Mensajepor (a)198'4 » Jue Ene 12, 2006 7:54 am
Y el ultimo, de momento..:
Cuando la esposa del psiquiatra descubre una navaja entre las ropas de la mendiga, que se asea en el servicio lleno de dorados de su vivienda unifamiliar, atico, tres plantas, garaje, confirmando asi que su marido confunde bondad y estupidez al insistir en hospedar a la indigente el dÃa de Nochebuena, este capitulo de serie televisa comienza cristalizarse con un estruendo epico que riete tu de Wagner.
Y mientras un canal arriba o abajo, Charles Bronson, mas justiciero que nunca, sodomiza ojo por ojo a un malvado camello y proxeneta negro en jsuta venganza por la violación de tres alumnos de un colegio de Salesianas, el marido de esta comedia familiar, que vota democrata, recuerda a su mujer que las pocas hoaras que trabajo en el Hospital Estatal aprendio que las putas, sus hijos, los yonkis, mendigos y borrachos que se hacinan el hueco de los ascensores de la instituciones sanitarias publicas merecen una oportunidad, pues su condición no es voluntaria (como ella y sus tres hijos republicanos creen), sino que proceden de familias blancas virtualmente posesoras de una chalet alicatado hasta el techo, pero destrozadas por la falta de concordia, respeto y amor paternal.
Para cuando los Power Rangers le arrabanta nuevamente de las manos al perfido Ooze el control del Universo (si bien no se sabe que pretende Ooze de el, cabe sospechar que algo tan avieso como perdonar la deuda exterior a los paises pobres), la vagabunda, previa charla beatifica con el cabeza testicular de familia, baja a la cena de Nochebuena restaurada con un vestido-disfraz de Barbie, con tul rosa y encajes que arrancan un aplauso admirativo al publico de lata.
Y tras calentar un estomago miserable, llega la noche y el terror se fosiliza porque, mientras Freddy Kruger tortura a adolescentes que se duermen en la antesala de la polución noctura, el sigiloso guionista de la comedia televisiva se toma la licencia poetica de que la joven pordiosera decida robar (de puntillas, para no despertar de su descnaso a los justos) los paquetes sin abrir de los regalos navideños de eta familia de tres piso y atico; aunque si por justicia socila fuera, a su mano estan la vajilla de plata, el video, el televiso estereo, la Larousse y una biografia de Adam Smith en tres tomos. En el descubrimiento matinal, los gritos republicanos de mujer e hijos y la decepcion democrata del padre no logran arrancar de una indolente felicidad a sus vecinos, beneficiarios del Papa Noel de las latas de Coca-Cola.
Algo mas tarde de que el presentador del telediario rescate los cuerpos humedos y avidos de vida de veinticinco marroquÃs ahogados en el estrecho, la pantalla del televisor es por un fin una piedra en la boca del estomago, porque los regalos aparecen (ni siquiera esto nos conceden) y porque, vencida por el niquelado de los aseos, por el tul de las Barbies, por los Power Rangers y por la fiesta de las Salesianas en honor a Charles Bronson (mas asesino que nunca), la pobre indigente introduce una moneda en la cabina de las reconciliaciones comparadas para pedir a su padre que le permita volver al hogar alicatado hasta el techo, unifamiliar, atico, tres plantas y garaje, donde la esperan su madre, un hermano estudiante de economicas y un perro.
Y justo con los titulos de credito, el Clamor de La Cabalgata con las Walkirias se hace insoportable y sabemos que ningun psiquiatra de teleserie confunde jamas bondad y estupidez.
Y se nos confirma que existen formas de violencia, tal vez menos eficaces, pero mucho mas sutiles y convincentes que una patada en la cabeza.