Mis imprescindibles
Alabanza tuya
Es malo que haya
gente imprescindible.
No es muy buena
la gente que a sabiendas
se vuelve imprescindible.
La fruta
ha de continuar atesorando sol,
no ha de menguar la fuerza del torrente
si por acaso un día
se pierden unos labios.
Pero
-y este pero me abrasa-
no puedo
decir que sea malo
que tú seas imprescindible.
Jorge Riechmann
Es malo que haya
gente imprescindible.
No es muy buena
la gente que a sabiendas
se vuelve imprescindible.
La fruta
ha de continuar atesorando sol,
no ha de menguar la fuerza del torrente
si por acaso un día
se pierden unos labios.
Pero
-y este pero me abrasa-
no puedo
decir que sea malo
que tú seas imprescindible.
Jorge Riechmann
EL CAFÉ DE RICK
Desterrado en este cuerpo extraño,
lúcido como nunca,
insatisfecho,
busco un sur que llevarme a la boca,
una saliva ajena,
un gesto
en el que revolcar
la esperanza que no tengo.
Es el tiempo de la conciencia
el que me abate.
Miro con suciedad
y veo el mundo nítido y contrastado.
No siento
y presiento el ataque voraz
de exactos adjetivos.
Rumio un permanecer
y un hálito de víctima
enredada en los rincones.
Sin cuerpo bajo estos hombros
caídos como sauces
Tan sólo la conciencia
puede armar estrategias
o perpetrar un llanto.
Luis Felipe Comendador
Desterrado en este cuerpo extraño,
lúcido como nunca,
insatisfecho,
busco un sur que llevarme a la boca,
una saliva ajena,
un gesto
en el que revolcar
la esperanza que no tengo.
Es el tiempo de la conciencia
el que me abate.
Miro con suciedad
y veo el mundo nítido y contrastado.
No siento
y presiento el ataque voraz
de exactos adjetivos.
Rumio un permanecer
y un hálito de víctima
enredada en los rincones.
Sin cuerpo bajo estos hombros
caídos como sauces
Tan sólo la conciencia
puede armar estrategias
o perpetrar un llanto.
Luis Felipe Comendador
Te pierdo.
A cada segundo
el olvido me borra un poco más de ti,
como un ejército de cenizas que invadiese
el mapa de tu rostro,
nublándome con su estéril manto
cada una de las palabras
que un día me dijiste,
hasta que, al fin,
no queda más que un frágil susurro
de lo que fue tu voz
en mi memoria.
Te pierdo,
y cada segundo sin ti
me duele una hora,
y cada hora,
la vida entera.
Tu rostro se desvanece,
y ya no queda ni un trozo de piel
sobre el que aferrarme en sueños,
y al irte así,
tan lentamente,
tan gota a gota,
me dejas, al fin,
unos besos sin boca,
un cielo sin alas.
Jorge Boccanera
Este poeta siempre consigue emocionarme.
Siempre me deja sin palabras.
Es ........... brillante
A cada segundo
el olvido me borra un poco más de ti,
como un ejército de cenizas que invadiese
el mapa de tu rostro,
nublándome con su estéril manto
cada una de las palabras
que un día me dijiste,
hasta que, al fin,
no queda más que un frágil susurro
de lo que fue tu voz
en mi memoria.
Te pierdo,
y cada segundo sin ti
me duele una hora,
y cada hora,
la vida entera.
Tu rostro se desvanece,
y ya no queda ni un trozo de piel
sobre el que aferrarme en sueños,
y al irte así,
tan lentamente,
tan gota a gota,
me dejas, al fin,
unos besos sin boca,
un cielo sin alas.
Jorge Boccanera
Este poeta siempre consigue emocionarme.
Siempre me deja sin palabras.
Es ........... brillante
TOCADOS, HUNDIDOS.
Marx cría polvo
y a Walt Disney le han cambiado el frigorífico por uno
en el que quepa todo el primer mundo.
El cofre del muerto huele como una suite del Palace
y la libertad se imprime de PRISA en PRENSA ESPAÑOLA.
El compromiso tiró su anillo al agua cuando vio los cocodrilos llorando
y hoy es un tiburón inmobiliario buscando metros libres
en primera línea de playa.
La gente no quiere derechos sino influencias,
chanchullo y trapisonda antes que mérito.
Autoritarismo, paternalismo, regalismo, clientelismo y,
si es posible, antes que libertad,
vivir muerta de miedo.
La gente se mata por negocio, por estorbo o porque sí
y lo que no está prohibido es privilegio de unos pocos.
El neoliberalismo se extiende, entre aplausos, con la lógica del cáncer
y el planeta está a punto de arder.
La energía es azul, el desarrollo sostenible, la gasolina verde
y la tecnología la hija que se sienta a la diestra del becerro de oro.
África, Sudamérica, Asía... ¡Tiren de la cadena, por favor!
y no olvide rociar el retrete con perfume L?EAU de VERDADES OFICIALES.
Qué queda, qué queda...
MUROS, cada vez más
MUROS.
Cada vez más canas
y menos razones.
Antonio Orihuela
NO ERA EL AZAR
Extraño como la sonrisa de un bisturí.
Íntimo como un ojo sin párpado abierto en nuestra mano.
Deslumbrante como el rumor del paso de un unicornio.
Fiel como la súbita seda negra del miedo.
Terrible como el brillo de la espada de fuego de un arcángel.
Sumiso como las olas que rompen contra la playa de un pecho.
Devastador como la claridad de una mirada en un espejo roto.
Inevitable como la herida hecha de lluvia en un corazón de piedra,
el amor llega un día a nuestra vida y nosotros no estamos.
Abelardo Linares
Extraño como la sonrisa de un bisturí.
Íntimo como un ojo sin párpado abierto en nuestra mano.
Deslumbrante como el rumor del paso de un unicornio.
Fiel como la súbita seda negra del miedo.
Terrible como el brillo de la espada de fuego de un arcángel.
Sumiso como las olas que rompen contra la playa de un pecho.
Devastador como la claridad de una mirada en un espejo roto.
Inevitable como la herida hecha de lluvia en un corazón de piedra,
el amor llega un día a nuestra vida y nosotros no estamos.
Abelardo Linares
Défense de savoir
IX. J'en ai pris...
J'en ai pris un peu tropà mon aise.
J'ai soumis des fantômes aux règles d'execption.
Sans savoir que je devais les reconnaître tous.
En toi qui disparaît pour toujours reparaître.
Defensa del saber
IX. Los he apresado...
Los he apresado acaso con demasiado facilidad.
He sometido a sus fantasmas a reglas de excepción.
Sin saber que debía reconocerlos a todos en ti.
Que siempre desapareces para de nuevo aparecer.
Paul Éluard
Me encanta este poeta.
Es sencillo, directo, sincero.
Buenas noches.
Gabon
IX. J'en ai pris...
J'en ai pris un peu tropà mon aise.
J'ai soumis des fantômes aux règles d'execption.
Sans savoir que je devais les reconnaître tous.
En toi qui disparaît pour toujours reparaître.
Defensa del saber
IX. Los he apresado...
Los he apresado acaso con demasiado facilidad.
He sometido a sus fantasmas a reglas de excepción.
Sin saber que debía reconocerlos a todos en ti.
Que siempre desapareces para de nuevo aparecer.
Paul Éluard
Me encanta este poeta.
Es sencillo, directo, sincero.
Buenas noches.
Gabon

" Encadenados a otros ojos,
presos de una risa,
cautivos de la esperanza,
los condenados
dilatan cualquier celda
con un único gesto válido.
Bien puede ser un pan
comprado juntos
o lo que comentan
sobre sus respectivas jaulas.
Mientras tanto
los cepos se cierran sobre sus ansias
y los guardianes
apenas advierten su fuga
en el globo libre de unas pocas palabras
con premura intercambiadas.
Abrazados en el aire
ni siquiera escuchan el coro
que repite con dulce serenidad extática:
Nada me basta. Todo me sobra.
Sólo te quiero a ti: anudados. "
Juan Gustavo Cobo Borda
presos de una risa,
cautivos de la esperanza,
los condenados
dilatan cualquier celda
con un único gesto válido.
Bien puede ser un pan
comprado juntos
o lo que comentan
sobre sus respectivas jaulas.
Mientras tanto
los cepos se cierran sobre sus ansias
y los guardianes
apenas advierten su fuga
en el globo libre de unas pocas palabras
con premura intercambiadas.
Abrazados en el aire
ni siquiera escuchan el coro
que repite con dulce serenidad extática:
Nada me basta. Todo me sobra.
Sólo te quiero a ti: anudados. "
Juan Gustavo Cobo Borda
Carpe Diem para un amante indeciso
"Tómame ahora que aún es temprano" (Juana de Ibarbourou)
No entiendo tus palabras
ni los goces que ofreces
siempre para más tarde,
siempre un poco más lejos,
como una cena fría
tras el castigo impuesto.
Sólo sé dar razón de aquí,
de este momento,
de tus labios frutales
saliendo del invierno,
de mis manos hambrientas
rebuscando en el fuego,
del sabor de tu espalda
cuando empieza el deshielo.
Gocemos todo aquí,
si puede ser ahora,
lo presente y concreto,
lo seguro y lo cierto,
los placeres del alma
con el cuerpo.
No entiendo tu lenguaje
de promesas al viento.
Sólo quiero saber:
¿te quedarás más tiempo?
Irene Sánchez Carrón
"Tómame ahora que aún es temprano" (Juana de Ibarbourou)
No entiendo tus palabras
ni los goces que ofreces
siempre para más tarde,
siempre un poco más lejos,
como una cena fría
tras el castigo impuesto.
Sólo sé dar razón de aquí,
de este momento,
de tus labios frutales
saliendo del invierno,
de mis manos hambrientas
rebuscando en el fuego,
del sabor de tu espalda
cuando empieza el deshielo.
Gocemos todo aquí,
si puede ser ahora,
lo presente y concreto,
lo seguro y lo cierto,
los placeres del alma
con el cuerpo.
No entiendo tu lenguaje
de promesas al viento.
Sólo quiero saber:
¿te quedarás más tiempo?
Irene Sánchez Carrón
ALEJANDRO PUSHKIN
UN PRISIONERO
Estoy tras de las rejas en húmeda prisión.
Mi compañero triste, criado en cautiverio,
es un águila joven que sacude sus alas
y pica en mi ventana su sangrienta ración.
Luego arroja y mira a través de los cristales
como si tramara lo mismo que yo
y me llama con su mirada y con su grito
como diciendo: "Huyamos... echemos a volar...
Somos pájaros libres: es hora hermano, ya.
Volemos a las cumbres, más allá de las nubes;
allá donde se ve la ribera del mar
allá donde habitamos, tan sólo el viento y yo".
¿No es precioso?
UN PRISIONERO
Estoy tras de las rejas en húmeda prisión.
Mi compañero triste, criado en cautiverio,
es un águila joven que sacude sus alas
y pica en mi ventana su sangrienta ración.
Luego arroja y mira a través de los cristales
como si tramara lo mismo que yo
y me llama con su mirada y con su grito
como diciendo: "Huyamos... echemos a volar...
Somos pájaros libres: es hora hermano, ya.
Volemos a las cumbres, más allá de las nubes;
allá donde se ve la ribera del mar
allá donde habitamos, tan sólo el viento y yo".
¿No es precioso?

HermosoTxan escribió:Los cómplices
Te decía en la carta,
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias,
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice;
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada.
Por mantener en pie tus rebeliones,
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea,
ni tome desayuno en tu mesa,
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso no necesita escribirse.
Gonzalo Rojas.

El poema
" Sin cesar
En lo vivo de sí mismo
Se acomete el poema
Espejos del instante
Fragmentos del deseo
Ecos del grito
Hurgando el hueso hasta la médula
Atravesando el hábito hasta el alma
Volviendo a abrir las puertas del espacio
Aliviando los desórdenes del espíritu
El poema
Se precipita sobre nuestras páginas ávidas
Explorando a la vez
Toda la llama
Y todo el agua. "
Andree Chedid
" Sin cesar
En lo vivo de sí mismo
Se acomete el poema
Espejos del instante
Fragmentos del deseo
Ecos del grito
Hurgando el hueso hasta la médula
Atravesando el hábito hasta el alma
Volviendo a abrir las puertas del espacio
Aliviando los desórdenes del espíritu
El poema
Se precipita sobre nuestras páginas ávidas
Explorando a la vez
Toda la llama
Y todo el agua. "
Andree Chedid
A pájaros
Vamos a volar pájaros,
salgamos de una vez.
Hay demasiado adentro en este día,
y adentro es fealdad,
adentro es humedad.
Vayámonos a azules, a intemperies,
cúmulos de algodón,
las musarañas
de estarnos en las nubes,
por sus cerros.
Doctoremos la vista en lo que corre.
Marchémonos a nidos,
nos espera
nuestra felicidad, arborescente.
Basta con arrullarla entre las manos,
y sentirla latir
-es una alondra-,
para que exulte, viva,
y que exultemos.
Vayámonos a piedras,
a ese lago que aguarda pensativo,
y quebremos sin más
sus turbias aguas lúgubres.
Delincamos,
contra toda esa luz que nos delata,
ahora que nos queremos sigilosos.
Descamisemos
a nuestro más vestido;
descorbatémoslo de tanto nudo
como lo tiene ahogado, con el aire
que todo lo enrarece, en la garganta.
Que aprenda a respirar en lo que fluye.
Cierra ese libro abstracto,
y sal a comprender lo que has leído.
Pongámonos a carne pasajera,
vámonos a mirones.
¿Quién sabe qué sentido es el del verde
con que nos quiere verdes el deseo?
A ver qué levantamos,
con un poco de suerte, hasta la boca,
con un poco de arrojo, hasta la muerte.
¿Estamos a gozar,
o estamos secos
de toda sequedad, sin una gota?
¿Estamos a vivir
o es que no estamos?
Carlos Marzal
Vamos a volar pájaros,
salgamos de una vez.
Hay demasiado adentro en este día,
y adentro es fealdad,
adentro es humedad.
Vayámonos a azules, a intemperies,
cúmulos de algodón,
las musarañas
de estarnos en las nubes,
por sus cerros.
Doctoremos la vista en lo que corre.
Marchémonos a nidos,
nos espera
nuestra felicidad, arborescente.
Basta con arrullarla entre las manos,
y sentirla latir
-es una alondra-,
para que exulte, viva,
y que exultemos.
Vayámonos a piedras,
a ese lago que aguarda pensativo,
y quebremos sin más
sus turbias aguas lúgubres.
Delincamos,
contra toda esa luz que nos delata,
ahora que nos queremos sigilosos.
Descamisemos
a nuestro más vestido;
descorbatémoslo de tanto nudo
como lo tiene ahogado, con el aire
que todo lo enrarece, en la garganta.
Que aprenda a respirar en lo que fluye.
Cierra ese libro abstracto,
y sal a comprender lo que has leído.
Pongámonos a carne pasajera,
vámonos a mirones.
¿Quién sabe qué sentido es el del verde
con que nos quiere verdes el deseo?
A ver qué levantamos,
con un poco de suerte, hasta la boca,
con un poco de arrojo, hasta la muerte.
¿Estamos a gozar,
o estamos secos
de toda sequedad, sin una gota?
¿Estamos a vivir
o es que no estamos?
Carlos Marzal
TITULO: EL AMOR ESTABA ESCONDIDO
El amor estaba escondido
como la almendra en la corteza.
Agazapado suavemente,
circulando cálidamente.
Y era preciso detenerlo,
paralizarlo y congelarlo,
encadenarlo en líneas, ritmos,
desarraigarlo de su tránsito,
darle bulto, darle reposo,
encerrarlo en unas figuras
que no sean hija ni madre,
sino materia de amor,
sino parpadeo de estrella
que no se extingue nunca.Llama
salvada de su acabamiento,
hecha presente para siempre.
José Hierro
Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.
Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.
Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.
Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.
Oliverio Girondo
Espero curarme de ti...
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me
receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, mi es poco, es bastante. En una
semana se pueden reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa
hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están están entre dos
gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y
subversivo del que ama. (Tú saber cómo te digo que
te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame
agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"...
Entre
las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he
dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía
"te
quiero".)
Una semana más para reunir todo el amor del
tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No
sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para
entender las cosas. Porque esto es muy parecido a
estar saliendo de un manicomio para entrar a un
panteón.
Jaime Sabines
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me
receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, mi es poco, es bastante. En una
semana se pueden reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa
hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están están entre dos
gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y
subversivo del que ama. (Tú saber cómo te digo que
te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame
agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"...
Entre
las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he
dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía
"te
quiero".)
Una semana más para reunir todo el amor del
tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No
sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para
entender las cosas. Porque esto es muy parecido a
estar saliendo de un manicomio para entrar a un
panteón.
Jaime Sabines
En una noche que debió ser lluvia
o en el muelle de un puerto tal vez inexistente
o en una tarde clara, sentado a una mesa sin nadie,
se me cayó una parte mía.
No ha dejado ningún hueco.
Es más: pareciera algo que ha llegado
y no algo que se ha ido.
Pero ahora,
en las noches sin lluvia,
en las ciudades sin muelles,
en las mesas sin tardes,
me siento de repente mucho más solo
y no me animo a palparme,
aunque todo parezca estar en su sitio,
quizá todavía un poco más que antes.
Y sospecho que hubiera sido preferible
quedarme en aquella perdida parte mía
y no en este casi todo
que aún sigue sin caer.
Roberto Juarroz
o en el muelle de un puerto tal vez inexistente
o en una tarde clara, sentado a una mesa sin nadie,
se me cayó una parte mía.
No ha dejado ningún hueco.
Es más: pareciera algo que ha llegado
y no algo que se ha ido.
Pero ahora,
en las noches sin lluvia,
en las ciudades sin muelles,
en las mesas sin tardes,
me siento de repente mucho más solo
y no me animo a palparme,
aunque todo parezca estar en su sitio,
quizá todavía un poco más que antes.
Y sospecho que hubiera sido preferible
quedarme en aquella perdida parte mía
y no en este casi todo
que aún sigue sin caer.
Roberto Juarroz
"...
4. Te lo he dicho para las nubes
Te lo he dicho para el árbol del mar
Para cada ola, para los pájaros entre las hojas
Para los guijarros del ruido
Para las manos familiares
Para la mirada que se hace rostro o paisaje
Ya quien el sueño devuelve el cielo de su color
Para la noche entera bebida
Para la verja de los caminos
Para la ventana abierta, para una frente descubierta
Te lo he dicho para tus pensamientos, para tus palabras
Toda caricia, toda confianza se sobreviven.
..."
Paul Éluard

4. Te lo he dicho para las nubes
Te lo he dicho para el árbol del mar
Para cada ola, para los pájaros entre las hojas
Para los guijarros del ruido
Para las manos familiares
Para la mirada que se hace rostro o paisaje
Ya quien el sueño devuelve el cielo de su color
Para la noche entera bebida
Para la verja de los caminos
Para la ventana abierta, para una frente descubierta
Te lo he dicho para tus pensamientos, para tus palabras
Toda caricia, toda confianza se sobreviven.
..."
Paul Éluard

Tú, que hieres
Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo
como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Contigo estoy creando
mi eternidad. (De qué. De quién). De cuando
arrebatadamente esté contigo.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agonía. Ven. No quieres.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo
a besos de ansiedad y de agonía.
No quieres. Tú, que vives. Tú, que hieres
arrebatadamente el ansia mía.
Blas de Otero
Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo
como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Contigo estoy creando
mi eternidad. (De qué. De quién). De cuando
arrebatadamente esté contigo.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agonía. Ven. No quieres.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo
a besos de ansiedad y de agonía.
No quieres. Tú, que vives. Tú, que hieres
arrebatadamente el ansia mía.
Blas de Otero
No le digas a nadie que he vuelto a tus jardines
escóndeme bajo tu cuello de ángel
en tu pelo de bruma
en tus ojos de marzo
vengo huyendo hasta la piel de tus murallas
la soledad me sigue muy de cerca
ocúltame bajo tu permanente desnudez
en tu mano profunda
en tu llanto perfecto
en tu saliva sabia
preguntan quién ha subvertido este infiel corazón
sé que no me hallarán:
la luz lo ciega todo.
Gaspar Aguilera
escóndeme bajo tu cuello de ángel
en tu pelo de bruma
en tus ojos de marzo
vengo huyendo hasta la piel de tus murallas
la soledad me sigue muy de cerca
ocúltame bajo tu permanente desnudez
en tu mano profunda
en tu llanto perfecto
en tu saliva sabia
preguntan quién ha subvertido este infiel corazón
sé que no me hallarán:
la luz lo ciega todo.
Gaspar Aguilera
Te quiero a las diez de la mañana
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del
día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en
las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el
trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte
sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás
hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu
vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes
toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos
metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o
sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay
días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres
ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me
distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo.
Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor
mío?
Jaime Sabines
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del
día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en
las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el
trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte
sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás
hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu
vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes
toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos
metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o
sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay
días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres
ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me
distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo.
Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor
mío?
Jaime Sabines
Solamente deseo amarte...
Solamente deseo amarte
Una tempestad llena el valle
Un solo pez el río
Te he hecho
A la medida de mi soledad
Todo el mundo para esconderse
Días y noches para comprenderse
Para contemplar en tus ojos
Todo lo que pienso de ti
Y de un mundo hecho a tu imagen
Y las noches y los días gobernados por tus párpados.
Paul Éluard

Solamente deseo amarte
Una tempestad llena el valle
Un solo pez el río
Te he hecho
A la medida de mi soledad
Todo el mundo para esconderse
Días y noches para comprenderse
Para contemplar en tus ojos
Todo lo que pienso de ti
Y de un mundo hecho a tu imagen
Y las noches y los días gobernados por tus párpados.
Paul Éluard

Te amo
Te amo por todas las mujeres que no he conocido.
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.
Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
sin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra
Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.
Paul Éluard
(amo a este hombre)
Te amo por todas las mujeres que no he conocido.
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.
Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
sin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra
Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.
Paul Éluard
(amo a este hombre)
¿Quién está conectado?
Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 2 invitados