Mis imprescindibles
Merece la pena
Sobre las diez te llamo
para decir que tengo diez llamadas,
otra reunión, seis cartas,
una mañana espesa, varias citas
y nostalgia de ti.
Sobre las doce y media
llamas para contarme tus llamadas,
cómo va tu trabajo,
me explicas por encima los negocios
que llevas en común con tu ex-marido,
debes sin más remedio hacer la compra
y me echas de menos.
El teléfono quiere espuma de cerveza,
aunque no, la mañana no es hermosa ni rubia.
Sobre las cuatro y media
comunica tu siesta. Me llamas a las seis para decirme
que sales disparada,
que se queda tu hijo en casa de un amigo,
que te aburre esta vida, pero a las siete debes
estar en no sé dónde,
y a las ocho te esperan
en la presentación de no sé quién
y luego sufres restaurante y copas
con algunos amigos.
Si no se te hace tarde
me llamarás a casa cuando llegues.
Y no se te hace tarde.
Sobre las dos y media te aseguro
que no me has despertado.
El teléfono busca ventanas encendidas
en las calles desiertas
y me alegra escuchar noticias de la noche,
cotilleos del mundo literario,
que se te nota lo feliz que eres,
que no haces otra cosa que hablar mucho de mí
con todos los que hablas.
Nada sabe de amor quien no ha perdido
por amor una casa, una hija tal vez
y más de medio sueldo,
empeñado en el arte de ser feliz y justo,
al otro lado de tu voz,
al sur de las fronteras telefónicas.
Luis García Montero
Sobre las diez te llamo
para decir que tengo diez llamadas,
otra reunión, seis cartas,
una mañana espesa, varias citas
y nostalgia de ti.
Sobre las doce y media
llamas para contarme tus llamadas,
cómo va tu trabajo,
me explicas por encima los negocios
que llevas en común con tu ex-marido,
debes sin más remedio hacer la compra
y me echas de menos.
El teléfono quiere espuma de cerveza,
aunque no, la mañana no es hermosa ni rubia.
Sobre las cuatro y media
comunica tu siesta. Me llamas a las seis para decirme
que sales disparada,
que se queda tu hijo en casa de un amigo,
que te aburre esta vida, pero a las siete debes
estar en no sé dónde,
y a las ocho te esperan
en la presentación de no sé quién
y luego sufres restaurante y copas
con algunos amigos.
Si no se te hace tarde
me llamarás a casa cuando llegues.
Y no se te hace tarde.
Sobre las dos y media te aseguro
que no me has despertado.
El teléfono busca ventanas encendidas
en las calles desiertas
y me alegra escuchar noticias de la noche,
cotilleos del mundo literario,
que se te nota lo feliz que eres,
que no haces otra cosa que hablar mucho de mí
con todos los que hablas.
Nada sabe de amor quien no ha perdido
por amor una casa, una hija tal vez
y más de medio sueldo,
empeñado en el arte de ser feliz y justo,
al otro lado de tu voz,
al sur de las fronteras telefónicas.
Luis García Montero
Preguntas
¡Escríbeme qué llevas puesto! ¿Es cálido?
¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando?
¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo?
¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo?
¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan?
¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor?
¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo bueno?
¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí?
¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti!
¡Y espero con ansiedad la respuesta!
Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte.
Si pasas hambre, no puedo darte de comer.
Así que estoy como fuera del mundo,
perdido, como si te hubiese olvidado.
Bertolt Brecht
DILE QUE NO ME TEMA, AMOR, Y DILE...
Dile que no me tema, amor, y dile
que estoy a su lado como el aire,
como un cristal de niebla o como el viento
que se aquieta la tarde.
Dile que no me huya, amor, y dile
que no me vuelva a herir, que no me aparte,
que soy el brillo húmedo en sus ojos
y el latido en su sangre.
Dile que no me aleje, amor, y dile
que yo soy el umbral de su morada,
el agua de su sed
y aquel único pan para su hambre,
Dile que no se oculte, amor, y dile
que ya no tengo rostro ni señales
de haber vivido antes de quererme.
De haber vivido, antes.
Dile que no recuerde y dile
que no respire, amor, sin respirarme.
Julia Prilutzky.
Dile que no me tema, amor, y dile
que estoy a su lado como el aire,
como un cristal de niebla o como el viento
que se aquieta la tarde.
Dile que no me huya, amor, y dile
que no me vuelva a herir, que no me aparte,
que soy el brillo húmedo en sus ojos
y el latido en su sangre.
Dile que no me aleje, amor, y dile
que yo soy el umbral de su morada,
el agua de su sed
y aquel único pan para su hambre,
Dile que no se oculte, amor, y dile
que ya no tengo rostro ni señales
de haber vivido antes de quererme.
De haber vivido, antes.
Dile que no recuerde y dile
que no respire, amor, sin respirarme.
Julia Prilutzky.
MAYO
"...
Ven, siente en tu rostro la mañana,
cuando estamos tristes, todo nos parece oscuro;
cuando estamos fuertes, el mundo se desmigaja.
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas,
sea un secreto, un error o un gesto.
Ven y pondremos verdes a los vencedores,
saltaremos desde el puente riéndonos de nosotros mismos.
Contemplaremos en silencio las grúas del puerto,
porque estar juntos en silencio es
la mejor prueba de la amistad.
..."
Kirmen Uribe
Para ti
"...
Ven, siente en tu rostro la mañana,
cuando estamos tristes, todo nos parece oscuro;
cuando estamos fuertes, el mundo se desmigaja.
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas,
sea un secreto, un error o un gesto.
Ven y pondremos verdes a los vencedores,
saltaremos desde el puente riéndonos de nosotros mismos.
Contemplaremos en silencio las grúas del puerto,
porque estar juntos en silencio es
la mejor prueba de la amistad.
..."
Kirmen Uribe
Para ti
Pájaro azul
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres joder
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
Luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?
Bukowski
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Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro.
Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
hacerme un lío?
¿es que quieres joder
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
Hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
Luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?
Bukowski
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"He aquí que el silencio fue integrado
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...
...Yo tomo la palabra y la recorro
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."
Pablo Neruda
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...
...Yo tomo la palabra y la recorro
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."
Pablo Neruda
Deseo
Ayúdame.
Estoy
ciega.
Mi sed
me ciega.
Cúbreme.
Estoy desnuda.
Abre
las puertas
de mi reino.
Esclavo mío,
asume
tu importancia,
dame
tu ley.
Exijo
tu fuerza.
¡Ámame!
La tierra,
el viento,
el fuego,
el mar
con su oleaje....
¿Qué importa,
di,
qué importa?
Me bebo el Universo
en tus labios,
amante.
Susana March
Ayúdame.
Estoy
ciega.
Mi sed
me ciega.
Cúbreme.
Estoy desnuda.
Abre
las puertas
de mi reino.
Esclavo mío,
asume
tu importancia,
dame
tu ley.
Exijo
tu fuerza.
¡Ámame!
La tierra,
el viento,
el fuego,
el mar
con su oleaje....
¿Qué importa,
di,
qué importa?
Me bebo el Universo
en tus labios,
amante.
Susana March
Destino
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
antes que lo devoren (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
Rosario Castellanos
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
antes que lo devoren (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
Rosario Castellanos
Juego de niños
Cuatro o cinco palabras aprendidas
en la noche del tiempo, siendo niños,
nada más que esas cuatro o esas cinco
palabras aprendidas son precisas,
para nombrar los dos o tres asuntos
que merecen nombrarse en esta vida.
El resto es lo que queda cuando a la poesía
le hemos quitado todo lo que es la poesía.
Carlos Marzal
Cuatro o cinco palabras aprendidas
en la noche del tiempo, siendo niños,
nada más que esas cuatro o esas cinco
palabras aprendidas son precisas,
para nombrar los dos o tres asuntos
que merecen nombrarse en esta vida.
El resto es lo que queda cuando a la poesía
le hemos quitado todo lo que es la poesía.
Carlos Marzal
Miedo
" Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso. "
Raymond Carver
Escritor y poeta estadounidense nacido en Clatskanie, Oregón, adscrito al llamado realismo sucio. Vivió en docenas de lugares trabajando en ocupaciones ocasionales y mal pagadas, debatiéndose en la más absoluta de las pobrezas, con un matrimonio destrozado, con graves problemas de alcohol durante varios años. Además de libros de poemas, Un sendero nuevo a la cascada (1985) y Bajo una luz marina (1986), publicó cuatro volúmenes de relatos que lo acreditaron como uno de los mejores escritores norteamericanos de la década: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976), De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981), Catedral (1983) y Tres rosas amarillas (1988). Los libros de Carver están formados por relatos cortos que reflejan los dramas aparentemente más triviales, las catástrofes silenciosas de la gente más común, que poseen la capacidad de provocar una impresión fortísima, una indeleble conmoción. Dotado de un apreciable escepticismo y resentimiento, mediante una técnica escueta y directa, carente de adornos estilísticos, casi minimalista, dibuja una gama de anónimos perdedores de una sociedad que parece haberse olvidado de ellos: desempleados, alcohólicos, divorciados, seres solitarios que van hacia la deriva y que no tienen otra cosa que hacer sino mirar la televisión, evitando mirar a su propio interior y comprobar que no son más que sombras cargadas de desesperanza. En 1988, cuando estaba en su mejor momento, porque había dejado de beber, tenía una estimulante relación amorosa con la poeta Tess Gallagher y se había convertido en el mejor cuentista vivo estadounidense, se le detectó un cáncer de pulmón. Murió en Port Angeles, Washington ese mismo año.
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1556
" Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso. "
Raymond Carver
Escritor y poeta estadounidense nacido en Clatskanie, Oregón, adscrito al llamado realismo sucio. Vivió en docenas de lugares trabajando en ocupaciones ocasionales y mal pagadas, debatiéndose en la más absoluta de las pobrezas, con un matrimonio destrozado, con graves problemas de alcohol durante varios años. Además de libros de poemas, Un sendero nuevo a la cascada (1985) y Bajo una luz marina (1986), publicó cuatro volúmenes de relatos que lo acreditaron como uno de los mejores escritores norteamericanos de la década: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976), De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981), Catedral (1983) y Tres rosas amarillas (1988). Los libros de Carver están formados por relatos cortos que reflejan los dramas aparentemente más triviales, las catástrofes silenciosas de la gente más común, que poseen la capacidad de provocar una impresión fortísima, una indeleble conmoción. Dotado de un apreciable escepticismo y resentimiento, mediante una técnica escueta y directa, carente de adornos estilísticos, casi minimalista, dibuja una gama de anónimos perdedores de una sociedad que parece haberse olvidado de ellos: desempleados, alcohólicos, divorciados, seres solitarios que van hacia la deriva y que no tienen otra cosa que hacer sino mirar la televisión, evitando mirar a su propio interior y comprobar que no son más que sombras cargadas de desesperanza. En 1988, cuando estaba en su mejor momento, porque había dejado de beber, tenía una estimulante relación amorosa con la poeta Tess Gallagher y se había convertido en el mejor cuentista vivo estadounidense, se le detectó un cáncer de pulmón. Murió en Port Angeles, Washington ese mismo año.
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1556
Áspero mundo
Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz ?cualquiera?
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora,
amada mía,
transido de distancia,
bajo ese amor
que crece y no se muere,
bajo ese amor
que sigue y nunca acaba.
Ángel González
Toda la naturaleza
" Toda la naturaleza no es más que arte que desconoces,
Toda casualidad, dirección que no puedes ver;
Toda discordia, armonía incomprendida;
Todo mal parcial, bien universal;
Y, a pesar del orgullo,
Y a pesar del despecho de la mente errada,
Una verdad es clara,
Lo que es, es como debe ser. "
Alexander Pope
Un desconocido es mi amigo
"Un desconocido es mi amigo,
uno a quien no conozco.
Un desconocido lejano, lejano;
por él mi corazón está lleno de nostalgia.
Porque él no está cerca de mí.
¿Quizá porque no existe?
¿Quién eres tú que llenas mi corazón de tu ausencia,
que llenas toda la tierra de tu ausencia? "
Par Lagerkvist
Escritor y premio Nobel sueco; considerado como un autor altamente original, su obra muestra un interés por la realidad social y política y, por encima de todo, por los problemas del bien y el mal en los seres humanos. Nació en Växjö y estudió en la Universidad de Uppsala. Sus primeros trabajos, entre los que se encuentran también numerosos poemas, fueron publicados en 1912. Al año siguiente se trasladó a París, ciudad en la que conoció el expresionismo, amplio movimiento literario y pictórico del primer cuarto del siglo XX. En 1917 escribió su primera obra de teatro, y dos años más tarde se convirtió en crítico teatral de un periódico de Estocolmo. Tuvo una profunda influencia en toda la poesía de su país, por lo que fue elegido miembro de la Academia Sueca en 1940 y recibió el Premio Nobel de Literatura de 1951. Su obra denuncia la brutalidad y la violencia del mundo contemporáneo, en ocasiones con un trasfondo religioso que puede estar teñido de pesimismo, como en Angustia (1916), o tocado de deseo de confraternización universal, como en Cantos del corazón (1926). En sus creaciones teatrales de las que El secreto del cielo (1919) es un buen ejemplo, se percibe el mismo trasfondo. Se enfrentó al nazismo con dos obras valientes, más tarde ensalzadas por la crítica, El verdugo (1933) y El enano (1944). Después de la II Guerra Mundial volvió a su temática religiosa con la novela que le dio fama universal, Barrabás (1950), traducida a varios idiomas y llevada al cine en 1962.
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1905
Vocabulario
" Por supuesto, te acuestas como un ángel de nieve
más pesado que el bronce, más ligero que el corcho
sobre el amante cuyo espasmo finalmente te regocija
bajo tu fuego helado la carne se hace estatua
y a la larga, es preciso que, muerto, me acostumbre
a recibirte en mi lecho. "
Jean Cocteau
Bésale las piernas a la poesía
aunque diga que no, que aquí nos pueden ver.
Bésale las palabras, hurga su lengua hasta
que abra los brazos y diga ¡Santo Dios!
o hasta que santodios abra los brazos de escándalo.
Bésale a la poesía, a la loba
aunque diga que no, que hay mucha gente que aquí
nos pueden ver. Bésale las piernas, las palabras
hasta que no de más, hasta que pida más
hasta que cante.
Boccanera
aunque diga que no, que aquí nos pueden ver.
Bésale las palabras, hurga su lengua hasta
que abra los brazos y diga ¡Santo Dios!
o hasta que santodios abra los brazos de escándalo.
Bésale a la poesía, a la loba
aunque diga que no, que hay mucha gente que aquí
nos pueden ver. Bésale las piernas, las palabras
hasta que no de más, hasta que pida más
hasta que cante.
Boccanera
Otra vez a soñar desde el oscuro...
Otra vez a soñar desde el oscuro
imposible por qué, mano tendida,
intentando apresar amor y vida,
fijarle a lo inseguro lo seguro.
Otras veces cabalgando hacia tu muro,
soledad que me tiras de la brida,
seguidora incansable de mi huida,
vencedora en la lucha en que perduro.
Otra vez a mirar arena y cielo
en tu playa sin fin siempre desnuda,
bebiéndome el silencio que te nombra.
Otra vez como ayer perdido el vuelo
por el salto hacia atrás de miedo y duda,
seguida y seguidora de tu sombra.
Concha Lagos
Otra vez a soñar desde el oscuro
imposible por qué, mano tendida,
intentando apresar amor y vida,
fijarle a lo inseguro lo seguro.
Otras veces cabalgando hacia tu muro,
soledad que me tiras de la brida,
seguidora incansable de mi huida,
vencedora en la lucha en que perduro.
Otra vez a mirar arena y cielo
en tu playa sin fin siempre desnuda,
bebiéndome el silencio que te nombra.
Otra vez como ayer perdido el vuelo
por el salto hacia atrás de miedo y duda,
seguida y seguidora de tu sombra.
Concha Lagos
Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad. Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
Rafael Cadenas
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad. Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
Rafael Cadenas
Poema de amor
Me pesan
El bullicio y la injusticia
La marea turbia
Y el olor de un atardecer marino
Que no he de presenciar
Las largas despedidas
Y los encuentros fugaces
Algunas palabras
Y los silencios forzados por la distancia
La noche despoblada de ti
Que avanza indiferente
Hacia el abismo del día
Las letras que componen tu nombre
Inmensa pieza del universo que todo lo encierra
La cifra que define tu número
El género que marca tu cuerpo
El tiempo indefinido de tu existencia.
Lauren Mendinueta
Me pesan
El bullicio y la injusticia
La marea turbia
Y el olor de un atardecer marino
Que no he de presenciar
Las largas despedidas
Y los encuentros fugaces
Algunas palabras
Y los silencios forzados por la distancia
La noche despoblada de ti
Que avanza indiferente
Hacia el abismo del día
Las letras que componen tu nombre
Inmensa pieza del universo que todo lo encierra
La cifra que define tu número
El género que marca tu cuerpo
El tiempo indefinido de tu existencia.
Lauren Mendinueta
Sentimientos
Como un grito finito, como un pedazo escaso,
como un vuelo de piedra de luz encadenada,
desato mis caballos y anudo mi paciencia.
Las voces de la noche levantan sus dos voces,
las ramas de la noche levantan sus dos voces ,
y miro el cielo abierto girar en su estupor.
En su furor sereno devienen más desastres
y se desencadenan las bestias del amor.
Y cantan y no cocen maquiavélicos sastres
que unieron sin hilván tu corazón y el mío
y ligaron sus suertes con bárbaras dulzuras.
Sin decir que hace miedo, hace hambre, hace frío
y eso corrompe y mata las dulces ligaduras.
Ésos bárbaros sastres atan las destrucciones
y rezan a escondidas a los pies de Satán
y revientan de un golpe los dulces corazones
y se beben la sangre y se ríen y se van,
ésos demonios negros como tu amor y el mío,
con sus pústulas tiernas y su pura indecencia.
Desato mis caballos, levantan sus dos sones
y miro el cielo abierto, tu corazón y el mío,
sin decir que hace miedo atan sus destrucciones
y revientan de un golpe, hace hambre, hace frío.
Juan Gelman
Como un grito finito, como un pedazo escaso,
como un vuelo de piedra de luz encadenada,
desato mis caballos y anudo mi paciencia.
Las voces de la noche levantan sus dos voces,
las ramas de la noche levantan sus dos voces ,
y miro el cielo abierto girar en su estupor.
En su furor sereno devienen más desastres
y se desencadenan las bestias del amor.
Y cantan y no cocen maquiavélicos sastres
que unieron sin hilván tu corazón y el mío
y ligaron sus suertes con bárbaras dulzuras.
Sin decir que hace miedo, hace hambre, hace frío
y eso corrompe y mata las dulces ligaduras.
Ésos bárbaros sastres atan las destrucciones
y rezan a escondidas a los pies de Satán
y revientan de un golpe los dulces corazones
y se beben la sangre y se ríen y se van,
ésos demonios negros como tu amor y el mío,
con sus pústulas tiernas y su pura indecencia.
Desato mis caballos, levantan sus dos sones
y miro el cielo abierto, tu corazón y el mío,
sin decir que hace miedo atan sus destrucciones
y revientan de un golpe, hace hambre, hace frío.
Juan Gelman
maravilloso!Txan escribió:A los hombre futuros, de Poesías escritas durante el exilio
"...
III
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza
desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros
con indulgencia. "
Bertolt Brecht
Ella retira la sábana blanca
y emerge de esa cama espléndida
que aún huele a dos
Con súbita serenidad
enciende un cigarrillo y lo fuma
entre indolente y pensativa
antes de empezar a vestirse
Tuerce un poco su cuello
de canela y de vidrio flexible
y sonríe fugazmente al hombre tendido
como diciéndole: Está bien,
y los dos lo entendemos; se trata
de la alta usura de las cosas
Ella recoge sus prendas del suelo
y se cubre entre lentamente y aprisa
resucitando y escondiéndose
con implacable naturalidad
Cuando pone el sujetador
sobre sus magníficos pechos
él los está mirando
con una placidez crispada,
como naciendo sin destino,
y le sonríe, afectuoso, sin sílabas,
ya desde la impotencia del anciano
que recordará este interior
Mientras él se viste, y enciende
un cigarrillo, y fuma mesurado...
sin que medie una sola palabra
algo en la habitación (¿el olor?
¿el desorden grato? ¿el silencio?)
parece murmurar en calma:
No quedan ya en el mundo
dos existencias paralelas
(En otra época, remota,
motivarían candorosas páginas
de un dramaturgo; actores
románticos y esbeltos
pronunciarían grandes mayúsculas,
sobresaltarían, mimarían
la emotividad popular
con su amor devenido a sangre
A principios del siglo XX
harían juntos la Revolución;
clamarían, golpearían
sobre el portalón del futuro
con fósforo en la cara)
Ella,
que ya aprendió a decir te quiero
poquísimo, por carta, o nunca,
le ayuda a abrir la puerta
Hasta la vista --dice,
con la mano en la cerradura
y rozándole la mejilla
Él, ya desde el pasillo,
alarga un brazo y le acaricia el pelo
mientras la puerta empieza, lentamente,
a cerrarse, como una herida
Félix Grande
y emerge de esa cama espléndida
que aún huele a dos
Con súbita serenidad
enciende un cigarrillo y lo fuma
entre indolente y pensativa
antes de empezar a vestirse
Tuerce un poco su cuello
de canela y de vidrio flexible
y sonríe fugazmente al hombre tendido
como diciéndole: Está bien,
y los dos lo entendemos; se trata
de la alta usura de las cosas
Ella recoge sus prendas del suelo
y se cubre entre lentamente y aprisa
resucitando y escondiéndose
con implacable naturalidad
Cuando pone el sujetador
sobre sus magníficos pechos
él los está mirando
con una placidez crispada,
como naciendo sin destino,
y le sonríe, afectuoso, sin sílabas,
ya desde la impotencia del anciano
que recordará este interior
Mientras él se viste, y enciende
un cigarrillo, y fuma mesurado...
sin que medie una sola palabra
algo en la habitación (¿el olor?
¿el desorden grato? ¿el silencio?)
parece murmurar en calma:
No quedan ya en el mundo
dos existencias paralelas
(En otra época, remota,
motivarían candorosas páginas
de un dramaturgo; actores
románticos y esbeltos
pronunciarían grandes mayúsculas,
sobresaltarían, mimarían
la emotividad popular
con su amor devenido a sangre
A principios del siglo XX
harían juntos la Revolución;
clamarían, golpearían
sobre el portalón del futuro
con fósforo en la cara)
Ella,
que ya aprendió a decir te quiero
poquísimo, por carta, o nunca,
le ayuda a abrir la puerta
Hasta la vista --dice,
con la mano en la cerradura
y rozándole la mejilla
Él, ya desde el pasillo,
alarga un brazo y le acaricia el pelo
mientras la puerta empieza, lentamente,
a cerrarse, como una herida
Félix Grande
El murciélago
Tengo un murciélago en el vientre.
Ha nacido de tu agua retenida, como las salamandras.
Duerme entre las paredes rojas de mi interior,
y noto cómo va engordando cada día.
Se despierta por las noches,
Cuando se me oscurecen los pensamientos.
Y vuela y gira y chilla.
Puedo mover los brazos,
puedo mover las piernas,
pero no puedo controlar los músculos de mi vientre.
Mi cerebro no es capaz de desalojar al murciélago.
En una habitación blanca
me han vaciado las entrañas con un aspirador.
Ahora soy una estatua de bronce en el parque,
vacía por completo y quieta.
Estoy más tranquila
y lloro.
Kirmen Uribe
Tengo un murciélago en el vientre.
Ha nacido de tu agua retenida, como las salamandras.
Duerme entre las paredes rojas de mi interior,
y noto cómo va engordando cada día.
Se despierta por las noches,
Cuando se me oscurecen los pensamientos.
Y vuela y gira y chilla.
Puedo mover los brazos,
puedo mover las piernas,
pero no puedo controlar los músculos de mi vientre.
Mi cerebro no es capaz de desalojar al murciélago.
En una habitación blanca
me han vaciado las entrañas con un aspirador.
Ahora soy una estatua de bronce en el parque,
vacía por completo y quieta.
Estoy más tranquila
y lloro.
Kirmen Uribe
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