Del director de ?Fausto 5.0? (aquella enésima readaptación que hizo La Fura, esta vez en formato cinematográfico, del mito del hombre que vende su alma al diablo) nos esperábamos un trabajo igual de oscuro, denso y personal (si no más, dado el paso del tiempo y la experiencia adquirida). En cambio, Sogepaq tira el dinero (y su reputación) con este ?Somne? que no llega a trabajo de fin de curso de cualquier escuela de cine que se precie de tal nombre.
Así, como si de una obra de teatro escolar se tratase, todos los actores son demasiado jóvenes para sus personajes (menos el niño, que es demasiado viejo). Nancho Novo no llega a caricatura de científico chiflado y se queda en caricatura de sí mismo. Goya Toledo recita sus líneas de neurocirujano con la absoluta convicción de que sus palabras no tienen ningún sentido para ella (y sin duda, tampoco lo tendrán para una neurocirujano). Lo de Oscar Jaenada ya es que no tiene nombre, vamos. Como para condenar a trabajos forzados a los encargados de casting.
Nadie ha elegido un acento: sus artificiosas líneas (hijas sin duda de un dialoguista pretencioso) a veces se pronuncian con la locuacidad exagerada y totalmente inapropiada de un presentador de informativos, y otras veces se escapan (o se escupen) con una naturalidad callejera que se come consonantes. Sin duda el problema no es el sonido directo, ya que algunas escenas han sido dobladas (y se aprecia perfectamente cuáles son).
El argumento no es malo, o al menos la idea inicial (nada original) de la transmisión de información al cerebro durante el sueño podría haber dado juego. Por desgracia, el guión va enredando la trama a base de tópicos, visiones, un monstruo que no viene a cuento, giros cogidos con pinzas y tecnología de ci-fi parvularia.
El apartado técnico se salva, con unos minutos iniciales que prometen una buena fotografía para a continuación caer en el tedio visual más mediocre. Ahora bien, la banda sonora es indefendible: las cuerdas desafinadas apuntan a que al compositor se le estaban agotando las pilas del walkman.
Cómo semejante subproducto va a alcanzar las salas comerciales es algo que sólo el marketing más obtuso podría justificar, si es que alguien puede.
SOMNE ....a la hoguera!
Para que decir mas, DuenD. La única putada que te has dejado es el hecho de no poder tirar tomates, piedras, o el objeto contundente mas cercano, a los "actores"/"actrices" al acabar la peli; y tener que volver a casa con ese jeto de "Gilipollas integral a su servicio, pago porque me tomen el pelo, no lo dude, siempre pico". Vaya 6 euros...
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