Carlos II, concebido casi milagrosamente de zurrapas seminales, en el ultimo coito de su decrépito padre, es el producto final de docenas de cruzamientos consanguíneos a lo largo de unos cuantos siglos. Era hijo de tío y sobrina unidos con doble vinculo, y cinco de sus ocho bisabuelos eran descendientes directos de Juana la loca. En su persona concurrían las deficiencias nefríticas del padre, la hipocondría del abuelo, la gota del bisabuelo, y la epilepsia del tatarabuelo. Además, era esquizofrénico paranoide.
Nació cubierto de costras y tan raquítico que decidieron no mostrarlo a la corte, como exigía el protocolo. En sus primeros meses lo criaron entre algodones, la incubadora de entonces; tardó dos años en echar los dientes; sólo se desteto de sus catorce nodrizas cuando cumplió los cuatro años; comenzó a caminar después de los cinco, y aprendió a leer y escribir, a duras penas, ya adolescente. Era canijo, ojos saltones, carnes lechosas, con una nariz enorme que le caía sobre el labio flojo de la mandíbula fieramente prognánica. No hay mas que ver los retratos que le hizo Claudio Coello, aunque procuró favorecerlo dentro de lo posible. Villars lo despachó en una frase: ?Asusta de feo.? El embajador francés gastó mas prosa: ?[Es] de aspecto enfermizo, frente estrecha, mirada incierta, labio caído, cuerpo desmedrado y torpe de gestos.? El pobre monarca se pasó la vida entre médicos pomposos e ignorantes, santas reliquias, exorcismos y sahumerios. Su confesor y dos frailes dormían en su alcoba para guardarlo del diablo.
Continuara.....
EL REY HECHIZADO (I)
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