Pienso en dejar de pensar.
Siento que no puedo sentir.
Y cada vez que lo hago,
las ventanas y los coches...
me sonríen.
Las autopistas, los autobuses...
me sonríen.
Los barrancos y las olas...
me sonríen.
Miedo
al vacío,
de nuevo.
Miedo a mi absurda soledad,
miedo a mi absurdo miedo.
¿Cómo quererme si no quiero?
¿Cómo dar fe, si yo ya no tengo?
Me sonríen los cuchillos,
las corbatas y el veneno.
Me sonríen las alturas y el silencio.
¿Cuándo acabará este juego?
¿Por qué?, me pregunto,
¿Por qué pierdo?
¿Por qué soy el que busco y nunca encuentro?
Mi consejera me dice
que es lo que merezco,
que es lo que soy, sin remedio:
Es porque sueño mis sueños.
Y yo solo me respondo:
¿y que soy yo sin ellos?
Una caja.
Vacíos, silencios.
Nada.
Sin remedio.
Y me sonríe...
Me sonríe todo eso:
Las venas y los espejos,
los cubatas y los necios
latidos de mi corazón.
Que se pare.
¡Que alguien lo pare, por dios!
Me golpea las sienes con sus gritos desgarrados de soledades y versos.
Me retumba en los oídos con su blues de nadas y sueños.
Me empuja diciéndome que aun no estoy muerto.
Aun... eso es lo cierto.
Siento que no queda tiempo.
Y mientras,
me sonríen la lejía y el benceno,
y me ponen cara de cóctel.
Me sonríe hasta el cañón de las escaleras de casa.
Sonríen las curvas de la calzada,
los puentes, los cementerios.
Me sonríen, y no puedo
dejar de sentirme cuerdo
cuando pienso
en dejar que gane la locura.
Silencios.
Soledad y amargura.
Recuerdos
que laten en las alturas
de mi alma sola,
atormentada,
rota.
Y ya no puedo
creer
que volveré a creer de nuevo.
Estoy revisando mis poemas para el poemario que estoy preparando. Esta -la version original- la escribi hace muchos años, creo que en mi primera epoca por aqui, asi a ojo. Esta es la version revisada para el poemario (si al final se queda, que sospecho que si, o mas bien estoy casi seguro), me apetecia compartirla.
Ni que decir tiene que los dias en los que me sentia asi entonces eran casi todos, y hoy, casi ninguno. (Hoy voy ganando, ayer perdi
