Relatos Breves.
Equivocada...RASP escribió:Pues andas equivocado.ralde escribió:a ver a ver a ver....una kosita y creo no ekivokarme.lei por ahi q pusieron fábula anónima,, y si eso es anónimo, kien es bendetti????eso es del señor mario!!
No te kedes inmovil al borde del camino....
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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
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creo sinceramente q no, miren, no sé como demostrarlo de otra manera:
http://puyuelo.net/fernando/CuerpoLaLocura.html
http://puyuelo.net/fernando/CuerpoLaLocura.html
Bueno, yo tampoco lo sé con certeza, voy a rectificar y no voy a decir que estás equivocada, pero si te voy a decir que en todos los lugares donde se encuentra ese cuento (sin ser el que has puesto) pone que se trata de un texto anónimo.ralde escribió:creo sinceramente q no, miren, no sé como demostrarlo de otra manera:
http://puyuelo.net/fernando/CuerpoLaLocura.html
Tampoco he visto, en ningún libro de Benedetti, este cuento.
Habrá que investigarlo mejor.
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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
"El pozo"
En 1972, Mauricio Rosencof fue detenido en Uruguay por ser dirigente de Tupamaros. Los siguientes trece años los pasó parado en una celda de dos por uno, incomunicado y sin agua. De paso por Buenos Aires para presentar Las cartas que no llegaron, cuenta con un asombroso sentido del humor cómo mantuvo la cordura reinventando el código morse, escribiendo poemas a cambio de comida y concibiendo la novela que acaba de publicar.
POR LAURA ISOLA
Un día el cartero no paró más en la casa de la familia Rosencof. No había más cartas desde Polonia hacia Uruguay. Eran épocas de guerra, de campos de concentración y de tristeza, y los familiares de Isaac y de Rosa, los padres de Mauricio, dejaron de escribir como dejaron de comer y luego de vivir. Sin embargo, esas letras que nunca se escribieron por manos de los familiares judíos de los Rosencof de Polonia tomaron la bella forma de una novela. Las cartas que no llegaron, la última novela del escritor uruguayo Mauricio Rosencof, reescribe estas posibles cartas, al tiempo que cuenta la historia de un niño, que desde su particular visión infantil describe su casa, su patio, su padre sastre, su madre, su barrio y esa escena de lectura de cartas que, por no haber nuevas, repetía incansablemente las que habían logrado llegar. ?Me crié en un hogar obrero de inmigrantes judíos, fundador del Sindicato Unico de la Aguja, en una casa de inquilinato y en un barrio lleno de los personajes que están en la novela. Don Evelio, por ejemplo, estaba en un comité de apoyo a las Brigadas Internacionales en España. Es muy difícil sustraerse de todo ese clima. Ahora bien, cuando tengo que escribir un artículo político, no escribo una novela ni escribo novelas ni teatro para pensar la política. No se me mezclan los piolines. Mis viejos vivían pendientes de la llegada del cartero que traería las cartas de los familiares de un pueblito perdido de Polonia. Una carta que debía atravesar toda Europa en carretas, trenes para luego salir en barco y volver a repartirse y llegar a Uruguay. Era todo un acontecimiento. Ahí venían la noticias de los abuelos, los tíos y los sobrinos. También las de los animales, porque les contaban si la gallina ponía huevos o estaba clueca. Y el cartero era recibido con una copita y se lo hacía pasar. Hasta que un día no vino más?, explica Rosencof con una larga trayectoria como dramaturgo, poeta y narrador.
MEMORIAS DEL SUBSUELO
La patria es la infancia y durante ella Mauricio Rosencof aprendió dos palabras. Seguramente incorporó muchas más pero, en el transcurso de un período muy corto entre una y otra, supo de la existencia de la palabra socialismo y burgués. La primera se la escuchó a Don Evelio, el zapatero que pasaba las películas de Chaplin y que cuando no podían pagar los dejaba pasar igual porque, como él decía, ?eso era socialismo?. La otra se la dijo Ramón Lezcano, un vecino que preparaba unos pucheros inolvidables, cuando lo fue a visitar porque el pequeño Mauricio estaba en la cama de sus padres con edredón de plumas y todo, como consecuencia de un golpe en la cabeza. Allí mismo, parado a los pies de la cama, le dijo: ?Estás hecho un burgués?. Y desde esa vez, la primera vez, le sonó como una cosa muy delicada.
A esa historia del niño se le suma la historia del hombre que está encerrado en un calabozo y que utiliza las palabras para sobrevivir por medio de un conmovedor diálogo imaginario con su padre. También la autobiografía tiene su cruce con la ficción y Mauricio Rosencof fue dirigente de Tupamaros. En 1972 fue detenido y durante 13 años estuvo en una cárcel subterránea: ?Trece años en calabozo subterráneo y haber sido dirigente de Tupamaros hacen muy difícil que pueda tocar un tema que no esté referido a eso. En la vida de cualquier persona se provocan acontecimientos que te marcan para siempre. En la novela, en el segundo capítulo, se cuentan estas cosas, pero más se habla con el Viejo. Ese diálogo que se quiere tener con los padres, las cosas que se te ocurren preguntarles o que te cuenten, cuando no están más?.
Me cuesta encontrar la forma más apropiada de preguntarle por los trece años de encierro. Creo que lo mejor es que me cuente lo que quiera sobre esos años.
?Te voy a contestar con una frase que usaba un dramaturgo uruguayo que iba a todos los espectáculos y cuando no le gustaban se acercaba al finaly decía: ?Esto ha sido una experiencia muy interesante?. Cuando salimos, no por la ley de amnistía sino por una ley especial que nos computaba cada día de prisión por tres, así que tengo todavía unos cuantos días por cualquier cosa que pase, nos ubicamos en los conventos de los franciscanos; desde allí fui a visitar a mis viejos al asilo y a una reunión con gente de teatro. Allí me encontré nuevamente con este dramaturgo y luego de un abrazo en que comprobé su flacura y lo viejito que estaba, lo miro y le digo: ?Don Atahualpa, hemos vivido una experiencia muy interesante?. Mi periplo fue: nueve meses de ?risas y besos, biaba corrida?, parafraseando al tango, y después incomunicado, al igual que otros ocho dirigentes. El jefe del operativo declaró que como no pudieron matarnos, nos iban a volver locos. De los nueve, uno murió en el calabozo y dos enloquecieron. Estábamos bajo tierra en calabozos de dos metros por uno, que alternaban las ratas y los milicos. Siempre parados y a media ración. No nos daban agua, así que bebíamos nuestros orines. A veces no nos daban de comer y te digo: las moscas son dulzonas, las arañas no tienen gusto a nada y el bichito de la humedad es crocante.
Seguramente se habrá preguntado cómo se hace para resistir en esas condiciones.
?Hay que tener cuidado de sentir lástima por uno mismo. Es mal síntoma. Tampoco transferir la cruz que te tocó en el sorteo a todos los demás; nosotros teníamos una militancia que nos preparó para resistir. Pero todos los individuos tienen reservas interiores suficientes como para encarar las situaciones más terribles. La resistencia no está determinada por una condición ideológica, está determinada por una condición inherente al ser humano y que la podés encontrar en judíos, musulmanes, comunistas, católicos. Yo, por ejemplo, pensaba en mi viejo. Toda la historia que se narra en la novela es la que estuve pensando en esos años. El Ñato, que era mi vecino de celda y coautor de un sistema de comunicación por golpecitos mediante el cual teníamos infinitas conversaciones y nos ?contábamos? nuestras vidas, pensaba en sus tíos españoles. Este sistema de código morse reinventado nos estimuló para lograr sobrevivir para testimoniar. Con el Ñato nos hicimos un juramento de que, si salíamos, íbamos a escribir. Lo hicimos y son los tres tomos de Memorias del calabozo (en colaboración con Eleuterio Fernández Huidobro).
GRAMATICA DEL HORROR
En la novela no hay adjetivos. Una prosa diáfana, sin golpes bajos que cuenta cosas terribles. Un modo de acercarse a la historia del nazismo y de la dictadura sin nombrarlos, pero sin perderlos del vista: ?Que las cosas se infieran de los hechos. El adjetivar hace perder el sentido a los hechos. Las palabras se gastan. En mis textos no aparece la palabra tortura y yo tampoco digo la sangrienta dictadura militar?.
¿Cómo piensa la relación entre escritura y la experiencia?
?El haber estado preso, la única patente que te da es la de preso y nada más. Podés haber estado preso y haber sido un hijo de puta, un delator y robarle a un enfermo. No te da ninguna certeza.
¿Qué opinión le merece lo de Barenboim tocando Wagner en Israel?
?Lo de Daniel Barenboim ni me enfría ni me calienta. Comprendo lo de uno y lo de otro, y no me siento ni binario ni dicotómico. Agregaría que en Alemania se observa un fenómeno muy curioso en muchos alemanes militantes jóvenes. Ellos tenían que explicar que la historia empezaba con ellos y que no podían mirar hacia atrás porque se encontraban con sus propias familias metidas en el nazismo. Por eso noto que les resulta mucho más fácil militar en solidaridad con Chiapas, El Salvador, la ecología o por las mujeres, que son todas cosas formidables, que volver hacia atrás. Los alemanes les han regalado el folklore popular al nazismo y les da vergüenza cantar canciones que fueron tomadas como propias durante eseperíodo, pero que existían antes de Hitler. Tampoco es cuestión de regalarlo.
¿Por qué agregó fotos al final de la novela?
?Porque son fotos de mis padres y familiares con epígrafes sacados de la novela y ya forman parte de la ficción.
¿Cómo fue el encuentro con sus padres luego de su libertad?
?Una parte está contada en la novela. Cuando los voy a visitar al hogar israelita, donde estaban hospedados porque les habían quitado la casa, mi madre me mira y como si no me hubiera visto por unos días me pregunta: ?¿Comiste??. Con mi padre fue distinto, me hace sentar a su lado y me dice: ?Boino, ahora que estás afuera, ¿me podés explicar la diferencia entre los Tupamaros y los comunistas? El Viejo estaba sordo y yo un poco cansado, entonces le digo: ?Los Tupamaros somos los comunistas?. Y me vuelve a preguntar: ?Entonces, ¿ellos son los Tupamaros??.
LA VIDA ES BELLA
Aunque resulte singular, la novela tiene unas ráfagas de humor chispeante, que en la buena técnica teatral distienden a una platea o un lector cuando está por llegar a los límites de tolerancia. En la charla, Rosencof utiliza el mismo recurso y parece que lo ha puesto en práctica durante sus años de prisión con excelentes resultados: ?El humor es inherente a mi personalidad y con el Ñato sacábamos humor de cualquier situación. Un 31 de diciembre, que nos dejaron sin agua, habíamos meado en la lata, luego del proceso de dejar reposar, como dicen las cocineras, para que lo más pesado vaya al fondo, brindamos con el Ñato y dijimos ?Pommery? y chocamos las copas, pared de por medio. Otro día hicimos un descubrimiento que nos llenó de alegría: nos habían dado unos elementos de limpieza, pedazo de jabón y desodorante. El Ñato me golpea y me dice: ?Chupá el antisudoral?. ?Estás loco, Ñato?, le contesto. ?¡Tiene alcohol!??.
Su modo de plantear el humor se diferencia bastante de una película como La vida es bella de Roberto Benigni.
?La película no me gustó nada y Benigni me parece un mercachifle en un país como Italia que dio artistas del carajo. No uso el humor para desvirtuar los hechos como creo que se hace en la película.
Hay un referente en su escritura que es insoslayable y es Primo Levi.
?Claro. Me siento muy identificado porque es un hombre que no adjetiva y que da testimonio. Sus textos son impecables. También la experiencia de la escritura en la cárcel o el campo es muy cercana. Un día baja un milico y me pregunta: ?Manda a decir el sargento si usted es el escritor?. Yo respondí que sí. Entonces me dice: ?Ordena el sargento que le escriba una carta a la novia, a la del sargento?. Desde ese día comencé a escribir cartas, arreglé matrimonios, dediqué poemas a madres, novias, hermanas. Además de que logré cierto intercambio: un poema por un huevo duro, cigarrillos por cartas. Tenían un valor de cambio de la gran puta y a veces conseguía la parte de adentro del bolígrafo y en las hojillas de papel de armar escribía las cosas que tenían pensadas. Me hice especialista en acrósticos; me tiraban el nombre de una mujer y yo empezaba a armar las palabras horizontales. Ellos tenía prohibido comunicarse con nosotros, so pena de biaba, entonces bien despacio y con disimulo, me decían: ?Rosencof, ¿no me hace uno de esos acrílicos??.
...
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
En 1972, Mauricio Rosencof fue detenido en Uruguay por ser dirigente de Tupamaros. Los siguientes trece años los pasó parado en una celda de dos por uno, incomunicado y sin agua. De paso por Buenos Aires para presentar Las cartas que no llegaron, cuenta con un asombroso sentido del humor cómo mantuvo la cordura reinventando el código morse, escribiendo poemas a cambio de comida y concibiendo la novela que acaba de publicar.
POR LAURA ISOLA
Un día el cartero no paró más en la casa de la familia Rosencof. No había más cartas desde Polonia hacia Uruguay. Eran épocas de guerra, de campos de concentración y de tristeza, y los familiares de Isaac y de Rosa, los padres de Mauricio, dejaron de escribir como dejaron de comer y luego de vivir. Sin embargo, esas letras que nunca se escribieron por manos de los familiares judíos de los Rosencof de Polonia tomaron la bella forma de una novela. Las cartas que no llegaron, la última novela del escritor uruguayo Mauricio Rosencof, reescribe estas posibles cartas, al tiempo que cuenta la historia de un niño, que desde su particular visión infantil describe su casa, su patio, su padre sastre, su madre, su barrio y esa escena de lectura de cartas que, por no haber nuevas, repetía incansablemente las que habían logrado llegar. ?Me crié en un hogar obrero de inmigrantes judíos, fundador del Sindicato Unico de la Aguja, en una casa de inquilinato y en un barrio lleno de los personajes que están en la novela. Don Evelio, por ejemplo, estaba en un comité de apoyo a las Brigadas Internacionales en España. Es muy difícil sustraerse de todo ese clima. Ahora bien, cuando tengo que escribir un artículo político, no escribo una novela ni escribo novelas ni teatro para pensar la política. No se me mezclan los piolines. Mis viejos vivían pendientes de la llegada del cartero que traería las cartas de los familiares de un pueblito perdido de Polonia. Una carta que debía atravesar toda Europa en carretas, trenes para luego salir en barco y volver a repartirse y llegar a Uruguay. Era todo un acontecimiento. Ahí venían la noticias de los abuelos, los tíos y los sobrinos. También las de los animales, porque les contaban si la gallina ponía huevos o estaba clueca. Y el cartero era recibido con una copita y se lo hacía pasar. Hasta que un día no vino más?, explica Rosencof con una larga trayectoria como dramaturgo, poeta y narrador.
MEMORIAS DEL SUBSUELO
La patria es la infancia y durante ella Mauricio Rosencof aprendió dos palabras. Seguramente incorporó muchas más pero, en el transcurso de un período muy corto entre una y otra, supo de la existencia de la palabra socialismo y burgués. La primera se la escuchó a Don Evelio, el zapatero que pasaba las películas de Chaplin y que cuando no podían pagar los dejaba pasar igual porque, como él decía, ?eso era socialismo?. La otra se la dijo Ramón Lezcano, un vecino que preparaba unos pucheros inolvidables, cuando lo fue a visitar porque el pequeño Mauricio estaba en la cama de sus padres con edredón de plumas y todo, como consecuencia de un golpe en la cabeza. Allí mismo, parado a los pies de la cama, le dijo: ?Estás hecho un burgués?. Y desde esa vez, la primera vez, le sonó como una cosa muy delicada.
A esa historia del niño se le suma la historia del hombre que está encerrado en un calabozo y que utiliza las palabras para sobrevivir por medio de un conmovedor diálogo imaginario con su padre. También la autobiografía tiene su cruce con la ficción y Mauricio Rosencof fue dirigente de Tupamaros. En 1972 fue detenido y durante 13 años estuvo en una cárcel subterránea: ?Trece años en calabozo subterráneo y haber sido dirigente de Tupamaros hacen muy difícil que pueda tocar un tema que no esté referido a eso. En la vida de cualquier persona se provocan acontecimientos que te marcan para siempre. En la novela, en el segundo capítulo, se cuentan estas cosas, pero más se habla con el Viejo. Ese diálogo que se quiere tener con los padres, las cosas que se te ocurren preguntarles o que te cuenten, cuando no están más?.
Me cuesta encontrar la forma más apropiada de preguntarle por los trece años de encierro. Creo que lo mejor es que me cuente lo que quiera sobre esos años.
?Te voy a contestar con una frase que usaba un dramaturgo uruguayo que iba a todos los espectáculos y cuando no le gustaban se acercaba al finaly decía: ?Esto ha sido una experiencia muy interesante?. Cuando salimos, no por la ley de amnistía sino por una ley especial que nos computaba cada día de prisión por tres, así que tengo todavía unos cuantos días por cualquier cosa que pase, nos ubicamos en los conventos de los franciscanos; desde allí fui a visitar a mis viejos al asilo y a una reunión con gente de teatro. Allí me encontré nuevamente con este dramaturgo y luego de un abrazo en que comprobé su flacura y lo viejito que estaba, lo miro y le digo: ?Don Atahualpa, hemos vivido una experiencia muy interesante?. Mi periplo fue: nueve meses de ?risas y besos, biaba corrida?, parafraseando al tango, y después incomunicado, al igual que otros ocho dirigentes. El jefe del operativo declaró que como no pudieron matarnos, nos iban a volver locos. De los nueve, uno murió en el calabozo y dos enloquecieron. Estábamos bajo tierra en calabozos de dos metros por uno, que alternaban las ratas y los milicos. Siempre parados y a media ración. No nos daban agua, así que bebíamos nuestros orines. A veces no nos daban de comer y te digo: las moscas son dulzonas, las arañas no tienen gusto a nada y el bichito de la humedad es crocante.
Seguramente se habrá preguntado cómo se hace para resistir en esas condiciones.
?Hay que tener cuidado de sentir lástima por uno mismo. Es mal síntoma. Tampoco transferir la cruz que te tocó en el sorteo a todos los demás; nosotros teníamos una militancia que nos preparó para resistir. Pero todos los individuos tienen reservas interiores suficientes como para encarar las situaciones más terribles. La resistencia no está determinada por una condición ideológica, está determinada por una condición inherente al ser humano y que la podés encontrar en judíos, musulmanes, comunistas, católicos. Yo, por ejemplo, pensaba en mi viejo. Toda la historia que se narra en la novela es la que estuve pensando en esos años. El Ñato, que era mi vecino de celda y coautor de un sistema de comunicación por golpecitos mediante el cual teníamos infinitas conversaciones y nos ?contábamos? nuestras vidas, pensaba en sus tíos españoles. Este sistema de código morse reinventado nos estimuló para lograr sobrevivir para testimoniar. Con el Ñato nos hicimos un juramento de que, si salíamos, íbamos a escribir. Lo hicimos y son los tres tomos de Memorias del calabozo (en colaboración con Eleuterio Fernández Huidobro).
GRAMATICA DEL HORROR
En la novela no hay adjetivos. Una prosa diáfana, sin golpes bajos que cuenta cosas terribles. Un modo de acercarse a la historia del nazismo y de la dictadura sin nombrarlos, pero sin perderlos del vista: ?Que las cosas se infieran de los hechos. El adjetivar hace perder el sentido a los hechos. Las palabras se gastan. En mis textos no aparece la palabra tortura y yo tampoco digo la sangrienta dictadura militar?.
¿Cómo piensa la relación entre escritura y la experiencia?
?El haber estado preso, la única patente que te da es la de preso y nada más. Podés haber estado preso y haber sido un hijo de puta, un delator y robarle a un enfermo. No te da ninguna certeza.
¿Qué opinión le merece lo de Barenboim tocando Wagner en Israel?
?Lo de Daniel Barenboim ni me enfría ni me calienta. Comprendo lo de uno y lo de otro, y no me siento ni binario ni dicotómico. Agregaría que en Alemania se observa un fenómeno muy curioso en muchos alemanes militantes jóvenes. Ellos tenían que explicar que la historia empezaba con ellos y que no podían mirar hacia atrás porque se encontraban con sus propias familias metidas en el nazismo. Por eso noto que les resulta mucho más fácil militar en solidaridad con Chiapas, El Salvador, la ecología o por las mujeres, que son todas cosas formidables, que volver hacia atrás. Los alemanes les han regalado el folklore popular al nazismo y les da vergüenza cantar canciones que fueron tomadas como propias durante eseperíodo, pero que existían antes de Hitler. Tampoco es cuestión de regalarlo.
¿Por qué agregó fotos al final de la novela?
?Porque son fotos de mis padres y familiares con epígrafes sacados de la novela y ya forman parte de la ficción.
¿Cómo fue el encuentro con sus padres luego de su libertad?
?Una parte está contada en la novela. Cuando los voy a visitar al hogar israelita, donde estaban hospedados porque les habían quitado la casa, mi madre me mira y como si no me hubiera visto por unos días me pregunta: ?¿Comiste??. Con mi padre fue distinto, me hace sentar a su lado y me dice: ?Boino, ahora que estás afuera, ¿me podés explicar la diferencia entre los Tupamaros y los comunistas? El Viejo estaba sordo y yo un poco cansado, entonces le digo: ?Los Tupamaros somos los comunistas?. Y me vuelve a preguntar: ?Entonces, ¿ellos son los Tupamaros??.
LA VIDA ES BELLA
Aunque resulte singular, la novela tiene unas ráfagas de humor chispeante, que en la buena técnica teatral distienden a una platea o un lector cuando está por llegar a los límites de tolerancia. En la charla, Rosencof utiliza el mismo recurso y parece que lo ha puesto en práctica durante sus años de prisión con excelentes resultados: ?El humor es inherente a mi personalidad y con el Ñato sacábamos humor de cualquier situación. Un 31 de diciembre, que nos dejaron sin agua, habíamos meado en la lata, luego del proceso de dejar reposar, como dicen las cocineras, para que lo más pesado vaya al fondo, brindamos con el Ñato y dijimos ?Pommery? y chocamos las copas, pared de por medio. Otro día hicimos un descubrimiento que nos llenó de alegría: nos habían dado unos elementos de limpieza, pedazo de jabón y desodorante. El Ñato me golpea y me dice: ?Chupá el antisudoral?. ?Estás loco, Ñato?, le contesto. ?¡Tiene alcohol!??.
Su modo de plantear el humor se diferencia bastante de una película como La vida es bella de Roberto Benigni.
?La película no me gustó nada y Benigni me parece un mercachifle en un país como Italia que dio artistas del carajo. No uso el humor para desvirtuar los hechos como creo que se hace en la película.
Hay un referente en su escritura que es insoslayable y es Primo Levi.
?Claro. Me siento muy identificado porque es un hombre que no adjetiva y que da testimonio. Sus textos son impecables. También la experiencia de la escritura en la cárcel o el campo es muy cercana. Un día baja un milico y me pregunta: ?Manda a decir el sargento si usted es el escritor?. Yo respondí que sí. Entonces me dice: ?Ordena el sargento que le escriba una carta a la novia, a la del sargento?. Desde ese día comencé a escribir cartas, arreglé matrimonios, dediqué poemas a madres, novias, hermanas. Además de que logré cierto intercambio: un poema por un huevo duro, cigarrillos por cartas. Tenían un valor de cambio de la gran puta y a veces conseguía la parte de adentro del bolígrafo y en las hojillas de papel de armar escribía las cosas que tenían pensadas. Me hice especialista en acrósticos; me tiraban el nombre de una mujer y yo empezaba a armar las palabras horizontales. Ellos tenía prohibido comunicarse con nosotros, so pena de biaba, entonces bien despacio y con disimulo, me decían: ?Rosencof, ¿no me hace uno de esos acrílicos??.
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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
Más sobre Galeano, pues. Lo mejor es poner algunos enlaces, para que haya más variedad de textos:
http://ttt.inf.upv.es/~pausalvi/Eduardo ... mo%20ellos
http://ar.geocities.com/veaylea2002/galeano/galeano.htm
http://sololiteratura.com/indicearticulosgaleano.html
http://patriagrande.net/uruguay/eduardo ... libros.htm
Hay muchas más páginas. Google ayudará mucho a encontrarlas.
A disfrutarlas.
...
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
http://ttt.inf.upv.es/~pausalvi/Eduardo ... mo%20ellos
http://ar.geocities.com/veaylea2002/galeano/galeano.htm
http://sololiteratura.com/indicearticulosgaleano.html
http://patriagrande.net/uruguay/eduardo ... libros.htm
Hay muchas más páginas. Google ayudará mucho a encontrarlas.
A disfrutarlas.
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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
El diario de Almu cambia de enlace, y ahora se podrá encontrar en:
http://www.lacoctelera.com/amqs/
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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
http://www.lacoctelera.com/amqs/
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Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
?Antiestático en spray?
Ella: - Me cuesta ver la misma ciudad que miran sus ojos. Soy incapaz de ver más allá de este fondo de mar, pero me reconforta pensar que estamos en el mismo lugar.
Sus perspectivas, sus olores, las miradas, entablar relaciones con los espacios que él observa y a los que ansía llegar? No me gusta pensar que sólo soy un cuadro colgado en la pared de su habitación.
Le he dejado un margen pero nada ha cambiado en estos minutos que llevo observándolo, esperando respuesta de sus ojos. No me mira. Soy orgánica, un ente vivo y poseo presencia. Soy un primer plano.
- Tengo que hacer la lista de la compra: hay que comprar antiestático para el polvo de los muebles, así hay que limpiar menos la próxima vez? pero este tío sigue sin mirarme. Quizás sea sólo eso, una partícula más de polvo, un jodido ácaro. Quizás piensa que me puede barrer y hacer desparecer. Va listo el puto niñato este.
Esperanzas para dar de comer a los insectos, para hacerte creer el macho predominante y tan sólo eres un semental de segunda categoría.
Reventada de tus silencios, de tus ángulos oscuros, de tu falta de personalidad cuando la persona se convierte en lo importante de una relación. Decepcionada de ti. Decepcionada de lo que eres: un segundo plano.
Él: - ¿Qué piensas?
Ella: - Nada.
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
Ella: - Me cuesta ver la misma ciudad que miran sus ojos. Soy incapaz de ver más allá de este fondo de mar, pero me reconforta pensar que estamos en el mismo lugar.
Sus perspectivas, sus olores, las miradas, entablar relaciones con los espacios que él observa y a los que ansía llegar? No me gusta pensar que sólo soy un cuadro colgado en la pared de su habitación.
Le he dejado un margen pero nada ha cambiado en estos minutos que llevo observándolo, esperando respuesta de sus ojos. No me mira. Soy orgánica, un ente vivo y poseo presencia. Soy un primer plano.
- Tengo que hacer la lista de la compra: hay que comprar antiestático para el polvo de los muebles, así hay que limpiar menos la próxima vez? pero este tío sigue sin mirarme. Quizás sea sólo eso, una partícula más de polvo, un jodido ácaro. Quizás piensa que me puede barrer y hacer desparecer. Va listo el puto niñato este.
Esperanzas para dar de comer a los insectos, para hacerte creer el macho predominante y tan sólo eres un semental de segunda categoría.
Reventada de tus silencios, de tus ángulos oscuros, de tu falta de personalidad cuando la persona se convierte en lo importante de una relación. Decepcionada de ti. Decepcionada de lo que eres: un segundo plano.
Él: - ¿Qué piensas?
Ella: - Nada.
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
"Amor: una palabra"
-¿Y si el amor fuese odio?.
-Quien odia, ama.
-Y mata; mata por amor.
-Y por odio.
-Te quiero, también
-Querer es desear... y necesitar.
-Te deseo, te necesito.
-¿Pero me amas?.
-Te amo.
-Define Amor:
-Afecto por una persona o cosa.
-¿Afecto?. ¿Cómo en pintura?.
-El amor está vivo.
-Vivo para los que están.
-Amor propio: hedonismo.
-Realismo (silencio) Esperanza.
-Soledad. ¿Se acaba tu amor?.
-Amor: la vida.
-Amor: mentira universal.
-Amor: eternidad.
-Amor: una palabra.
...
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
-¿Y si el amor fuese odio?.
-Quien odia, ama.
-Y mata; mata por amor.
-Y por odio.
-Te quiero, también
-Querer es desear... y necesitar.
-Te deseo, te necesito.
-¿Pero me amas?.
-Te amo.
-Define Amor:
-Afecto por una persona o cosa.
-¿Afecto?. ¿Cómo en pintura?.
-El amor está vivo.
-Vivo para los que están.
-Amor propio: hedonismo.
-Realismo (silencio) Esperanza.
-Soledad. ¿Se acaba tu amor?.
-Amor: la vida.
-Amor: mentira universal.
-Amor: eternidad.
-Amor: una palabra.
...
Rayco Ángel Santana Pulido (RASP).
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago
nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo
mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y
haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te
pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió
que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba
en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al
muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo
que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la
mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de
oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que
puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un
anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de
plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones
de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba
en el mercado –más de cien personas— y abatido por su
fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa
moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro
para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo
y ayuda.
Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que
me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de
plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del
verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó
sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero
valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor
que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y
pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca,
no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con
su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya,
no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos
obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es
urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle
lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú
eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo
puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la
vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo
pequeño de su mano izquierda.
jorge bucay
fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago
nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo
mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y
haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te
pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió
que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba
en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al
muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo
que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la
mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de
oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que
puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un
anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de
plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones
de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba
en el mercado –más de cien personas— y abatido por su
fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa
moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro
para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo
y ayuda.
Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que
me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de
plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del
verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó
sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero
valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor
que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y
pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca,
no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con
su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya,
no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos
obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es
urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle
lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú
eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo
puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la
vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo
pequeño de su mano izquierda.
jorge bucay
Última edición por azenha el Mié May 11, 2005 10:37 pm, editado 1 vez en total.
_las alas son para volar_
... Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
—Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto
que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso
que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te
ha dado.
—Pero yo no sé volar –contestó el hijo.
—Es verdad... –dijo el padre y caminando lo llevó hasta el
borde del abismo en la montaña.
—Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a
pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y
extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó:
—¿Y si me caigo?
—Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones
que te harán más fuerte para el siguiente intento –contestó el
padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus
compañeros con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente le dijeron:
—¿Estás loco? ¿Para qué? Tu viejo está medio zafado...
¿Qué vas a buscar volando? ¿Por qué no te dejas de pavadas?
¿Quién necesita volar?
Los más amigos le aconsejaron:
—¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no
empiezas despacio? Prueba tirarte desde una escalera o desde
la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió
a la copa de un árbol y, con coraje, saltó... Desplegó las alas, las
agitó en el aire con todas sus fuerzas pero igual se precipitó a
tierra...
Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre:
—¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y ¡mira el golpe
que me di! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.
—Hijo mío –dijo el padre— para volar, hay que crear el
espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen.
Es como para tirarse en un paracaídas. Necesitas cierta altura
antes de saltar.
Para volar hay que empezar corriendo riesgos.
Si no quieres, quizás lo mejor sea resignarse y seguir
caminando para siempre.
jorge bucay
... Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
—Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto
que no tienes obligación de volar, me parece que sería penoso
que te limitaras a caminar, teniendo las alas que el buen Dios te
ha dado.
—Pero yo no sé volar –contestó el hijo.
—Es verdad... –dijo el padre y caminando lo llevó hasta el
borde del abismo en la montaña.
—Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a
pararte aquí, vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y
extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó:
—¿Y si me caigo?
—Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones
que te harán más fuerte para el siguiente intento –contestó el
padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus
compañeros con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente le dijeron:
—¿Estás loco? ¿Para qué? Tu viejo está medio zafado...
¿Qué vas a buscar volando? ¿Por qué no te dejas de pavadas?
¿Quién necesita volar?
Los más amigos le aconsejaron:
—¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no
empiezas despacio? Prueba tirarte desde una escalera o desde
la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió
a la copa de un árbol y, con coraje, saltó... Desplegó las alas, las
agitó en el aire con todas sus fuerzas pero igual se precipitó a
tierra...
Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre:
—¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y ¡mira el golpe
que me di! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.
—Hijo mío –dijo el padre— para volar, hay que crear el
espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen.
Es como para tirarse en un paracaídas. Necesitas cierta altura
antes de saltar.
Para volar hay que empezar corriendo riesgos.
Si no quieres, quizás lo mejor sea resignarse y seguir
caminando para siempre.
jorge bucay
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Buena idea la de colgar relatos breves
Yo voy a hacer una pequeña aportación colgando nuevamente unos que ya puse en el subforo de Más Cultura (https://www.manerasdevivir.com/foro/vie ... hp?t=40763)
Son estos:
Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti
Un arquero quiso cazar a la luna.
Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro. Los vecinos comenzaron a burlarse de él.
Inmutable, siguió lanzando sus flechas. Nunca cazó a la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo.
Alejandro Jodorowsky

Son estos:
Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti
Un arquero quiso cazar a la luna.
Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro. Los vecinos comenzaron a burlarse de él.
Inmutable, siguió lanzando sus flechas. Nunca cazó a la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo.
Alejandro Jodorowsky
es lo último que pongo antes de que se me caigan los ojos por intentar leer de un tirón todo lo que hay aquí, jeje, tendré que seguir otro dia... ¿como no ví yo antes este post?
_AUTORRECHAZO_
Estaba allí desde el primer momento,
en la adrenalina
que circulaba por las venas de tus padres
cuando hacían el amor para concebirte,
y después en el fluido
que tu madre bombeaba a tu pequeño corazón
cuando todavía eras sólo un parásito.
Llegué a ti antes de que pudieras hablar,
antes aun de que pudieras entender algo
de lo que los otros te hablaban.
Estaba ya, cuando torpemente
intentabas tus primeros pasos
ante la mirada burlona y divertida de todos.
Cuando estabas desprotegido y expuesto,
cuando eras vulnerable y necesitado.
Aparecí en tu vida
de la mano del pensamiento mágico,
me acompañaban...
las supersticiones y los conjuros,
los fetiches y los amuletos...
las buenas formas, las costumbres y la tradición...
tus maestros, tus hermanos y tus amigos...
Antes de que supieras que yo existía,
yo dividí tu alma en un mundo de luz y uno de oscuridad.
Un mundo de lo que está bien y otro de lo que no lo está.
Yo te traje tus sentimientos de vergüenza,
te mostré todo lo que hay en ti de defectuoso,
de feo,
de estúpido,
de desagradable.
Yo te colgué la etiqueta de “diferente”
cuando te dije por primera vez al oído
que algo no andaba del todo bien contigo.
Existo desde antes de la conciencia,
desde antes de la culpa,
desde antes de la moralidad,
desde los principios del tiempo,
desde que Adán se avergonzó de su cuerpo
al notar que estaba desnudo...
y lo cubrió.
Soy el invitado no querido,
el visitante no deseado,
y sin embargo
soy el primero en llegar y el último en irme.
Me he vuelto poderoso con el tiempo,
escuchando los consejos de tus padres sobre cómo
triunfar en la vida.
Observando los preceptos de tu religión,
que te dicen qué hacer y qué no hacer
para poder ser aceptado por Dios en su seno.
Sufriendo las bromas crueles
de tus compañeros de colegio,
cuando se reían de tus dificultades.
Soportando las humillaciones de tus superiores.
Contemplando tu desgarbada imagen en el espejo
y comparándola después con las de los “exitosos”
que se muestran por televisión.
Y ahora, por fin.
poderoso como soy
y por el simple hecho
de ser mujer,
de ser negro,
de ser judío,
de ser homosexual,
de ser oriental,
de ser discapacitado,
de ser alto, petiso, o gordo...
puedo transformarte...
en un tacho de basura,
en escoria,
en un chivo expiatorio,
en el responsable universal,
en un maldito
bastardo
desechable.
Generaciones y generaciones de hombres y mujeres
me apoyan.
No puedes librarte de mí.
La pena que causo es tan insostenible
que para soportarme,
deberás pasarme a tus hijos,
para que ellos me pasen a los suyos,
por los siglos de los siglos.
Para ayudarte a ti y a tu descendencia,
me disfrazaré de perfeccionismo,
de altos ideales,
de autocrítica,
de patriotismo,
de moralidad,
de buenas costumbres,
de autocontrol
.
La pena que te causo es tan intensa
que querrás negarme
y para eso
intentarás esconderme detrás de tus personajes,
detrás de las drogas,
detrás de tu lucha por el dinero,
detrás de tus neurosis
detrás de tu sexualidad indiscriminada.
Pero no importa lo que hagas,
no importa adónde vayas,
yo estaré allí
siempre allí.
Porque viajo contigo
día y noche
sin descanso,
sin límites.
Yo soy la causa principal de la dependencia,
de la posesividad,
del esfuerzo,
de la inmoralidad,
del miedo,
de la violencia,
del crimen,
de la locura.
Yo te enseñé el miedo a ser rechazado,
y condicioné tu existencia a ese miedo.
De mí dependes para seguir siendo
esa persona buscada, deseada,
aplaudida, gentil y agradable
que hoy muestras a los otros.
De mí dependes
porque yo soy el baúl en el que escondiste
aquellas coas más desagradables,
más ridículas,
menos deseables de ti mismo.
Gracias a mí,
has aprendido a conformarte
con lo que la vida te da,
porque después de todo,
cualquier cosa que vivas será siempre más
de lo que crees que mereces.
¿Has adivinado, verdad?
Soy el sentimiento de rechazo que sientes por ti mismo.
SOY... EL SENTIMIENTO DE RECHAZO
QUE SIENTES POR TI MISMO.
Recuerda nuestra historia...
Todo empezó aquel día gris
en que dejaste de decir orgulloso:
¡YO SOY!
y entre avergonzado y temeroso,
bajaste la cabeza
y cambiaste tus dichos y actitudes
por un pensamiento:
YO DEBERIA SER...
jorge bucay[/b]

_AUTORRECHAZO_
Estaba allí desde el primer momento,
en la adrenalina
que circulaba por las venas de tus padres
cuando hacían el amor para concebirte,
y después en el fluido
que tu madre bombeaba a tu pequeño corazón
cuando todavía eras sólo un parásito.
Llegué a ti antes de que pudieras hablar,
antes aun de que pudieras entender algo
de lo que los otros te hablaban.
Estaba ya, cuando torpemente
intentabas tus primeros pasos
ante la mirada burlona y divertida de todos.
Cuando estabas desprotegido y expuesto,
cuando eras vulnerable y necesitado.
Aparecí en tu vida
de la mano del pensamiento mágico,
me acompañaban...
las supersticiones y los conjuros,
los fetiches y los amuletos...
las buenas formas, las costumbres y la tradición...
tus maestros, tus hermanos y tus amigos...
Antes de que supieras que yo existía,
yo dividí tu alma en un mundo de luz y uno de oscuridad.
Un mundo de lo que está bien y otro de lo que no lo está.
Yo te traje tus sentimientos de vergüenza,
te mostré todo lo que hay en ti de defectuoso,
de feo,
de estúpido,
de desagradable.
Yo te colgué la etiqueta de “diferente”
cuando te dije por primera vez al oído
que algo no andaba del todo bien contigo.
Existo desde antes de la conciencia,
desde antes de la culpa,
desde antes de la moralidad,
desde los principios del tiempo,
desde que Adán se avergonzó de su cuerpo
al notar que estaba desnudo...
y lo cubrió.
Soy el invitado no querido,
el visitante no deseado,
y sin embargo
soy el primero en llegar y el último en irme.
Me he vuelto poderoso con el tiempo,
escuchando los consejos de tus padres sobre cómo
triunfar en la vida.
Observando los preceptos de tu religión,
que te dicen qué hacer y qué no hacer
para poder ser aceptado por Dios en su seno.
Sufriendo las bromas crueles
de tus compañeros de colegio,
cuando se reían de tus dificultades.
Soportando las humillaciones de tus superiores.
Contemplando tu desgarbada imagen en el espejo
y comparándola después con las de los “exitosos”
que se muestran por televisión.
Y ahora, por fin.
poderoso como soy
y por el simple hecho
de ser mujer,
de ser negro,
de ser judío,
de ser homosexual,
de ser oriental,
de ser discapacitado,
de ser alto, petiso, o gordo...
puedo transformarte...
en un tacho de basura,
en escoria,
en un chivo expiatorio,
en el responsable universal,
en un maldito
bastardo
desechable.
Generaciones y generaciones de hombres y mujeres
me apoyan.
No puedes librarte de mí.
La pena que causo es tan insostenible
que para soportarme,
deberás pasarme a tus hijos,
para que ellos me pasen a los suyos,
por los siglos de los siglos.
Para ayudarte a ti y a tu descendencia,
me disfrazaré de perfeccionismo,
de altos ideales,
de autocrítica,
de patriotismo,
de moralidad,
de buenas costumbres,
de autocontrol
.
La pena que te causo es tan intensa
que querrás negarme
y para eso
intentarás esconderme detrás de tus personajes,
detrás de las drogas,
detrás de tu lucha por el dinero,
detrás de tus neurosis
detrás de tu sexualidad indiscriminada.
Pero no importa lo que hagas,
no importa adónde vayas,
yo estaré allí
siempre allí.
Porque viajo contigo
día y noche
sin descanso,
sin límites.
Yo soy la causa principal de la dependencia,
de la posesividad,
del esfuerzo,
de la inmoralidad,
del miedo,
de la violencia,
del crimen,
de la locura.
Yo te enseñé el miedo a ser rechazado,
y condicioné tu existencia a ese miedo.
De mí dependes para seguir siendo
esa persona buscada, deseada,
aplaudida, gentil y agradable
que hoy muestras a los otros.
De mí dependes
porque yo soy el baúl en el que escondiste
aquellas coas más desagradables,
más ridículas,
menos deseables de ti mismo.
Gracias a mí,
has aprendido a conformarte
con lo que la vida te da,
porque después de todo,
cualquier cosa que vivas será siempre más
de lo que crees que mereces.
¿Has adivinado, verdad?
Soy el sentimiento de rechazo que sientes por ti mismo.
SOY... EL SENTIMIENTO DE RECHAZO
QUE SIENTES POR TI MISMO.
Recuerda nuestra historia...
Todo empezó aquel día gris
en que dejaste de decir orgulloso:
¡YO SOY!
y entre avergonzado y temeroso,
bajaste la cabeza
y cambiaste tus dichos y actitudes
por un pensamiento:
YO DEBERIA SER...
jorge bucay[/b]
_DE LOS DEFECTOS_
Gilberto de Nucci tiene una excelente imagen al respecto de nuestro comportamiento. Según él, los hombres caminan por la faz de la Tierra en fila india, cada uno cargando una alforja al frente y una detrás.
En la alforja del frente, nosotros colocamos nuestras cualidades. En la alforja de detrás, guardamos todos nuestros defectos.
Por eso, durante el viaje por la vida, mantenemos los ojos fijos en las virtudes que poseemos, apretadas en nuestro pecho. Al mismo tiempo, reparamos impiadosamente, en los sacos de nuestro compañero que está adelante, todos los defectos que él posee.
Y nos juzgamos mejores que él, sin percibir que la persona que esta detrás de nosotros está pensando lo mismo respecto de nosotros.
paulo cohelo
Gilberto de Nucci tiene una excelente imagen al respecto de nuestro comportamiento. Según él, los hombres caminan por la faz de la Tierra en fila india, cada uno cargando una alforja al frente y una detrás.
En la alforja del frente, nosotros colocamos nuestras cualidades. En la alforja de detrás, guardamos todos nuestros defectos.
Por eso, durante el viaje por la vida, mantenemos los ojos fijos en las virtudes que poseemos, apretadas en nuestro pecho. Al mismo tiempo, reparamos impiadosamente, en los sacos de nuestro compañero que está adelante, todos los defectos que él posee.
Y nos juzgamos mejores que él, sin percibir que la persona que esta detrás de nosotros está pensando lo mismo respecto de nosotros.
paulo cohelo
mi rutina laboral pensé.
espiar sus caderas,
comprobar sus visitas
anotar mis pesquisas
estudiar a su pareja.
pero como imaginar
en mujer tan adinerada
encontrar la coartada
de la felicidad.
el encargo del marido
dejo claro a un ser celoso
de caracter furioso
por los cuernos escocido.
pero ella era un veneno
venenoso que probé,
y a mi ética olvidé
por picar en su granero.
era jueves,lo recuerdo,
como si fuera ayer.
cuando este ujier
fue pillado en el huerto.
Aun nos descojonamos en el bar
cuando recuerdo la frase del hombre....
"deme por favor el libro de reclamaciones!!!"
y creo que sigue con la mujer....
espiar sus caderas,
comprobar sus visitas
anotar mis pesquisas
estudiar a su pareja.
pero como imaginar
en mujer tan adinerada
encontrar la coartada
de la felicidad.
el encargo del marido
dejo claro a un ser celoso
de caracter furioso
por los cuernos escocido.
pero ella era un veneno
venenoso que probé,
y a mi ética olvidé
por picar en su granero.
era jueves,lo recuerdo,
como si fuera ayer.
cuando este ujier
fue pillado en el huerto.
Aun nos descojonamos en el bar
cuando recuerdo la frase del hombre....
"deme por favor el libro de reclamaciones!!!"
y creo que sigue con la mujer....
DIALÉCTICA DE MOCOSOS
-¿Nunca?
-Nunca.
-Para vos ¿qué significa la palabra nunca?
-Jamás.
-Ah, no. A mí «jamás» me parece mucho más categórico, negativo.
-Yo los veo como sinónimos.
-A ver si me entendés. Pensá en la palabra «siempre».
-Pienso.
-Trata de encontrarle un sinónimo. No meras aproximaciones, como «permanentemente» o algo por el estilo, sino un sinónimo puro, certero, incanjeable.
-No lo encuentro.
-¿Viste? Si «siempre» no tiene un sinónimo puro, tampoco va a tenerlo «nunca», que es su oponente.
-¿Y «jamás»?
-Es una aproximación, apenas eso.
-¿Cuántos años tenes?
-Trece. ¿Y vos?
-Doce y medio.
-¿Y por qué tenes siempre cara triste?
-Será porque estoy triste.
-¿Nunca estás alegre?
-¿O jamás?
-He dicho nunca.
-¿Y cuándo empezaste a estar triste?
-La primera vez que la vieja me llevó al shopping. Es muy desalentador ver tanta gente que mira y no compra.
-Yo he ido pocas veces, pero recuerdo que un sábado encontré a un viejo, como de treinta años, que no sólo miraba sino que también compraba.
-Sería un turista.
-Puede. En pleno verano se compró una bufanda y todos empezamos a sudar. Y eso que yo jamás sudo.
-¿No sudas nunca?
-Dije jamás.
-Sorry.
-Pero ¿qué es lo que te da tristeza?
-Ver a la gente tan abandonada (aunque vayan de a dos) enfrentándose a las vidrieras como si contemplaran una camisa, cuando en realidad están usando el cristal como espejo.
-¿Vos te miras?
-¿Para qué? Ya me sé de memoria.
-Te aseguro que hay gente que compra. O por lo menos entra en algún puesto.
-Sí, entran al boliche de una gran confitería, y al rato salen chupando un caramelo.
-Y bueno, la tristeza es dulce.
-También me entristece ver a las empleadas, todas planchaditas, mirando con ansia a los muchachos de atuendo deportivo que recorren invictos las avenidas del shopping.
-¿Ansia o seducción?
-Cuando el ansia es invasora no queda sitio para la seducción.
-Qué frasecita, eh. ¿Sabes lo que ocurre? Lo que ocurre es que vos, además de triste incurable, sos un pesimista del carajo.
-¡Si tu abuela te oyera ese vocabulario!
-Bah, mi abuela es más posmoderna que vos y que yo. A menudo dice palabras como pelotudo, mierda, coño, hijo de puta, enchufe.
-Enchufe no es mala palabra.
-En su caso sí lo es, porque la dice escupiendo.
-¿ Jugás al fútbol?
-Por supuesto. Soy golero.
-¿Te han metido algún gol?
-Nunca.
-¿O jamás?
-No, aquí sí es nunca, porque una sola vez me metieron un gol pero fue de penal.
-¿Qué vas a ser de grande? ¿Futbolista?
-No, ingeniero, como mi viejo. ¿Y vos?
-Deshonesto.
-¿Como tu viejo?
-Sí, pero un poco más profesional.
-¿No tenes miedo de caer en cana? ¿Nunca?
-jamás.
Mario Benedetti
-¿Nunca?
-Nunca.
-Para vos ¿qué significa la palabra nunca?
-Jamás.
-Ah, no. A mí «jamás» me parece mucho más categórico, negativo.
-Yo los veo como sinónimos.
-A ver si me entendés. Pensá en la palabra «siempre».
-Pienso.
-Trata de encontrarle un sinónimo. No meras aproximaciones, como «permanentemente» o algo por el estilo, sino un sinónimo puro, certero, incanjeable.
-No lo encuentro.
-¿Viste? Si «siempre» no tiene un sinónimo puro, tampoco va a tenerlo «nunca», que es su oponente.
-¿Y «jamás»?
-Es una aproximación, apenas eso.
-¿Cuántos años tenes?
-Trece. ¿Y vos?
-Doce y medio.
-¿Y por qué tenes siempre cara triste?
-Será porque estoy triste.
-¿Nunca estás alegre?
-¿O jamás?
-He dicho nunca.
-¿Y cuándo empezaste a estar triste?
-La primera vez que la vieja me llevó al shopping. Es muy desalentador ver tanta gente que mira y no compra.
-Yo he ido pocas veces, pero recuerdo que un sábado encontré a un viejo, como de treinta años, que no sólo miraba sino que también compraba.
-Sería un turista.
-Puede. En pleno verano se compró una bufanda y todos empezamos a sudar. Y eso que yo jamás sudo.
-¿No sudas nunca?
-Dije jamás.
-Sorry.
-Pero ¿qué es lo que te da tristeza?
-Ver a la gente tan abandonada (aunque vayan de a dos) enfrentándose a las vidrieras como si contemplaran una camisa, cuando en realidad están usando el cristal como espejo.
-¿Vos te miras?
-¿Para qué? Ya me sé de memoria.
-Te aseguro que hay gente que compra. O por lo menos entra en algún puesto.
-Sí, entran al boliche de una gran confitería, y al rato salen chupando un caramelo.
-Y bueno, la tristeza es dulce.
-También me entristece ver a las empleadas, todas planchaditas, mirando con ansia a los muchachos de atuendo deportivo que recorren invictos las avenidas del shopping.
-¿Ansia o seducción?
-Cuando el ansia es invasora no queda sitio para la seducción.
-Qué frasecita, eh. ¿Sabes lo que ocurre? Lo que ocurre es que vos, además de triste incurable, sos un pesimista del carajo.
-¡Si tu abuela te oyera ese vocabulario!
-Bah, mi abuela es más posmoderna que vos y que yo. A menudo dice palabras como pelotudo, mierda, coño, hijo de puta, enchufe.
-Enchufe no es mala palabra.
-En su caso sí lo es, porque la dice escupiendo.
-¿ Jugás al fútbol?
-Por supuesto. Soy golero.
-¿Te han metido algún gol?
-Nunca.
-¿O jamás?
-No, aquí sí es nunca, porque una sola vez me metieron un gol pero fue de penal.
-¿Qué vas a ser de grande? ¿Futbolista?
-No, ingeniero, como mi viejo. ¿Y vos?
-Deshonesto.
-¿Como tu viejo?
-Sí, pero un poco más profesional.
-¿No tenes miedo de caer en cana? ¿Nunca?
-jamás.
Mario Benedetti
de la orquesta republicana y tb de galeano es la cancion esa del miedo q esta de puta madre.
no se si la habeis puesto pero persidecas alla va; va con dedicacion...
el miedo global
ls q trabajan tiene miedo de perder el trabajo.
ls q no trabajan tiene miedo de no encontrar nunca el trabajo.
quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
los automovilistas tiene miedo de caminar y los peatones tiene miedo de ser atropellados.
la democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
ls civiles tiene miedo a ls militares,ls miltares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras.
es el tiempo del miedo.
miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
miedo a ls ladrones, miedo a la policia.
miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niñx sin tv, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al dia sin pastillas para despertar.
miedo a la multitud,miedo a la soledad, miedo a lo q se fue y a lo q puede ser, miedo de morir, miedo de vivir.
no se si la habeis puesto pero persidecas alla va; va con dedicacion...
el miedo global
ls q trabajan tiene miedo de perder el trabajo.
ls q no trabajan tiene miedo de no encontrar nunca el trabajo.
quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
los automovilistas tiene miedo de caminar y los peatones tiene miedo de ser atropellados.
la democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
ls civiles tiene miedo a ls militares,ls miltares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerras.
es el tiempo del miedo.
miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
miedo a ls ladrones, miedo a la policia.
miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niñx sin tv, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al dia sin pastillas para despertar.
miedo a la multitud,miedo a la soledad, miedo a lo q se fue y a lo q puede ser, miedo de morir, miedo de vivir.
_DARSE CUENTA_
Me levanto una mañana,
salgo de mi casa,
hay un pozo en la vereda,
no lo veo,
y me caigo en él.
Día siguiente...
salgo de mi casa,
me olvido que hay un pozo en la vereda,
y vuelvo a caer en él.
Tercer día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
que hay un pozo en la vereda,
sin embargo
no lo recuerdo,
y caigo en él.
Cuarto día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
del pozo en la vereda,
lo recuerdo,
y a pesar de eso,
no veo el pozo
y caigo en él.
Quinto día,
salgo de mi casa,
recuerdo que tengo que tener presente
el pozo en la vereda
y camino mirando el piso,
y lo veo
y a pesar de verlo,
caigo en él.
Sexto día,
salgo de mi casa,
recuerdo el pozo en la vereda,
voy buscándolo con la vista,
lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.
Séptimo día,
salgo de mi casa
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
rozo con la puntas de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.
Octavo día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,
que festejo dando saltos de alegría...
y al hacerlo, caigo otra vez en el pozo.
Noveno día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
lo salto,
y sigo mi camino.
Décimo día,
me doy cuenta
recién hoy
que es más cómodo
caminar...
por la vereda de enfrente.
Me levanto una mañana,
salgo de mi casa,
hay un pozo en la vereda,
no lo veo,
y me caigo en él.
Día siguiente...
salgo de mi casa,
me olvido que hay un pozo en la vereda,
y vuelvo a caer en él.
Tercer día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
que hay un pozo en la vereda,
sin embargo
no lo recuerdo,
y caigo en él.
Cuarto día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
del pozo en la vereda,
lo recuerdo,
y a pesar de eso,
no veo el pozo
y caigo en él.
Quinto día,
salgo de mi casa,
recuerdo que tengo que tener presente
el pozo en la vereda
y camino mirando el piso,
y lo veo
y a pesar de verlo,
caigo en él.
Sexto día,
salgo de mi casa,
recuerdo el pozo en la vereda,
voy buscándolo con la vista,
lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.
Séptimo día,
salgo de mi casa
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
rozo con la puntas de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.
Octavo día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,
que festejo dando saltos de alegría...
y al hacerlo, caigo otra vez en el pozo.
Noveno día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
lo salto,
y sigo mi camino.
Décimo día,
me doy cuenta
recién hoy
que es más cómodo
caminar...
por la vereda de enfrente.
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