Envidia Kotxina en Porta Caeli (Valladolid). 20 de marzo de 2015
Texto de Miriam Badiola. Fotos de Nuria López
Veinte años de música no se cumplen todos los días. Y mucho menos veinte kotxinos años de escenario. Quizá por ese gran motivo la capital del Pisuerga olía a pogo en todas sus esquinas. Envidia Kotxina estaba al caer y su 20 Kotxinos Años Tour se celebrarían por todo lo alto.
Una entrada en escena sencilla y un público consciente de lo importante que era dejar espacio suficiente entre su furia y el escenario. Sabíamos que estábamos a punto de saltar por los aires, de chocar hombros contra hombros, de sacar la rabia a pasear y rebotarla contra toda la gente presente. Este concierto va a ser un poco peculiar, avisaba Ángel para pasar a explicar que el set se desarrollaría en tres partes diferenciadas, separadas todas ellas por un brevísimo interludio, que ya sabéis que no somos Extremoduro. Y ahora sí, ¡que empiece la fiesta!
Por lo visto y Daños colaterales fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida y, como ya nos habían avisado, en este primer tercio se haría un repaso a los dos últimos trabajos, Kontratiempos y Cuando las bocas comen silencio. La timidez aún imperante en el público presente iba abandonando poco a poco la sala y fue con Día tras día con la que terminó por esfumarse. Una docena de temas elegidos cautelosamente para elevar las temperaturas en su justa medida cerrado con Cuidado con lo que aprietas, encargada de anunciar el primer descanso.
Dos escasos minutos después, un espontáneo se subía al escenario para corear ciertos cantos populares y, de paso, dar pie a Con y contra quién, el tema de regreso de Envidia al escenario. Las balas salían directas a las sienes ya en esta segunda mitad donde cayeron algunas como Ke nunka enkuentren la paz, Por ké, o Alimañas. Los clásicos estaban brotando y fue entonces cuando, ante un expectante público, Ángel reivindicaba que ni pasaron, ni vencieron, ni nunca convencieron, dando paso así a Historias en blanco y negro. Estábamos llegando a la cúspide y no podían faltar temas como De korazón o la excelente Deskiziao, una apuesta más que segura para un concierto Kotxino. Un par de canciones después, el quinto Kotxino, Bruno, se subió a las tablas para tocar Polka miseria y cerrar esta parte central del directo.
La parte final fue, sin duda, la mejor de todas. Quizá por la presencia de los clásicos de la banda, quizá porque público y banda habían llegado al punto máximo de compenetración, quizá porque los dardos salían uno tras otro sin apenas respirar. Malos pensamientos, Mis pesadillas o A falta de paz elevaron la temperatura hasta el punto de ebullición. Un punto que se conseguiría con las cuatro patadas siguientes: Ke asko, me apestas, Lady Di (clásico que no podía faltar), No señor y Akaba ya! en su versión más moderna. Pero ahí no se quedaba todo, sino que todavía faltaban por salir Ay-Untamiento, Maldita mi suerte, La raba y Hoy no puedo cantar. Ahora sí, señores, con las gargantas a punto de explotar, Kampos de exterminio ponía final a todo un homenaje de celebración de Envidia Kotxina.
Cerca de dos horas de directo, cerca de cuarenta temas con apenas cinco minutos totales de descanso. Veinte años de Envidia Kotxina y esperemos que, como mínimo, otros tantos más.