Mis imprescindibles
FLECHA
Si llegas al final del bosque
porque una luz proyecta tu camino
tú y ella habrán complotado
para que el horizonte sea un rumbo de agua
y no una senda con olor a tumba.
Si el bosque se ilumina con las voces
que la lluvia reparte a gotas llenas,
la sed de las espigas por las hoces
sea al mar de tu amor por las arenas.
Si el beso brota,
si la sangre grita:
refúgiate en la sombra
de luz de la poesía.
Julio Carmona
Si llegas al final del bosque
porque una luz proyecta tu camino
tú y ella habrán complotado
para que el horizonte sea un rumbo de agua
y no una senda con olor a tumba.
Si el bosque se ilumina con las voces
que la lluvia reparte a gotas llenas,
la sed de las espigas por las hoces
sea al mar de tu amor por las arenas.
Si el beso brota,
si la sangre grita:
refúgiate en la sombra
de luz de la poesía.
Julio Carmona
La casa estaba callada y el mundo estaba sereno
" La casa estaba callada y el mundo estaba sereno,
el lector se convirtió en libro; y noche de verano.
Era como el ser consciente del libro.
Las palabras eran habladas como si hubiese libro,
excepto que el lector se reclinaba sobre la página,
quería reclinarse, quería tanto ser
el escolar para quien el libro es verdad, para quien
la noche de verano es como una perfección del pensamiento.
La casa estaba callada porque debía estarlo,
el silencio era parte del significado, parte de la mente,
el acceso de perfección a la página,
y el mundo estaba sereno. La verdad en un mundo sereno,
en el cual no hay otro significado, el mismo
está sereno, el mismo es verano y noche, el mismo
es el lector reclinado tarde y leyendo ahí "
Wallace Stevens
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VIDA
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»
Ahora sé que la nada lo era todo
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»
Ahora sé que la nada lo era todo
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro
Kantabrian_Destroyer escribió:VIDA
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»
Ahora sé que la nada lo era todo
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro
Gracias

es precioso....
Me alegra mucho verte por aquí

Caminé por viejos puentes,
recorrí escalinatas de piedra húmeda,
subí a campanarios aburridos de hiedra,
crucé arcos que la tarde inundaba de morado;
me vieron los ojos muertos de los peces,
me olieron los perros en los huertos,
me reflejó el agua de la ermita.
Me siguieron los remos de las barcas;
calmé mi sed con frutos del camino,
lavé en las ventas el polvo de la piel;
lisonjearon el sudor de mi frente
brazos que eran dulces hasta el alba;
me ofrecieron bebidas olorosas, ricas mesas;
el pico de la tormenta me doblegó alguna vez.
En ningún lugar hallaba la huella de tus pies.
Y, de pronto, mi alma peregrina escogió casa
y fue tu cuerpo la morada más perfecta.
Acabó el camino: tú eras la última parada.
Miren Agur Meabe
recorrí escalinatas de piedra húmeda,
subí a campanarios aburridos de hiedra,
crucé arcos que la tarde inundaba de morado;
me vieron los ojos muertos de los peces,
me olieron los perros en los huertos,
me reflejó el agua de la ermita.
Me siguieron los remos de las barcas;
calmé mi sed con frutos del camino,
lavé en las ventas el polvo de la piel;
lisonjearon el sudor de mi frente
brazos que eran dulces hasta el alba;
me ofrecieron bebidas olorosas, ricas mesas;
el pico de la tormenta me doblegó alguna vez.
En ningún lugar hallaba la huella de tus pies.
Y, de pronto, mi alma peregrina escogió casa
y fue tu cuerpo la morada más perfecta.
Acabó el camino: tú eras la última parada.
Miren Agur Meabe
-
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Es que hacía tiempo que no entraba al foro. Ahora con eso de currar de mañana me aburro mucho por la tarde jeje.
José hierro, para mi, es EL POETA. Me encanta ese hombre. Y más escucharle... Murió hace relativamente poco... Sus poemas son algo desarraigados, muy personales. Me encanta
Aquí saliendo de sus labios:
<object width="480" height="385"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/98WaSD-bPHg?fs ... ram><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/98WaSD-bPHg?fs=1&hl=es_ES" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="480" height="385"></embed></object>
Me pasaré por aquí más a menudo que la poesía me pirra (Desgraciadamente no se me ha pegado nada para escribir, solo leer)
Gracias Txan
José hierro, para mi, es EL POETA. Me encanta ese hombre. Y más escucharle... Murió hace relativamente poco... Sus poemas son algo desarraigados, muy personales. Me encanta

Aquí saliendo de sus labios:
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Me pasaré por aquí más a menudo que la poesía me pirra (Desgraciadamente no se me ha pegado nada para escribir, solo leer)
Gracias Txan

Conviene distraerse un poco
Porque da igual el mes del calendario,
o el día de la semana,
y salir o quedarse en la cocina
con unas aceitunas,
porque no tiene caso enfadarse o reír tanto
que te duela la cara o los nudillos,
porque se caen las horas
y mi cuerpo regula solo su adrenalina,
porque al final de todo
el dinero resuelve
pone y quita,
porque me da la gana
o ni siquiera por eso,
porque estando sentado
pasa el mundo y sus cosas
como un telediario o un concurso grotesco,
porque me duele a veces
ser como soy
pero me olvido,
porque si digo basta
es que ya no hay salida,
porque hace calor,
porque estoy viejo,
porque ya ni pensar me sirve
ni aún sirviendo...
Luis Felipe Comendador
Gracias.
Realmente José Hierro es un gran poeta. Enorme.
Hay palabras que paralizan, hipnotizan,....
No dejes de pasar por aquí ¿vale?
Es mejor compartiendo.
Un abrazo
Porque da igual el mes del calendario,
o el día de la semana,
y salir o quedarse en la cocina
con unas aceitunas,
porque no tiene caso enfadarse o reír tanto
que te duela la cara o los nudillos,
porque se caen las horas
y mi cuerpo regula solo su adrenalina,
porque al final de todo
el dinero resuelve
pone y quita,
porque me da la gana
o ni siquiera por eso,
porque estando sentado
pasa el mundo y sus cosas
como un telediario o un concurso grotesco,
porque me duele a veces
ser como soy
pero me olvido,
porque si digo basta
es que ya no hay salida,
porque hace calor,
porque estoy viejo,
porque ya ni pensar me sirve
ni aún sirviendo...
Luis Felipe Comendador
Gracias.
Realmente José Hierro es un gran poeta. Enorme.
Hay palabras que paralizan, hipnotizan,....
No dejes de pasar por aquí ¿vale?
Es mejor compartiendo.
Un abrazo

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Hasta la noche
Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.
Federico García Lorca

Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.
Federico García Lorca
Te voy a contar un secreto; me he puesto a estudiar francés casi exclusivamente por una razón. Me gusta, es verdad, pero sobretodo lo que me ha animado es, un día, poder leer en su lengua original a uno de los más grandes poetas que creo que nunca han existido.
La enamorada
Ella vive de pie sobre mis párpados
Sus cabellos están entre los míos
Tiene la forma exacta de mis manos
Y el color de mis ojos que la miran
Ella se hunde entre mi propia sombra
Como una piedra en el azul del cielo.
Ella tiene los ojos siempre abiertos
Y me impide dormir con su mirada
A plena luz sus sueños luminosos
Hacen evaporar todos los soles
Sus sueños me hacen sollozar reír
Y hablar sin tener nada que decir...
L´amoureuse
Elle est debout sur mes paupières
Et ses cheveux sont dans les miens,
Elle a la forme de mes mains,
Elle a la couleur de mes yeux,
Elle s'engloutit dans mon ombre
Comme une pierre sur le ciel.
Elle a toujours les yeux ouverts
Et ne me laisse pas dormir.
Ses rêves en pleine lumière
Font s'évaporer les soleils
Me font rire, pleurer et rire,
Parler sans avoir rien à dire.
Paul Éluard
Hasta luego
La enamorada
Ella vive de pie sobre mis párpados
Sus cabellos están entre los míos
Tiene la forma exacta de mis manos
Y el color de mis ojos que la miran
Ella se hunde entre mi propia sombra
Como una piedra en el azul del cielo.
Ella tiene los ojos siempre abiertos
Y me impide dormir con su mirada
A plena luz sus sueños luminosos
Hacen evaporar todos los soles
Sus sueños me hacen sollozar reír
Y hablar sin tener nada que decir...
L´amoureuse
Elle est debout sur mes paupières
Et ses cheveux sont dans les miens,
Elle a la forme de mes mains,
Elle a la couleur de mes yeux,
Elle s'engloutit dans mon ombre
Comme une pierre sur le ciel.
Elle a toujours les yeux ouverts
Et ne me laisse pas dormir.
Ses rêves en pleine lumière
Font s'évaporer les soleils
Me font rire, pleurer et rire,
Parler sans avoir rien à dire.
Paul Éluard
Hasta luego

La palabra
" La palabra es hoguera en los palacios
y tienda de campaña en los jardines.
la palabra, tallo de luz,
muela podrida.
Y tú sientes que la sintaxis
es una factoría oculta en el fondo
del pantano, mugido que no para,
silencio que la envuelve.
La palabra es la voz de los resucitados
que no han muerto, es el juego que se aleja
invisible, pero no sin danzar
con sus cortinas flameantes
frente a tu rostro con cerebro,
que es donde vive la palabra
antes de desaparecer. "
Bruno Montané Krebs
Siempre estoy comenzando este poema,
pero claro,
llaman a la puerta las voces cotidianas,
o se cae a pedazos el día diecinueve,
o se me sube Rosi a las rodillas,
o caigo en la guitarra buscando no sé qué.
Siempre estoy comenzando este poema,
pero llegan recuerdos de una ternura un día,
o me sirven café,
o voy a ver al boby que está ladrando mucho,
y escribo una palabra y ya viene la tarde
con su naufragio; entonces
pongo la ternura en una botella
para que alguien recoja pedazos de mis ojos.
Siempre estoy comenzando este poema,
pero llega la noche,
quiero decir tu pelo mojado,
quiero decir que crezco,
y que salgo a caminar tu nombre.
Jorge Boccanera
pero claro,
llaman a la puerta las voces cotidianas,
o se cae a pedazos el día diecinueve,
o se me sube Rosi a las rodillas,
o caigo en la guitarra buscando no sé qué.
Siempre estoy comenzando este poema,
pero llegan recuerdos de una ternura un día,
o me sirven café,
o voy a ver al boby que está ladrando mucho,
y escribo una palabra y ya viene la tarde
con su naufragio; entonces
pongo la ternura en una botella
para que alguien recoja pedazos de mis ojos.
Siempre estoy comenzando este poema,
pero llega la noche,
quiero decir tu pelo mojado,
quiero decir que crezco,
y que salgo a caminar tu nombre.
Jorge Boccanera
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- Registrado: Sab Jun 04, 2005 2:35 pm
- Ubicación: Santander
LA MAZA
Si no creyera en la locura
De la garganta del sinsonte,
Si no creyera que en el monte,
Se esconde el trino y la pavura.
Si no creyera en la balanza
En la razón del equilibrio,
Si no creyera en el delirio,
Si no creyera en la esperanza.
Si no creyera en lo que agencio,
Si no creyera en el camino,
Si no creyera en mi sonido,
Si no creyera en mi silencio.
¿Qué cosa fuera?
¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?
Un amasijo hecho de cuerdas y tendones,
Un revoltijo de carne con maderas,
Un instrumento sin mejores resplandores
Que lucecitas montadas para escena.
¿Qué cosa fuera, corazón?
¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?
Un testaferro del traidor de los aplausos,
Un servidor de pasado en copa nueva,
Un eternizador de dioses del ocaso,
Júbilo hervido con trapo y lentejuela.
¿Qué cosa fuera corazón?
¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?
Si no creyera en lo más duro,
Si no creyera en el deseo,
Si no creyera en lo que creo,
Si no creyera en algo puro.
Si no creyera en cada herida,
Si no creyera en la que ronde,
Si no creyera en lo que esconde
Hacerse hermano de la vida.
Si no creyera en quien me escucha,
Si no creyera en lo que duele,
Si no creyera en lo que quede,
Si no creyera en los que luchan.
¿Qué cosa fuera? ...
Silvio Rodriguez
Te imaginas este poema con música?
Pasate por aquí, que tienes una dedicatoria personal

-
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- Ubicación: Santander
Lobo estepario
Yo, lobo estepario, troto y troto,
la nieve cubre el mundo,
el cuervo aletea desde el abedul,
pero nunca una liebre, nunca un ciervo.
¡Amo tanto a los ciervos!
¡Ah, si encontrase alguno!
Lo apresaría entre mis dientes y mis patas,
eso es lo más hermoso que imagino.
Para los afectivos tendría buen corazón,
devoraría hasta el fondo de sus tiernos perniles,
bebería hasta hartarme de su sangre rojiza,
y luego aullaría toda la noche, solitario.
Hasta con una liebre me conformaría.
El sabor de su cálida carne es tan dulce de noche.
¿Acaso todo, todo lo que pueda alegrar
una pizca la vida está lejos de mí?
El pelo de mi cola tiene ya un color gris,
apenas puedo ver con cierta claridad,
y hace años que murió mi compañera.
Ahora troto y sueño con ciervos,
troto y sueño con liebres,
oigo soplar el viento en noches invernales,
calmo con nieve mi garganta ardiente,
llevo al diablo hasta mi pobre alma.
Hermann Hesse
"El Poema".
Hoy lo es, mañana......


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¿Prefieres Éluard?
Yo, en general, también. Para mí, en este momento, es lo más.
Es más próximo. Es sincero, sencillo, hace bello lo cotidiano.
Es un poeta íntegro.
"...
15. Se inclina sobre mí
Corazón ignorante
Para ver si la amo
Confía, olvida
Bajo las nubes de sus párpados
Su cabeza se duerme en mis manos
Donde estamos
Juntos inseparables
Vivientes, vivos
Vivientes viviendo
Y mi cabeza rueda en sus sueños.
..."
Paul Éluard
Estremece .....

Yo, en general, también. Para mí, en este momento, es lo más.
Es más próximo. Es sincero, sencillo, hace bello lo cotidiano.
Es un poeta íntegro.
"...
15. Se inclina sobre mí
Corazón ignorante
Para ver si la amo
Confía, olvida
Bajo las nubes de sus párpados
Su cabeza se duerme en mis manos
Donde estamos
Juntos inseparables
Vivientes, vivos
Vivientes viviendo
Y mi cabeza rueda en sus sueños.
..."
Paul Éluard
Estremece .....

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- Registrado: Sab Jun 04, 2005 2:35 pm
- Ubicación: Santander
Gracias por el poema, cielo.
Yo te replico con uno más humilde, pero que a mi me estremece.
El buen momento
Aquel momento que flota
nos toca con su misterio.
Tendremos siempre el presente
roto por aquel momento.
Toca la vida sus palmas
y tañe sus instrumentos.
Acaso encienda su música
sólo para que olvidemos.
Pero hay cosas que no mueren
y otras que nunca vivieron.
Y las hay que llenan todo
nuestro universo.
Y no es posible librarse
de su recuerdo.
José Hierro.

Yo te replico con uno más humilde, pero que a mi me estremece.
El buen momento
Aquel momento que flota
nos toca con su misterio.
Tendremos siempre el presente
roto por aquel momento.
Toca la vida sus palmas
y tañe sus instrumentos.
Acaso encienda su música
sólo para que olvidemos.
Pero hay cosas que no mueren
y otras que nunca vivieron.
Y las hay que llenan todo
nuestro universo.
Y no es posible librarse
de su recuerdo.
José Hierro.
Déjame ser
Deja llevarme mi última aventura.
Déjame ser mi propio testimonio,
y dar fe de mi propia desmemoria.
Déjame diseñar mi último rostro,
apretar en mi oído los pasos de la lluvia
borrándome el adiós definitivo.
Déjame naufragar asida a un paisaje,
una nube, al vuelo humilde de un gorrión,
a un brote renaciente,
o siquiera al relámpago que abra en dos mi último cielo.
Sujétame los brazos. engrilla mis tobillos, empareda mis párpados.
Pero tatuada una flor en la pupila, crucificada un alba debajo de la frente,
acurrucado un beso en la raíz de la lengua, déjame ser mi propio testimonio.
Josefina Pla
Buenos días.
Egunon
Deja llevarme mi última aventura.
Déjame ser mi propio testimonio,
y dar fe de mi propia desmemoria.
Déjame diseñar mi último rostro,
apretar en mi oído los pasos de la lluvia
borrándome el adiós definitivo.
Déjame naufragar asida a un paisaje,
una nube, al vuelo humilde de un gorrión,
a un brote renaciente,
o siquiera al relámpago que abra en dos mi último cielo.
Sujétame los brazos. engrilla mis tobillos, empareda mis párpados.
Pero tatuada una flor en la pupila, crucificada un alba debajo de la frente,
acurrucado un beso en la raíz de la lengua, déjame ser mi propio testimonio.
Josefina Pla
Buenos días.
Egunon
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
Jaime Sabines
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
Jaime Sabines
No es que muera de amor...
" Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
Inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos. "
Jaime Sabines
Tremendo
" Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
Inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos. "
Jaime Sabines
Tremendo

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