Principios de libros

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krisEvil
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Principios de libros

Mensajepor krisEvil » Lun Abr 18, 2005 12:35 pm

Se me ha ocurrido una idea, consiste en poner los principios de libros que os gusten muchisimo, que os enganchen ..etc

Mujeres- bukowski

Tenía cincuenta años y no me había acostado con ninguna mujer desde hacía cuatro.No tenía amigas.Las miraba cuando me cruzaba con ellas en la calle o dondequiera que las viese, per las miraba sin ningún tipo de anhelo y con una sensación de inutilidad.
Me masturbaba regularmente, pero la idea de tener una relaicón con una mujer- incluso en términos no sexuales - estaba más allá de mi imaginación.Tenia una hija de seis años de edad nacida fuera del matrimonio.Vivía con su madre y yo pagaba su mantenimiento.
Yo había estado casado años, a la edad de 35 .El matrimonio duro un año y medio.Mi mujer se divorció de mí
.Solo una vez en mi vida había estado enamorado,pero ella murió de alcoholismo agudo.Murió a los 48 años, cuando y tenía 38.
Mi mujer era doce años más jovén que yo.Creo que también ella está ahora muerta, aunque no estoy seguro.
Me escribió después de divorciarnos todas las navidades una larga carta durante seis años.Yo nunca respondí....
XiMeT
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Mensajepor XiMeT » Lun Abr 18, 2005 1:33 pm

Guapo, guapo...

EL LOBO ESTEPARIO - HERMAN HESS

Sólo para locos

El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había
malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de
vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido
dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad; había tomado
unos polvos y me había alegrado de que los dolores se dejaran engañar; me había dado
un baño caliente, absorbiendo el calorcillo agradable; había recibido tres veces el correo
y hojeado las cartas, todas sin importancia, y los impresos, había hecho mi gimnasia
respiratoria, dejando hoy por comodidad los ejercicios de meditación; había salido de
paseo una hora y había visto dibujadas en el cielo bellas y delicadas muestras de
preciosos cirros. Esto era muy bonito, igual que la lectura en los viejos libros y el estar
tendido en el baño caliente; pero, en suma, no había sido precisamente un día
encantador, no había sido un día radiante, de placer y Ventura, sino simplemente uno de
estos días como tienen que ser, por lo visto, para mí desde hace mucho tiempo los
corrientes y normales; días mesuradamente agradables, absolutamente llevaderos,
pasables y tibios, de un señor descontento y de cierta edad; días sin dolores especiales,
sin preocupaciones especiales, sin verdadero desaliento y sin desesperanza; días en los
cuales puede meditarse tranquila y objetivamente, sin agitaciones ni miedos, hasta la
cuestión de si no habrá llegado el instante de seguir el ejemplo del célebre autor de los
Estudios y sufrir un accidente al afeitarse.

ALDOUS HUXLEY - UN MUNDO FELIZ

CAPITULO I

Un edificio gris, achaparrado, de sólo treinta y cuatro plantas. Encima de la entrada
principal las palabras: Centro de Incubación y Condicionamiento de la Central de
Londres, y, en un escudo, la divisa del Estado Mundial: Comunidad, Identidad,
Estabilidad.
La enorme sala de la planta baja se hallaba orientada hacia el Norte. Fría a pesar del
verano que reinaba en el exterior y del calor tropical de la sala, una luz cruda y pálida
brillaba a través de las ventanas buscando ávidamente alguna figura yaciente
amortajada, alguna pálida forma de académica carne de gallina, sin encontrar más que el
cristal, el níquel y la brillante porcelana de un laboratorio. La invernada respondía a la
invernada. Las batas de los trabajadores eran blancas, y éstos llevaban las manos
embutidas en guantes de goma de un color pálido, como de cadáver. La luz era helada,
muerta, fantasmal. Sólo de los amarillos tambores de los microscopios lograba arrancar
cierta calidad de vida, deslizándose a lo largo de los tubos y formando una dilatada
procesión de trazos luminosos que seguían la larga perspectiva de las mesas de trabajo.
-Y ésta -dijo el director, abriendo la puerta- es la Sala de Fecundación.
Inclinados sobre sus instrumentos, trescientos Fecundadores se hallaban entregados a su
trabajo, cuando el director de Incubación y Condicionamiento entró en la sala, sumidos
en un absoluto silencio, sólo interrumpido por el distraído canturreo o silboteo solitario
de quien se halla concentrado y abstraído en su labor. Un grupo de estudiantes recién
ingresados, muy jóvenes, rubicundos e imberbes, seguía con excitación, casi
abyectamente, al director, pisándole los talones. Cada uno de ellos llevaba un bloc de
notas en el cual, cada vez que el gran hombre hablaba, garrapateaba desesperadamente.
Directamente de labios de la ciencia personificada. Era un raro privilegio. El D.I.C. de
la central de Londres tenía siempre un gran interés en acompañar personalmente a los
nuevos alumnos a visitar los diversos departamentos.
-Sólo para darles una idea general -les explicaba.
Porque, desde luego, alguna especie de idea general debían tener si habían de llevar a
cabo su tarea inteligentemente; pero no demasiado grande si habían de ser buenos y
felices miembros de la sociedad, a ser posible. Porque los detalles, como todos sabemos,
conducen a la virtud y la felicidad, en tanto que las generalidades son intelectualmente
males necesarios. No son los filósofos sino los que se dedican a la marquetería y los
coleccionistas de sellos los que constituyen la columna vertebral de la sociedad.
-Mañana -añadió, sonriéndoles con campechanía un tanto amenazadora- empezarán
ustedes a trabajar en serio. Y entonces no tendrán tiempo para generalidades. Mientras
tanto...
Mientras tanto, era un privilegio. Directamente de los labios de la ciencia personificada
al bloc de notas. Los muchachos garrapateaban como locos.
Alto y más bien delgado, muy erguido, el director se adentro por la sala. Tenía el
mentón largo y saliente, y dientes más bien prominentes, apenas cubiertos, cuando no
hablaba, por sus labios regordetes, de curvas florcadas. ¿Viejo? ¿Joven? ¿Treinta?
¿Cincuenta? ¿Cincuenta y cinco? Hubiese sido difícil decirlo. En todo caso la cuestión
no llegaba siquiera a plantearse; en aquel año de estabilidad, el 632 después de Ford, a
nadie se le hubiese ocurrido preguntarlo.

FRIEDICH NIETZSCHE - AS� HABLO ZARATUSTA

Prólogo de Zaratustra

Cuando Zaratustra tenía treinta años abandonó su patria y el lago de su patria y marchó
a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó
de hacerlo. Pero al fin su corazón se transformó, - y una mañana, levantándose con la
aurora, se colocó delante del sol y le habló así:
«¡Tú gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!
.
Durante diez años has venido subiendo hasta mi caverna: sin mí, mi águila y mi serpiente
te habrías hartado de tu luz y de este camino.
Pero nosotros te aguardábamos cada mañana, te liberábamos de tu sobreabundancia y te
bendecíamos por ello. ¡Mira! Estoy hastiado de mi sabiduría como la abeja que ha recogido
demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.
Me gustaría regalar y repartir hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a regocijarse
con su locura, y los pobres, con su riqueza.
Para ello tengo que bajar a la profundidad: como haces tú al atardecer, cuando traspones
el mar llevando luz incluso al submundo, ¡astro inmensamente rico!
Yo, lo mismo que tú, tengo que hundirme en mi ocaso, como dicen los hombres a
quienes quiero bajar. ¡Bendíceme, pues, ojo tranquilo, capaz de mirar sin envidia incluso
una felicidad demasiado grande!
¡Bendice la copa que quiere desbordarse para que de ella fluya el agua de oro llevando
a todas partes el resplandor de tus delicias!
¡Mira! Esta copa quiere vaciarse de nuevo, y Zaratustra quiere volver a hacerse hombre.
»
- Así comenzó el ocaso de Zaratustra.

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Venga, paro ya, que me engorilo...
Boom Boom Chip
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Mensajepor Boom Boom Chip » Lun Abr 18, 2005 1:42 pm

bufffffffffffff, ahora no puedo, pero como pille un rato, pondré los que más me gusten, esto es lo mio.
Rozío
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Mensajepor Rozío » Lun Abr 18, 2005 1:57 pm

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit.
Leona
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Mensajepor Leona » Lun Abr 18, 2005 2:15 pm

Mí gustar.
XiMeT escribió: EL LOBO ESTEPARIO - HERMANN HESSE

Cuidado, hay espías. ¿Seguro que eres tú, XiMeT? :roll:
Boom Boom Chip
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Mensajepor Boom Boom Chip » Lun Abr 18, 2005 2:53 pm

Ojeé mis libros preferidos, y son todos de grandes finales, más que de buenos comienzos.

Os dejo un primer párrafo de uno de mis predilectos, disfruté muchísimo leyéndolo.


Harold Robbins- El Líder



"........La última vez que ví a mi padre yacía de espaldas, inmóvil en su ataud.
Tenía los ojos cerrados, una suavidad insólita en las duras facciones, el pelo tupido y cano peinado esmeradamente y sus pobladas cejas alisadas con cuidado.
Permanecí de pie en el silencio de la capilla de la funeraria y lo contemplé fijamente. Algo no andaba bien.
Más aún, totalmente mal.
Al poco rato comprendí de qué se trataba. Mi padre nunca durmió de espaldas.
Ni una sola vez en todos los años que le conocí.
Generalmente mi padre dormía tumbado de lado, con el tórax y el prominente vientre hundidos en el colchón, un brazo encima de los ojos para protegerse de la luz, y una expresión de inmensa concentración, reflejada en el rostro cuando soñaba.
Nada de eso podía apreciarse ahora.
Ni siquiera aquel odio a la mañana por arrancarlo de su mundo íntimo. Luego bajaron la tapa del ataud y ya nunca le volví a ver............."
borjanofx
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Mensajepor borjanofx » Lun Abr 18, 2005 3:01 pm

yo ya lo pondre pero uno de los mejores principios es el de eloisa esta debajo de un almendro
Huajolote
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Mensajepor Huajolote » Lun Abr 18, 2005 3:04 pm

Rozío escribió:En un agujero en el suelo, vivía un Hobbit.
No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-Hobbit, y eso significa comodidad. Tenía una puerta redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una manilla de bronce dorada y brillante, justo en el medio.




La mujer habitada - Gioconda Belli
Capítulo 1
AL AMANECER EMERG�. Extraño es todo lo que ha acontecido desde aquel día en el agua, la última vez que vi a Yarince. Los ancianos decían en la ceremonia que viajaría hacia el Tlalocan, los jardines tibios de oriente ?país del verdor y de las flores acariciadas por la lluvia tenue? pero me encontré sola por siglos en una morada de tierra y raíces, observadora asombrada de mi cuerpo deshaciéndose en humus y vegetación. Tanto tiempo sosteniendo recuerdos, viviendo de la memoria de maracas, estruendos de caballos, los motines, las lanzas, la angustia de la pérdida. Yarince y las nervaduras fuertes de su espalda. Hacía días que oía los pequeños pasos de la lluvia, las grandes corrientes subterráneas acercándose a mi morada centenaria, abriendo túneles, atrayéndome a través de la porosidad húmeda del suelo. Sentía que estaba cercano el mundo, lo veía acercarse en el diferente color de la tierra.

Vi las raíces, las manos extendidas, llamándome. Y la fuerza del mandato me atrajo irremisiblemente. Penetré en el árbol, en su sistema sanguíneo, lo recorrí como una larga caricia de savia y vida, un abrir de pétalos, un estremecimiento de hojas. Sentí su tacto rugoso, la delicada arquitectura de sus ramas y me extendí en los pasadizos vegetales de esta nueva piel, desperezándome después de tanto tiempo, soltando mi cabellera, asomándome al cielo azul de nubes blancas para oír los pájaros que cantan como antes.
darko
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Mensajepor darko » Lun Abr 18, 2005 3:14 pm

En un lugar de la mancha,de cuyo nombre no quiero acordarme............
Leona
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Mensajepor Leona » Lun Abr 18, 2005 5:14 pm

Vale, cabrones, ahora apetece leer todo eso.

Joder, cómo me gusta este libro:

La Conjura de los Necios - John Kennedy Toole

Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restos de patatas fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos azules y amarillos de Ignatius J. Reilly miraban a las demás personas que esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes D. H. Holmes, estudiando a la multitud en busca de signos de mal gusto en el vestir. Ignatius percibió que algunos atuendos eran lo bastante nuevos y lo bastante caros como para ser considerados sin duda ofensas al buen gusto y la decencia. La posesión de algo nuevo o caro sólo reflejaba la falta de teología y de geometría de una persona. Podía proyectar incluso dudas sobre el alma misma del sujeto.
Ignatius vestía, por su parte, de un modo cómodo y razonable. La gorra de cazador le protegía contra los enfriamientos de cabeza. Los voluminosos pantalones de tweed eran muy duraderos y permitían una locomoción inusitadamente libre. Sus pliegues y rincones contenían pequeñas bolsas de aire rancio y cálido que a él le complacían muchísimo. La sencilla camisa de franela hacía innecesaria la chaqueta, mientras que la bufanda protegía la piel que quedaba expuesta al aire entre las orejeras y el cuello. Era un atuendo aceptable, según todas las normas teológicas y geométricas, aunque resultase algo abstruso, y sugería una rica vida interior.
krisEvil
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Mensajepor krisEvil » Lun Abr 18, 2005 6:01 pm

Once minutos- Paulo Coelho

Ërase una vez una prostituta llamada María
Como todas las prostitutas había nacido virgen e inocente, y durante su adolescencia había soñado con encontrar al hombre de su vida (rico, guapo, inteligente), casarse (vestida de novia), tener dos hijos (que serían famosos cuando creciesen) y vivir en una bonita casa (con vistas al mar).
Su padre era vendedor ambulante, su madre costurera, su ciudad en el interior del Brasil tenía un solo cine, una discoteca, una sucursal bancaria, por eso Maria no dejaba de esperar el día enque su príncipe encantado llegaría sin avisar, arrebataría sin avisar su corazón, y partiría con él a conquistar el mundo.
krisEvil
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Mensajepor krisEvil » Lun Abr 18, 2005 6:21 pm

Orgullo y prejuicio- Jane Austen

Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.

Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdad está tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su legítima propiedad y otras de la de sus hijas.

?Mi querido señor Bennet ?le dijo un día su esposa?, ¿sabías que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park?

El señor Bennet respondió que no.

?Pues así es ?insistió ella?; la señora Long ha estado aquí hace un momento y me lo ha contado todo.

El señor Bennet no hizo ademán de contestar.

?¿No quieres saber quién lo ha alquilado? ?se impacientó su esposa.

?Eres tú la que quieres contármelo, y yo no tengo inconveniente en oírlo.

Esta sugerencia le fue suficiente.

?Pues sabrás, querido, que la señora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; que vino el lunes en un landó de cuatro caballos para ver el lugar; y que se quedó tan encantado con él que inmediatamente llegó a un acuerdo con el señor Morris; que antes de San Miguel vendrá a ocuparlo; y que algunos de sus criados estarán en la casa a finales de la semana que viene.

?¿Cómo se llama?

?Bingley.

?¿Está casado o soltero





El corazóin delator - Edgar Allan Poe


¡Es verdad! Soy nervioso, terriblemente nervioso. Siempre lo he sido y lo soy, pero, ¿podría decirse que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, no los había destruido ni apagado. Sobre todo, tenía el sentido del oído agudo. Oía todo sobre el cielo y la tierra. Oía muchas cosas del infierno. Entonces, ¿cómo voy a estar loco? Escuchen y observen con qué tranquilidad, con qué cordura puedo contarles toda la historia.

Me resulta imposible decir cómo surgió en mi cabeza esa idea por primera vez; pero, una vez concebida, me persiguió día y noche. No perseguía ningún fin. No había pasión. Yo quería mucho al viejo. Nunca me había hecho nada malo. nunca me había insultado. no deseaba su oro. Creo que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre. Era un ojo de un color azul pálido, con una fina película delante. Cada vez que posaba ese ojo en mí, se me enfriaba la sangre; y así, muy gradualmente, fui decidiendo quitarle la vida al viejo y quitarme así de encima ese ojo para siempre.

Pues bien, así fue. Usted creerá que estoy loco. Los locos no saben nada. Pero debería haberme visto. Debería usted haber visto con qué sabiduría procedí, con qué cuidado, con qué previsión, con qué disimulo me puse a trabajar. Nunca había sido tan amable con el viejo como la semana antes de matarlo. Y cada noche, cerca de medianoche, yo hacía girar el picaporte de su puerta y la abría, con mucho cuidado. Y después, cuando la había abierto lo suficiente para pasar la cabeza, levantaba una linterna cerrada, completamente cerrada, de modo que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Cómo se habría reído usted si hubiera visto con qué astucia pasaba la cabeza! La movía muy despacio, muy lentamente, para no molestar el sueño del viejo. Me llevaba una hora meter toda la cabeza por esa abertura hasta donde podía verlo dormir sobre su cama. ¡Ja! ¿Podría un loco actuar con tanta prudencia? Y luego, cuando mi cabeza estaba bien dentro de la habitación, abría la linterna con cautela, con mucho cuidado (porque las bisagras hacían ruido), hasta que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Hice todo esto durante siete largas noches, cada noche cerca de las doce, pero siempre encontraba el ojo cerrado y era imposible hacer el trabajo, ya que no era el viejo quien me irritaba, sino su ojo. Y cada mañana, cuando amanecía, iba sin miedo a su habitación y le hablaba resueltamente, llamándole por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Por tanto verá usted que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que cada noche, a las doce, yo iba a mirarlo mientras dormía
Karol
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Mensajepor Karol » Lun Abr 18, 2005 6:38 pm

No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazon con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyó la detonación, unos cinco minutos después de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantó en seguida, si no que se quedó durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aún a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzó y corrió hacia el cuarto de baño, los que lo siguieron vieron cómo mientras descubría el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavía qué hacer con él.
Gabinete
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Mensajepor Gabinete » Lun Abr 18, 2005 7:08 pm

No lo pongo porque soy muy perezoso... pero me encanta el principio del Hobbit. Histórico donde los haya :D
morgana
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Mensajepor morgana » Lun Abr 18, 2005 7:57 pm

memorias dun neno labrego, de xosé neira vilas
memorias de niño labriego, de xosé neira vilas

eu son balbino. un rapaz de aldea. como quen dis, un ninguén. e ademais, pobre.

yo soy balbino. un chaval de aldea. como quien dice, un nadie, y además, pobre.
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Mensajepor mtoykitando » Lun Abr 18, 2005 9:21 pm

LA ISLA DEL TESORO

Capítulo 1: Y el viejo marino llegó a la posada del «Almirante Benbow»

El caballero Trelawney, el doctor Livesey y lo demás gentileshombres me han pedido que relate los pormenores de lo que aconteció en la Isla del Tesoro, y sin omitir nada excepto la posición de la isla, y ello por la sencilla razón de que parte del tesoro sigue enterrado allí; cojo tomo mi pluma en este año de gracia de 17... y mi memoria se remonta al tiempo en que mi padre era dueño de la hostería «Almirante Benbow», y el viejo curtido navegante, con su rostro cruzado por un sablazo, buscó cobijo para nuestro techo.

Lo recuerdo como si fuera ayer, meciéndose como un navío llegó a la puerta de la posada, y tras él arrastraba, en una especie de angarillas, su cofre marino; era un viejo recio, macizo, alto, con el color de bronce viejo que los océanos dejan en la piel; su coleta embreada le caía sobre los hombros de una casaca que había sido azul; tenía las manos agrietadas y llenas de cicatrices, con uñas negras y rotas; y el sablazo que cruzaba su mejilla era como un costurón de siniestra blancura. Lo veo otra vez, mirando la ensenada y masticando un silbido; de pronto empezó a cantar aquella antigua canción marinera que después tan a menudo le escucharía:

«Quince hombres en el cofre del muerto...
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y una botella de ron!»


con aquella voz cascada, que parecía afinada en las barras del cabrestante. Golpeó en la puerta con un palo, una especie de astil de bichero en que se apoyaba, y, cuando acudió mi padre, en un tono sin contemplaciones le pidió que le sirviera un vaso de ron. Cuando se lo trajeron, lo bebió despacio, como hacen los catadores, chascando la lengua, y sin dejar de mirar a su alrededor, hacia los acantilados, y fijándose en la muestra que se balanceaba sobre la puerta de nuestra posada.
Leona
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Mensajepor Leona » Lun Abr 18, 2005 11:36 pm

mtoykitando escribió:LA ISLA DEL TESORO

Capítulo 1: Y el viejo marino llegó a la posada del «Almirante Benbow»

El caballero Trelawney, el doctor Livesey y lo demás gentileshombres me han pedido que relate los pormenores de lo que aconteció en la Isla del Tesoro...
Jo, qué buenos recuerdos me trae este libro...

Apostando por Stevenson, no leí El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde aún, por muy recomendado que lo tenga. Pronto.
Trooper
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Mensajepor Trooper » Mar Abr 19, 2005 12:10 am

*kris* escribió:Once minutos- Paulo Coelho

Ërase una vez una prostituta llamada María
Como todas las prostitutas había nacido virgen e inocente, y durante su adolescencia había soñado con encontrar al hombre de su vida (rico, guapo, inteligente), casarse (vestida de novia), tener dos hijos (que serían famosos cuando creciesen) y vivir en una bonita casa (con vistas al mar).
Su padre era vendedor ambulante, su madre costurera, su ciudad en el interior del Brasil tenía un solo cine, una discoteca, una sucursal bancaria, por eso Maria no dejaba de esperar el día enque su príncipe encantado llegaría sin avisar, arrebataría sin avisar su corazón, y partiría con él a conquistar el mundo.

ganas me han dado de leerlo. la única obra que he leido de este autor es "Verónika decida morir", y es de los libros que más me han gustado. lo devoré en menos de tres días


salud
Invitado

Mensajepor Invitado » Mar Abr 19, 2005 1:29 am

Un texto que cambio la historia de la humanidad como pocos.


"Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes."

y el final casi nada...

"Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen en cambio un mundo que ganar.

¡Proletarios de Todos los Países, Unidos!"
JBH
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Mensajepor JBH » Mar Abr 19, 2005 1:38 am

Jeje... ese último es el mejor, sin duda.
Boom Boom Chip
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Mensajepor Boom Boom Chip » Mar Abr 19, 2005 8:42 am

A mi me ha sonado a libro de terror.
Sumiciu
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Mensajepor Sumiciu » Mar Abr 19, 2005 9:29 am

Kurrobilly escribió:A mi me ha sonado a libro de terror.
Igual es mas de humor negro :P o rojo? :roll:
krisEvil
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Mensajepor krisEvil » Mar Abr 19, 2005 10:04 am

Trooper yo tambien me leí el de veronika y me gustó muchisimo .... el de once minutos me gustó más y se lee enseguida
A ver si pones algo de buko :twisted: :lol:
aianai
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Cien años de soledad, de García Márquez.

Mensajepor aianai » Mar Abr 19, 2005 10:24 am

Cien años de soledad, de García Márquez.

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. "

Tremendo! :P ;)
aianai
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"La metamorfosis" de Franz Kafka

Mensajepor aianai » Mar Abr 19, 2005 10:33 am

Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza, veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo.
Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos. «¿Qué me ha ocurrido?», pensó. No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas.

jejeje "La Metamorfosis" tremendo, también! :)

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