30 años sin Hitchcock
30 años sin Hitchcock
Una rubia bajo la ducha, un cuchillo, agua y sangre. Un tipo en un campo de trigo con un avión a la espalda. Un policÃa colgando de un tejado. Una mujer (otra rubia) atacada por los pájaros. Pura magia. Puro Hitchcock. El mayor fabricante de escenas inolvidables.
Un sátiro obeso, inseguro, rebosante de complejos. Manipulador, mentiroso y cobarde. Pura maldad. Puro Hitchcock. El lado oscuro de un genio. Ambas caras, la talentosa, la perversa, se apagaron hace treinta años.
El cine salva
Mucho antes, en 1899, nacÃa Alfred Joseph Hitchcock en Londres. Sus dos hermanos mayores no evitaron una niñez solitaria y triste, plagada de hortalizas (su padre era verdulero) y crucifijos (su madre, una católica convencida). A la educación estricta se le suma, cuando su padre muere siendo él adolescente y estalla la I Guerra Mundial, el miedo a morir. Para huir de tanta oscuridad, la fantasÃa. La fascinación por el crimen, el terror a lo imprevisto, el refugio en las faldas maternas. Y, sobre todo, el papel para dibujar y el cine.
Ambas vocaciones, ambos refugios, le permiten obtener trabajo en el cine. Será en Famous Players-Lasky (productora que después serÃa la Paramount), que abre su oficina en 1920 en Londres. Su primer encargo, dibujar carteles. Después, escribir guiones y ejercer de ayudante de dirección. Y, por supuesto, ver pelÃculas, sobre todo europeas: las de genios del expresionismo como Murnau o Fritz Lang. Sombras amenazantes que después abundarán en su cine.
Alma oscura
Por fin, debuta como director en 1925 con The Pleasure Garden, donde conoce a Alma Reville. No era una cualquiera: habÃa trabajado con D. W. Griffith y era la primera montadora de cine en Gran Bretaña. En la sombra, lo acompañará toda la vida. Le dará a su única hija, Pat. Lo ayudará con su cine (aparece, hasta los años cincuenta, en los créditos de sus pelÃculas). Y le perdonará, al menos en público, su tortuosa relación con cada una de sus actrices.
'Rebeca' gana el Oscar, pero él pierde el del mejor director. Nunca lo conseguirá
En su paÃs filma diez pelÃculas mudas, la primera cinta sonora del cine inglés (La muchacha de Londres, 1929) y obras maestras como El hombre que sabÃa demasiado (que después rehará en EE UU), Alarma en el expreso o La posada de Jamaica, tras la que salta a Hollywood. Inglaterra, sÃ, se le ha quedado pequeña. Ha sabido retratar los temores del hombre. La angustia del falso culpable. El metálico sabor que deja en el paladar el oscuro y cruel humor. El público lo adora. La crÃtica, todavÃa, no.
El Hitchcock que aterriza en EE UU para rodar un proyecto sobre el Titanic (que finalmente nunca filmó) no se dejará domar. Su primer trabajo será la adaptación de Rebeca, donde se convierte en el primer director capaz de rebelarse ante el poderoso productor O. Selznick. No rueda ni un fotograma de más: asÃ, el productor no podrá añadir cosas en la sala de montaje. Trata con altivez al reparto. Y, cómo no, es un éxito de taquilla. La pelÃcula también gana el Oscar, pero él pierde el del mejor director. Nunca lo conseguirá.
El amante de las rubias
Amante... Por decirlo de algún modo. Si para él los actores eran "ganado", las actrices eran algo bastante peor. La primera acosada es Ingrid Bergman, a la que dirigirá en Recuerda, Encadenados y Atormentada. Le sugiere de forma infantil su amor, la colma de atenciones, pero ella lo desprecia. Como todas. Aunque no la llega a maltratar, porque la sueca tiene carácter y ya es una estrella gracias al éxito de Casablanca.
El público, antes, entonces y ahora, siempre tuvo en los altares al genial gordo diabólico
Con Grace Kelly, la siguiente de la lista, la obsesión durará toda la vida. Eso sÃ, le regalará papeles maravillosos en Crimen perfecto, La ventana indiscreta y Atrapa a un ladrón. Y, después, vendrán Vera Miles o Tippi Hedren, con la que fue todavÃa más allá: la torturó rodando Los pájaros y, superando su enfermiza timidez, le exigió que se acostara con él a cambio de no arruinar su carrera.
Pero no son sus desvarÃos amorosos los que lo hicieron pasar a la historia, sino su cine. Sus riesgos. Como los de Psicosis, donde desafÃa a la censura (nunca un gran director habÃa rodado escenas tan aterradoras y violentas) y a los espectadores (que ven morir a la protagonista a mitad de pelÃcula). Los de Marnie, la ladrona o Recuerda, donde da rienda a su pasión por el psicoanálisis. O, sencillamente, por su revolucionaria forma de hacer cine, que le permite rodar una pelÃcula con un único plano (La soga), clavar 70 tomas en una sola secuencia de 45 segundos (Psicosis) o encerrar a trama y protagonistas en un único y angustioso escenario (Náufragos).
Tuvo que ser la Nouvelle Vague la que lo ensalzó como autor. Pero el público, antes, entonces y ahora, siempre tuvo en los altares al genial gordo diabólico.
Un sátiro obeso, inseguro, rebosante de complejos. Manipulador, mentiroso y cobarde. Pura maldad. Puro Hitchcock. El lado oscuro de un genio. Ambas caras, la talentosa, la perversa, se apagaron hace treinta años.
El cine salva
Mucho antes, en 1899, nacÃa Alfred Joseph Hitchcock en Londres. Sus dos hermanos mayores no evitaron una niñez solitaria y triste, plagada de hortalizas (su padre era verdulero) y crucifijos (su madre, una católica convencida). A la educación estricta se le suma, cuando su padre muere siendo él adolescente y estalla la I Guerra Mundial, el miedo a morir. Para huir de tanta oscuridad, la fantasÃa. La fascinación por el crimen, el terror a lo imprevisto, el refugio en las faldas maternas. Y, sobre todo, el papel para dibujar y el cine.
Ambas vocaciones, ambos refugios, le permiten obtener trabajo en el cine. Será en Famous Players-Lasky (productora que después serÃa la Paramount), que abre su oficina en 1920 en Londres. Su primer encargo, dibujar carteles. Después, escribir guiones y ejercer de ayudante de dirección. Y, por supuesto, ver pelÃculas, sobre todo europeas: las de genios del expresionismo como Murnau o Fritz Lang. Sombras amenazantes que después abundarán en su cine.
Alma oscura
Por fin, debuta como director en 1925 con The Pleasure Garden, donde conoce a Alma Reville. No era una cualquiera: habÃa trabajado con D. W. Griffith y era la primera montadora de cine en Gran Bretaña. En la sombra, lo acompañará toda la vida. Le dará a su única hija, Pat. Lo ayudará con su cine (aparece, hasta los años cincuenta, en los créditos de sus pelÃculas). Y le perdonará, al menos en público, su tortuosa relación con cada una de sus actrices.
'Rebeca' gana el Oscar, pero él pierde el del mejor director. Nunca lo conseguirá
En su paÃs filma diez pelÃculas mudas, la primera cinta sonora del cine inglés (La muchacha de Londres, 1929) y obras maestras como El hombre que sabÃa demasiado (que después rehará en EE UU), Alarma en el expreso o La posada de Jamaica, tras la que salta a Hollywood. Inglaterra, sÃ, se le ha quedado pequeña. Ha sabido retratar los temores del hombre. La angustia del falso culpable. El metálico sabor que deja en el paladar el oscuro y cruel humor. El público lo adora. La crÃtica, todavÃa, no.
El Hitchcock que aterriza en EE UU para rodar un proyecto sobre el Titanic (que finalmente nunca filmó) no se dejará domar. Su primer trabajo será la adaptación de Rebeca, donde se convierte en el primer director capaz de rebelarse ante el poderoso productor O. Selznick. No rueda ni un fotograma de más: asÃ, el productor no podrá añadir cosas en la sala de montaje. Trata con altivez al reparto. Y, cómo no, es un éxito de taquilla. La pelÃcula también gana el Oscar, pero él pierde el del mejor director. Nunca lo conseguirá.
El amante de las rubias
Amante... Por decirlo de algún modo. Si para él los actores eran "ganado", las actrices eran algo bastante peor. La primera acosada es Ingrid Bergman, a la que dirigirá en Recuerda, Encadenados y Atormentada. Le sugiere de forma infantil su amor, la colma de atenciones, pero ella lo desprecia. Como todas. Aunque no la llega a maltratar, porque la sueca tiene carácter y ya es una estrella gracias al éxito de Casablanca.
El público, antes, entonces y ahora, siempre tuvo en los altares al genial gordo diabólico
Con Grace Kelly, la siguiente de la lista, la obsesión durará toda la vida. Eso sÃ, le regalará papeles maravillosos en Crimen perfecto, La ventana indiscreta y Atrapa a un ladrón. Y, después, vendrán Vera Miles o Tippi Hedren, con la que fue todavÃa más allá: la torturó rodando Los pájaros y, superando su enfermiza timidez, le exigió que se acostara con él a cambio de no arruinar su carrera.
Pero no son sus desvarÃos amorosos los que lo hicieron pasar a la historia, sino su cine. Sus riesgos. Como los de Psicosis, donde desafÃa a la censura (nunca un gran director habÃa rodado escenas tan aterradoras y violentas) y a los espectadores (que ven morir a la protagonista a mitad de pelÃcula). Los de Marnie, la ladrona o Recuerda, donde da rienda a su pasión por el psicoanálisis. O, sencillamente, por su revolucionaria forma de hacer cine, que le permite rodar una pelÃcula con un único plano (La soga), clavar 70 tomas en una sola secuencia de 45 segundos (Psicosis) o encerrar a trama y protagonistas en un único y angustioso escenario (Náufragos).
Tuvo que ser la Nouvelle Vague la que lo ensalzó como autor. Pero el público, antes, entonces y ahora, siempre tuvo en los altares al genial gordo diabólico.
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¿Entonces si una pelÃcula o un director no gana un Oscar quiere decir que la pelÃcula o el director son malos?, ¿ya no vale la pena ver a pelÃcula?Pipirijate escribió:Pues no llegó a ganar ningún Oscar a mejor director. Y como éstas en los Oscars hay a puñaos.
Para mi Hitchcock fue uno de los más grandes directores sin lugar a dudas, las pelÃculas suyas te dejan pasmado, la forma de llevar la historia, los guiones, las peculiaridades de las escenas(como la de salir siempre él en una escena de fondo)... Para mà fue un avanzado a su tiempo y un genio.
Grande Hitchcock, GRANDE.
Creo que no has entendido lo que puse, tampoco me expliqué de la mejor manera pero creí que se sobrentenderia.Havel Karapapel escribió:¿Entonces si una película o un director no gana un Oscar quiere decir que la película o el director son malos?, ¿ya no vale la pena ver a película?Pipirijate escribió:Pues no llegó a ganar ningún Oscar a mejor director. Y como éstas en los Oscars hay a puñaos.
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Ah, ok. EntendidoPipirijate escribió:Creo que no has entendido lo que puse, tampoco me expliqué de la mejor manera pero creà que se sobrentenderia.Havel Karapapel escribió:¿Entonces si una pelÃcula o un director no gana un Oscar quiere decir que la pelÃcula o el director son malos?, ¿ya no vale la pena ver a pelÃcula?Pipirijate escribió:Pues no llegó a ganar ningún Oscar a mejor director. Y como éstas en los Oscars hay a puñaos.

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Re: 30 años sin Hitchcock
No es cierto, hay cortes por medio. De todas formas tampoco es ninguna joya como ejemplo de plano-secuencia cinematográfico. A ratos parece que esté grabando una obra de teatro.kill_em_all escribió:O, sencillamente, por su revolucionaria forma de hacer cine, que le permite rodar una película con un único plano (La soga)
Yo también estoy volviendo a ver Con la muerte en los talones ahora.
Su aportación al cine es impresionante, pero de ahí a ser el más grande hay un cacho
Re: 30 años sin Hitchcock
Hay cortes porque los rollos daban para 10 minutos de metraje. Si no es el más grande, que lo dudo, de cacho nada. y desde luego en el tema del suspense no ha habido nadie que le haga sombra.robe_19 escribió:No es cierto, hay cortes por medio. De todas formas tampoco es ninguna joya como ejemplo de plano-secuencia cinematográfico. A ratos parece que esté grabando una obra de teatro.kill_em_all escribió:O, sencillamente, por su revolucionaria forma de hacer cine, que le permite rodar una pelÃcula con un único plano (La soga)
Yo también estoy volviendo a ver Con la muerte en los talones ahora.
Su aportación al cine es impresionante, pero de ahà a ser el más grande hay un cacho
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