
Poesía de siempre
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Wit-man escribió:
VI
SÓLO los descreídos mueren hoy en día
El quebrantado mundo en nada cree pues nada ingenia
Inventémonos utopías razonables o estúpidas
Construyamos ilusiones vanas
O moriremos bajo algún sol ajeno
Sólo los descreídos mueren
Sólo los descuidados
En este Mundo que es maquinaria pesada
Enorme molino que muele y tritura
El tiempo que poco a poco se deshace
Matemos el tiempo inventando dioses
Qué hermosura!!
encontré éste poema de Nuria Ruiz de Viñaspre que me gustó
AHORA que el amor se me instala
Puedo dormir en paz y mirarte a los ojos
Aunque me diluya y tiemble mi cuerpo bajo tu mano
Como un perro aterido y hambriento
Ahora que el amor se me instala
Quiero articular palabras
Aunque me derrita si estoy en tu boca
Deshaciéndome en miles de pieles
Ahora que el amor se me instala
Me disperso como el polvo en el viento
Se disipan mis neuronas
Ahora que el amor se me instala
No quiero volver a hilar
Ni un solo pensamiento cuerdo
Me pregunto quién te ha dado esa fuerza de pájaro
Ahora que el amor se me instala

Tal vez no ser es ser sin que tú seas,
sin que vayas cortando el medio día
como una flor azul, sin que camines
más tarde por la niebla y los ladrillos.
Sin esa luz que llevas en la mano
que tal vez otros no verán dorada
que tal vez nadie supo que crecía
como el origen rojo de la rosa.
Sin que seas, en fin, sin que vinieras,
brusca, incitante, a conocer mi vida,
ráfaga de rosal, trigo del viento.
Y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.
Soneto XXV
Antes de amarte, amor, nada era mío:
vacilé por las calles y las cosas:
nada contaba ni tenía nombre:
el mundo era del aire que esperaba.
Yo conocí salones cenicientos,
túneles habitados por la luna,
hangares crueles que se despedían,
preguntas que insistían en la arena.
Todo estaba vacío, muerto y mudo,
caído, abandonado y decaído,
todo era inalienablemente ajeno.
Todo era de los otros y de nadie,
hasta que tu belleza y tu pobreza
llenaron el otoño de regalos.
Pablo Neruda
?Imposible que la luna?, de Violeta Parra
Imposible que la luna
le quite al sol su carrera.
Más imposible será
quitarme de que te quiera.
Violeta Parra

sin que vayas cortando el medio día
como una flor azul, sin que camines
más tarde por la niebla y los ladrillos.
Sin esa luz que llevas en la mano
que tal vez otros no verán dorada
que tal vez nadie supo que crecía
como el origen rojo de la rosa.
Sin que seas, en fin, sin que vinieras,
brusca, incitante, a conocer mi vida,
ráfaga de rosal, trigo del viento.
Y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.
Soneto XXV
Antes de amarte, amor, nada era mío:
vacilé por las calles y las cosas:
nada contaba ni tenía nombre:
el mundo era del aire que esperaba.
Yo conocí salones cenicientos,
túneles habitados por la luna,
hangares crueles que se despedían,
preguntas que insistían en la arena.
Todo estaba vacío, muerto y mudo,
caído, abandonado y decaído,
todo era inalienablemente ajeno.
Todo era de los otros y de nadie,
hasta que tu belleza y tu pobreza
llenaron el otoño de regalos.
Pablo Neruda
?Imposible que la luna?, de Violeta Parra
Imposible que la luna
le quite al sol su carrera.
Más imposible será
quitarme de que te quiera.
Violeta Parra

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Nuria es riojana con denominación de origen como el vino, mi tocayo Cabezón y su mujer Carmen Beltrán?Wit-man escribió: de la Rioja, no?
le eché un vistazo a su blog....luego lo veré mas despacio...
me gustan sus poemas...
¡¡¡¡Qué buena poesía se bebe por La Rioja!!!!
TAN NATURAL COMO TU SED
Desmigamos el tiempo
(como al pan del Paraíso)
debemos pensar
(que tonto me siento a veces)
que el tiempo se multiplica por infinito
o al menos tantas veces
como migas en la mesa
hemos extendido.
(No sé el sentido:
será alargar la agonía
o esta piel de gusto
que me pones
cuando me excitas)
Enrique Cabezón
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Arte
Cuando el
Espíritu
Se desvanece
Aparece
La
Forma.
Charles Bukowsky
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Acto creativo
Por el huevo roto en el suelo
Por el 5 de julio
Por el pez en la pecera
Por el viejo de la habitación nº 9
Por el gato sobre el muro
Por ti mismo
No por la fama
Ni por el dinero
Tienes que seguir luchando
Cuanto te haces viejo
Disminuye el atractivo
Es más fácil cuando se es joven
Cualquiera puede alcanzar
Las alturas alguna que otra vez
La clave consiste en
Resistir
Cualquier cosa que sirva
Para que
Esta vida siga bailando
Frente a
Doña Muerte.
Ch. B.

Cuando el
Espíritu
Se desvanece
Aparece
La
Forma.
Charles Bukowsky
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Acto creativo
Por el huevo roto en el suelo
Por el 5 de julio
Por el pez en la pecera
Por el viejo de la habitación nº 9
Por el gato sobre el muro
Por ti mismo
No por la fama
Ni por el dinero
Tienes que seguir luchando
Cuanto te haces viejo
Disminuye el atractivo
Es más fácil cuando se es joven
Cualquiera puede alcanzar
Las alturas alguna que otra vez
La clave consiste en
Resistir
Cualquier cosa que sirva
Para que
Esta vida siga bailando
Frente a
Doña Muerte.
Ch. B.

Paul Verlaine
Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas sigue de mi existencia errante.
Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.
¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellas que adorando murieron.
Como el de las estatuas es su mirar de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron?
Mujer Y Gata
La sorprendí jugando con su gata,
y contemplar causóme maravilla
la mano blanca con la blanca pata,
de la tarde a la luz que apenas brilla.
¡Como supo esconder la mojigata,
del mitón tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!
Melindrosa a la par por su compañera
ocultaba también la garra fiera;
y al rodar (abrazadas) por la alfombra,
un sonoro reír cruzó el ambiente
del salón? y brillaron de repente
¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!
El Hogar Y La Lámpara De Resplandor Pequeño
El hogar y la lámpara de resplandor pequeño;
la frente entre las manos en busca del ensueño;
y los ojos perdidos en los ojos amados;
la hora del té humeante y los libros cerrados;
el dulzor de sentir fenecer la velada,
la adorable fatiga y la espera adorada
de la sombra nupcial y el ensueño amoroso.
¡Oh! ¡Todo esto, mi ensueño lo ha perseguido ansioso,
sin descanso, a través de mil demoras vanas,
impaciente de meses, furioso de semanas!

Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas sigue de mi existencia errante.
Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.
¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellas que adorando murieron.
Como el de las estatuas es su mirar de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron?
Mujer Y Gata
La sorprendí jugando con su gata,
y contemplar causóme maravilla
la mano blanca con la blanca pata,
de la tarde a la luz que apenas brilla.
¡Como supo esconder la mojigata,
del mitón tras la negra redecilla,
la punta de marfil que juega y mata,
con acerados tintes de cuchilla!
Melindrosa a la par por su compañera
ocultaba también la garra fiera;
y al rodar (abrazadas) por la alfombra,
un sonoro reír cruzó el ambiente
del salón? y brillaron de repente
¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!
El Hogar Y La Lámpara De Resplandor Pequeño
El hogar y la lámpara de resplandor pequeño;
la frente entre las manos en busca del ensueño;
y los ojos perdidos en los ojos amados;
la hora del té humeante y los libros cerrados;
el dulzor de sentir fenecer la velada,
la adorable fatiga y la espera adorada
de la sombra nupcial y el ensueño amoroso.
¡Oh! ¡Todo esto, mi ensueño lo ha perseguido ansioso,
sin descanso, a través de mil demoras vanas,
impaciente de meses, furioso de semanas!

Wit-man escribió:
Acto creativo
Por el huevo roto en el suelo
Por el 5 de julio
Por el pez en la pecera
Por el viejo de la habitación nº 9
Por el gato sobre el muro
Por ti mismo
No por la fama
Ni por el dinero
Tienes que seguir luchando
Cuanto te haces viejo
Disminuye el atractivo
Es más fácil cuando se es joven
Cualquiera puede alcanzar
Las alturas alguna que otra vez
La clave consiste en
Resistir
Cualquier cosa que sirva
Para que
Esta vida siga bailando
Frente a
Doña Muerte.
Charles Bukowsky

Tuya
Ya sólo existe una palabra: tuya.
Ángeles por el mar la están salvando
cuando ya se iba a hundir, la están alzando,
calentando sus alas. ¡Aleluya!
Las criaturas cantan: «Aunque huya,
aunque se esconda a ciegas sollozando,
es tuya, tuya, tuya. Aunque nevando
se borre, aunque en el agua se diluya» .
«Tuya» , cantan los pájaros, los peces
mudos lo escriben con sus colas de oro:
Te, u, y griega, a, sí, tuya, tuya.
Cantádmela otra vez y tantas veces,
a ver si a fuerza de cantar a coro.
« ¿Tú? ¿Ya? ¿De veras?» «Sí. Yo, Tuya. Tuya.»
Gerardo Diego

Ya sólo existe una palabra: tuya.
Ángeles por el mar la están salvando
cuando ya se iba a hundir, la están alzando,
calentando sus alas. ¡Aleluya!
Las criaturas cantan: «Aunque huya,
aunque se esconda a ciegas sollozando,
es tuya, tuya, tuya. Aunque nevando
se borre, aunque en el agua se diluya» .
«Tuya» , cantan los pájaros, los peces
mudos lo escriben con sus colas de oro:
Te, u, y griega, a, sí, tuya, tuya.
Cantádmela otra vez y tantas veces,
a ver si a fuerza de cantar a coro.
« ¿Tú? ¿Ya? ¿De veras?» «Sí. Yo, Tuya. Tuya.»
Gerardo Diego

sea escribió:Tuya
Ya sólo existe una palabra: tuya.
Ángeles por el mar la están salvando
cuando ya se iba a hundir, la están alzando,
calentando sus alas. ¡Aleluya!
Las criaturas cantan: «Aunque huya,
aunque se esconda a ciegas sollozando,
es tuya, tuya, tuya. Aunque nevando
se borre, aunque en el agua se diluya» .
«Tuya» , cantan los pájaros, los peces
mudos lo escriben con sus colas de oro:
Te, u, y griega, a, sí, tuya, tuya.
Cantádmela otra vez y tantas veces,
a ver si a fuerza de cantar a coro.
« ¿Tú? ¿Ya? ¿De veras?» «Sí. Yo, Tuya. Tuya.»
Gerardo Diego

Otro pequeño homenaje a dos grandes mujeres que lo dieron todo: janis y alejandra
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ANILLOS DE CENIZA
a Cristina Campo
Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
LA ÚLTIMA INOCENCIA
Partir
en cuerpo y alma
partir.
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.
He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.
He de partir
Pero arremete ¡viajera!
Alejandra Pizarnik
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ANILLOS DE CENIZA
a Cristina Campo
Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.
LA ÚLTIMA INOCENCIA
Partir
en cuerpo y alma
partir.
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.
He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.
He de partir
Pero arremete ¡viajera!
Alejandra Pizarnik
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jajaja, SEa...ten cuidado que te vas a hacer un chichón
...
Buen poema de Gelman!!!
Sigo con Alfonsina Storni:
Sugestión de un sauce
Debe existir una ciudad de musgo
cuyo cielo de grises, al tramonto,
cruzan ángeles verdes con las alas
caídas de cristal deshilachado.
Y unos fríos espejos en la yerba
a cuyos bordes inclinadas lloran
largas viudas de viento amarilloso
que el vidrio desdibuja balanceadas.
Y un punto en el espacio de colgantes
yuyales de agua; y una niña muerta
que va pensando sobre pies de trébol.
Y una gruta que llueve dulcemente
batracios vegetales que se estrellan,
nacientes hojas, sobre el blando limo.
Peso ancestral
Tú me dijiste: no lloró mi padre;
tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
no han llorado los hombres de mi raza,
eran de acero.
Así diciendo te brotó una lágrima
y me cayó en la boca; más veneno
yo no he bebido nunca en otro vaso así pequeño.
Débil mujer, pobre mujer que entiende,
dolor de siglos conocí al beberlo.
Oh, el alma mía soportar no puede
todo su peso.
Pudiera ser
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
no fuera más que aquello que nunca pudo ser,
no fuera más que algo vedado y reprimido
de familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido
estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...
A veces en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero, se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo esto mordiente, vencido, mutilado,
todo esto que se hallaba en su alma encerrado,
pienso que sin quererlo lo he libertado yo.


Buen poema de Gelman!!!
Sigo con Alfonsina Storni:
Sugestión de un sauce
Debe existir una ciudad de musgo
cuyo cielo de grises, al tramonto,
cruzan ángeles verdes con las alas
caídas de cristal deshilachado.
Y unos fríos espejos en la yerba
a cuyos bordes inclinadas lloran
largas viudas de viento amarilloso
que el vidrio desdibuja balanceadas.
Y un punto en el espacio de colgantes
yuyales de agua; y una niña muerta
que va pensando sobre pies de trébol.
Y una gruta que llueve dulcemente
batracios vegetales que se estrellan,
nacientes hojas, sobre el blando limo.
Peso ancestral
Tú me dijiste: no lloró mi padre;
tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
no han llorado los hombres de mi raza,
eran de acero.
Así diciendo te brotó una lágrima
y me cayó en la boca; más veneno
yo no he bebido nunca en otro vaso así pequeño.
Débil mujer, pobre mujer que entiende,
dolor de siglos conocí al beberlo.
Oh, el alma mía soportar no puede
todo su peso.
Pudiera ser
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
no fuera más que aquello que nunca pudo ser,
no fuera más que algo vedado y reprimido
de familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido
estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...
A veces en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero, se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo esto mordiente, vencido, mutilado,
todo esto que se hallaba en su alma encerrado,
pienso que sin quererlo lo he libertado yo.

Como me gusta ese poema de la gran Alfonsina Storni..Wit-man escribió: Sigo con Alfonsina Storni:
Pudiera ser
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
no fuera más que aquello que nunca pudo ser,
no fuera más que algo vedado y reprimido
de familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido
estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...
A veces en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero, se le subió a los ojos
una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo esto mordiente, vencido, mutilado,
todo esto que se hallaba en su alma encerrado,
pienso que sin quererlo lo he libertado yo.
un par más..
Esta tarde
Ahora quiero amar algo lejano...
algún hombre divino
que sea como un ave por lo dulce,
que haya habido mujeres infinitas
y sepa de otras tierras, y florezca
la palabra en sus labios, perfumada:
suerte de selva virgen bajo el viento...
Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
blanda y tranquila como espeso musgo,
tiembla mi boca y mis dedos finos,
se deshacen mis trenzas poco a poco.
Siento un vago rumor... Toda la tierra
está cantando dulcemente... Lejos,
los bosques se han cargado de corolas,
desbordan los arroyos de sus cauces
y las aguas se filtran en la tierra
así como mis ojos en los ojos
que estoy soñando embelesada...
Pero...
ya está bajando el sol tras de los montes,
las aves se acurrucan en sus nidos,
la tarde ha de morir y él está lejos...
lejos como este sol que para nunca
se marcha y me abandona, con las manos
hundidas en las trenzas, con la boca
húmeda y temblorosa, con el alma
sutilizada, ardida en la esperanza
de este amor infinito que me vuelve
dulce y hermosa...

Frente al mar
Oh mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.
Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
"Piedad, piedad para el que más ofenda".
Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.
¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.
Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.
Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría...
Ah, yo soñaba ser como tú eres.
Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.
Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza,
¡Aire de mar!... ¡Oh tempestad, oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.
Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y equivoca
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!
Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele.
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Te doy la Bienvenida
Te doy la bienvenida a mi vida,
a mis letras, a mis hojas
que no son las mejores, lo sé
y es que no tengo apellido de poetisa
ni me he buscado alguno
pero son las que tengo, las que siento, son sinceras como tus manos.
Te doy la bienvenida a mi vida
porque ya estas dentro de ella;
a mis letras, porque estaban muriendo hasta que llegaste;
a mis hojas, porque se estaban acabando y trajiste más.
Te doy la bienvenida a mi vida
para que la conozcas y conocerte,
porque no me olvido de ti;
ni de tu actuar infantil.
A mis letras porque las inspiras
porque las haces surgir con naturalidad,
sin prisa, pero no forzadas.
A mis hojas para llenarlas de ti
porque son nuevas hojas,
nueva tinta
porque son otros los ojos y otras las sonrisas.
Te doy la bienvenida a mi vida
y no para que te quedes para siempre,
lo sabes y lo sé,
sino porque me hace bien tu venida
y porque quiero hacerte bien.
Te doy la bienvenida a mis letras
y no para que te quedes para siempre,
sino porque simplemente ya nacen por ti.
Nacen bellas, verdes, sin sufrimientos ni quimeras. Nacen como tú, sin que yo me diera cuenta...
Y es que me negaba a dejar acera la tinta por otra boca,
por otras manos; lo intenté, pero se escurría
a la nada
a manchas, simplemente manchas.
Te doy la bienvenida a mis hojas
porque están dispuestas a gastarse por ti.
porque te esperaban hace tiempo, y mi temor
las dejaba en blanco.
Porque mis hojas quieren recibir la tinta que hable ti,
aquella que se agota al dibujar tu alma.
Porque tengo hojas nuevas
ya no están cansadas;
ya no temen; porque mi mano no tiembla.
Porque mis lágrimas ahora caen a mi sonrisa
al mirar las letras que formo con la tinta
sobre mis hojas
ahora que te doy
la bienvenida a mi vida.

Te doy la bienvenida a mi vida,
a mis letras, a mis hojas
que no son las mejores, lo sé
y es que no tengo apellido de poetisa
ni me he buscado alguno
pero son las que tengo, las que siento, son sinceras como tus manos.
Te doy la bienvenida a mi vida
porque ya estas dentro de ella;
a mis letras, porque estaban muriendo hasta que llegaste;
a mis hojas, porque se estaban acabando y trajiste más.
Te doy la bienvenida a mi vida
para que la conozcas y conocerte,
porque no me olvido de ti;
ni de tu actuar infantil.
A mis letras porque las inspiras
porque las haces surgir con naturalidad,
sin prisa, pero no forzadas.
A mis hojas para llenarlas de ti
porque son nuevas hojas,
nueva tinta
porque son otros los ojos y otras las sonrisas.
Te doy la bienvenida a mi vida
y no para que te quedes para siempre,
lo sabes y lo sé,
sino porque me hace bien tu venida
y porque quiero hacerte bien.
Te doy la bienvenida a mis letras
y no para que te quedes para siempre,
sino porque simplemente ya nacen por ti.
Nacen bellas, verdes, sin sufrimientos ni quimeras. Nacen como tú, sin que yo me diera cuenta...
Y es que me negaba a dejar acera la tinta por otra boca,
por otras manos; lo intenté, pero se escurría
a la nada
a manchas, simplemente manchas.
Te doy la bienvenida a mis hojas
porque están dispuestas a gastarse por ti.
porque te esperaban hace tiempo, y mi temor
las dejaba en blanco.
Porque mis hojas quieren recibir la tinta que hable ti,
aquella que se agota al dibujar tu alma.
Porque tengo hojas nuevas
ya no están cansadas;
ya no temen; porque mi mano no tiembla.
Porque mis lágrimas ahora caen a mi sonrisa
al mirar las letras que formo con la tinta
sobre mis hojas
ahora que te doy
la bienvenida a mi vida.

Sea..sea escribió:Te doy la Bienvenida
Te doy la bienvenida a mi vida,
a mis letras, a mis hojas
que no son las mejores, lo sé
y es que no tengo apellido de poetisa
ni me he buscado alguno
pero son las que tengo, las que siento, son sinceras como tus manos.
Te doy la bienvenida a mi vida
porque ya estas dentro de ella;
a mis letras, porque estaban muriendo hasta que llegaste;
a mis hojas, porque se estaban acabando y trajiste más.
Te doy la bienvenida a mi vida
para que la conozcas y conocerte,
porque no me olvido de ti;
ni de tu actuar infantil.
A mis letras porque las inspiras
porque las haces surgir con naturalidad,
sin prisa, pero no forzadas.
A mis hojas para llenarlas de ti
porque son nuevas hojas,
nueva tinta
porque son otros los ojos y otras las sonrisas.
Te doy la bienvenida a mi vida
y no para que te quedes para siempre,
lo sabes y lo sé,
sino porque me hace bien tu venida
y porque quiero hacerte bien.
Te doy la bienvenida a mis letras
y no para que te quedes para siempre,
sino porque simplemente ya nacen por ti.
Nacen bellas, verdes, sin sufrimientos ni quimeras. Nacen como tú, sin que yo me diera cuenta...
Y es que me negaba a dejar acera la tinta por otra boca,
por otras manos; lo intenté, pero se escurría
a la nada
a manchas, simplemente manchas.
Te doy la bienvenida a mis hojas
porque están dispuestas a gastarse por ti.
porque te esperaban hace tiempo, y mi temor
las dejaba en blanco.
Porque mis hojas quieren recibir la tinta que hable ti,
aquella que se agota al dibujar tu alma.
[b]Porque tengo hojas nuevas
ya no están cansadas;
ya no temen; porque mi mano no tiembla.
Porque mis lágrimas ahora caen a mi sonrisa
al mirar las letras que formo con la tinta
sobre mis hojas
ahora que te doy
la bienvenida a mi vida.[/b]
![]()


Dámaso Alonso
Cómo era
La puerta, franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu, traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.
No era ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.
Lengua, barro mortal, cincel inepto,
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boca.
Y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras Ella me llena el alma toda.
Oración por la belleza de una muchacha.
Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;
esos bultos de nieve, que bullía
al solivias del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos comunas que cantan tu armonía.
¡Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado!
¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
¡Dale la eternidad que le has negado!

sea escribió:que maravilla de canción, seaWit-man escribió:
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Qué hermoso Wiiiiittt...Wit-man escribió:
Dámaso Alonso
Cómo era
La puerta, franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu, traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.
No era ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.
Lengua, barro mortal, cincel inepto,
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boca.
Y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras Ella me llena el alma toda.
Oración por la belleza de una muchacha.
Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;
esos bultos de nieve, que bullía
al solivias del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos comunas que cantan tu armonía.
¡Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado!
¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
¡Dale la eternidad que le has negado!

Wit-man escribió:Si Wit, es hermosísimasea escribió:que maravilla de canción, seaWit-man escribió:
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María Elena Walsh... un placer que llegue al rincón de poesía..
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Como la cigarra
Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando.
gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal, porque me mató tan mal, y seguí cantando.
cantando al sol, como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.
tantas veces me borraron, tantas desaparecí, a mi propio entierro fui, solo y llorando.
hice un nudo del pañuelo, pero me olvidé después que no era la única vez y seguí cantando.
cantando al sol, como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.
tantas veces te mataron, tantas resucitarás cuántas noches pasarás desesperando.
y a la hora del naufragio y a la de la oscuridad alguien te rescatará, para ir cantando.
cantando al sol, como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.

Poeta argentina, nacida en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, en 1930.
En 1945 publicó sus primeros versos en diversas revistas y periódicos de su país. A los diecisiete años,
antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, escribió «Otoño imperdonable»,
libro de poemas con el que obtuvo el Premio Municipal de Poesía.
En 1948 viajó a Nueva York invitada por Juan Ramón Jiménez y posteriormente se radicó en Paris.
Desde entonces escribe además de poesía, obras de teatro y canciones para niños.
Muchos de sus títulos y versos, se constituyen en metáforas de distintos momentos políticos de su país.
María Elena Walsh es una verdadera juglar de nuestros tiempos, cuando recita y canta sus versos, pero también,
cuando denuncia subliminalmente diversas cuestiones sociales. Toda su rebeldía, su desencanto, su oposición, su amor a la naturaleza y a los niños han quedado reflejados en numerosos poemas, novelas, cuentos, canciones, ensayos y artículos periodísticos.
Oración a la justicia
Señora de ojos vendados
que estás en los tribunales
sin ver a los abogados,
baja de tus pedestales.
Quítate la venda y mira
cuánta mentira.
Actualiza la balanza
y arremete con la espada,
que sin tus buenos oficios
no somos nada.
Lávanos de sangre y tinta,
resucita al inocente
y haz que los muertos entierren
el expediente.
Espanta a las aves negras,
aniquila a los gusanos
y que a tus plantas los hombres
se den la mano.
Ilumina al juez dormido,
apacigua toda guerra
y hazte reina para siempre
de nuestra tierra.
Señora de ojos vendados,
con la espada y la balanza
a los justos humillados
no les robes la esperanza.
Dales la razón y llora
y llora, porque ya es hora.
Serenata para la tierra de uno
Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy,
por todo y a pesar de todo, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Por tu decencia de vidala
y por tu escándalo de sol,
por tu verano con jazmines, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos,
porque le diste reparo
al desarraigo de mi corazón.
Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Para sembrarte de guitarra,
para cuidarte en cada flor
y odiar a los que te castigan, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Maria Elena Walsh
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canta ella

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Como la cigarra
Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando.
gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal, porque me mató tan mal, y seguí cantando.
cantando al sol, como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.
tantas veces me borraron, tantas desaparecí, a mi propio entierro fui, solo y llorando.
hice un nudo del pañuelo, pero me olvidé después que no era la única vez y seguí cantando.
cantando al sol, como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.
tantas veces te mataron, tantas resucitarás cuántas noches pasarás desesperando.
y a la hora del naufragio y a la de la oscuridad alguien te rescatará, para ir cantando.
cantando al sol, como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra.

Poeta argentina, nacida en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, en 1930.
En 1945 publicó sus primeros versos en diversas revistas y periódicos de su país. A los diecisiete años,
antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, escribió «Otoño imperdonable»,
libro de poemas con el que obtuvo el Premio Municipal de Poesía.
En 1948 viajó a Nueva York invitada por Juan Ramón Jiménez y posteriormente se radicó en Paris.
Desde entonces escribe además de poesía, obras de teatro y canciones para niños.
Muchos de sus títulos y versos, se constituyen en metáforas de distintos momentos políticos de su país.
María Elena Walsh es una verdadera juglar de nuestros tiempos, cuando recita y canta sus versos, pero también,
cuando denuncia subliminalmente diversas cuestiones sociales. Toda su rebeldía, su desencanto, su oposición, su amor a la naturaleza y a los niños han quedado reflejados en numerosos poemas, novelas, cuentos, canciones, ensayos y artículos periodísticos.
Oración a la justicia
Señora de ojos vendados
que estás en los tribunales
sin ver a los abogados,
baja de tus pedestales.
Quítate la venda y mira
cuánta mentira.
Actualiza la balanza
y arremete con la espada,
que sin tus buenos oficios
no somos nada.
Lávanos de sangre y tinta,
resucita al inocente
y haz que los muertos entierren
el expediente.
Espanta a las aves negras,
aniquila a los gusanos
y que a tus plantas los hombres
se den la mano.
Ilumina al juez dormido,
apacigua toda guerra
y hazte reina para siempre
de nuestra tierra.
Señora de ojos vendados,
con la espada y la balanza
a los justos humillados
no les robes la esperanza.
Dales la razón y llora
y llora, porque ya es hora.
Serenata para la tierra de uno
Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy,
por todo y a pesar de todo, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Por tu decencia de vidala
y por tu escándalo de sol,
por tu verano con jazmines, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos,
porque le diste reparo
al desarraigo de mi corazón.
Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Para sembrarte de guitarra,
para cuidarte en cada flor
y odiar a los que te castigan, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Maria Elena Walsh
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José de Espronceda
A Jarifa en una orgía
Trae, Jarifa, trae tu mano,
ven y pósala en mi frente,
que en un mar de lava hirviente
mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
esos labios que me irritan,
donde aún los besos palpitan
de tus amantes de ayer.
¿Qué la virtud, la pureza?
¿Qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño
que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
mis recuerdos; aturdida,
sin sentir, huya la vida
paz me traiga el ataúd.
El sudor mi rostro quema,
y en ardiente sangre rojos
brillan inciertos mis ojos,
se me salta el corazón.
Huye, mujer; te detesto,
siento tu mano en la mía,
y tu mano siento fría,
y tus besos hielo son.
¡Siempre igual! Necias mujeres,
inventad otras caricias,
otro mundo, otras delicias,
¡o maldito sea el placer!
Vuestros besos son mentira,
mentira vuestra ternura,
es fealdad vuestra hermosura,
vuestro gozo es padecer.
Yo quiero amor, quiero gloria,
quiero un deleite divino,
como en mi mente imagino,
como en el mundo no hay;
y es la luz de aquel lucero
que engañó mi fantasía,
fuego fatuo, falso guía
que errante y ciego me trae.
¿Por qué murió para el placer mi alma,
y vive aún para el dolor impío?
¿Por qué si yazgo en indolente calma,
siento en lugar de paz, árido hastío?
¿Por qué este inquieto abrasador deseo
¿Por qué este sentimiento extraño y vago,
que yo mismo conozco un devaneo,
y busco aún su seductor halago?
¿Por qué aún fingirme amores y placeres
que cierto estoy de que serán mentira?
¿Por qué en pos de fantásticas mujeres
necio tal vez mi corazón delira,
si luego en vez de prados y de flores,
halla desiertos áridos y abrojos,
y en sus sandios o lúbricos amores
fastidio sólo encontrará y enojos?
Yo me arrojé, cual rápido cometa,
en alas de mi ardiente fantasía
doquier mi arrebatada mente inquieta
dichas y triunfos encontrar creía.
Yo me lancé con atrevido vuelo
fuera del mundo en la región etérea,
y hallé la duda, y el radiante cielo
vi convertirse en ilusión aérea.
Luego en la tierra la virtud, la gloria
busqué con ansia y delirante amor,
y hediondo polvo y deleznable escoria
mi fatigado espíritu encontró.
Mujeres vi de virginal limpieza
entre albas nubes de celeste lumbre;
yo las toqué, y en humo su pureza
trocarse vi, y en lodo y podredumbre.
Y encontré mi ilusión desvanecida,
y eterno e insaciable mi deseo.
Palpé la realidad y odié la vida:
sólo en la paz de los sepulcros creo.
Y busco aún y busco codicioso,
y aun deleites el alma finge y quiere;
pregunto, y un acento pavoroso
"¡Ay!, me responde, desespera y muere.
Muere, infeliz: la vida es un tormento,
un engaño el placer; no hay en la tierra
paz para ti, ni dicha, ni contento,
sino eterna ambición y eterna guerra.
Que así castiga Dios el alma osada
que aspira loca, en su delirio insano,
de la verdad para el mortal velada,
a descubrir el insondable arcano".
¡Oh, cesa! No, yo no quiero
ver más, ni saber ya nada;
harta mi alma y postrada,
sólo anhela descansar.
En mí muera el sentimiento,
pues ya murió mi ventura;
ni el placer ni la tristura
vuelvan mi pecho a turbar.
Pasad, pasad en óptica ilusoria,
y otras jóvenes almas engañad;
nacaradas imágenes de gloria,
coronas de oro y laurel, pasad.
Pasad, pasad, mujeres voluptuosas,
con danza y algazara en confusión;
pasad como visiones vaporosas
sin conmover ni herir mi corazón.
Y aturdan mi revuelta fantasía
los brindis y el estruendo del festín,
y huya la noche y me sorprenda el día
en un letargo estúpido y sin fin.
Ven, Jarifa; tú has sufrido
como yo; tú nunca lloras.
Mas, ¡ay, triste! que no ignoras
cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
en vano el llanto contienes...
Tú también, como yo, tienes
desgarrado el corazón.
CERRAR VENTANA
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A Jarifa en una orgía
Trae, Jarifa, trae tu mano,
ven y pósala en mi frente,
que en un mar de lava hirviente
mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
esos labios que me irritan,
donde aún los besos palpitan
de tus amantes de ayer.
¿Qué la virtud, la pureza?
¿Qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño
que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
mis recuerdos; aturdida,
sin sentir, huya la vida
paz me traiga el ataúd.
El sudor mi rostro quema,
y en ardiente sangre rojos
brillan inciertos mis ojos,
se me salta el corazón.
Huye, mujer; te detesto,
siento tu mano en la mía,
y tu mano siento fría,
y tus besos hielo son.
¡Siempre igual! Necias mujeres,
inventad otras caricias,
otro mundo, otras delicias,
¡o maldito sea el placer!
Vuestros besos son mentira,
mentira vuestra ternura,
es fealdad vuestra hermosura,
vuestro gozo es padecer.
Yo quiero amor, quiero gloria,
quiero un deleite divino,
como en mi mente imagino,
como en el mundo no hay;
y es la luz de aquel lucero
que engañó mi fantasía,
fuego fatuo, falso guía
que errante y ciego me trae.
¿Por qué murió para el placer mi alma,
y vive aún para el dolor impío?
¿Por qué si yazgo en indolente calma,
siento en lugar de paz, árido hastío?
¿Por qué este inquieto abrasador deseo
¿Por qué este sentimiento extraño y vago,
que yo mismo conozco un devaneo,
y busco aún su seductor halago?
¿Por qué aún fingirme amores y placeres
que cierto estoy de que serán mentira?
¿Por qué en pos de fantásticas mujeres
necio tal vez mi corazón delira,
si luego en vez de prados y de flores,
halla desiertos áridos y abrojos,
y en sus sandios o lúbricos amores
fastidio sólo encontrará y enojos?
Yo me arrojé, cual rápido cometa,
en alas de mi ardiente fantasía
doquier mi arrebatada mente inquieta
dichas y triunfos encontrar creía.
Yo me lancé con atrevido vuelo
fuera del mundo en la región etérea,
y hallé la duda, y el radiante cielo
vi convertirse en ilusión aérea.
Luego en la tierra la virtud, la gloria
busqué con ansia y delirante amor,
y hediondo polvo y deleznable escoria
mi fatigado espíritu encontró.
Mujeres vi de virginal limpieza
entre albas nubes de celeste lumbre;
yo las toqué, y en humo su pureza
trocarse vi, y en lodo y podredumbre.
Y encontré mi ilusión desvanecida,
y eterno e insaciable mi deseo.
Palpé la realidad y odié la vida:
sólo en la paz de los sepulcros creo.
Y busco aún y busco codicioso,
y aun deleites el alma finge y quiere;
pregunto, y un acento pavoroso
"¡Ay!, me responde, desespera y muere.
Muere, infeliz: la vida es un tormento,
un engaño el placer; no hay en la tierra
paz para ti, ni dicha, ni contento,
sino eterna ambición y eterna guerra.
Que así castiga Dios el alma osada
que aspira loca, en su delirio insano,
de la verdad para el mortal velada,
a descubrir el insondable arcano".
¡Oh, cesa! No, yo no quiero
ver más, ni saber ya nada;
harta mi alma y postrada,
sólo anhela descansar.
En mí muera el sentimiento,
pues ya murió mi ventura;
ni el placer ni la tristura
vuelvan mi pecho a turbar.
Pasad, pasad en óptica ilusoria,
y otras jóvenes almas engañad;
nacaradas imágenes de gloria,
coronas de oro y laurel, pasad.
Pasad, pasad, mujeres voluptuosas,
con danza y algazara en confusión;
pasad como visiones vaporosas
sin conmover ni herir mi corazón.
Y aturdan mi revuelta fantasía
los brindis y el estruendo del festín,
y huya la noche y me sorprenda el día
en un letargo estúpido y sin fin.
Ven, Jarifa; tú has sufrido
como yo; tú nunca lloras.
Mas, ¡ay, triste! que no ignoras
cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
en vano el llanto contienes...
Tú también, como yo, tienes
desgarrado el corazón.
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EL REO DE MUERTE
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
I
Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía,
pensando en el triste día
que pronto amanecerá,
en silencio gime el reo
y el fatal momento espera
en que el sol por vez postrera
en su frente lucirá.
Un altar y un crucifijo,
y la enlutada capilla
lánguida vela amarilla
tiñe en su luz funeral,
y junto al mísero reo,
medio encubierto el semblante,
se oye al fraile agonizante
en son confuso rezar.
El rostro levanta el triste
y alza los ojos al cielo;
tal vez eleva en su duelo
la súplica de piedad:
¡Una lágrima! ¿es acaso
de temor o de amargura?
¡Ay! a aumentar su tristura
¡Vino un recuerdo quizá!
Es un joven y la vida
llena de sueños de oro,
pasó ya, cuando aún el lloro
de la niñez no enjugó:
El recuerdo es de la infancia,
¡Y su madre que le llora,
para morir así ahora
con tanto amor le crió!
Y a par que sin esperanza
ve ya la muerte en acecho,
su corazón en su pecho
siente con fuerza latir,
al tiempo que mira al fraile
que en paz ya duerme a su lado,
y que ya viejo y postrado
le habrá de sobrevivir.
¿Mas qué rumor a deshora
rompe el silencio? resuena
una alegre cantinela
y una guitarra a la par,
y gritos y de botellas
que se chocan, el sonido,
y el amoroso estallido
de los besos y el danzar.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
Y la voz de los borrachos,
y sus brindis, sus quimeras,
y el cantar de las rameras,
y el desorden bacanal
en la lúgubre capilla
penetran, y carcajadas,
cual de lejos arrojadas
de la mansión infernal.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Maldición! al eco infausto
el sentenciado maldijo
la madre que como a hijo
a sus pechos le crió;
y maldijo el mundo todo,
maldijo su suerte impía,
maldijo el aciago día
y la hora en que nació.
II
Serena la luna
alumbra en el cielo,
domina en el suelo
profunda quietud;
ni voces se escuchan,
ni ronco ladrido,
ni tierno quejido
de amante laúd.
Madrid yace envuelto en sueño,
todo al silencio convida,
y el hombre duerme y no cuida
del hombre que va a expirar;
si tal vez piensa en mañana,
ni una vez piensa siquiera
en el mísero que espera
para morir, despertar;
que sin pena ni cuidado
los hombres oyen gritar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Y el juez también en su lecho
duerme en paz! ¡y su dinero
el verdugo placentero
entre sueños cuenta ya!
Tan sólo rompe el silencio
en la sangrienta plazuela
el hombre del mal que vela
un cadalso al levantar.
Loca y confusa la encendida mente,
sueños de angustia y fiebre y devaneo
el alma envuelven del confuso reo,
que inclina al pecho la abatida frente.
Y en sueños
confunde
la muerte,
la vida.
Recuerda
y olvida,
suspira,
respira
con hórrido afán.
Y en un mundo de tinieblas
vaga y siente miedo y frío,
y en su horrible desvarío
palpa en su cuello el dogal;
y cuanto más forcejea,
cuanto más lucha y porfía,
tanto más en su agonía
aprieta el nudo fatal.
Y oye ruido, voces, gentes,
y aquella voz que dirá:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
O ya libre se contempla,
y el aire puro respira,
y oye de amor que suspira
la mujer que un tiempo amó,
bella y dulce cual solía,
tierna flor de primavera,
el amor del la pradera
que el abril galán mimó.
Y gozoso a verla vuela,
y alcanzarla intenta en vano,
que al tender la ansiosa mano
su esperanza a realizar,
su ilusión la desvanece
de repente el sueño impío,
y halla un cuerpo mudo y frío
y un cadalso en su lugar.
Y oye a su lado en son triste
lúgubre voz resonar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
este poema me encanta, a ver si hago algun temita con el grupo sobre el poema...
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
I
Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía,
pensando en el triste día
que pronto amanecerá,
en silencio gime el reo
y el fatal momento espera
en que el sol por vez postrera
en su frente lucirá.
Un altar y un crucifijo,
y la enlutada capilla
lánguida vela amarilla
tiñe en su luz funeral,
y junto al mísero reo,
medio encubierto el semblante,
se oye al fraile agonizante
en son confuso rezar.
El rostro levanta el triste
y alza los ojos al cielo;
tal vez eleva en su duelo
la súplica de piedad:
¡Una lágrima! ¿es acaso
de temor o de amargura?
¡Ay! a aumentar su tristura
¡Vino un recuerdo quizá!
Es un joven y la vida
llena de sueños de oro,
pasó ya, cuando aún el lloro
de la niñez no enjugó:
El recuerdo es de la infancia,
¡Y su madre que le llora,
para morir así ahora
con tanto amor le crió!
Y a par que sin esperanza
ve ya la muerte en acecho,
su corazón en su pecho
siente con fuerza latir,
al tiempo que mira al fraile
que en paz ya duerme a su lado,
y que ya viejo y postrado
le habrá de sobrevivir.
¿Mas qué rumor a deshora
rompe el silencio? resuena
una alegre cantinela
y una guitarra a la par,
y gritos y de botellas
que se chocan, el sonido,
y el amoroso estallido
de los besos y el danzar.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
Y la voz de los borrachos,
y sus brindis, sus quimeras,
y el cantar de las rameras,
y el desorden bacanal
en la lúgubre capilla
penetran, y carcajadas,
cual de lejos arrojadas
de la mansión infernal.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Maldición! al eco infausto
el sentenciado maldijo
la madre que como a hijo
a sus pechos le crió;
y maldijo el mundo todo,
maldijo su suerte impía,
maldijo el aciago día
y la hora en que nació.
II
Serena la luna
alumbra en el cielo,
domina en el suelo
profunda quietud;
ni voces se escuchan,
ni ronco ladrido,
ni tierno quejido
de amante laúd.
Madrid yace envuelto en sueño,
todo al silencio convida,
y el hombre duerme y no cuida
del hombre que va a expirar;
si tal vez piensa en mañana,
ni una vez piensa siquiera
en el mísero que espera
para morir, despertar;
que sin pena ni cuidado
los hombres oyen gritar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Y el juez también en su lecho
duerme en paz! ¡y su dinero
el verdugo placentero
entre sueños cuenta ya!
Tan sólo rompe el silencio
en la sangrienta plazuela
el hombre del mal que vela
un cadalso al levantar.
Loca y confusa la encendida mente,
sueños de angustia y fiebre y devaneo
el alma envuelven del confuso reo,
que inclina al pecho la abatida frente.
Y en sueños
confunde
la muerte,
la vida.
Recuerda
y olvida,
suspira,
respira
con hórrido afán.
Y en un mundo de tinieblas
vaga y siente miedo y frío,
y en su horrible desvarío
palpa en su cuello el dogal;
y cuanto más forcejea,
cuanto más lucha y porfía,
tanto más en su agonía
aprieta el nudo fatal.
Y oye ruido, voces, gentes,
y aquella voz que dirá:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
O ya libre se contempla,
y el aire puro respira,
y oye de amor que suspira
la mujer que un tiempo amó,
bella y dulce cual solía,
tierna flor de primavera,
el amor del la pradera
que el abril galán mimó.
Y gozoso a verla vuela,
y alcanzarla intenta en vano,
que al tender la ansiosa mano
su esperanza a realizar,
su ilusión la desvanece
de repente el sueño impío,
y halla un cuerpo mudo y frío
y un cadalso en su lugar.
Y oye a su lado en son triste
lúgubre voz resonar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
este poema me encanta, a ver si hago algun temita con el grupo sobre el poema...
me gustó mucho el poema.. aunque sea muy triste.. es real!!!!chusco escribió:EL REO DE MUERTE
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
I
Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía,
pensando en el triste día
que pronto amanecerá,
en silencio gime el reo
y el fatal momento espera
en que el sol por vez postrera
en su frente lucirá.
Un altar y un crucifijo,
y la enlutada capilla
lánguida vela amarilla
tiñe en su luz funeral,
y junto al mísero reo,
medio encubierto el semblante,
se oye al fraile agonizante
en son confuso rezar.
El rostro levanta el triste
y alza los ojos al cielo;
tal vez eleva en su duelo
la súplica de piedad:
¡Una lágrima! ¿es acaso
de temor o de amargura?
¡Ay! a aumentar su tristura
¡Vino un recuerdo quizá!
Es un joven y la vida
llena de sueños de oro,
pasó ya, cuando aún el lloro
de la niñez no enjugó:
El recuerdo es de la infancia,
¡Y su madre que le llora,
para morir así ahora
con tanto amor le crió!
Y a par que sin esperanza
ve ya la muerte en acecho,
su corazón en su pecho
siente con fuerza latir,
al tiempo que mira al fraile
que en paz ya duerme a su lado,
y que ya viejo y postrado
le habrá de sobrevivir.
¿Mas qué rumor a deshora
rompe el silencio? resuena
una alegre cantinela
y una guitarra a la par,
y gritos y de botellas
que se chocan, el sonido,
y el amoroso estallido
de los besos y el danzar.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
Y la voz de los borrachos,
y sus brindis, sus quimeras,
y el cantar de las rameras,
y el desorden bacanal
en la lúgubre capilla
penetran, y carcajadas,
cual de lejos arrojadas
de la mansión infernal.
Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Maldición! al eco infausto
el sentenciado maldijo
la madre que como a hijo
a sus pechos le crió;
y maldijo el mundo todo,
maldijo su suerte impía,
maldijo el aciago día
y la hora en que nació.
II
Serena la luna
alumbra en el cielo,
domina en el suelo
profunda quietud;
ni voces se escuchan,
ni ronco ladrido,
ni tierno quejido
de amante laúd.
Madrid yace envuelto en sueño,
todo al silencio convida,
y el hombre duerme y no cuida
del hombre que va a expirar;
si tal vez piensa en mañana,
ni una vez piensa siquiera
en el mísero que espera
para morir, despertar;
que sin pena ni cuidado
los hombres oyen gritar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
¡Y el juez también en su lecho
duerme en paz! ¡y su dinero
el verdugo placentero
entre sueños cuenta ya!
Tan sólo rompe el silencio
en la sangrienta plazuela
el hombre del mal que vela
un cadalso al levantar.
Loca y confusa la encendida mente,
sueños de angustia y fiebre y devaneo
el alma envuelven del confuso reo,
que inclina al pecho la abatida frente.
Y en sueños
confunde
la muerte,
la vida.
Recuerda
y olvida,
suspira,
respira
con hórrido afán.
Y en un mundo de tinieblas
vaga y siente miedo y frío,
y en su horrible desvarío
palpa en su cuello el dogal;
y cuanto más forcejea,
cuanto más lucha y porfía,
tanto más en su agonía
aprieta el nudo fatal.
Y oye ruido, voces, gentes,
y aquella voz que dirá:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
O ya libre se contempla,
y el aire puro respira,
y oye de amor que suspira
la mujer que un tiempo amó,
bella y dulce cual solía,
tierna flor de primavera,
el amor del la pradera
que el abril galán mimó.
Y gozoso a verla vuela,
y alcanzarla intenta en vano,
que al tender la ansiosa mano
su esperanza a realizar,
su ilusión la desvanece
de repente el sueño impío,
y halla un cuerpo mudo y frío
y un cadalso en su lugar.
Y oye a su lado en son triste
lúgubre voz resonar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
este poema me encanta, a ver si hago algun temita con el grupo sobre el poema...
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