Fanzine Smile - Straight Edge: Entre la dinamita y la sotana

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King Mob
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Fanzine Smile - Straight Edge: Entre la dinamita y la sotana

Mensajepor King Mob » Jue Ene 20, 2011 11:38 pm

Ordenando un poco los fanzines que tengo por casa, me puse a releer un Smile de hace unos años donde hay un artículo sobre Straigh Edge que paso a copiar a continuación, por si a alguien le interesa y si no, ahí queda.

Straight Edge: Entre la dinamita y la sotana

En el principio era Minor Threat, y Minor Threat era con Ian MacKaye, y Minor Threat era Ian MacKaye. Luego se jodió todo.
El asalto al poder ?la facultad, la potencia para actuar- en el más puro de sus sentidos, ése y no otro es el fundamento de lo que Minor Threat definiría en 1981 con su homónimo EP, dando así el pistoletazo de salida para el movimiento ?Straight Edge?. Este núcleo inicial constituía un esfuerzo intuitivo y nacido de la necesidad, valiente y de izquierdas (antes muerto que usando eufemismos ambiguos y acomplejados como el aborrecible ?progresista?), enraizado en una especie de anarquismo ontológico algo particular. En los años siguientes, la estupidez humana haría el resto.
Remontándonos un poco en el tiempo, podemos afirmar que el cadáver nonato del punk nadó desde su nacimiento -con honrosas excepciones- en un charco de ?rockismo? corporativo, cómodamente asentado en el marasmo del ?sexo, drogas y rock and roll? que, años antes, había sido el ?vive por la espada, muere por la espada? de la más que cuestionable cultura hippie. Revestidas de nihilismo de supermercado y actitud de joven w.a.s.p suburbano cabreado, muchas bandas se dedicaron a vivir rápido, marcar paquete anti-sistema y producir hordas de broncas quinceañeros de calvas enceradas que hacían las delicias del partido republicano (montar algo de ruido hasta los dieciocho o diecinueve y luego morir por dentro en un cubículo el resto de su vida), que encontró en ellos a una vistosa e inofensiva vanguardia para las fuerzas de la oscuridad que tanto ansiaba hallar en el ?home front?. Todo el mundo al suelo, ?it?s morning again in America?.
El poder, decía, la potencia, la capacidad para actuar libremente, es lo que reclamaban para sí cuatro críos de Washington D.C. Esta contestación, nacida de la intuición más que otra cosa, había entendido que en el capitalismo tardío es el intercambio de imágenes, la substitución de la vida por una representación de la misma, lo que constituye la principal fuente de alienación. Así pues, de forma algo primitiva, la experiencia no mediada, el rechazo a las vedettes contraculturales y a la imaginería espectacular del rock (que sólo alguien muy ingenuo creería ausente en el hardcore/punk) constituirían el núcleo de la filosofía que MacKaye canalizaría a través de Minor Threat (y que cristalizaría en cosas como Dischord Records, el ?revolution summer? o bandas como Fugazi, pero eso es otra historia). La alteración artificial de la percepción como escapismo barato y destructivo, el sexo de conquista como proyección del ego y mercantilización de las relaciones afectivas y, en resumen, cualquier actividad prefabricada capaz de absorbernos y alejarnos aún más del poder que nos viene siendo negado es lo que condensa el celebérrimo ?(I) don?t drink, (I) don?t smoke, (I) don?t fuck, at least I can fucking think?.
Esto, o MacKaye y compañía estaban cabreados por ser demasiado jóvenes para entrar en los conciertos, los ?jocks? les tenían la nuca en carne viva, no ligaban ni a tiros (vamos a hacer como que no queremos) y el tito Johnny vomitó su propio hígado a base de whisky y ahora Ian se mea encima cuando ve una cerveza sin alcohol. Quizá un poco de todo.
En cualquier caso, lo que un poco más tarde se empezaría a conocer como ?Straight Edge? (en honor a la canción del mismo nombre) supone ya una posición contestataria dentro del panorama del hardcore estadounidense, que es a su vez una ramificación del punk, el cual se considera a sí mismo como la contracultura por excelencia ¿Qué posibilidades de difusión deja un nicho con semejante pedigrí?
No es cuestión de convertir esto en una recopilación de todos los grupos que eventualmente recogieron el mensaje de Minor Threat y lo incorporaron a su ethos en un primer momento (pongamos de 1981 a 1984, aproximadamente), baste quizá con mencionar a los 7 Seconds de Reno, a los SS Decontrol de Boston o a los Uniform Choice de Orange County, de manera que es fácil comprobar la hipersónica difusión del mensaje y el alcance geográfico del mismo. Lo interesante de esta primera hornada de grupos afectos al ?estilo de vida Straight Edge? es precisamente la capacidad de un circuito ?underground? prácticamente inexistente para difundir un mensaje ideológico sin apoyo teórico o material alguno. El primer rock and roll se extendió inicialmente de forma similar, pero carecía de un mensaje explícito, y lo que de él se derivó fue puramente coyuntural; el movimiento hippie fue (en líneas generales) el primer fenómeno musical de masas en cargar sus armas con palabras, pero contaba con una tradición cultural más o menos sólida y un mensaje ciertamente hedonista. En cualquier caso, ambos supusieron una perita en dulce para las emisoras de radio y las grandes compañías discográficas, a las que proporcionarían pingües beneficios y que no dudarían en ofrecerles todo su arsenal cuando se dieron cuenta del potencial económico que atesoraban. No es que pretendamos comparar la difusión del S.E (que nace con una distinta voluntad subterránea) con la de los fenómenos antes mencionados, ya sea en alcance, relevancia o impacto, lo que se pretende es un cierto ejercicio de abstracción que, en contexto, nos permita apreciar la sorprendente difusión del S.E en relación a la virtual ausencia de medios de que éste hacía gala.
¿Cómo entonces llega este conjunto de ideas a convertirse en un movimiento estandarizado y normativizado? Dicho de otra forma ¿De qué manera llega esa exigencia de poder de la que hablábamos anteriormente a convertirse precisamente en la negación de sí misma, en la adhesión a un dogma y una liturgia para-religiosos? Digamos que el germen de todo ello se halla precisamente en el éxito de la difusión del mensaje y en la forma en que ésta se realiza. Pero vayamos por partes.
A partir de 1984 se produce, con la aparición de los ?Youth of Today? de Ray Cappo (a los que seguirían otros como ?Judge?, ?Bold? o ?Chain of Strength?), una mutación en el tipo de grupos que se definen como S.E: se incorpora el veganismo como parte integral del mensaje, se endurece la actitud hacia aquellos que no siguen los preceptos S.E, se introduce el concepto de ?militancia? (con una alarmante proximidad a su acepción militar) y se enfatiza la idea de la banda, del grupo (en un sentido casi tribal del mismo). Es lo que se conoce como la ?youth crew era?.
Para llegar a este punto se han tenido que dar una serie de circunstancias previas. En primer lugar, las ideas encapsuladas en las canciones de Mackaye no se llevan bien con nada que suponga la delegación de la autonomía intelectual, y la transmisión a través de una ?vanguardia? formada por las bandas implica necesariamente plantear la cuestión en términos de adhesión y no de libre federación. El mensaje deja de presentarse como un medio para la realización de la potencia y pasa a constituir un fin en sí mismo, un conjunto de dogmas de fe que misteriosamente encierran el secreta de la vida buena. De esta forma los grupos dejan de transmitir para pasar a predicar (muchos de ellos ya han entrado en contacto con el S.E a través de ese mecanismo), y como pastores se auto-imbuyen de una pretendida altura moral que los eleva por encima del resto de mortales y los faculta para la evangelización.
En segundo lugar, lo que en un principio se formula como renuncia a la alienante mediatización de la vida presente en el rock se reduce ahora a la consigna y la prohibición normativa (fenómeno inseparable de la renuncia a la autonomía antes mencionada), siendo ambas impermeables a la crítica dado su planteamiento en términos estrictamente disyuntivos. Este proceso de dogmatización, de generación de un canon (que no deja ya lugar más que a la exégesis), se verá reflejado en una contrapartida musical cuyo formalismo alcanzará en esta época máximos históricos (?pues a mi me suena todo igual?, normal, es que todo es igual).
En tercer lugar, estos principios ascéticos generan una conciencia de pureza, que a su vez contribuye a construir una comunidad imaginada en el ?sufrimiento?, la ?renuncia? y el ?sacrificio?. Esta nueva iglesia dispersa debe protegerse, y para ello adopta dos mecanismos que nos son de sobra conocidos: la canonización y la militancia.
De esta forma tenemos: una vanguardia equiparable prácticamente a una casta sacerdotal (los grupos), un dogma (las tres prohibiciones, el veganismo, etc.), una liturgia (los conciertos) y una milicia dispuesta al sacrificio, propio y ajeno, en nombre de la Verdad. Los paralelismos con el cristianismo-leninismo, ustedes verán.
Llegados a este punto, estamos listos para entender cómo a partir de una base ?straight edge? se llega a formar una de las organizaciones que mejor han sabido aunar intolerancia, violencia, pseudo-espiritualidad y retraso mental profundo: sí amigos, estamos hablando de la ?Hardline?. A principios de los años 90, Sean Muttaqi, líder de la banda Vegan Reich (nombre cuyas connotaciones nos vamos a abstener de comentar por respeto a la inteligencia del astuto lector) redacta y lanza al mundo un manifiesto en el cual define lo que serán los preceptos básicos de su ?doctrina?, es decir, la existencia de un orden natural (de origen desconocido y moralidad incuestionable) que prescribe la defensa de ?toda vida inocente? y prohíbe el consumo de cualquier producto animal y de cualquier substancia considerada como droga; todo ello en el sentido más maximalista posible de los términos. Muttaqi considera que la infracción de prácticamente cualquiera de estas normas por parte de un individuo (se adhiera o no a la Hardline) es un ataque al orden natural y faculta para la represión violenta y la supresión absoluta de los derechos individuales (o de cualquier tipo) del infractor. De este delirio eco-fascista se derivan perlas como la prohibición de todas las relaciones sexuales no orientadas a la reproducción (como por ejemplo la homosexualidad), del uso de métodos anticonceptivos (naturales o no), la oposición militante al aborto, etc.
Más adelante, y tras algunas luchas internas (incluyendo el traspaso del liderato y la búsqueda espiritual en el rastafarismo y el islam) los miembros de la Hardline se distanciarían definitivamente de las escenas hardcore y S.E y llegarían a constituirse como una organización formal, con un comité central y diversos capítulos repartidos por la geografía gringa. El panfleto-zine ?Vanguard? sería el órgano de comunicación oficial del movimiento hasta el noveno número, en el cual Muttaqi dio por terminada su andadura y decidió refundar su club de la gente especial particular como algo parecido a una organización de tendencia islámica y fines algo confusos (por decir algo, ya que no pierde el adorable hábito new-age de incorporar cualquier tipo de ?espiritualidad? que suene vagamente a ocultismo iluminado).
Con el paso de los años, la parafernalia gangsteril y la mentalidad inquisitorial de vieja pueblerina se irán diluyendo, aunque algunas cosas (como el veganismo o la pose machocore) quedaran unidas al Straight Edge en la mente de muchos. Más de uno hallará el nirvana al sacarse el palo del culo, y hasta se organizaran conciertos conjuntos con bandas no pertenecientes a la escena.
¿Hay, pues, esperanza? No, siempre y cuando se mantengan las dinámicas que llevaron al fenómeno Youth Crew en el cual nos ciscamos bien a gusto. No, mientras lo que se conozca y se reproduzca sea esa versión perversamente mal entendida y rebajada al grado de ascetismo cateto que sólo atrae catequistas tatuados. No, mientras el hardcore siga siendo la ramera rockista en que se ha convertido. No -y a lo grande-, mientras la autocrítica, el sentido del humor y la alegría de vivir sigan siendo proscritos en una escena que se ha convertido en un velatorio que dura ya más de 25 años.
Dao
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Mensajepor Dao » Vie Ene 21, 2011 12:25 am

muy bueno. Gracias por compartir :D
Barney Bronson
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Mensajepor Barney Bronson » Vie Ene 21, 2011 12:06 pm

Muy bueno. Es curioso como el SE 'se le fue' de las manos a MacKaye en todos los sentidos y ha acabado convertido en justamente lo contrario de lo que se pretendía.
Fix Me
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Mensajepor Fix Me » Vie Ene 21, 2011 1:45 pm

muy bueno e interesante este "punto de vista" yo sobre todo me kedo con la ultima frase del texto:

No, mientras el hardcore siga siendo la ramera rockista en que se ha convertido. No -y a lo grande-, mientras la autocrítica, el sentido del humor y la alegría de vivir sigan siendo proscritos en una escena que se ha convertido en un velatorio que dura ya más de 25 años.
The Clash
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Mensajepor The Clash » Vie Ene 21, 2011 5:18 pm

Muy interesante.

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