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Manu Chao en directo en el Velódromo de Santiago de Chile

Por Kike Babas y Kike turrón

Manu Chao acaba de despedir en Buenos Aires su última gira. Manerasdevivir tuvo la oportunidad de verle en directo (vía uno de Los Kikes) y tener un breve encuentro con él, en el antepenúltimo concierto del tour, en el Velódromo del Estadio Nacional de Santiago de Chile. Imparable, incombustible e insobornable, “El Desaparecido”, a sus 51 tacos, se mantiene en una extraordinaria y envidiable forma física capaz de agotar a al conejito de Duracell.

“La maquina va mil”, despide Manu en el telegráfico mail donde explica que las pulseras que deja en puerta valen después para el backstage. Y es que, en la reciente visita a Chile y Argentina, con la formación bautizada como La Ventura (él, más bajo, guitarra y batería), la afluencia de público ha resultado masiva y su respuesta abrasiva. El espíritu siempre rebelde del hispano-francés llega contagiado por una de las reivindicaciones más candentes de ambos países: echar del territorio a Monsanto, la multinacional de semillas y agroquímicos más poderosa del mundo, el mayor fabricante de pesticidas y herbicidas, y la compañía que ayudó a manufacturar el «agente naranja» en la guerra química contra Vietnam.

El termómetro de popularidad de Chao en Santiago se mantiene muy alto, sin disco nuevo desde hace años, sin apenas campaña de cartelería por la ciudad, sin conceder entrevistas ni hacer promoción, y pasando de un recinto de 3.000 de su anterior gira al Velódromo del Estadio Nacional donde caben 10.000, todo pinta, como poco, arriesgado, y sin embargo, horas antes del show, la red anunciaba entradas agotadas. Éxito masivo sin paliativos.

De las tres horas de sudor y fiesta que ofreció La Ventura ya sabíamos por la reciente gira que aconteció en España en primavera. Poco más o menos el concierto fue muy igual a los ofrecidos por acá entonces. Los tres músicos acompañantes, Gambeat al bajo, Madjid a la guitarra y Philippe Teboul “Garbancito” a la batería tienen el rodaje hecho con Manu desde que se acabó Mano Negra, y los últimos doce meses de La Ventura han sido de infarto global: tras hacer el nordeste brasileño se cruzaron Australia, después recalaron en las Islas del Océano Indico, luego pasaron por España, Francia e Italia, para terminar Europa haciendo en septiembre Los Balcanes, seguido de su primera gira por la India (Bombay, el desierto de Rajasthan y Delhi). Tanta cuerda se dejó sentir sobradamente en el escenario, donde puntualmente acompañó en los momentos más álgidos una sección de vientos “chilombianos” compuesta de trombón, trompetas y saxo, con lo que el sarao ganó unos cuantos enteros.

La táctica no por conocida fue menos eficiente, la primera hora y media la constituye el cuerpo del concierto, al que sigue otro tramo de igual duración donde se va empalmando bis tras bis en extasiado in crescendo hasta el agotamiento. El secreto, de simple, apabulla, pachanga y más pachanga, salto tras salto, empalmados a ritmo hard-core elemental con acordes de ska y reggae, desgranando un set list que es la madre del cordero del mestizaje: “Mr. Bobby”, “Se fuerza la máquina”, “Por el suelo”, “Tadibobeira”, “Clandestino”, “La primavera” / “Me gustas tú” / “Bongo Bong”, “Qué pasó qué pasó”, “Rainin’ In Paradize” / “Mi Vida” / “King Kong Five”, “Politik Kills”, “L’hiver est là”, “Bienvenido a Tijuana”, “El viento”, “Minha maconha”, “Desaparecido”, “Rumba de Barcelona”, “Mentira”, “Mala vida”, “Sidi H’ Bibi”, “Por la carretera”, “Volver, volver”, “El hoyo”, “La Vacaloca”, “Hamburger Fields”, “La despedida”. Cuando se recalaba en el cancionero de Mano Negra el respetable respondía con vehemente algarabía, igual que cuando el parisino dedicó a Santiago el clásico de Vicente Fernández “Volver, volver”.

Lo más emblemático de la velada resultó cuando cedió el micro a unos activistas que pancarta en mano arengaron: “Monsanto fuera de Latinoamérica y del Mundo” coreados por los 10.000 asistentes que aplaudieron el rechazo al proyecto de ley chileno sobre obtenciones vegetales, que permitiría al gigante multinacional despojar al pequeño agricultor de sus derechos sobre la semilla, apropiarse de las variedades tradicionales e introducir los transgénicos. Esta demanda se había repetido en todos los conciertos de la gira, la reivindicación incluso está escrita en la lona que cubre la trasera del inmenso escenario. En otro momento del concierto sería el propio Manu el encargado de hacer una reclamación de los derechos del pueblo mapuche, cuya bandera estampaba su camiseta, y "soñar otro mundo" en el que Chile tuviera educación pública para todos los niveles, demostrando estar muy al tanto de la reciente lucha de los estudiantes.

Una hora después del show, el backstage bullía con más de un centenar de personas que querían saludar al cantautor: viejos amigos que venían a darle un nuevo abrazo, estudiantes que le dejaban camisetas y le hacían cómplice de sus reclamaciones, alguno que le ofrecía una ikurriña, activistas que le pedían sacarse una foto con su respectiva bandera… Los camareros iban y volvían con latas de cerveza fría y algo de picoteo. En un momento así, pretender una conversación privada o larga o pedir plena atención es entender muy poco de cómo funciona un camerino post-bolo. Minutos antes de comenzar una merecida cena reponedora de fuerzas, Manu nos cuenta que, de su reciente gira, lo que más le ha llegado ha sido la India. “Delhi me ha cogido hasta aquí” dice, y se señala el corazón, “sobre todo el tema del barrio de Kathputli, en lucha por sus derechos, entérate en mi web, lo explico todo”. Efectivamente en la página de Manu se informa no solo de dicha problemática, sino de por ejemplo la desigual disputa por salvar las colinas sagradas de Niyamgiri del gigante de la minería Vedanta Resources, o de la campaña de la activista india Vandana Shiva contra, una vez más, Monsanto. Antes de comenzar su cena nos cuenta sus planes más inmediatos: “Ahora la banda se volverá a Europa, yo me voy para Brasil. Nos despedimos aquí, pero en febrero o en marzo los junto de nuevo y haremos una gira por Brasil, es lo que toca”.



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