Podría haberme pintado los labios de carmín rojo, y unos tacones altos y?si hago un pequeño esfuerzo puedo imaginar tu cara mientras escuchas ese taconear que se acerca hasta tu puerta. Y ese vestido blanco de aquel escaparate que no tengo, pero que observaba fijamente a través de aquel cristal blindado, con el que soñaba que un día vestiria mi piel, y que tu pagarías, porsupuesto.
Y mi rostro, mi rostro tambien podría haber sido diferente, menos pálido y mas risueño, si hubiera ido silbando por el camino la banda sonora de esa pelicula que nunca recuerdo pero que siempre me hace llorar. O quizás no sea la película, y sea otro invento de mi alma para camuflar el dolor que aún sigue vivo.
Todo podría haber sido diferente, pero nunca llegué a cansarme del todo de seguir metiendo las penas en un cajón, o de seguir llenando la maleta de viejos recuerdos que siempre me hacían dar un paso atrás.
El caso es que todo fue de otra manera, diferente. Ironías de la vida. Caminé en silencio por aquella calle, en silencio exterior, en mi cabeza repetia una y mil veces las tres frases de cortesía que me enseñaron en el colegio y ensayaba mi mejor sonrisa en los escaparates?no perdí el tiempo en mirar aquel vestido. Quizás, por aquel pasillo, antes de llegar a tu puerta, pudiste escuchar un tenue suspiro y una respiración acelerada, pero ningún taconear, de eso estoy segura. Y cuando abrí la puerta?¡cualquiera pensaría que estaba frente a un muerto! mi rostro tuvo que caerse a pedazos al suelo, y esa sonrisa ensayada se largó corriendo por la puerta justo antes de mostrarla. Es mas, ni siquiera me atreví a darte la mano, educadamente, y solo pude esbozar en el aire un ?no estoy preparada?.
Ahora me arrepiento, nadie me preguntó si lo estaba o no, quizás a nadie le importaba?y lo unico que importaba era coger experiencia con el tiempo. Supongo que esas cosas se piensan despues, justo despues de salir corriendo de aquel sótano, en el momento en que te paras en la esquina a recobrar el aliento y a seguir viviendo, solo entonces es cuando te das cuenta que esta noche volverás a follar en cualquier asiento de atrás en mitad de un descampado, y que el sol te mandará a dormir otro día mas, porque las calles de día no están echas para ojos negros de rimel corrido de tanto llorar mientras le tenías entre tus piernas.
Tal vez lo único que importaba era saber fingir, y para eso si estás preparada, entonces, quizás, todo hubiera sido diferente.
----
Es lo primero que dejo por aqui, a ver que os parece
