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Alfa. «Estoy a punto de cerrar una fase que probablemente sea Alfa»

Junio de 2015. Por África Egido

Militó durante ocho años (y tres discos) en Buenas Noches Rose, prendiendo fuego al underground rockero en la década de los noventa. Tras ver arder aquel proyecto, el músico de la Alameda de Osuna se reinventó con Perros de Paja y después como Le Punk, un combo que logró posicionarse, durante casi diez años y cuatro discos, como una de las bandas de culto a la que hoy muchos evocan. Pero Alfredo F. García, decidió iniciar su carrera en solitario con el seudónimo de Alfa, y abrir así una nueva etapa de experimentación, de exploración personal y musical, en la que seguir amamantando el rock mientras buceaba en la canción de autor y el blues, apelando a un universo lírico que viajaba del arraigo terrenal al Olimpo, de lo religioso a lo mundano, de la persona al personaje.

Tras cuatro EPS publicados entre 2012 y 2013, el madrileño acaba de editar "El Predicador Eléctrico", tercera parte de la trilogía que inició hace meses con los EPS "Destierro en San Dimas" (diciembre de 2014) y "Santa Cecilia y el Diablo" (marzo de 2015). Con la presentación de hoy viernes 5 de junio en la madrileña Sala Galileo Galilei, el músico anuncia el fin de una etapa en su trayectoria musical. Muere Alfa para dejar paso a Alfredo F. García.

Cierras un año intenso y una trilogía escrupulosamente programada desde hace un año. ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con tiempos tan reducidos y una dinámica tan rígida?

Parte de la gracia de todo esto es que voy al cabo del día. Este disco lo grabé la primera semana de mayo. Es lo más bonito de todo y lo más estresante de esta experiencia, al final estás muy esclavizado por las fechas. Hemos demostrado entre toda la gente que estamos trabajando que se pueden hacer las cosas así, pero que a lo mejor no merece la pena, que son demasiadas preocupaciones, demasiado trabajo y que hay que dejar que la cosa fluya.

Has publicado una nota de prensa en la que explicas lo que ocurre con la SGAE a través de una fábula de un granjero y sus cerdos. ¿Por qué has decidido incluir esta reflexión?

En realidad, las notas de prensa las escribes en el mejor de los casos para poner lo que quieres que digan de ti, porque la mayoría de la gente va a coger los extractos ahí y lo va a poner tal cual. Pero he pensado: voy a utilizarlas como una manera de comunicarme de forma directa sobre cualquier cosa que me apetezca en el momento en que me apetezca. Esto ha coincidido con un estallido muy sonado en la SGAE. Ha habido una pelea en la SGAE tremenda con respecto a los derechos de la televisión, y he pensado escribir sobre todo eso. Además, tampoco me apetecía explicar las canciones. Se da demasiada información, estamos saturándolo todo con información de las canciones, preparándolo para que una persona que no lo ha escuchado el disco ya tenga información en la cabeza sobre las canciones, sobre aquello de lo que van, sobre las motivaciones que hay detrás...

Pero ahora en las entrevistas te preguntarán por la SGAE. ¿Te apetece?

Sí. Por qué no.

¿Qué opinas de la imputación de Ramoncín?

Que le está pasando lo mismo que a mucha gente en España, que llega un momento en el que se convierten en una especie de cabezas de turco. Evidentemente, ocurre en general en cualquier organismo que tenga que ver con el Estado, de una manera directa o tangencial, hay corrupción en todas partes. Ramoncín es el tipo que se ha llevado las hostias, porque es el más listo. Eso le pasa a la gente más lista, al final son los que más pillan. Pero hay cien tíos ahora mismo en su casa descojonándose del asunto, que se llevan tanta pasta como él o más.

Él ha dicho que está viviendo el silencio cómplice de los músicos y asegura que sois "el colectivo más miserable que existe". ¿Lo sois?

No me doy por aludido porque este tío nunca ha defendido mis derechos. Nunca me he llevado un duro de la SGAE, así que es una cosa que no va conmigo. Yo he firmado un contrato editorial y ya está, no he hecho más. Nunca he pedido un adelanto a cuenta de los derechos que haya generado en el año ni nada por el estilo. Me he limitado a registrar las canciones porque en su día entendía - ahora creo que no tiene mucho sentido y daría marcha atrás- que era la manera legítima de funcionar y que había que hacerlo, igual que hay que asegurar tu coche cuando lo tienes. Pero en realidad, nunca he participado porque no lo he sentido como algo mío. Ha habido un montón de años donde ahí se ha repartido mucho dinero. Yo no he llegado a generar suficiente dinero como para tener que preocuparme por ese asunto. Si la cuestión hubiese sido recibir 3.000 en vez de 300 de la SGAE, probablemente hubiese puesto más atención en ello.

No entiendo el modelo desde el principio. La SGAE siempre me ha parecido un sindicato vertical, una especie de patente de corso para explotar los derechos de autor en un país donde se estaba creando una infraestructura que no existía, deprisa y corriendo, a cargo de las instituciones en todos los sentidos, de manera directa en las contrataciones, y de manera indirecta en los derechos de autor. Ha habido un constante expolio de la Sociedad General de Autores, y ahora estamos viendo un expolio por parte de las televisiones. La gente que se ha aventurado a dirigirla es gente que en la mayor parte de los casos estaba en una situación de desahogo clara. Es como poner de sindicalista al obrero especializado que más dinero gana. La SGAE nunca ha sido el reflejo de la realidad técnica.

Creo que lo que se ha hecho ha sido repartir un dinero que se ha obligado por ley a que el Estado diese con la llegada de la democracia y que normalizase la situación de los derechos de autor que en la España franquista no se contemplaba. Esa apertura de la acequia -porque eso fue como abrir una acequia para que pasase el agua-, ha provocado lo que pasa siempre que se hacen las cosas así. En España ha pasado así en todos los campos, no sólo en el mundo de la música.

No creo que seamos el colectivo más miserable, probablemente somos igual de miserables que el resto de los colectivos, aunque probablemente mucho más vanagloriados.

La "parábola" que cuentas sobre la granja de cerdos y la SGAE trata la poca solidaridad y el egoísmo, ¿me equivoco?

Es un pensamiento profundo de egoísmo, es no darse cuenta de que el bienestar de la gente que tienes a tu alrededor, al fin y al cabo, es tu bienestar, que te reporta de manera material, no es una cuestión filosófica ni energética, es real.

¿Y esto no tiene más que ver con el ser humano que con la profesión que desempeñe?

No conozco la idiosincrasia de todo el ser humano. Pero sí, los españoles son así en general con todo. No sé si tiene que ver con la profunda raigambre de la cultura rural española que todavía está ahí. Llevamos dos generaciones habitando las ciudades y probablemente dentro de otras dos generaciones, los ciudadanos tengamos otro tipo de patologías, pero de momento arrastramos a las ciudades patologías que tenían nuestros abuelos, que se pegaban por las cercas, y por el agua, y se hacían putadas aún conociéndose de toda la vida y teniendo sangre común.

Hablando de nuestra realidad socio-cultural, hace unos meses decías que piden a los músicos que seáis motor de cambio y asegurabas que, sin embargo, el mundo de la música debía estar en otro lugar...

Lo que quería a decir es que se da a un músico un peso como dinamizador social en lo ideológico que no tiene.

Pero ahora, en estas últimas elecciones, el mundo de la cultura a pie de calle, no sólo de la música, sí ha tenido ese peso. Y lo ha querido tener.

Sí, exacto, en una dimensión doméstica, como dices, a pie de calle. Con Zapatero se alinearon todos aquellos de la ceja y se juntaron allí directores de cine, modelos... Ahora cada uno ha podido hacer con sus pocas nociones de Photoshop algo que ha aportado a una gran idea colectiva. Me parece alucinante lo que ha pasado con Manuela Carmena aquí. No es el caso de Bob Dylan... no es algo top, es una cosa que funciona: una chica hace una versión de Noelia, otro tío escribe un poema... y de repente aquello se va sumando y se van estimulando hasta crear todos los días cosas chulas. Y lo que viene detrás, el mensaje que viene detrás de todo aquello no es la gran obra que ha hecho esa persona puntualmente, a pesar de lo bonito que pueda ser, o el personaje, es que había detrás una emoción que era palpable y que a todos nos ha contagiado. Supongo que ha sido eso.

Entonces la cultura sí ha sido dinamizadora de este cambio, aunque en los últimos años no haya sido así.

Claro, porque hasta hace unos años, la cultura era un reflejo de la cochambre mediática y de la mediocridad de los españoles, y en general de todo el mundo, porque cuando ves las listas de ventas mundiales, te das cuenta de que la mayoría de la gente que hay en el planeta es mediocre e imbécil, porque no se pueden consumir determinado tipo de cosas.

¿Cómo cuáles?

No se puede ser una persona decente culturalmente y descargarte las quince primeras canciones de las listas de ventas de singles, donde están Enrique Iglesias y ese tipo de cosas que son morralla.

Volviendo a la unión con el cambio social, a lo mejor, la gente está utilizando la expresión cultural para dar un paso en ese sentido, y me gustaría pensar que es así, y lo celebro.

Entiendo que hablas de expresión cultural, no de los personajes del mundo de la cultura.

Es que hay una diferencia entre eso y el personaje. El personaje del músico, el personaje del escritor... que creo que se sobrevaloran estratégicamente, además para el poder establecido de una manera puntual y para sacarle partido. A nadie le parece más interesante que tener de repente un gallito que, como este pavo [Ramoncín] que se pasó los noventa en las tertulias de televisión y los programas de la tarde como el de María Teresa Campos. Ahora piensa que es de un colectivo miserable. Pero él ha formado parte de colectivos más miserables que el de los músicos: el de los tertulianos que cobraban dos mil o tres mil euros por ir a hacer el tonto a la televisión a las 4 de la tarde durante media hora. Ese es un colectivo igual de miserable que el nuestro.

Hablemos del EP que acabas de presentar, "El Predicador Eléctrico". Ha colaborado -con coros- Canco Rodríguez, en primer lugar amigo, en segundo productor de la trilogía (económicamente) y en tercer lugar actor. ¿Te hacía ilusión que participase en la parte artística?

Sabía que le haría ilusión. Necesitábamos una parte de fuerza para el momento "sexo, drogas y rock ad roll", y Canco afina bien, además ha hecho musicales. Es su aportación en el disco. Fue muy divertido. Él es un fanático musical y vive estas cosas con una ilusión tremenda.

También ha participado Laura Rubio, de Garaje Jack, haciendo coros en "La Segunda Primavera" y "Algo va a pasar".

Laura tenía que estar. Hice la primera maquetación de "Algo va a pasar" hace años, y la cantábamos juntos. Ahora cuando la grabé, pensé: "Tengo que llamar a Laura, y si ella quiere hacerlo, tiene todo el derecho a hacerlo".

En el EP anterior publicabas una versión de "Concierto para ellos" de Barón Rojo. Aquí haces un guiño a los Rolling Stones con el riff de "Satisfaction" al final de "Vivir sin tu amor" ¿Son casuales últimamente estas referencias a los grandes de la música?

El riff de "Vivir sin tu amor" salió jugando, en realidad. Miguel [Herrero] le había dado a la canción diez compases al final, el tío se puso a tocar y cuando llevaba cinco compases estaba harto ya... y se puso a hacer el riff de "Satisfaction". Me gustó y lo dejamos. Pero es más como una broma.

Precisamente "Vivir sin tu amor" y "Algo va a pasar" son canciones que llevan mucho tiempo compuestas. ¿Por qué echar mano de viejas canciones siendo un EP de solo cuatro temas?

"Vivir sin tu amor" la maqueté hace diez o doce años. La grabé por primera vez con Perros de Paja. Las recuperé porque quería hacer un disco más rocanrolero, más suave, menos denso. Quería acabar con algo menos denso que lo que había hecho hasta ahora. Hay canciones que he ido marginando a lo largo del tiempo, las he ido dejando. A veces hacía la primera estrofa o las dos primeras estrofas y pensaba: "Esta canción se queda para cuando llegue el momento de rocanrolear un poco más, ahora me apetece otra cosa".

Has grabado de nuevo en los estudios ACME, en Asturias, pero las voces las has registrado en Scots Records con Diego Gila "El Escocés". ¿Por qué ese cambio?

Las voces las grabé en el estudio de Diego Gila en Madrid, en el Barrio de la Concepción. Es un tío muy tranquilo, que me produce mucha paz. En Asturias me metí un empacho a grabar, hicimos cuatro canciones en dos días. El segundo día a las cinco de la tarde ya habíamos grabado todo excepto las voces. Cuando me puse a cantar, canté fatal, así que me traje el material para hacerlo después.

¿No rompe la atmósfera creativa parar la grabación y grabar las voces días después en otro estudio?

Sí, pero esta vez no funcionó hacerlo todo en el mismo sitio. Ha habido veces que sí ha funcionado. Estábamos los dos muy cansados. Trabajamos los dos solos, Miguel Herrero y yo, y muy rápido.

En el segundo EP hice lo mismo y bajé a Madrid al estudio a grabar las voces con Pablo [Galiano] pero no funcionó. No me gustó la energía del sitio, aunque era un estudio chulísimo. No me gustó la experiencia y no nos salió bien. Estas cosas pasan. Aquella vez tuve que llevarme a Pablo a Asturias y grabamos todas las voces allí después de haber grabado en Madrid.

Hablas de Pablo Galiano, que también ha dejado su voz en este EP. Es amigo tuyo, compartisteis banda y ahora de nuevo escenarios (en tus conciertos con The Bang). ¿Qué opinas de su presencia en el programa La Voz y de los concursos de televisión?

Cuando Pablo hizo la prueba para La Voz, fue engañado por Marta, su mujer. Luego Pablo pensó que igual era bueno para él hacerlo y lo hizo. Me llamó para contármelo, yo le dije lo que pensaba y él me dijo lo que pensaba.

¿Qué es lo que pensabas?

Es un concurso donde cobra todo el mundo menos el tío que sale, el cantante. Los tíos que rugen cuando el regidor levanta la mano, el público, también cobra. El cantante va allí y cede todos los derechos de todo lo que hace por un tiempo indefinido a criterio de la productora, no dejan generar material mientras se hace el concurso ni hasta que ellos decidan.

En realidad es una plataforma de promoción de los cuatro fulanos que hay ahí que inmediatamente después de salir en televisión y ser los "coach" lanzaron un disco cada uno de ellos. Laura Pausini no tenía material nuevo así que hizo un recopilatorio que ha estado en el número 20 o así de las listas y lleva desde entonces en lista. Me parece mal. Como planteamiento moral de respeto a un curro me parece mal lo que hacen con ellos.

La modalidad de fama y popularidad que ofrece ese programa y de estrés que genera tampoco me acaba de convencer. Es muy televisiva y es una cosa normal en los tiempos que corren, pero no sintonizo nada con ella. Los tipos que hacen de coach son gente que han vendido muchos discos y muy famosa pero creo que, en realidad, ninguno de ellos sabe la mitad de música que Pablo Galiano. Alejandro Sanz, Laura Pausini y especialmente Malú y Antonio Orozco, me parece que no se pueden comparar musicalmente con Pablo.

Es una cosa como que da un poco de lastimilla. Este concurso se nutre de gente como Pablo que va a esos concursos. Por ejemplo, el tío con el que compitió Pablo, igual que él, llevaba en la órbita de la música del blues toda la vida, me parece que se llama Néstor. Y hay un montón de gente que han sido coristas de tíos más importantes. Se nutren de la desesperanza de la gente en el mundo de la música que dicen: bueno, voy a picar a esta puerta a ver qué me cae. Y se monta un circo, con una fascinación salvaje, con focos y bailarines para enmascarar esa circunstancias que es tristísima y que queda reflejada en la propia idiosincrasia del concurso: unos tipos que lo ceden todo por sus quince minutos de fama, que decía Andy Warhol, para regocijo de un público sobornado, que son los que están ahí, y de un montón de subnormales que son los que lo ven.

Hombre yo conozco gente que lo ve y...

Y que no es subnormal, lo sé. Por ejemplo, mi madre (risas).

Vamos a dejar televisiones, SGAE y política para volver a las canciones. En tus discos como Alfa nos has acostumbrado a un nivel de profundidad o de densidad musical y lírica que en este disco no está. Ha sido como salir un poco más a la superficie.

Sí. La verdad es que no lo he planificado. Una de las cosas bonitas de trabajar así es que vas saliendo al paso de tus emociones. Vas haciendo lo que te pide el cuerpo.

¿Y el cuerpo te ha pedido dejar de escarbar tan profundo como hasta ahora?

No sé, simplemente he dejado de hacerlo. Momentáneamente. Me ha parecido que hacer esto era buena idea. Supongo que uno puede ser amante de la comida súper elaborada y de repente querer otra cosa. Además, cada vez me apetece más explorar mi propio personaje que creo que es inmenso. Creo que hay que administrar un poco la intensidad. Y sobre todo, hacer música para explorarte a ti. Si eres una persona incapaz de disfrutar de una canción ligera es que definitivamente no va contigo. Pero es que no es mi caso. Puedo disfrutar de unas y de otras canciones. Todo depende del momento en el que uno esté y de cómo vaya gestionando las cosas.

También hay algo estilístico en todo esto. Me he ido aproximando al soul y a este tipo de estilos, y a la parte más lúdica del asunto, más fiestera, porque creo que también son una parte de mi personalidad que quizá durante algún tiempo he olvidado porque necesitaba explorar esa otra parte emocional que es muy profunda y es muy grande, pero que también es muy repetitiva.

A lo mejor esa faceta más de cantautor que asomaba en otros discos, es la que ha desaparecido en éste.

Puede ser. Siempre hay latiguillos. Alguna frase... Estoy utilizando la música de una manera completamente egoísta para hacer siempre lo que me dé la gana.

Eso es algo que siempre haces, ¿no?

Sí, y durante un tiempo he estado buceando en otras texturas porque me apetecía hacer otros sonidos, pero ahora me apetecía hacer esto. También porque de un tiempo a esta parte he tenido una banda estable de rock and roll y suena muy bien. Por eso de repente te preguntas: "¿Qué es lo que me falta para configurar un directo que mole?". Me faltan este tipo de cosas, este tipo de canciones que vienen muy bien para un concierto que no sea "cortavenoso" a tope (risas). Y que transmita esa energía primigenia del rock. Creo que eso ha sido muy importante también.

Antes incidía mucho en las entrevistas en de que cuando uno está solo en casa componiendo con su guitarra acústica empieza a imaginarse en su cabeza un piano, otra cosa... Pero cuando uno tiene una banda y tiene un local de ensayo no tiene que imaginarse cómo suena una banda de rock and roll. Es lo que había hecho toda mi vida con Buenas Noches Rose, y con Le Punk en otro tipo de músicas. Ahora con The Bang lo he vuelto a hacer, sabía que tenía unos tíos ahí que hacía un riff de guitarra y se ponían a tocar y yo podía improvisar por encima la letra y llevarme algo a casa que me gustaba, y que era una manera totalmente distinta de trabajar que estar encerrado en una habitación masticando una sensación. Hacía mucho que no hacía eso y tenía ganas de volver a hacerlo.

Al igual que en todos tus discos, incluyes un blues. En esta ocasión, "El Blues de Paco Toronjo"...

Sí, es el blues del disco. Vi un día a Paco Toronjo cantando borracho en un vídeo y me gustaba la letra, lo que él cantaba cuando estaba borracho. Me hacía gracia lo que decía y pensé: "Voy a hacer un blues con esto".

El blues nunca ha faltado en tus discos en solitario, al igual que una canción de temática mitológica, excepto en éste, que no aparece ninguna alusión a la mitología. Pero hace meses anunciabas que en este disco habría un tema dedicado a Ares. ¿Por qué no aparece?

Porque fallé. Porque la cagué. Además, es una canción muy buena. Grabé toda la canción y cuando me puse a cantarla me di cuenta de que la había grabado un tono por encima de mis posibilidades. Estaba muy bien en la estrofa pero cuando llegaba al estribillo tenía que subir y mi voz se hacía pequeñita y más nasal todavía. No podía grabarla así. La grabaré la próxima vez. Ceo que va a ser una canción muy importante para mí.

Lo curioso es que te creas toda una película en la cabeza: ahora voy a hacer esto y esto, y una canción mitológica en cada EP... Y al final hay cosas que no ocurren. ¡Vive al cabo del día, no planifiques cada cosa! Esto es culpa de mi padre, que era comunista y todo lo planificaba (risas).

Parece que te ocurre eso con muchas canciones, que tienen una vida larga en el tiempo hasta que encuentran el momento o el lugar en el que vivir.

Y hay muchas canciones muy buenas que he cagado en el fondo por precipitarme, que ahora son canciones que están bien, pero que no son ni la mitad de grandes de lo que podían ser por eso, por precipitarme. Por querer darle un enfoque intelectual a las cosas. A veces no se puede.

Háblame de "La segunda primavera", que es otro tema de los que parecen tener recorrido, al menos ya lo habíamos escuchado en directo.

Esta canción ha pasado por varias fases. Es muy simple, tan simple que son tres acordes todo el rato. La compuse muy motivado por "Isis", una canción de Bob Dylan de su álbum "Desire", que es un tema que dura 7 minutos y no cambia nunca. Pero cuenta una historia fantástica. Es mi canción favorita de Dylan. Me llamaba la atención cómo con tres o cuatro acordes te largas 7 minutos y consigues, a una persona como yo que se defiende con el inglés pero no soy experto, mantenerme fascinado con la historia. Pensé en hacer algo así. La canción ha ido reescribiéndose un poco. Ha habido momentos en los que ha tenido otro aspecto un poco más fresco. Ahora la hemos fotografiado en este momento de la canción.

¿Cuál es la segunda primavera en la música?

La segunda primavera es una constante en el mundo del rock. Tiene que ver con una cosa que decía Tom Petty. Él contaba que cuando uno empieza en la música y graba su primer disco, automáticamente lo detesta. Escucha lo que había imaginado en su cabeza y no tiene nada que ver. Las guitarras no suenan igual, las canciones no son lo mismo, la voz siempre es peor... todo es malo. Y uno empieza a hacer su carrera tomando eso como punto de referencia. Suele pasar que los segundos discos de casi todos los artistas son muy complicados por esa comedura de olla. Se tiran un montón de años alejándose de aquello que no le gustaba del primer disco. Lo increíble es que llega un momento en que un día, esa persona, después de pasar por todo esto, escucha el primer disco y dice: "Cómo mola, quiero volver a sonar como aquí". Y eso es lo que decía Tom Petty que le había pasado a él.

Creo que tiene que ver con el proceso humano. Es verdad que cuando una persona cumple los 40 años entra en otro mundo, empujado por unas circunstancias hormonales claras, biológicas, porque la cabeza se te asienta o se te acaba de ir para siempre. Algo te sucede. Si has trabajado en el camino correcto, creo que te sucede algo bueno. En este caso, con esta canción, me lleva a hacer la broma de cómo vas a hacer para volver a ser interesante cuando todo lo que eras era ese mito juvenil de la autodestrucción.

¿Por qué a mí todo esto de lo que hablamos y este EP me da la sensación de que está llegando el fin de una etapa en tu trayectoria?

Estoy a punto de cerrar una fase que probablemente sea Alfa. Probablemente esto sea lo último que saque con el nombre de Alfa. Esa canción siempre me ha parecido una canción fantástica y nunca la había grabado, no sé por qué razón, quizá porque no estaba a la altura emocional de lo que quería hacer. Ahora sí, después de este cambio que he vivido en este último año, fruto de un estrés post traumático personal, que no tiene que ver con una circunstancia traumática sino con la toma de conciencia como individuo de un montón de cosas en lo que se refiere a mí, y creo que sincronizado con lo que está pasando dentro del país. He intentado hacer una revolución, empezando por mí.

Me vine de la Alameda de Osuna aquí a vivir (a Lavapiés) después de venir a la primera manifestación del 15M. Vine y pensé: "Aquí va a pasar algo, me voy del barrio". Ahí empezó un proceso que noto que acaba ahora, que ha cristalizado ahora. Creo que voy a acabar con un montón de cosas. A partir de ahora creo que voy a ser Alfredo F.García. He sido durante mucho tiempo Alfredo, el pavo de Buenas Noches Rose, el pavo de Le Punk, ahora soy Alfa... No soy una persona muy famosa, pero a veces me encuentro a algún tipo que me dice: "Anda, tú eres el de BNR ¿no?" o "Tú eres el de Le Punk". Sí, pero soy Alfredo. Creo que voy a cerrar el chiringuito y voy a empezar con otras cosas.

Cerrar etapas está bien. Si no, no se pueden abrir otras.

Sí. Además yo en mi vida me he quedado enganchado a cosas. Yo tuve una crisis tremenda cuando empecé en solitario porque no sabía cómo me quería llamar. Alfa no me convencía nada.

He escuchado a gente que asocia Alfa a "macho Alfa".

Lo creo porque me ha pasado. Si sabes que me llamo Alfredo se entiende que viene por ahí. Me lo pusieron de chaval, y en aquel entonces apenas se usaba ese concepto de macho Alfa, excepto los biólogos para definir las manadas de los bisontes y de los lobos (risas). Pero no había tomado esa dimensión. Ahora ha evolucionado mucho el lenguaje social y ese término macho Alfa se trae mucho a la cuestión genérica, se usa mucho para definir al "machote". Es una cosa que me molesta, porque no me veo en ese parámetro, pero es verdad que para mucha gente puede sonar muy duro. Yo nunca me he sentido cómodo con el nombre como para funcionar en solitario con él. Hay gente que me llama Alfa con mucho cariño de toda la vida y no escucho ninguna connotación de ese tipo detrás de esas voces, pero es verdad que en mi contexto social Alfa es un término antipático. Luego a nivel promocional es una estupidez.

Hay demasiadas empresas "alfas" si uno te busca en Internet...

Encuentras de todo. Máquinas de coser, coches inmobiliarias... ¡Mi batidora se llama Alfa! (risas). En realidad, lo que hay detrás de eso es que soy Alfa para algunas personas de mi barrio y para gente que me conoce como músico. Pero de toda la vida soy Alfredo. ¿Por qué no puedo ser Alfredo?

Pero tu cambio de nombre es algo más que un nombre. Tiene que ver, al menos en parte, con algo más personal.

Sí, tiene todo que ver conmigo.

Y mientras tanto, ¿qué perspectivas tienes para estos meses a parte de la presentación de este viernes en Madrid?

Voy a producir el disco de un grupo que se llama Carbono 14. Son de la Alameda de Osuna. Les he visto tocar desde los 16 años porque tocan juntos desde los 14. A parte de lo que hacen musicalmente me encanta su rollo. Son muy amigos y se quieren mucho. Uno ve esto cuando tiene 14 años y toca, pero va pasando el tiempo y no es tan normal, pero veo cómo se acoplan los unos a los otros y me encanta, me fascina. Voy a grabarles el disco a principios de julio. Luego, para acabar con esta etapa, en lo personal, mi idea es ir a algún sitio a pasar una temporada.

¿Y en lo que tiene que ver con tu carrera musical?

Tengo que pensar en ello, aún no lo sé. He pensado en varias cosas pero igual es muy pronto, están sin madurar y es probable que cambien. En general, voy a tratar de quitarle hierro a las cosas y dejarme ir. Iré componiendo canciones y agrupándolas. Grabarlas de cuatro en cuatro me gusta. Me gusta trabajar sobre este tema de cuatro.

El cuatro es el número asociado a la muerte en la cultura china, pero a ti parece funcionarte.

No lo sabía, pero es un número que tiene mucho power. Es una subdivisión perfecta de 12, que es el otro gran número. Para la gente el cuatro simboliza las estaciones, los cuatro elementos... Es un número redondo.

¿Y en esta nueva etapa profesional, tienes en mente publicar tu segundo libro?

Sí, y también tiene que ver con el cuatro. Lo que voy a editar próximamente es un libro con cuatro historias. Cuatro historias madre de las que saldrán cuatro historias posteriores.

Alfa presenta "El Predicador Eléctrico" esta noche en Madrid, en la Sala Galileo Galilei (C/ Galileo, 100).

Por África Egido

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