DE BARBACOA CON EL PAPA Y SUS AMIGOS
Menudo palicón, el hijodeputa este se cree que aún me fascinan esas historias de capo macarra de barrio, supongo que alguna vez las creí, y me fascinaron. Pero el muy cerdo sigue pensando, a sus 43 años, que es muy guay esperar a unos capullos que te vacilaron en una discoteca y atropellarles. Dos veces, cuando vio que se levantaban dio marcha atrás. Cree que, a estas alturas, que ni yo con mis 20 años sigo siendo tan agresiva ni me creo que haga falta seguir la ley de la jungla, mola contar cómo vacilaba a los dueños del Pachá de Madrid cuando no querían que entrase al reservado porque él tenía discotecas en Benidorm y les trataba bien cuando iban a su tierra. Cree que es igual que siempre, que a él no le vacila ni Dios y que yo le halagaré y alucinaré cuando me cuente cómo se hizo de respetar. Por amor de Dios. ¿Qué hago aquí? ¿Qué pinto yo en todo esto? Estoy por encima, si acaso hubo un tiempo en el que me metí en esa manera de pensar nunca llegué a creer que fuese la manera, siempre fui consciente de que los submundos tienen su gracia, pero yo no pertenecía a eso. Esa mentalidad macarra, bakala... ¿Tan poco me conoce? Mierda, a lo mejor es que es más tonto de lo que creía... Me gustaban sus historietas, me gustaban los libros de mafiosos italianos afianzados en los Estados Unidos, fantaseaba con ser la mujer de algún traficante, o algún chanchullero político o promotor de obras, y vivir siempre angustiada, malcriando a mis consentidos y repelentes hijos. Pero ya no, por el amor de Dios. Soy yo, Laura. No, tengo unos valores refinados, una educación en el respeto... Y el tío que no se calla. Joder, ¿cómo puede darle este palicón? Si él se hace coca y le ralla la gente, se pone a jugar a las tragaperras emparanoiado. Cómo se nota que estos son sus amigos, los de verdad, los de toda la vida. Joder, si es que no les deja ni hablar. Me está rallando, me taladra la cabeza. Bah, me hago para atrás, estoy medio tirada en el sofá. No hago más que fumar hierba y he bebido bastantes cervezas. Todo era divertido, estaba siendo divertido. Me han contado alguna que hacían de jóvenes, joder, qué cabronazos eran. Las hacían bien gordas. Eran otros tiempos, pero, como decía uno de ellos, si esto pasa ahora sale en la prensa. Y de verdad. Muy gordas. Pues eso, todos cada vez más fumados, hasta mi padre ha fumado. Nunca lo hace, le sienta fatal, se pone super ciego. Gracioso, la droga puede con él por una vez. Le ha apetecido, estaba a gusto el hijodelagranputa. Y eso, yo sabía que no pintaba nada allí, o no, sí, no sé. Lo cierto es que no me lo planteaba, riéndome y punto. De colocón, era pronto. Pero han empezado a hacerse rallas. Todos menos yo. Me alegro porque ni siquiera me ha apetecido. Bueno sí. Un poco, pero ni siquiera lo suficiente como para hacerme una. Me parece muy acabado, me da un poco de angustia incluso. Es pronto, me daría tiempo de sobra a disfrutar el subidón y llegar a mi casa genial. Pero que va, denigrante. No me gusta esa droga. He de reconocer que aún recuerdo su olor cuando me hablan de ella un rato y me entran ganas de meterme una ralla. Pero por la ralla en sí, los efectos me dan asco. Y no hablar de la repulsión que me causaban en aquel momento los viejos hablando de historietas que habían pasado 20 años atrás metiéndose rallas como si fuese el no va más, como si el tiempo no hubiese avanzado, con la misma mentalidad. La misma personalidad. Los otros no tanto, pero el muy cabrón del padre se ha puesto a paliquear, no les dejaba ni hablar a penas, como antes. Él era el puto amo, como antes. ¿Y yo qué hago aquí, qué pinto? Si en el ?antes? al que me refiero yo no había ni nacido... No me hago rallas con estos ni de coña, con mi padre, con sus colegas de verdad, una chiquilla, que en un rato me iré, no pinta nada. Es que yo no pinto nada aquí, hacía un año que no hablaba con mi padre, ya no me junto con macarrillas, ni uno. Aunque vale, han sido tus amigos y les sigues queriendo y tal, pero yo no pertenezco a eso, soy de otro nivel. El colocón ha pasado y la fase de observación sociológica también. No, gracias, no quiero fumar más. Voy a servirme Coca-cola. La verdad es que me he comportado, llegas ahí, uno que es un colgao, tu padre, que aunque siempre ha sido un chulo fantasma cabronazo y vacilón, siempre ha sabido quedar como una persona no ida de la pinza ante mis ojos, ¿sabes? Quiero decir que siempre se ha juntado con gente de todo tipo y ha sabido comportarse. Sin renunciar a la coca, pero con políticos, con promotores... Ha quedado bien como con los yonkis o los peones que le chupaban el culo. Cuando a uno ya se le va del todo es un cuadro y no sabe comportarse con según qué gente. Muchos no saben drogarse, tienen aspecto raro o sucio, son traficantes u otro tipo de delincuentes y no saben disimularlo o son directamente yonkis. Son un cuadro en casi todos los contextos, no se saben adaptar, no lo pueden evitar. Ante los ojos ajenos son unos personajes. Pero él no, un poco volao, pero simpático, no un cuadro, no te avergonzabas, de hecho terminaba vacilándoles a todos. Aunque cualquiera con un poco de clase se daba cuenta de que era un gilipollas, pero hablo de cuando se juntaba con pastosos. Con promotores, con políticos; no creo que nunca se juntase con gente con clase. Y llegas allí, a la casa, el colega con su coleta, sus pintas, su mujer holandesa que hablaba perfectamente español, con acentazo, eso sí. Una malhablada. Pero no era como cuando dominas un idioma, que eres capaz de adecuarte a varios registros, al coloquial o directamente vulgar en este caso. No. Porque no lo utilizaba para enfatizar nada, hablaba así, como si lo hubiese aprendido así, jodida malhablada... Más Coca-Cola. Pues eso, los cinco perros, preciosos, bien educados, algo asalvajados, muy libres, pero un encanto. La hierba, la conversación, muy normal. Todo muy normal. No son acabados, no son cuadros. Es que no sé si me explico cuando digo cuadros. Me refiero a esta gente que, sin ir colocada, a una hora decente, comprando el pan, ya llaman la atención a la gente, y no sólo a los abuelos puretas... Uno de ellos era así. La pareja no, los dueños de la casa, estos eran normales. Ella sobre todo. Y mi padre ya lo he dicho, se sabía comportar. En fin, que vivían medio apartados, a su rollo, pero sin ser unos colgados, eran medio hippies, o eso parecían. La tía se hacía rallas y todo, que cuando llegué ni fumaba ni bebía cerveza, estaba trayéndonos vasos y eso, y yo sintiéndome una tirada fumeta que no hacía nada. Sabía que si mi padre era machista para eso, sus amigos serían probablemente iguales, bueno el hippie quizá no, también estaba que si preparando brasas, que si tal... Por eso he llegado a sentirme un poco mal, pero no, en seguida he decidido que ahora todo era diferente con mi padre, yo no estaba allí buscando su aprobación o bailándole el agua, yo estaba allí para fumar y reírme. Quería que viniesen dos amigos conmigo para aprovechar la barbacoa, la cerveza y la hierba y estar un poco a nuestro rollo y me habían dejado tirada. Estaba un poco rebotada, me habían dado un palo tremendo porque ya me había planteado el día como diversión genial, no como un día gracioso escuchando al padre y sus vaciladas. Así que he decidido mandarlos a la mierda, pasármelo bien, dejar que el ciego me suba con todo su esplendor y reírme un rato. Y lo estaba haciendo, estaba siendo divertido. Me he reído pero bien. Y mi padre ciego, más gracioso... Ha habido momentos de complicidad y todo, me miraba, yo sabía exactamente cómo se encontraba. Y de repente, pum. La chica hasta se hace rallas, whisky... Ella era la que trabajaba, yo también quiero vivir así. Cuidar de los perros, de las cuatro plantas que crecen casi solas en el secarral, que si pinto la casa, que si cocino... Mi pareja trabaja. Y no solo eso, en este caso limpiaba y eso. Él me explicó, teniendo que quedar como muy hippie liberal ante mis ojos, que normalmente él hacía cosas, allí hacían los dos y... (sí, pero ella trabaja también fuera) No tanto como una mujer, me dice, pero vaya, que sí, que es cosa de dos. No tanto como una mujer, valiente cerdo, no tanto como una mujer, con eso me lo dices todo. Me quiero ir a casa. Papá (deja de hablar por un segundo, jodido cabrón) pá, quiero irme a casa, llévame y vuelves si quieres. Nos vamos. ¿Ya? Sí, Laura se quiere ir... Buah, es que voy muy colocao, Marcos llévala tú y así nos quedamos más. No, pero me puedes llevar y volver si quieres, no está tan lejos. Tss. Y Marcos me lleva. Ya no voy ciega, qué cuadro. Y ahora estoy aquí. Bueno quizá un poco ciega sí que voy aún. Joder, puto cuadro, espectacular. No pero esta lo lleva en la sangre, mírala, no es como mi mujer (la holandesa). Mi mujer al principio nos escuchaba callada, como ésta, y observaba igual, pero con los ojos como platos, flipando. Esta no, esta no se sorprende, debe llevarlo en la sangre. O ya está curtida. Nos ha jodido.
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