EL GENERAL (THE GENERAL)

Dirección y producción: John Boorman.
Paises: Irlanda / Reino Unido.
Año: 1998.
Duración: 126 min.
Interpretación: Brendan Gleeson (Martin Cahill), Adrian Dunbar (Noel Curley), Sean McGinley (Gary), Maria Doyle Kennedy (Frances), Angeline Ball (Tina), Jon Voight (inspector Ned Kenny), Eanna MacLiam (Jimmy), Tom Murphy (Wille Byrne), Paul Hickey (Anthony), Tommy O'Neill (Paddy), John O'Toole (Shea).
Guión: John Boorman; basado en la novela homónima de Paul Williams.
Música: Richie Buckley.
FotografÃa B/N y Color: Seamus Deasy.
Montaje: Ron Davis.
Diseño de producción: Derek Wallace.
Vestuario: Maeve Paterson.
Dirección de producción: Jo Homewood.
CR�TICA
Josep Alemany
NOSOTROS CONTRA ELLOS
En los últimos años han proliferado las pelÃculas sobre Irlanda. Casi todas realizadas con un alto Ãndice de refracción nacionalista. No he visto ninguna. Ni siquiera el acorazado Michael Collins. La liturgia de los nacionalismos ?grandes o pequeños y del color que sean? no me interesa. Y menos aún en pantalla de cine. «Para ser ateo no hace falta saber teologÃa» (Vladimir Nabokov). El general, por lo que leà en la prensa, no seguÃa los caminos trillados de las demás obras sobre Irlanda. Y, por añadidura, llevaba la firma de John Boorman. Total, que fui a verla. Y no me defraudó.
Boorman deja de lado el aburrido rollo nacionalista y, al narrar la vida de Martin Cahill (Brendan Gleeson), nos descubre una Irlanda más compleja, más interesante, poco conocida entre nosotros. Nacido en Hollyfield, un suburbio de DublÃn, Cahill tendrá bien pronto la oportunidad de ver cómo funciona el sistema social, basado en la violencia institucionalizada contra los de abajo. Para completar su educación, lo envÃan a un correccional regentado por sacerdotes católicos. La violencia religiosa llega a todos los ámbitos, sin excluir el sexual, pues los curas se dedican de forma sistemática a abusar de los chicos internados.
Martin Cahill adquiere plena conciencia del antagonismo irreconciliable entre «nosotros» y «ellos». «Nosotros»: los desheredados del barrio de Hollyfield, de donde serán expulsados por la especulación inmobiliaria. «Ellos»: la policÃa, la clase dirigente, las bandas terroristas (lealistas, IRA) y la Iglesia Católica. Lejos de ofrecer una visión idealizada, o heroica, del IRA y de la Iglesia Católica, la pelÃcula los presenta como mecanismos de muerte y represión.
«Nosotros contra ellos»: la oposición queda perfectamente ilustrada en el contraste entre el porte rÃgido, hierático del inspector de policÃa (John Voight) y la actitud espontánea, expansiva de Cahill, que se vale de la mÃmica y los gestos con gran habilidad.
«Nosotros contra ellos»: Cahill no romperá nunca los lazos de lealtad con su tribu de Hollyfield. A diferencia de los gánsteres clásicos ?de la escuela de Chicago o de la mafia («we are not fucking italians»)?, no quiere formar parte del mundo de la respetabilidad burguesa ni codearse con polÃticos y obispos. Además, le divierte burlarse de la autoridad, de todas las formas de autoridad. No es de extrañar, pues, que Boorman lo haya definido con las siguientes palabras: «En realidad, es un anarquista, y esto es lo que me fascinaba en él. Es muy representativo del estado de ánimo de muchos irlandeses hoy en dÃa, aunque no tengan ni el coraje ni los medios de llevar una vida como la suya.»
«Ellos» ?la policÃa y el IRA? se movilizarán para doblegarlo. A medida que se estrecha el cerco, Cahill se va quedando cada vez más solo en compañÃa de sus dos mujeres. A pesar de todo, sigue con su actitud refractaria. «Ellos» deciden borrarlo del mapa. Las balas del IRA acabarán con su vida en agosto de 1994. ¿Con la connivencia de la policÃa? Es una hipótesis más que verosÃmil: muy probable.