Adolescencia amarga {relatos}

[Hada Neurotika]

Ahogado en su propia angustia abrió el armario pequeño del baño colgado encima del lavabo y tomó las cuchillas de su padre.
Lo de imaginar a ese hijo de puta muerto,ya no funcionaba. Incluso si este tenía las muñecas completamente discernidas del resto de los brazos, con las vengas sobresaliendo y las descontroladas órbitas fuera de sí.
Tampoco lo hacía que esa zorra tratase de arrastrarse sobre sus brazos,agonizante. En la vorágine de su mente.
Todo lo que podía hacer era hipnotizarse con su propia sangre.
Una pequeña abertura en su piel,un arañazo profundo de oscuro dolor. Deslizando la cuchilla de forma horizontal, clavando más profundamente. Inclinó la cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos, relajado y exaltado. Aguado por completo en su plenitud, la que lo hacía sentir tan vivo.
Jadeó,"frágil línea hacia la muerte,permíteme jugar contigo."

Los golpes contra la puerta perteneciente al propio cuarto de baño ya se manifestaban.
Estaba cansado, y era tarde. Posiblemente su padre estaba irasciblemente desesperado por coger los preservativos.

-Dave,¡Dave sal ya!-le reprendió.

No contestó,tan solo rebuscó en los cajones hasta que encontró la caja. Fue perforando uno a uno los anti predecesores de fallos humanos.
Los volvió a guardar.
Ocultó las heridas con las mangas de su jersey negro, abrió la puerta.
Su padre estaba esperando en el umbral de la puerta con expresión agria y bañado en sudor.

-¿Buscas esto?-le ofreció la caja y se marchó empujándolo lateralmente para apartarle.

Se encerró.
Eran las 2:30. En realidad no reparaba su preocupación en el tiempo. Para él no existía.
Continuó realizándose cortes en las muñecas, mientras sus auriculares le sumían en la música a alto volumen.
Punk, hardcore y un millón de historias más. Nadie podría colarse por sus venas hasta su órgano cardíaco, más que la música. Nadie podría estar con él, entenderle, consolarle, salvarle.

La alarma atronó.No había sido consciente del momento en el que el sueño le había contemplado, y la fase REM le había advenido. Se sentía horriblemente mal.
Todo el peso del alba recaía sobre su espalda. Se preparó y vistió.
Otro día más.
Cruzó las tumultuosas puertas del edificio. Todos en el instituto le ignoraban, y si dejaba de ser invisible era para ser despreciado.
Se sentaba al final. Le encantaba escribir,aunque nunca se sentía satisfecho con lo que era capaz de confeccionar en su narrativa.
Rara vez se sentía inspirado allí.
Y allí se encontraba, tratando de escribir algo. Pero se sentía demasiado esquilmado y consumido por sus monstruos,que habían salido de debajo de su cama la noche anterior. Y unos labios rosa pálido le habían maldecido. La valquiria Insomnio.
Sentía miles de miradas escrutándole,esperando su derrumbe, para aguijonearle con punzantes burlas.
Decidió sumirse en la incertidumbre y embarcar en sus mediciones dementes.
El hilo de sus pensamientos fue interrumpido cuando la puerta se abrió de forma abrupta.Se trataba de un chico pelinegro,con cadenas e indumentaria oscura. Tan solo buscó con la mirada un sitio que ocupar. Tan tímido y asustado. Carne de cañón.
Nunca le había visto. Al no dedicar ni tan solo un saludo la instructora le miró con expresión cítrica,invitando a todos a poseer un nuevo juguete al que torturar.
Volvió a su papel en blanco, y escribió,escribió el porqué de su tristeza, el vacío y como el mundo le escupía sobre la cara por actuar de forma diferente. Pero todos los humanos eran dispares. Malditos hipócritas.

Sonó el timbre. Fin del día.
Caminaba solo por los pasillos, bañados en la luz del ocaso, las últimas horas.
Ahí fue donde comenzó todo, de nuevo. La primera escena. El chico enmascarado que irrumpió silencioso.

Todo ocurrió como una escena tortuosa. El quarterback. Le empujó contra el lavabo.Una segunda persona, su principal lameculos. Le sujetó inmovilizándole los brazos.
Dave se llevó las manos a la cabeza, como si quisiera despertar de un mal sueño. No quería recordarlo.
Pero era real. A los dos segundos una jauría de vacíos seres estomacales se encontraban atestándole golpes mientras su inocencia se escapaba, se perdía y rezumaba gemidos, de dolor.
No lo dudó, franqueó la fila de buitres que se divertían con el belioso espectáculo, entre empujones, les miró con rencor y en unos minutos todos estaban arrastrándose vivíparos en busca de un respiro para el dolor, en busca de la forma para terminar con sus vidas. Todos en llamas, gritando, mientras su piel se descomponía dejando al descubierto sus calcinados músculos y los huesos que se hacían ostensibles hacia la vista.

Abrió los ojos,y nada de eso había sucedido. Iluso, ¿creía que haría eso por él?. El chico rubio con expresión escéptica al final de la multitud.
Pero entonces caminó,el chico moreno realmente le vio aproximándose. Se abrió paso hasta llegar.

-¡Dejadle en paz!-bramó. Se voltearon para mirarle con supremacía, incrédulos. Un brillo en sus ojos se fue encendiendo progresivamente en cada uno de ellos,como hienas adversas.

-Oh.-sonrió el quarterback-¿quieres que volvamos a por ti Collins?-Dave entrecerró los ojos y abatió la cabeza hacia abajo.
Su pelo ocultaba sus párpados,dejando solo al raso sus mejillas sombreadas.

-Dejadle en paz-pidió,en un hilo de voz.

Golpes. Sangre. Su visión se nubló. Enfermería.

Jodido mundo enfermo.

[.]

y si dejaba de ser invisible era para ser despreciado.

Brutal.
Enorawena.
Bienvenida y tal.

[caballeronegro]

Relato duro y frágil como la vida misma
Bienvenida. ..

[Hada Neurotika]

Gracias por vuestras opiniones y por la bienvenida.