Pablo Sánchez: “Ciudad Jara me ha permitido contar cuáles son mis charlas con el diablo”

Febrero de 2020. Por Rubén Rozas. Fotos de Ana Mañez y Bikus

El que fuera vocalista y compositor de La Raíz vuelve a la escena musical con Ciudad Jara, un proyecto que debe el nombre a su hija y con el que el gandiense se desprende de la losa del artista para descubrirse como Pablo Sánchez, una persona normal e introvertida que mantiene ese ápice de reivindicación que llenó escenarios y dio voz a miles de personas durante una década.

Abrid la puerta de esta ciudad al corazón, que es el lugar Donde nace el infarto, y bailad en sus calles. ¡Qué arda el fuego valenciano!

¿Quién es Pablo Sánchez?

Una persona muy normal, que vive en Gandía, que tiene una hija y muchas inquietudes artísticas que necesita plasmar en forma de canciones.

¿Y quién es Ciudad Jara? Porque en La Raíz os conocíamos a todos, pero ahora hay caras nuevas.

Ciudad Jara es:

• Pablo Sánchez (voz).
• Tato James: Mi compañero fiel y el primero que se embarcó en esta aventura (guitarra).

  Y los demás son amigos de la infancia o amigos que he ido conociendo en el círculo musical a través de las giras con La Raíz.

• Juan Belda: Guitarrista de un grupo de Valencia que se llama Blue Caravan (guitarra).
• Jordi Marti: Bajista de La Gossa Sorda (bajo).
• Miguel Ramos: Batería de Auxili (batería).
• Joan Marc: Teclista también de La Gossa Sorda y de Auxili (teclas y acordeón).

¿Cuál fue el punto de separación con La Raíz?

Cuando se compone Entre Poetas y Presos, incluso mientras se está componiendo. Surgen dentro de mi una serie de inquietudes artísticas que quería plasmar, pero no podía por respeto al resto del grupo, que tenían su estilo también más personal y decidí hacer algo en lo que pudiera reflejar esas emociones.

De hecho, en tu primer single, La canción del pensador [escucha] hablas un poco de esto, de tus charlas con el diablo. ¿Cuáles son esas charlas y de qué manera te ha permitido Ciudad Jara sacarlas?

En realidad, Ciudad Jara me ha permitido contar cuáles son mis charlas con el diablo y eso no lo podía hacer en La Raíz porque era un proyecto colectivo en el que tenía que dar voz a once personas y a un público.

Sin embargo, ahora, aunque hablo de muchas cosas soy más la voz de Pablo Sánchez y cuando hablo de charlas con el diablo hablo de Pablo Sánchez como persona que sufre cuando gira y como persona introvertida a la que no le gusta el teatro que esconde el arte.

¿A qué te refieres con “el teatro que esconde el arte”?

Al mundo que esconden los focos y del cual no disfruto tanto. A veces cuando eres un artista te vistes de un personaje y el arte te obliga a que seas coherente con la fantasía que se ha creado de ti la gente, al ego, a mostrar siempre tu mejor cara porque es lo que esperan de ti y eso te pasa factura. A mí me pasó estando en La Raíz y necesitaba soltar el personaje.

A pesar de ser un proyecto más íntimo no abandonas la reivindicación. En este caso a favor del matrimonio homosexual, contra la censura de los artistas, etc. ¿Hasta qué punto es difícil cantar al delito cuando parece que el sistema lo tiene todo “atado y bien atado”?

Yo tengo muchos familiares sin trabajo, que tardan diez meses en operarles, amigos a los que van a tirar de sus casas, dos hermanos profesores y una madre profesora que están viendo lo mal que está la educación pública… Ejemplos muy obvios. El sistema está muy bien atado, es verdad, pero sobre todo está muy cojo.

En este sentido tus temas esconden críticas de forma como camufladas. A veces hasta parece que no terminas de entender el contenido último de una canción hasta que lo explicas.

Es cierto, siempre me ha gustado apelar a la sátira. Por ejemplo, en la canción de Líderes hago una representación teatral con todos los elementos del circo. Narro la salida de un líder al estrado y cómo todo el pueblo escucha el discurso y yo opto por irme del teatro. [escucha]

En Si perdemos te pierdo pasa lo mismo. Estaba leyendo un libro que se llama El amor en los campos de concentración y se me ocurrió esta historia que tiene como eje la doble derrota: si perdemos políticamente, perdemos socialmente. [escucha]

Dentro de esta reivindicación incluyes siempre dedicatorias más personales. La frase de “un trago por las mujeres que en los talleres se tragaron la saliva con espinas” te refieres a tu abuela, apelas a tus raíces con “el fuego valenciano”, dedicas Las nanas de Jara a tu hija. ¿Qué más dedicatorias personales encontramos en el disco?

Mi hija ha sido la que más ha influido en el toque de denuncia de este disco. Cuando tienes una hija empiezas a vislumbrar problemas que antes no aparecían por tu paisaje. Te pones a pensar otra vez como una persona que va a pasar por la escuela, que va a volver al instituto, que se va a volver a enfrentar a un montón de problemas sociales… Abres más los ojos.

Bostezo Mundial habla de la censura y del desasosiego que puede llegar a causarte la cultura del miedo. El título apela a cómo la sociedad se ha acostumbrado a eso y no intenta cambiarlo porque lo ha normalizado y la historia que narro es la de un chico que está sentado frente a un tribunal, acusado de algo que ha dicho. [escucha]

Bailé está inspirada en autores como George Orwell y obras como 1984 o Un mundo feliz sobre el que estos escribían. Un mundo en el que está muy clara la división social, en el que todo está mecanizado y al que estás condenado desde antes de nacer y bailando el agua al credo de los poderosos. En estas dos está presente mi hija. [escucha]

Ya que has empezado explícame un poquito el significado del resto de canciones.

Siglos de golpes es una oda a los trabajadores de la posguerra que tuvieron que lidiar con un pensamiento opuesto al del régimen y tenían que lidiar con esos ideales que no podías impartir si eras maestro, cantarlos si eras cantante, hablarlos si eras mujer… [escucha]

Las manos es una dedicatoria al abrazo de la familia que se hace fuera de casa. En mi caso La Raíz. [escucha]

Ultramar está basada en la literatura de Alfonsina Storni, una poetisa argentina que se suicidó metiéndose al mar, que es un elemento muy recurrente en su literatura y que ella califica como lo más ingobernable que existe. [escucha]

A propósito de la censura, algunos sectores progresistas se han posicionado en contra de la propuesta del Gobierno de tipificar en el Código Penal la apología franquista como un delito porque lo consideran un arma de doble filo. ¿Qué opinas de esto?

Yo lo que creo que pasa es que la extrema derecha en este país ha normalizado su libertad de expresión. ¿Qué coño es eso de que vayas diciendo por la calle “Viva Franco”? En Alemania y en Italia te meten en la cárcel si dices eso. A nadie se le ocurriría decir “Viva ETA”, me da igual que seas de izquierdas que de derechas.

No se qué decirte… más que despenalizar la libertad de expresión o la ley mordaza creo que hay que penalizar a un asesino en público o llevando su simbología.

En cuanto a los artistas a mi no me ha repercutido directamente porque yo uso un lenguaje menos explícito entonces creo que no te puedo responder tan bien como lo harían otros.

Tema conciertos. Sold out en Madrid en 24 horas sin que hubiera salido el disco. ¿Va a haber alguna sorpresa? Canciones de La Raíz, colabos…

No puedo concretar todavía pero sí, habrá alguna sorpresa, sobre todo en forma de canción, porque el disco son 40-45 minutos y hay que rellenar.

Estabas haciendo un poemario. ¿Lo sacarás algún día?

De momento no me lo he planteado. Son 25 poemas que hice en una etapa de crisis emocional y si lo leyera ahora no se si me gustaría.

Define en una palabra a:

• Panxo (Zoo): Filósofo.
• Toni Mejías (Los Chikos del Maíz): Un trozo de pan.
• Rozalén: Personalidad.
• Alberto Garzón: Pueblo.
• Santiago Abascal: Personaje del mito de la caverna.
• Presos catalanes: Policía del pensamiento.
• La Raíz: Un bonito capítulo.
• Ciudad Jara: Poesía y música.
• Pablo Sánchez: Uno más.

Febrero de 2020. Por Rubén Rozas. Fotos de Ana Mañez y Bikus