards so that images could be deleted or cropped as per the opinion of the public information staff accompanying me the entire assignment. ?Can you make pictures out of nothing?? I asked myself, then prepared for the trip.
It took two plane flights to get down to Guantánamo and a ferry ride across to the prison camp proper. I made photographs on the boat, but because they were of soldiers, they would become the first pictures deleted by the military. Once off the ferry, Guantánamo became small town America, replete with miles of brand-new looking green-lawned suburban houses. There was a McDonald?s along the road, a Subway sandwich shop, bar-and-grills and a dry landscape of thorny bushes and cactus. Iguanas, looking absurdly out of place, lay often in pairs at the edges of roadways running to and from the prison, munching on the low vegetation. Because they are a protected species, all traffic would come to a stop as they took their time swish-swashing from place to place.
I was put up in a condo of sorts, then had dinner with my minder, Sgt. Brian Godette. The next morning, he asked me what I wanted to see. My assignment from TIME was just to see what I could see, so Brian, out of sympathy, brought me out to the one place that I could visit at will: the now infamous Camp X-Ray.
This is the place, he explained, where the first detainees were brought in 2002 ? close to 300 of them, he said. So I followed this young, affable soldier through the gate and up a dirt road, to aisles upon aisles of what could only be regarded as animal cages ? six-foot-by-eight-foot concrete-floored cells enclosed on all sides and on top with chain link. They were all glaring light and shadows at this time of the morning, offering no protection from the sun so broiling hot, even though this was only springtime. Vines wound up through the see-through ceilings, grass cracked the concrete and the wind was blowing. Plump hutias, also known as banana rats, nested along the metal supports. Still, it wasn?t hard to imagine the place at night, when the air would be filled with mosquitoes, when the rain would blow in unobstructed. I was also shown the summer-camp-cabin looking interrogation building where, according to some reports, torture took place. Camp X-Ray, Brian went on to tell me, was closed later that year, the detainees transferred to other areas in the military prison.
The first ?editing session? happened later that day, when the previous day?s images from the ferry were deleted by Brian. What I remember next was the 4 a.m. wake-up.
Along with a two-man TV crew, I was led in the near dark through four or five electronic doors onto the hallway of Camp V for pre-dawn prayers. No prisoners could be seen. No faces, no hands. All there was to see were the openings in steel doors as the guards wearing protective face shields (since detainees, we were told, spit and throw waste at them) walked up and down the block. As if in cadence, they stopped occasionally at individual cells to peer in, to whisper, to hand over medicines to inmates said to be fasting. After twenty minutes, the prayers finally seemed to drift away and the food carts were ushered in, then ushered out. Because there were few, if any, takers, we were led out of the prison.
At one point earlier in the day, the faces of detainees did appear in the elongated windows above an entryway. Dark-skinned, long-bearded men looked down at us. A TV cameraman pointed his camera in that direction, only to be cautioned that his footage would later be erased.
I returned at 5 a.m. the following morning and was ushered through the gates onto a different cell block, all too aware that some of the photographs I?d taken the previous morning had been deleted. I also wanted to hear the prayers again.
And so I went on what could only be called a media tour. The most surreal moment came during our exposure to the force-feeding apparatus. After all, that?s why the media was here ? the hunger strike that had been going on since February loomed large in the debate about the camp. Surrounded by three or four media personnel and an equal number of medical personnel, we were ushered past the crash beds in the detainee hospital into a large, empty room. Dead center, beneath a single fluorescent panel, was the restraining chair. A display of the force-feeding apparatus included a bottle of the liquid nutrient Ensure and two sizes of tubing that could be put up the noses of detainees who refused to eat. As the TV camera rolled, medical personnel explained, without a hint of doubt, that the force-feeding process is not at all unpleasant (olive oil, you see, is employed as a lubricant as the tube is snaked up through the detainee?s nose and down his throat) and that, despite what others in the medical field might say, the long-term consumption of Ensure does no lasting damage.
And just like that, when I was feeling that my week was just beginning, it was over. I was upset that it was over. Before boarding the flight back to the U.S., there was one more pre-planned stop on the tour: the visit to a Gitmo gift shop, for t-shirts and figurines of Fidel Castro. But then even after the lift-off, I couldn?t rid myself of the feeling ? and still can?t get rid of it now ? that even though I put some time in, and that I now have some pictures that say I?ve been to Gitmo, the truth is that I have never really been there.
Eugene Richards is an award-winning American photographer.
Read more: http://lightbox.time.com/2013/05/30/ins ... z2UmZ3Asd0
http://lightbox.time.com/2013/05/30/ins ... ichards/#2









On assignment documenting Guantánamo Bay for this week?s issue of TIME, photographer Eugene Richards spent a week at the infamous detention facility. Here, Richards writes for LightBox about how he approached the assignment and the distinct challenges he faced working under the tight restrictions imposed on the media by the U.S. military.
When TIME asked me to go to Guantánamo, I immediately thought back to 9/11 ? to the smoke and ruin of that fatal day, to Bush?s declaration of the war on terror, then to the first images from the prison: of men in orange jumpsuits shackled, blindfolded, handcuffed, sensory-deprived. These men, often viewed in silhouette and on their knees in prayer, were often picked up on the battlefield in Afghanistan by military units, although some were captured after bounties of as much as $5000 per head were paid. My first thoughts were to 9/11, of interrogations, secrecy, torture and military might.
And then there was the series of military-issued disclaimers I would have to agree to. I wouldn?t be permitted to photograph, or even see, the detainees. I couldn?t show the guards? faces, and I would only be able to photograph the pre-ordained locations within the camp. And finally, I had to agree to having my work edited ? to turn over my cards so that images could be deleted or cropped as per the opinion of the public information staff accompanying me the entire assignment. ?Can you make pictures out of nothing?? I asked myself, then prepared for the trip.
It took two plane flights to get down to Guantánamo and a ferry ride across to the prison camp proper. I made photographs on the boat, but because they were of soldiers, they would become the first pictures deleted by the military. Once off the ferry, Guantánamo became small town America, replete with miles of brand-new looking green-lawned suburban houses. There was a McDonald?s along the road, a Subway sandwich shop, bar-and-grills and a dry landscape of thorny bushes and cactus. Iguanas, looking absurdly out of place, lay often in pairs at the edges of roadways running to and from the prison, munching on the low vegetation. Because they are a protected species, all traffic would come to a stop as they took their time swish-swashing from place to place.
I was put up in a condo of sorts, then had dinner with my minder, Sgt. Brian Godette. The next morning, he asked me what I wanted to see. My assignment from TIME was just to see what I could see, so Brian, out of sympathy, brought me out to the one place that I could visit at will: the now infamous Camp X-Ray.
This is the place, he explained, where the first detainees were brought in 2002 ? close to 300 of them, he said. So I followed this young, affable soldier through the gate and up a dirt road, to aisles upon aisles of what could only be regarded as animal cages ? six-foot-by-eight-foot concrete-floored cells enclosed on all sides and on top with chain link. They were all glaring light and shadows at this time of the morning, offering no protection from the sun so broiling hot, even though this was only springtime. Vines wound up through the see-through ceilings, grass cracked the concrete and the wind was blowing. Plump hutias, also known as banana rats, nested along the metal supports. Still, it wasn?t hard to imagine the place at night, when the air would be filled with mosquitoes, when the rain would blow in unobstructed. I was also shown the summer-camp-cabin looking interrogation building where, according to some reports, torture took place. Camp X-Ray, Brian went on to tell me, was closed later that year, the detainees transferred to other areas in the military prison.
The first ?editing session? happened later that day, when the previous day?s images from the ferry were deleted by Brian. What I remember next was the 4 a.m. wake-up.
Along with a two-man TV crew, I was led in the near dark through four or five electronic doors onto the hallway of Camp V for pre-dawn prayers. No prisoners could be seen. No faces, no hands. All there was to see were the openings in steel doors as the guards wearing protective face shields (since detainees, we were told, spit and throw waste at them) walked up and down the block. As if in cadence, they stopped occasionally at individual cells to peer in, to whisper, to hand over medicines to inmates said to be fasting. After twenty minutes, the prayers finally seemed to drift away and the food carts were ushered in, then ushered out. Because there were few, if any, takers, we were led out of the prison.
At one point earlier in the day, the faces of detainees did appear in the elongated windows above an entryway. Dark-skinned, long-bearded men looked down at us. A TV cameraman pointed his camera in that direction, only to be cautioned that his footage would later be erased.
I returned at 5 a.m. the following morning and was ushered through the gates onto a different cell block, all too aware that some of the photographs I?d taken the previous morning had been deleted. I also wanted to hear the prayers again.
And so I went on what could only be called a media tour. The most surreal moment came during our exposure to the force-feeding apparatus. After all, that?s why the media was here ? the hunger strike that had been going on since February loomed large in the debate about the camp. Surrounded by three or four media personnel and an equal number of medical personnel, we were ushered past the crash beds in the detainee hospital into a large, empty room. Dead center, beneath a single fluorescent panel, was the restraining chair. A display of the force-feeding apparatus included a bottle of the liquid nutrient Ensure and two sizes of tubing that could be put up the noses of detainees who refused to eat. As the TV camera rolled, medical personnel explained, without a hint of doubt, that the force-feeding process is not at all unpleasant (olive oil, you see, is employed as a lubricant as the tube is snaked up through the detainee?s nose and down his throat) and that, despite what others in the medical field might say, the long-term consumption of Ensure does no lasting damage.
And just like that, when I was feeling that my week was just beginning, it was over. I was upset that it was over. Before boarding the flight back to the U.S., there was one more pre-planned stop on the tour: the visit to a Gitmo gift shop, for t-shirts and figurines of Fidel Castro. But then even after the lift-off, I couldn?t rid myself of the feeling ? and still can?t get rid of it now ? that even though I put some time in, and that I now have some pictures that say I?ve been to Gitmo, the truth is that I have never really been there.
Eugene Richards is an award-winning American photographer.
Read more: http://lightbox.time.com/2013/05/30/ins ... z2UmZ3Asd0
el Mapa-Mundi de los torturadores:

http://armakdeodelot.blogspot.com.es/20 ... ra-la.html
Impactante: El mapa de la tortura - La excepción Latinoamericana (yo creo que no han sido muy rigurosos en relación a Centroamérica, Colombia y el Caribe, por lo menos)
Si cabía alguna duda sobre el alcance de la tortura que ejecuta la CIA y el gobierno de los Estados Unidos sobre el mundo, ya está aclarada.
Un mapa revela todos sus lugares no tan secretos?
Varios medios internacionales publicaron un informe del Instituto Open Society, titulado Globalizando la Tortura: detenciones secretas y rendiciones extraordinarias de la Agencia Central de Inteligencia.
El documento revela un mapa de dónde la CIA realiza actividades relacionadas con la tortura. El mapa cuenta una historia , ilustra en cuántos lugares tiene algún tipo de instalación o servicio, como cárceles secretas o permiso para realizar vuelos secretos.
La polémica no se hizo esperar.
Otro medio digital muy leído en Estados Unidos, The Huffington Post, publicó un comentario del profesor Greg Grandin, de la Universidad de Nueva York?
Dice el autor que 54 países participaron de varias maneras en el sistema de tortura que Estados Unidos impone al planeta.
Casi ninguna parte del mundo se salva de tener en sus fronteras lugares donde se practica la tortura o se encarcela sin juicio. Ni Norteamérica, donde está ubicado esta especie de comando central de la tortura, ni Europa, ni Medio Oriente, ni África ni Asia.
Casi el mundo entero, sin embargo hay una parte que no alberga la tortura ejercida por Estados Unidos.
El mapa lo dice con claridad: el horror de la tortura no se acepta en Latinoamérica.
Grandin titula su artículo: La excepción latinoamericana.
Ni un solo país de la región, que antes Wahington llamaba su traspatio, participa en el abuso y el terrorismo de estado ejercido por el gigante del norte.
Ni siquiera Colombia, un país tan cerca políticamente de Estados Unidos, y quien tiene en su territorio varias bases militares, tiene entre sus territorios, según afirma el mapa, lugares donde se practique la tortura.
El análisis de este historiados norteamericano resulta muy interesante cuando refiere, que solo hay una gran mancha en el mapa de nuestra región: la Base Naval de Guantánamo, un territorio ilegalmente ocupado por Estados Unidos en Cuba, donde mantienen un centro de tortura, pero el autor no se queda callado con respecto a este tema el caso de la ilegal Base Naval de Guantánamo subraya el punto, ?ya que Teddy Roosevelt se adjudicó ese territorio en perpetuidad a principios del siglo XX?.
Un lugar que ocupan ilegalmente, y que además usan para actividades ilegales, donde mantienen detenidas a personas sin juicio.
Llama la atención que Latinoamérica quede libre de este flagelo, teniendo en cuenta que la historia reciente demuestra que fue el centro de operaciones para ensayar lo que ejecutan ahora, ya que en los años 60, 70 y 80 se aplicaron probablemente las más férreas dictaduras de la historia, debido a la aplicación del plan Cóndor, diseñado desde Washington.
Cientos de miles de personas en Latinoamérica fueron torturadas, asesinadas, desaparecidas o encarceladas sin juicio, debido en gran parte a la organización y el apoyo proveído por Estados Unidos a los regímenes totalitarios de aquel momento.
Grandin recuerda que tres de los actuales presidentes de la región fueron víctimas de esta barbarie: el uruguayo José Mujica, la brasileña Dilma Roussef y el nicaraguense Daniel Ortega.
Cuando el principal conflicto de la guerra fría terminó en 1991, organizaciones derechos humanos comenzaron a desmantelar todos estos hechos.
Pero, a pesar de la cercanía a Estados Unidos y al pasado reciente de tortura y crimen, hoy Latinoamérica y el Caribe no albergan, ni promueven, ni realizan tortura bajo los auspicios de Estados Unidos ni de nadie?
Pocos años después de 1991 una generación de gobiernos de izquierda tomaron poder, y limitaron la influencia de Washington en la región.
Cuando los ataques del 11 de septiembre, momento en el que comenzó la guerra contra el terror, y la nueva excusa de Washington para llevar la guerra y la tortura a donde quisieran, ya en América Latina presidía Hugo Chávez, más tarde ganó la presidencia de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, y después en Argentina fue elegido Néstor Kirchner. Luego en Ecuador ganó Rafael Correa, quien sin miedo y con absoluta firmeza expulsó a los militares estadounidenses de la base aérea de Manta.
Habrá quien piense que el hecho de que ese mapa publicado por el Instituto del Open Society, no incluya a Latinoamérica, es porque Estados Unidos no quiere tener en la región centros de tortura. No obstante, las evidencias cuenta algo distinto.
Washington lo necesita e incluso lo ha pedido. Se sabe por cables de Wikileaks, que el Departamento de Estado norteamericano intentó que Brasil acogiera a prisioneros de la Base Naval de Guantánamo, a lo que Lula se negó muchas veces.
Cabe preguntarse: ¿Por qué en tantos lugares y no en Latinoamérica?
Es el resultado del logro de gobiernos democráticos que defienden la soberanía por encima de todo, hasta por encima de las presiones económicas del país más rico del mundo.
Es también una muestra de coherencia entre todos los países que integran la región, que ahora está más unida que nunca.
Es una excelente noticia que al menos en esta parte del mundo, Estados Unidos no imponga su reino del terror, y es aún una mejor noticia, que esa parte del mundo sea nuestra América Latina.
Publicado por Cubadebate


http://armakdeodelot.blogspot.com.es/20 ... ra-la.html
Impactante: El mapa de la tortura - La excepción Latinoamericana (yo creo que no han sido muy rigurosos en relación a Centroamérica, Colombia y el Caribe, por lo menos)
Si cabía alguna duda sobre el alcance de la tortura que ejecuta la CIA y el gobierno de los Estados Unidos sobre el mundo, ya está aclarada.
Un mapa revela todos sus lugares no tan secretos?
Varios medios internacionales publicaron un informe del Instituto Open Society, titulado Globalizando la Tortura: detenciones secretas y rendiciones extraordinarias de la Agencia Central de Inteligencia.
El documento revela un mapa de dónde la CIA realiza actividades relacionadas con la tortura. El mapa cuenta una historia , ilustra en cuántos lugares tiene algún tipo de instalación o servicio, como cárceles secretas o permiso para realizar vuelos secretos.
La polémica no se hizo esperar.
Otro medio digital muy leído en Estados Unidos, The Huffington Post, publicó un comentario del profesor Greg Grandin, de la Universidad de Nueva York?
Dice el autor que 54 países participaron de varias maneras en el sistema de tortura que Estados Unidos impone al planeta.
Casi ninguna parte del mundo se salva de tener en sus fronteras lugares donde se practica la tortura o se encarcela sin juicio. Ni Norteamérica, donde está ubicado esta especie de comando central de la tortura, ni Europa, ni Medio Oriente, ni África ni Asia.
Casi el mundo entero, sin embargo hay una parte que no alberga la tortura ejercida por Estados Unidos.
El mapa lo dice con claridad: el horror de la tortura no se acepta en Latinoamérica.
Grandin titula su artículo: La excepción latinoamericana.
Ni un solo país de la región, que antes Wahington llamaba su traspatio, participa en el abuso y el terrorismo de estado ejercido por el gigante del norte.
Ni siquiera Colombia, un país tan cerca políticamente de Estados Unidos, y quien tiene en su territorio varias bases militares, tiene entre sus territorios, según afirma el mapa, lugares donde se practique la tortura.
El análisis de este historiados norteamericano resulta muy interesante cuando refiere, que solo hay una gran mancha en el mapa de nuestra región: la Base Naval de Guantánamo, un territorio ilegalmente ocupado por Estados Unidos en Cuba, donde mantienen un centro de tortura, pero el autor no se queda callado con respecto a este tema el caso de la ilegal Base Naval de Guantánamo subraya el punto, ?ya que Teddy Roosevelt se adjudicó ese territorio en perpetuidad a principios del siglo XX?.
Un lugar que ocupan ilegalmente, y que además usan para actividades ilegales, donde mantienen detenidas a personas sin juicio.
Llama la atención que Latinoamérica quede libre de este flagelo, teniendo en cuenta que la historia reciente demuestra que fue el centro de operaciones para ensayar lo que ejecutan ahora, ya que en los años 60, 70 y 80 se aplicaron probablemente las más férreas dictaduras de la historia, debido a la aplicación del plan Cóndor, diseñado desde Washington.
Cientos de miles de personas en Latinoamérica fueron torturadas, asesinadas, desaparecidas o encarceladas sin juicio, debido en gran parte a la organización y el apoyo proveído por Estados Unidos a los regímenes totalitarios de aquel momento.
Grandin recuerda que tres de los actuales presidentes de la región fueron víctimas de esta barbarie: el uruguayo José Mujica, la brasileña Dilma Roussef y el nicaraguense Daniel Ortega.
Cuando el principal conflicto de la guerra fría terminó en 1991, organizaciones derechos humanos comenzaron a desmantelar todos estos hechos.
Pero, a pesar de la cercanía a Estados Unidos y al pasado reciente de tortura y crimen, hoy Latinoamérica y el Caribe no albergan, ni promueven, ni realizan tortura bajo los auspicios de Estados Unidos ni de nadie?
Pocos años después de 1991 una generación de gobiernos de izquierda tomaron poder, y limitaron la influencia de Washington en la región.
Cuando los ataques del 11 de septiembre, momento en el que comenzó la guerra contra el terror, y la nueva excusa de Washington para llevar la guerra y la tortura a donde quisieran, ya en América Latina presidía Hugo Chávez, más tarde ganó la presidencia de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, y después en Argentina fue elegido Néstor Kirchner. Luego en Ecuador ganó Rafael Correa, quien sin miedo y con absoluta firmeza expulsó a los militares estadounidenses de la base aérea de Manta.
Habrá quien piense que el hecho de que ese mapa publicado por el Instituto del Open Society, no incluya a Latinoamérica, es porque Estados Unidos no quiere tener en la región centros de tortura. No obstante, las evidencias cuenta algo distinto.
Washington lo necesita e incluso lo ha pedido. Se sabe por cables de Wikileaks, que el Departamento de Estado norteamericano intentó que Brasil acogiera a prisioneros de la Base Naval de Guantánamo, a lo que Lula se negó muchas veces.
Cabe preguntarse: ¿Por qué en tantos lugares y no en Latinoamérica?
Es el resultado del logro de gobiernos democráticos que defienden la soberanía por encima de todo, hasta por encima de las presiones económicas del país más rico del mundo.
Es también una muestra de coherencia entre todos los países que integran la región, que ahora está más unida que nunca.
Es una excelente noticia que al menos en esta parte del mundo, Estados Unidos no imponga su reino del terror, y es aún una mejor noticia, que esa parte del mundo sea nuestra América Latina.
Publicado por Cubadebate

Lágrimas y gritos de dolor: el rapero Mos Def se somete al proceso de alimentación forzosa que sufren los reos de Guantánamo
-Roberto Arnaz, martes, 09/07/13 - 12:15

-En la prisión estadounidense en Cuba hay más de un centenar de presos en huelga de hambre para protestar por los malos tratos de los guardianes.
-El cantante acaba llorando apenas un minuto después del inicio del doloroso procedimiento, que se realiza dos veces al día y se prolonga durante dos horas.

Aproximadamente 100 presos se encuentra en huelga de hambre en la prisión de Guantánamo desde el pasado mes de febrero. Protestan contra el maltrato al que presuntamente les someten sus guardianes, a los que acusan de profanar constantemente el Corán. Además, su ayuno voluntario pretende denunciar la situación de indefensión a la que están sometidos decenas de internos, privados de libertad a pesar de no tener ninguna acusación en firme.
?No quiero que mueran?, aseguró Obama al inicio de la protesta. Para evitar que un fallecimiento por inanición de más publicidad a la protesta, aproximadamente la mitad de los prisioneros recibe alimentos de manera forzosa a través de sondas nasales, según ha revelado la cadena de televisión estadounidense NBC.Este método es extremadamente doloroso e incluye la introducción de un tubo de unos 60 centímetros por la nariz para así suministrar los nutrientes líquidos directamente al estómago. Los detenidos que son sometidos a este procedimiento son vigilados para evitar que vomiten y, en el caso de hacerlo, el ritual comienza de nuevo.Para denunciar esta degradante y traumática práctica, el rapero y actor estadounidense Yasiin Bey, más conocido como Mos Def, se ha sometido voluntariamente al proceso de de alimentación forzosa de los presos de Guantánamo, un recurso que se usa como un castigo más que como una forma de asegurar la supervivencia de los reos, según el cantante.En un impactante vídeo rodado en colaboración con el diario británico ?The Guardian?, Def aparece descalzo, encadenado y vestido con el traje naranja típico de los presos acusados de terrorismo.El artista, que profesa la religión musulmana, espera sentado en un antiguo sillón de dentista a que sus captores le inmovilicen con distintas correas, y ahí es donde empieza la verdadera tortura: un médico y una enfermera preparan la sonda nasogástrica, aplican lubricante y se la introducen por la fuerza ante los gritos de desesperación de Def.La resistencia del rapero dura menos de un minuto antes de pedir que cese la tortura. ?Soy yo, parad, no puedo más?, dice antes de romper a llorar desconsoladamente. Según denuncia el artista, los presos en huelga de hambre en Guantánamo pasan por este calvario ?dos veces al día? y el sufrimiento se prolonga ?durante dos horas?.
Video en URL:
http://youtu.be/z6ACE-BBPRs
-Roberto Arnaz, martes, 09/07/13 - 12:15

-En la prisión estadounidense en Cuba hay más de un centenar de presos en huelga de hambre para protestar por los malos tratos de los guardianes.
-El cantante acaba llorando apenas un minuto después del inicio del doloroso procedimiento, que se realiza dos veces al día y se prolonga durante dos horas.

Aproximadamente 100 presos se encuentra en huelga de hambre en la prisión de Guantánamo desde el pasado mes de febrero. Protestan contra el maltrato al que presuntamente les someten sus guardianes, a los que acusan de profanar constantemente el Corán. Además, su ayuno voluntario pretende denunciar la situación de indefensión a la que están sometidos decenas de internos, privados de libertad a pesar de no tener ninguna acusación en firme.
?No quiero que mueran?, aseguró Obama al inicio de la protesta. Para evitar que un fallecimiento por inanición de más publicidad a la protesta, aproximadamente la mitad de los prisioneros recibe alimentos de manera forzosa a través de sondas nasales, según ha revelado la cadena de televisión estadounidense NBC.Este método es extremadamente doloroso e incluye la introducción de un tubo de unos 60 centímetros por la nariz para así suministrar los nutrientes líquidos directamente al estómago. Los detenidos que son sometidos a este procedimiento son vigilados para evitar que vomiten y, en el caso de hacerlo, el ritual comienza de nuevo.Para denunciar esta degradante y traumática práctica, el rapero y actor estadounidense Yasiin Bey, más conocido como Mos Def, se ha sometido voluntariamente al proceso de de alimentación forzosa de los presos de Guantánamo, un recurso que se usa como un castigo más que como una forma de asegurar la supervivencia de los reos, según el cantante.En un impactante vídeo rodado en colaboración con el diario británico ?The Guardian?, Def aparece descalzo, encadenado y vestido con el traje naranja típico de los presos acusados de terrorismo.El artista, que profesa la religión musulmana, espera sentado en un antiguo sillón de dentista a que sus captores le inmovilicen con distintas correas, y ahí es donde empieza la verdadera tortura: un médico y una enfermera preparan la sonda nasogástrica, aplican lubricante y se la introducen por la fuerza ante los gritos de desesperación de Def.La resistencia del rapero dura menos de un minuto antes de pedir que cese la tortura. ?Soy yo, parad, no puedo más?, dice antes de romper a llorar desconsoladamente. Según denuncia el artista, los presos en huelga de hambre en Guantánamo pasan por este calvario ?dos veces al día? y el sufrimiento se prolonga ?durante dos horas?.
Video en URL:
http://youtu.be/z6ACE-BBPRs
Acaban de publicar un documental sobre el asunto de la cárcel de Abu Ghraib en el que los soldados implicados narran lo acontecido en las fotografías que escandalizaron al mundo. De no ser por esas fotos la verdad sobre las cárceles estadounidenses y sus métodos para interrogar a los detenidos habría permanecido maquillada. Sólo podemos imaginar lo que estará ocurriendo en las cárceles secretas que el gobierno USA, con el consentimiento de sus aliados (incluido nuestro gobierno), mantiene por todo el planeta.

Standard Operating Procedure
http://www.teledocumentales.com/standar ... procedure/

Año: 2008
Duración: 115 Minutos
Audio: Español
Subtitulos: No
Fuente: http://documentary.es/3258-standard-oper...
Sinopsis:
Película sobre los abusos en la cárcel Abu Ghraib de Iraq por parte de miembros del ejército norteamericano. Se trata del primer documental en la historia que forma parte de la sección oficial a competición en el Festival de Berlín.
Etiquetas: denuncia social, guerra, Irak, tortura
El Escultor Fernando Botero acerca de Abu Ghraib:
http://elcafetindelas5.wordpress.com/20 ... bu-ghraib/





Standard Operating Procedure
http://www.teledocumentales.com/standar ... procedure/

Año: 2008
Duración: 115 Minutos
Audio: Español
Subtitulos: No
Fuente: http://documentary.es/3258-standard-oper...
Sinopsis:
Película sobre los abusos en la cárcel Abu Ghraib de Iraq por parte de miembros del ejército norteamericano. Se trata del primer documental en la historia que forma parte de la sección oficial a competición en el Festival de Berlín.
Etiquetas: denuncia social, guerra, Irak, tortura
El Escultor Fernando Botero acerca de Abu Ghraib:
http://elcafetindelas5.wordpress.com/20 ... bu-ghraib/




Documental sobre los vuelos secretos de la CIA:
http://www.youtube.com/watch?v=ITL6xMshLd4

http://www.guerraeterna.com/archives/20 ... a_a_o.html
http://www.youtube.com/watch?v=ITL6xMshLd4

http://www.guerraeterna.com/archives/20 ... a_a_o.html
Las torturas de la CIA
miércoles 10.dic.2014 por Anna Bosch
con vídeos en URL:
http://blog.rtve.es/annabosch/2014/12/l ... a-cia.html
Cuántas ruedas de prensa en aquellos años del gobierno de George W. Bush escuchando el eufemismo de "técnicas duras (harsh) o reforzadas (enhanced)" para referirse a los métodos que utilizaba la CIA para interrogar a los detenidos, ahora sabemos que fueron 119, en centros de detención fuera de los EEUU en la bautizada Guerra contra el terrorismo que lanzaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Cuántas veces escuchar al Fiscal General (y Ministro de Justicia), Alberto Gonzales argumentar que en su cargo anterior (asesor jurídico de la Casa Blanca) autorizó esas técnicas porque no llegaban a ser tortura.
Cuántas ruedas de prensa y declaraciones del presidente Bush, del vicepresidente Cheney, del secretario de defensa Rumsfeld y de muchos otros defendiendo el uso de esas "técnicas reforzadas" porque gracias a ellas se habían obtenido informaciones que habían evitado otros atentados.
Pues bien, una década después y en el final del sexto año del sucesor de George W. Bush, un informe del Senado de los Estados Unidos concluye que esas prácticas fueron brutales, que en algunos casos pueden considerarse tortura, que no sirvieron para conseguir información útil y que la CIA engañó al propio presidente sobre el éxito que lograban con esos métodos. Es un resumen en forma de titular de un informe que ocupa 6.200 páginas de las que se ha hecho público un sumario de 500, No son investigaciones del Washington Post, el New York Times u otro medio sospechoso de sesgo progresista, es un informe del senado federal.
La investigación ha sido larga, cinco años y medio, y tensa, con enfrentamientos entre los dos partidos y entre los senadores y la CIA y, ahora, al final, sobre la conveniencia y oportunidad de hacer públicas las miserias y crueldades de los servicios secretos de los Estados Unidos (y de sus aliados, por colaboración y/o extensión) en un momento en que el terrorismo que se pretendía combatir lejos de desvanecerse está adoptando nuevas formas y puede alimentarse con la exposición de esos trapos sucios. La presidenta de la Comisión de Inteligencia, Dianne Feinstein, del Partido Demócrata, ha justificado la publicación con estos argumentos:
"Este informe no puede quitar la mancha (a nuestros valores que supone lo que revela), pero puede y le dice a nuestro pueblo y al mundo que América (los EEUU) es lo suficientemente grande para admitir que se ha equivocado, y que tiene la suficiente confianza como para aprender de sus errores. Hacer público este informe es un paso importante para restaurar nuestros valores y demostrar al mundo que somos de hecho una sociedad justa y que acata la ley".
Con la autoridad moral que le da haber sido torturado cuando cayó prisionero en Vietnam, el senador republicano John McCain ha defendido también el informe y ha hecho, una vez más, un alegato contra la tortura con el argumento de que con ella se obtiene más información mala que buena porque el torturado es capaz de contar cualquier cosa con tal de detener el dolor y las vejaciones.
A partir del 4:24
Investigar los errores brutales propios y ventilarlos. Eso es lo que ha hecho el Senado de los Estados Unidos. No ha sido una operacion de consenso entre los pólíticos, ni entre los agentes de la CIA, como tampoco lo son sus conclusiones, pero ha sido una nueva muestra de que periódicamente los Estados Unidos se ponen ellos mismos bajo la lupa para encontrarse las vergüenzas.
"Nosotros", dijo el presidente Barack Obama en agosto, "hemos torturado". Con ese "nosotros" Obama no se refería a él, ni a su gobierno, ni a su partido. Se refería a un gobierno y una agencia federal de los Estados Unidos y, en tanto que él es ahora la máxima representación de ese poder, a él y a la sociedad que representa les toca asumir ese pasado.
Con el margen de tranquilidad, en este caso, que le da a Obama el haber puesto fin a esas harsh/enhanced interrogation technique cuando llegó a la Casa Blanca.
@annabosch
miércoles 10.dic.2014 por Anna Bosch
con vídeos en URL:
http://blog.rtve.es/annabosch/2014/12/l ... a-cia.html
Cuántas ruedas de prensa en aquellos años del gobierno de George W. Bush escuchando el eufemismo de "técnicas duras (harsh) o reforzadas (enhanced)" para referirse a los métodos que utilizaba la CIA para interrogar a los detenidos, ahora sabemos que fueron 119, en centros de detención fuera de los EEUU en la bautizada Guerra contra el terrorismo que lanzaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Cuántas veces escuchar al Fiscal General (y Ministro de Justicia), Alberto Gonzales argumentar que en su cargo anterior (asesor jurídico de la Casa Blanca) autorizó esas técnicas porque no llegaban a ser tortura.
Cuántas ruedas de prensa y declaraciones del presidente Bush, del vicepresidente Cheney, del secretario de defensa Rumsfeld y de muchos otros defendiendo el uso de esas "técnicas reforzadas" porque gracias a ellas se habían obtenido informaciones que habían evitado otros atentados.
Pues bien, una década después y en el final del sexto año del sucesor de George W. Bush, un informe del Senado de los Estados Unidos concluye que esas prácticas fueron brutales, que en algunos casos pueden considerarse tortura, que no sirvieron para conseguir información útil y que la CIA engañó al propio presidente sobre el éxito que lograban con esos métodos. Es un resumen en forma de titular de un informe que ocupa 6.200 páginas de las que se ha hecho público un sumario de 500, No son investigaciones del Washington Post, el New York Times u otro medio sospechoso de sesgo progresista, es un informe del senado federal.
La investigación ha sido larga, cinco años y medio, y tensa, con enfrentamientos entre los dos partidos y entre los senadores y la CIA y, ahora, al final, sobre la conveniencia y oportunidad de hacer públicas las miserias y crueldades de los servicios secretos de los Estados Unidos (y de sus aliados, por colaboración y/o extensión) en un momento en que el terrorismo que se pretendía combatir lejos de desvanecerse está adoptando nuevas formas y puede alimentarse con la exposición de esos trapos sucios. La presidenta de la Comisión de Inteligencia, Dianne Feinstein, del Partido Demócrata, ha justificado la publicación con estos argumentos:
"Este informe no puede quitar la mancha (a nuestros valores que supone lo que revela), pero puede y le dice a nuestro pueblo y al mundo que América (los EEUU) es lo suficientemente grande para admitir que se ha equivocado, y que tiene la suficiente confianza como para aprender de sus errores. Hacer público este informe es un paso importante para restaurar nuestros valores y demostrar al mundo que somos de hecho una sociedad justa y que acata la ley".
Con la autoridad moral que le da haber sido torturado cuando cayó prisionero en Vietnam, el senador republicano John McCain ha defendido también el informe y ha hecho, una vez más, un alegato contra la tortura con el argumento de que con ella se obtiene más información mala que buena porque el torturado es capaz de contar cualquier cosa con tal de detener el dolor y las vejaciones.
A partir del 4:24
Investigar los errores brutales propios y ventilarlos. Eso es lo que ha hecho el Senado de los Estados Unidos. No ha sido una operacion de consenso entre los pólíticos, ni entre los agentes de la CIA, como tampoco lo son sus conclusiones, pero ha sido una nueva muestra de que periódicamente los Estados Unidos se ponen ellos mismos bajo la lupa para encontrarse las vergüenzas.
"Nosotros", dijo el presidente Barack Obama en agosto, "hemos torturado". Con ese "nosotros" Obama no se refería a él, ni a su gobierno, ni a su partido. Se refería a un gobierno y una agencia federal de los Estados Unidos y, en tanto que él es ahora la máxima representación de ese poder, a él y a la sociedad que representa les toca asumir ese pasado.
Con el margen de tranquilidad, en este caso, que le da a Obama el haber puesto fin a esas harsh/enhanced interrogation technique cuando llegó a la Casa Blanca.
@annabosch
El informe senatorial sobre la tortura confirma que al-Qaeda no está implicada en los atentados del 11 de Septiembre
por Thierry Meyssan
http://www.voltairenet.org/article186200.html
Los fragmentos del informe de la Comisión senatorial estadounidense sobre el programa secreto de torturas de la CIA revelan los contornos de una organización criminal de gran envergadura. Después de leer cuidadosamente las 525 páginas de ese informe, Thierry Meyssan encuentra en ese documento estadounidense la prueba de lo que él ha venido proclamando desde hace años.
9 de diciembre de 2014, Dianne Feinstein, presidenta de la Comisión del Senado estadounidense a cargo de los servicios de inteligencia, hizo público un fragmento de su informe clasificado sobre el programa secreto de torturas de la CIA [1].
Presentación del informe
El fragmento desclasificado sólo representa una doceava parte del informe inicial.
El informe en sí no trata sobre el vasto sistema de secuestros y encarcelamientos arbitrarios que la US Navy instauró bajo los mandatos del presidente George W Bush Jr., programa que dio lugar a los secuestros de más de 80 000 personas en todo el mundo y al encierro de esos secuestrados en 17 barcos estacionados en aguas internacionales (se trata de los navíos: USS Bataan, USS Peleliu, USS Ashland, USNS Stockham, USNS Watson, USNS Watkins, USNS Sister, USNS Charlton, USNS Pomeroy, USNS Red Cloud, USNS Soderman, USNS Dahl, MV PFC William B Baugh, MV Alex Bonnyman, MV Franklin J Phillips, MV Louis J Huage Jr., MV James Anderson Jr.). El texto se limita al estudio de 119 casos de personas utilizadas como conejillos de Indias en la realización de experimentos sicológicos en [la base naval estadounidense] de Guantánamo y en unas 50 cárceles secretas, desde el año 2002 y hasta finales de 2009, o sea un año después de la elección del actual presidente Barack Obama.
Los fragmentos del informe no indican bajo qué criterios fueron seleccionados esos cobayos humanos. Se limitan a indicar que cada prisionero denunciaba al siguiente y también indican que esas confesiones no les fueron arrancadas sino inculcadas. En otras palabras, lo que hizo la CIA fue justificar sus propias decisiones fabricando denuncias que las confirmaban a posteriori.
En el informe inicial, los nombres de los agentes y de los contratistas de la CIA implicados fueron reemplazados por seudónimos. Además, los fragmentos desclasificados han sido ampliamente censurados, fundamentalmente para borrar los nombres de los cómplices extranjeros de la CIA.
El contenido del informe ( Descargable de URL: http://www.intelligence.senate.gov/stud ... study1.pdf )
He leído detenidamente las 525 páginas de fragmentos provenientes del informe. A pesar de ello, estoy aún lejos de haber sacado de esos fragmentos toda la información que puede obtenerse de ellos ya que habrá que realizar numerosas investigaciones para poder interpretar los párrafos mutilados por la censura.
Las sesiones de condicionamiento se realizaban en unas 50 cárceles secretas bajo la responsabilidad de «Alec Station», la unidad de la CIA a cargo de la búsqueda de Osama Ben Laden. Las infraestructuras, el personal y los transportes funcionaban bajo la responsabilidad del «Grupo de Capitulación y Detención» de la CIA. Las sesiones se concebían y realizaban bajo la supervisión de 2 sicólogos contratados que incluso crearon una firma en 2005. Las autorizaciones para la aplicación de las técnicas de condicionamiento se concedían desde el más alto nivel, sin especificar que el objetivo de esas torturas no era arrancar información a las víctimas sino condicionarlas.
El vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney; la consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice; el secretario de Justicia John Ashcroft; el secretario de Defensa Donald Rumsfeld; el secretario de Estado Colin Powell y el director de la CIA George Tenet participaron en reuniones sobre ese tema realizadas en la Casa Blanca. Asistieron a simulaciones en la Casa Blanca y visionaron grabaciones de video de varias sesiones, grabaciones que posteriormente fueron destruidas ilegalmente. Es evidente que el objetivo de aquellas reuniones era implicar a esas personalidades, pero no resulta posible determinar cuáles de ellas sabían para qué se utilizaban esas técnicas.
Sin embargo, en junio de 2007, el contratista de la CIA que supervisaba aquellos experimentos explicó personalmente a Condoleezza Rice en qué consistían. La consejera de Seguridad Nacional autorizó la continuación de los experimentos, limitándose a reducir la cantidad de torturas autorizadas.
Los fragmentos publicados del informe contienen un análisis detallado de cómo la CIA mintió a las demás ramas de la administración Bush, a los medios de prensa y al Congreso.

James Mitchell y Bruce Jensen, supervisores del programa de condicionamiento de la CIA. En 2012 Mitchell fue designado obispo mormón pero tuvo que dimitir cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días descubrió a qué se dedicaba.
Los experimentos del profesor Martin Seligman
Los fragmentos del informe que se han dado a conocer confirman que la CIA realizó experimentos basados en los trabajos del profesor Martin Seligman (teoría de «la impotencia aprendida»). El objetivo de los experimentos no era obtener confesiones ni información sino inculcar a los torturados un discurso o un comportamiento.
La mayoría de las citaciones que la prensa ha publicado tienden a confundir al público. En efecto, la CIA se refiere a los «métodos de condicionamiento» llamándolos «métodos de interrogatorio no estándares» (non-standard means of interrogation). Sacada de su contexto, esa denominación hace pensar que el término «interrogatorio» designa la búsqueda de información cuando en realidad designa el condicionamiento de las víctimas.
Todos los nombres de los torturadores fueron censurados en la parte desclasificada del informe. A pesar de ello, es evidente que bajo el seudónimo de ?Grayson Swigert? se esconde Bruce Jessen mientras que James Mitchell aparece en el informe como ?Hammond Dunbar?.
Bruce Jessen y James Mitchell supervisaron el programa desde el 12 de abril de 2002. Estaban físicamente presentes en las cárceles secretas. En 2005, formaron juntos una firma comercial, Mitchell, Jessen & Associates, designada en el informe como ?Company Y?. Desde el año 2005 y hasta 2010, esa firma recibió pagos ascendentes a 81 millones de dólares. Posteriormente, el US Army [las fuerzas terrestres de Estados Unidos] los empleó para que dirigieran un programa sobre el comportamiento aplicado a 1,1 millones de soldados estadounidenses.
En mayo de 2003, un «senior officer» de la CIA recurrió al inspector general de la agencia señalando que los trabajos del profesor Seligman se basaban en las torturas que se aplicaban en Vietnam del Norte para obtener «confesiones con fines propagandísticos». Aquel oficial cuestionaba el programa de condicionamiento. Pero su denuncia no tuvo consecuencias. En todo, la denuncia contenía un pequeño error: se refería a Vietnam del Norte. Los trabajos de Seligman, al igual que las prácticas de los norvietnamitas, se basaban en trabajos coreanos.
Cómo se protegieron los torturadores
Según la Comisión senatorial, el programa de tortura de la CIA respondía a una orden del presidente George W. Bush emitida el 17 de septiembre de 2001, o sea 6 días después de los atentados contra los Torres Gemelas y el Pentágono. Tenía como único objetivo proporcionar medios extraordinarios para la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero ese programa se desarrolló de inmediato en violación de varias instrucciones del presidente. Por consiguiente, a partir de la realización de los atentados, la CIA, a espaldas de la Casa Blanca, se esforzó por fabricar falsos testimonios que ?demostrarían? la culpabilidad de al-Qaeda.
El presidente George W. Bush y los miembros del Congreso fueron engañados por la CIA que
- obtuvo autorizaciones para recurrir a ciertas torturas disimulando el objetivo final de tales procedimientos
- y presentó falsamente como información obtenida bajo la tortura lo que en realidad eran confesiones inculcadas.
El 6 de septiembre de 2006, cuando el presidente Bush reconoció la existencia del programa secreto de torturas de la CIA, defendió esa práctica argumentando que había permitido la obtención de información que sirvió para salvar vidas. Bush se basaba en los informes plagados de falsedades proporcionados por la CIA e ignoraba que, en vez de buscar pruebas, la agencia se dedicaba a fabricarlas. A partir de entonces, la prensa atlantista se hundió en la barbarie y comenzó a debatir sobre la justificación de la tortura presentándola como algo malo que permitía lograr algo bueno.
Los torturadores tuvieron la precaución de dotarse de una cobertura jurídica. Para ello pidieron que el Departamento de Justicia los utilizara a torturar. Pero el Departamento de Justicia se pronunció únicamente sobre la legalidad de los métodos utilizados (aislamiento, encierro en una caja de pequeñas dimensiones, simulacros de enterramientos, uso de insectos, etc.) en vez de pronunciarse sobre el programa en su conjunto. La mayoría de los juristas autorizaban solamente algunas posturas en particular, pasando por alto las consecuencias síquicas que podían acarrear cuando se combinaban unas con otras. En agosto de 2002 ya se habían obtenido todas las autorizaciones.
Los dirigentes de la CIA que autorizaron esos experimentos especificaron por escrito que había que incinerar los cadáveres si las personas utilizadas como cobayos morían durante el proceso de condicionamiento y que a los sobrevivientes había que mantenerlos encerrados por el resto de sus días.
Confesiones fabricadas
Para que se entienda bien, la Comisión senatorial no dice que las confesiones de los detenidos de la CIA son legalmente incorrectas por haber sido obtenidas bajo la tortura. Lo que expone es que la CIA no interrogó a esos detenidos sino que los condicionó para que declararan sobre situaciones y actos con los que no tenían nada que ver. La Comisión precisa que los agentes de la CIA ni siquiera trataron de informarse sobre lo que los detenidos ya habían declarado o confesado a las autoridades que los habían arrestado. En otras palabras, no sólo la CIA no trató de saber si al-Qaeda estaba implicada o no en los atentados del 11 de septiembre sino que su acción tuvo como único objetivo fabricar testimonios falsos para demostrar falsamente una supuesta implicación de al-Qaeda en los atentados del 11 de septiembre.
La Comisión senatorial no discute si las confesiones de los cobayos humanos les fueron arrancadas o si les fueron inculcadas. Pero, después de explicar que los supervisores no eran expertos en interrogatorios sino en condicionamiento, detalla ampliamente el hecho que ninguna de esas «confesiones» permitió anticipar nada. Demuestra que la CIA mintió al afirmar que habían permitido impedir otros atentados. La Comisión no escribe que la información sobre al Qaeda proveniente de aquellas confesiones son fabricadas pero señala que todo lo que se podía verificar era falso. De esa manera, la Comisión desmiente explícitamente los argumentos utilizados para justificar la tortura y anula implícitamente los testimonios utilizados para vincular al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre.
Ese informe confirma, de manera oficial, varias informaciones que nosotros ya habíamos presentado a nuestros lectores y que contradicen e invalidan los trabajos de los tanques pensantes atlantistas, de las universidades y de la prensa desde el 11 de septiembre, tanto en lo tocante a los atentados de 2001 como en lo que concierne a al-Qaeda.
Como resultado de la publicación de los fragmentos del informe queda demostrado que todos los testimonios citados en el informe de la Comisión Presidencial Investigadora sobre el 11 de Septiembre que vinculan a al-Qaeda con esos atentados son falsos. Ya no existe en este momento el menor indicio que permita atribuir esos atentados a al-Qaeda: no existe ninguna prueba de que las 19 personas acusadas como secuestradores aéreos estuviesen aquel día en ninguno de los 4 aviones y tampoco es cierto ninguno de los testimonios de ex miembros de al-Qaeda que se atribuyen la autoría de los atentados [2].

Martin Seligman concibió el programa de condicionamiento de la CIA.
El informe confirma lo que ya revelamos en 2009
En octubre de 2009 publiqué un estudio sobre ese tema en la revista rusa Odnako [3]. Afirmaba en ese trabajo que Guantánamo no era un centro de interrogatorio sino de condicionamiento. También cuestionaba personalmente al profesor Seligman. Un año más tarde, luego de la publicación de la traducción de aquel artículo al inglés, sicólogos estadounidenses hicieron campaña exigiendo que Martin Seligman diese explicaciones sobre el asunto. La respuesta de Seligman consistió únicamente en negar su papel como torturador y emprender una acción legal simultánea contra mí y contra la Red Voltaire tanto en Francia como en Líbano, país donde yo residía en aquel momento. Pero finalmente, el profesor Seligman ordenó a sus abogados suspender toda acción legal cuando publicamos una de sus cartas acompañada de una explicación de texto [4]. Martin Seligman emprendió igualmente acciones legales contra todos los que abordaron el tema, como Bryant Weich del Hunffington Post [5].

John O. Brennan fue director adjunto de la CIA desde el año 2001 hasta el 2005 y director del Centro Nacional Antiterrorista. Brennan fue el principal artífice del programa secreto de fabricación de confesiones bajo la tortura. En 2009 se convirtió en consejero del presidente Obama para los temas vinculados a la Seguridad de la Patria (Homeland Security). El propio Obama lo nombró director de la CIA en 2013.
En este momento
En lo que constituye una muestra de valentía, la senadora Diane Feinsein ha logrado publicar parte de su informe, a pesar de la oposición del actual director de la CIA, John Brennan, quien estuvo a cargo de ese programa de tortura.
El presidente Barack Obama ha anunciado que no emprenderá acciones legales contra ninguno de los responsables de esos crímenes, mientras que los defensores de los derechos humanos luchan por poner a los torturadores en el banquillo de los acusados, que es lo mínimo que debería hacerse.
Pero no son esas las preguntas realmente importantes: ¿Por qué cometió la CIA esos crímenes? ¿Por qué inventó la CIA confesiones destinadas a vincular artificialmente a al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre? Y, por lo tanto, si al-Qaeda no tiene nada que ver con los atentados del 11 de septiembre, ¿a quién quiso proteger la CIA?
Y, para terminar, el programa de la CIA sólo contaba 119 cobayos humanos. ¿Qué pasó entonces con los 80 000 prisioneros de las cárceles secretas de la US Navy?
Thierry Meyssan
por Thierry Meyssan
http://www.voltairenet.org/article186200.html
Los fragmentos del informe de la Comisión senatorial estadounidense sobre el programa secreto de torturas de la CIA revelan los contornos de una organización criminal de gran envergadura. Después de leer cuidadosamente las 525 páginas de ese informe, Thierry Meyssan encuentra en ese documento estadounidense la prueba de lo que él ha venido proclamando desde hace años.

Presentación del informe
El fragmento desclasificado sólo representa una doceava parte del informe inicial.
El informe en sí no trata sobre el vasto sistema de secuestros y encarcelamientos arbitrarios que la US Navy instauró bajo los mandatos del presidente George W Bush Jr., programa que dio lugar a los secuestros de más de 80 000 personas en todo el mundo y al encierro de esos secuestrados en 17 barcos estacionados en aguas internacionales (se trata de los navíos: USS Bataan, USS Peleliu, USS Ashland, USNS Stockham, USNS Watson, USNS Watkins, USNS Sister, USNS Charlton, USNS Pomeroy, USNS Red Cloud, USNS Soderman, USNS Dahl, MV PFC William B Baugh, MV Alex Bonnyman, MV Franklin J Phillips, MV Louis J Huage Jr., MV James Anderson Jr.). El texto se limita al estudio de 119 casos de personas utilizadas como conejillos de Indias en la realización de experimentos sicológicos en [la base naval estadounidense] de Guantánamo y en unas 50 cárceles secretas, desde el año 2002 y hasta finales de 2009, o sea un año después de la elección del actual presidente Barack Obama.
Los fragmentos del informe no indican bajo qué criterios fueron seleccionados esos cobayos humanos. Se limitan a indicar que cada prisionero denunciaba al siguiente y también indican que esas confesiones no les fueron arrancadas sino inculcadas. En otras palabras, lo que hizo la CIA fue justificar sus propias decisiones fabricando denuncias que las confirmaban a posteriori.
En el informe inicial, los nombres de los agentes y de los contratistas de la CIA implicados fueron reemplazados por seudónimos. Además, los fragmentos desclasificados han sido ampliamente censurados, fundamentalmente para borrar los nombres de los cómplices extranjeros de la CIA.
El contenido del informe ( Descargable de URL: http://www.intelligence.senate.gov/stud ... study1.pdf )
He leído detenidamente las 525 páginas de fragmentos provenientes del informe. A pesar de ello, estoy aún lejos de haber sacado de esos fragmentos toda la información que puede obtenerse de ellos ya que habrá que realizar numerosas investigaciones para poder interpretar los párrafos mutilados por la censura.
Las sesiones de condicionamiento se realizaban en unas 50 cárceles secretas bajo la responsabilidad de «Alec Station», la unidad de la CIA a cargo de la búsqueda de Osama Ben Laden. Las infraestructuras, el personal y los transportes funcionaban bajo la responsabilidad del «Grupo de Capitulación y Detención» de la CIA. Las sesiones se concebían y realizaban bajo la supervisión de 2 sicólogos contratados que incluso crearon una firma en 2005. Las autorizaciones para la aplicación de las técnicas de condicionamiento se concedían desde el más alto nivel, sin especificar que el objetivo de esas torturas no era arrancar información a las víctimas sino condicionarlas.
El vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney; la consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice; el secretario de Justicia John Ashcroft; el secretario de Defensa Donald Rumsfeld; el secretario de Estado Colin Powell y el director de la CIA George Tenet participaron en reuniones sobre ese tema realizadas en la Casa Blanca. Asistieron a simulaciones en la Casa Blanca y visionaron grabaciones de video de varias sesiones, grabaciones que posteriormente fueron destruidas ilegalmente. Es evidente que el objetivo de aquellas reuniones era implicar a esas personalidades, pero no resulta posible determinar cuáles de ellas sabían para qué se utilizaban esas técnicas.
Sin embargo, en junio de 2007, el contratista de la CIA que supervisaba aquellos experimentos explicó personalmente a Condoleezza Rice en qué consistían. La consejera de Seguridad Nacional autorizó la continuación de los experimentos, limitándose a reducir la cantidad de torturas autorizadas.
Los fragmentos publicados del informe contienen un análisis detallado de cómo la CIA mintió a las demás ramas de la administración Bush, a los medios de prensa y al Congreso.

James Mitchell y Bruce Jensen, supervisores del programa de condicionamiento de la CIA. En 2012 Mitchell fue designado obispo mormón pero tuvo que dimitir cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días descubrió a qué se dedicaba.
Los experimentos del profesor Martin Seligman
Los fragmentos del informe que se han dado a conocer confirman que la CIA realizó experimentos basados en los trabajos del profesor Martin Seligman (teoría de «la impotencia aprendida»). El objetivo de los experimentos no era obtener confesiones ni información sino inculcar a los torturados un discurso o un comportamiento.
La mayoría de las citaciones que la prensa ha publicado tienden a confundir al público. En efecto, la CIA se refiere a los «métodos de condicionamiento» llamándolos «métodos de interrogatorio no estándares» (non-standard means of interrogation). Sacada de su contexto, esa denominación hace pensar que el término «interrogatorio» designa la búsqueda de información cuando en realidad designa el condicionamiento de las víctimas.
Todos los nombres de los torturadores fueron censurados en la parte desclasificada del informe. A pesar de ello, es evidente que bajo el seudónimo de ?Grayson Swigert? se esconde Bruce Jessen mientras que James Mitchell aparece en el informe como ?Hammond Dunbar?.
Bruce Jessen y James Mitchell supervisaron el programa desde el 12 de abril de 2002. Estaban físicamente presentes en las cárceles secretas. En 2005, formaron juntos una firma comercial, Mitchell, Jessen & Associates, designada en el informe como ?Company Y?. Desde el año 2005 y hasta 2010, esa firma recibió pagos ascendentes a 81 millones de dólares. Posteriormente, el US Army [las fuerzas terrestres de Estados Unidos] los empleó para que dirigieran un programa sobre el comportamiento aplicado a 1,1 millones de soldados estadounidenses.
En mayo de 2003, un «senior officer» de la CIA recurrió al inspector general de la agencia señalando que los trabajos del profesor Seligman se basaban en las torturas que se aplicaban en Vietnam del Norte para obtener «confesiones con fines propagandísticos». Aquel oficial cuestionaba el programa de condicionamiento. Pero su denuncia no tuvo consecuencias. En todo, la denuncia contenía un pequeño error: se refería a Vietnam del Norte. Los trabajos de Seligman, al igual que las prácticas de los norvietnamitas, se basaban en trabajos coreanos.
Cómo se protegieron los torturadores
Según la Comisión senatorial, el programa de tortura de la CIA respondía a una orden del presidente George W. Bush emitida el 17 de septiembre de 2001, o sea 6 días después de los atentados contra los Torres Gemelas y el Pentágono. Tenía como único objetivo proporcionar medios extraordinarios para la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero ese programa se desarrolló de inmediato en violación de varias instrucciones del presidente. Por consiguiente, a partir de la realización de los atentados, la CIA, a espaldas de la Casa Blanca, se esforzó por fabricar falsos testimonios que ?demostrarían? la culpabilidad de al-Qaeda.
El presidente George W. Bush y los miembros del Congreso fueron engañados por la CIA que
- obtuvo autorizaciones para recurrir a ciertas torturas disimulando el objetivo final de tales procedimientos
- y presentó falsamente como información obtenida bajo la tortura lo que en realidad eran confesiones inculcadas.
El 6 de septiembre de 2006, cuando el presidente Bush reconoció la existencia del programa secreto de torturas de la CIA, defendió esa práctica argumentando que había permitido la obtención de información que sirvió para salvar vidas. Bush se basaba en los informes plagados de falsedades proporcionados por la CIA e ignoraba que, en vez de buscar pruebas, la agencia se dedicaba a fabricarlas. A partir de entonces, la prensa atlantista se hundió en la barbarie y comenzó a debatir sobre la justificación de la tortura presentándola como algo malo que permitía lograr algo bueno.
Los torturadores tuvieron la precaución de dotarse de una cobertura jurídica. Para ello pidieron que el Departamento de Justicia los utilizara a torturar. Pero el Departamento de Justicia se pronunció únicamente sobre la legalidad de los métodos utilizados (aislamiento, encierro en una caja de pequeñas dimensiones, simulacros de enterramientos, uso de insectos, etc.) en vez de pronunciarse sobre el programa en su conjunto. La mayoría de los juristas autorizaban solamente algunas posturas en particular, pasando por alto las consecuencias síquicas que podían acarrear cuando se combinaban unas con otras. En agosto de 2002 ya se habían obtenido todas las autorizaciones.
Los dirigentes de la CIA que autorizaron esos experimentos especificaron por escrito que había que incinerar los cadáveres si las personas utilizadas como cobayos morían durante el proceso de condicionamiento y que a los sobrevivientes había que mantenerlos encerrados por el resto de sus días.
Confesiones fabricadas

La Comisión senatorial no discute si las confesiones de los cobayos humanos les fueron arrancadas o si les fueron inculcadas. Pero, después de explicar que los supervisores no eran expertos en interrogatorios sino en condicionamiento, detalla ampliamente el hecho que ninguna de esas «confesiones» permitió anticipar nada. Demuestra que la CIA mintió al afirmar que habían permitido impedir otros atentados. La Comisión no escribe que la información sobre al Qaeda proveniente de aquellas confesiones son fabricadas pero señala que todo lo que se podía verificar era falso. De esa manera, la Comisión desmiente explícitamente los argumentos utilizados para justificar la tortura y anula implícitamente los testimonios utilizados para vincular al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre.
Ese informe confirma, de manera oficial, varias informaciones que nosotros ya habíamos presentado a nuestros lectores y que contradicen e invalidan los trabajos de los tanques pensantes atlantistas, de las universidades y de la prensa desde el 11 de septiembre, tanto en lo tocante a los atentados de 2001 como en lo que concierne a al-Qaeda.
Como resultado de la publicación de los fragmentos del informe queda demostrado que todos los testimonios citados en el informe de la Comisión Presidencial Investigadora sobre el 11 de Septiembre que vinculan a al-Qaeda con esos atentados son falsos. Ya no existe en este momento el menor indicio que permita atribuir esos atentados a al-Qaeda: no existe ninguna prueba de que las 19 personas acusadas como secuestradores aéreos estuviesen aquel día en ninguno de los 4 aviones y tampoco es cierto ninguno de los testimonios de ex miembros de al-Qaeda que se atribuyen la autoría de los atentados [2].

Martin Seligman concibió el programa de condicionamiento de la CIA.
El informe confirma lo que ya revelamos en 2009
En octubre de 2009 publiqué un estudio sobre ese tema en la revista rusa Odnako [3]. Afirmaba en ese trabajo que Guantánamo no era un centro de interrogatorio sino de condicionamiento. También cuestionaba personalmente al profesor Seligman. Un año más tarde, luego de la publicación de la traducción de aquel artículo al inglés, sicólogos estadounidenses hicieron campaña exigiendo que Martin Seligman diese explicaciones sobre el asunto. La respuesta de Seligman consistió únicamente en negar su papel como torturador y emprender una acción legal simultánea contra mí y contra la Red Voltaire tanto en Francia como en Líbano, país donde yo residía en aquel momento. Pero finalmente, el profesor Seligman ordenó a sus abogados suspender toda acción legal cuando publicamos una de sus cartas acompañada de una explicación de texto [4]. Martin Seligman emprendió igualmente acciones legales contra todos los que abordaron el tema, como Bryant Weich del Hunffington Post [5].

John O. Brennan fue director adjunto de la CIA desde el año 2001 hasta el 2005 y director del Centro Nacional Antiterrorista. Brennan fue el principal artífice del programa secreto de fabricación de confesiones bajo la tortura. En 2009 se convirtió en consejero del presidente Obama para los temas vinculados a la Seguridad de la Patria (Homeland Security). El propio Obama lo nombró director de la CIA en 2013.
En este momento
En lo que constituye una muestra de valentía, la senadora Diane Feinsein ha logrado publicar parte de su informe, a pesar de la oposición del actual director de la CIA, John Brennan, quien estuvo a cargo de ese programa de tortura.
El presidente Barack Obama ha anunciado que no emprenderá acciones legales contra ninguno de los responsables de esos crímenes, mientras que los defensores de los derechos humanos luchan por poner a los torturadores en el banquillo de los acusados, que es lo mínimo que debería hacerse.
Pero no son esas las preguntas realmente importantes: ¿Por qué cometió la CIA esos crímenes? ¿Por qué inventó la CIA confesiones destinadas a vincular artificialmente a al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre? Y, por lo tanto, si al-Qaeda no tiene nada que ver con los atentados del 11 de septiembre, ¿a quién quiso proteger la CIA?
Y, para terminar, el programa de la CIA sólo contaba 119 cobayos humanos. ¿Qué pasó entonces con los 80 000 prisioneros de las cárceles secretas de la US Navy?
Thierry Meyssan
Hoy se cumplen 13 años desde que se inauguró la célebre Guantánamo, aunque no el peor de los centros de detención donde Estados Unidos encierra a las personas secuestradas por todo el mundo con la excusa de la Guerra contra el Terrorismo que ellos mismos alimentan y promueven en sus campañas de propaganda. Guantánamo no es sólo un ejemplo de abusos de poder e impunidad al cometer crímenes contra la Humanidad, es un mensaje a todas las personas que nos ayuda a comprender mejor el valor de nuestros "Derechos Humanos" y por dónde se los pasan los responsables de hacerlos valer. La tortura se ha normalizado.




¿Quién está conectado?
Usuarios navegando por este Foro: Ahrefs [Bot] y 4 invitados