Hola a todos.
LA MAÑANA ES TARDE Y NOCHE
No recuerdo cuando murió el niño
que vivía en los ojos del espejo.
Un héroe que como todos lo héroes
no sobrevivió.
Amortajado y llorando dentro de un cajón,
esa mañana la luna, debió pillarme,
a traición, ¡guiñándole un ojo al sol!,
ya que las nanas susurradas al oído
se convirtieron en impúdicos cuentos escritos,
sobre hipotecas con letras,
devueltas con arcadas cada treinta días
Las manos invisibles hablaron y pidieron como garantía,
mi próximo millón de sonrisas
y mis noches de ojos abiertos,
que desde entonces se revuelcan por el techo
y aúllan, como perros hambrientos.
Pero no hace tantos suspiros
la tarde meció tenue una promesa,
¡a tomar por culo la paz ajena!
pero el invierno se hace largo
y me quema, como la nieve negra
impregnada de ese hedor a indiferencia
en las cuencas de mis ojos mutilados.
De pura furia las nubes de Ducados,
se entristecieron y descargaron;
melancólicos chuzos de humo mojado,
dejándome los trasquilones rebeldes de la mirada
ausentes y empapados...
Así que asustado busque refugio en portales reservados,
a canallas que como yo, dibujamos un sol llorón
que nos apague un corazón que como éste,
no para de recordarnos que cualquier tiempo pasado...
fue mejor.
La noche murió adolescente entre sus piernas,
mirando chimeneas en un barrio obrero
donde dios fue a crear un cielo negro, de hollín y azoteas.
Allí el aire puro de humo industrial quedo hecho,
dejándome a mi supino y pidiendo deseos
a las halógenas luces de las estrellas.
Pues de esa manera, de un tiempo a esa parte de vuelta a las andadas,
siempre caminando con la mirada perdida, triste y cabizbaja,
buscando poetisas que pagando dos versos de asfalto
desnudaran sus sensuales tristezas a las primeras de cambio...
Por las esquinas de Malasaña he traficado con besos de contrabando
Rezando detrás de las capillas que son esas esquinas, a la vírgenes de un rato
Y aunque siempre acabé borracho aullándole a mi perra vida
flirteando con Soledad...
que aún engañándola con todas, es el amor de mi vida...
Es la única que mira con ojos de luna
y con desdén se sabe musa de los poetas que arrugan el papel
se insinúa humedeciéndose los labios con lágrimas que a mi me dan sed.
Hoy se levantó, melancólica y decidió, disfrazarse de vaso lleno de tequila
Otro día se enfada y se viste de despedida;
Soledad ha sido una vieja ciudad, inmensa...vacía
Ha sido brigadista herido en el barro,
niño marginado en un rincón del patio,
La puedes ver disfrazada de mirada,
a través de unos barrotes frios, sucios, helados...
cómo el corazón de un republicano abandonado
en un asilo de ancianos.
Así anduve por las noches errantes, insolente
y con los nudillos morados de pegarme con la vida,
hasta que un día el gélido viento de la vida
golpeo la ventana mal cerrada de mi mirada.
¿Y sus cristales? Se rompieron afilados
como gotas de lagrimas contenidas
haciéndome naufragar entre las olas arrugadas de unas mejillas,
que buscaban lavar la arena que arañaba mi retina.
No sabían que esa arena era la playa rocosa del mar
al que van a morir las lágrimas de alquitrán
que lloran los peces de ciudad.
Pasó el tiempo. Que menos los sueños todo fue pasando,
y la maldita almohada escribió mis memorias con desvelos.
Así, que le compré a las hojas de otoño un trozo de invierno,
una acera donde dejarme caer y pájaros en la cabeza
que me enseñen de nuevo a envejecer.
Pero hoy el nido amaneció casi vacío
sólo un pajarillo canoso y muerto de frío
pía con el desgarro que le enseñaron
las épocas de sequía, sus alas partidas
y sus migraciones interiores al último exilio:
la huida muda al olvido
Ahora entiendo la fatiga con que miran los ancianos,
que estando hartos ya de ser sabios
sienten que les sobran los recuerdos y les faltan los ánimos.
Ahora entiendo con que cansancio miran al suelo,
como si quisieran ser parte de él, entiendo
la resignación con la que caen por su pecho las hojas de enero,
secas como sus ojos, que recuerdan en blanco y negro
porque ya no tienen más despedidas que llorar, que las de sus emigrantes sueños..
Por eso los sueños de este ángel viejo se venden hoy al peor postor
y estas alas marchitas apoyan cansadas en cada nube de humo su bastón
porque saben que la única distancia insalvable es el olvido
y mientras llega: Tanatorios para el corazón e interruptores para el sol.
Sólo eso.
LA MAÑANA ES TARDE Y NOCHE
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