Y aún en mi sorpresa, las lágrimas me sorprendieron sin tiempo para pensarlas.
Te has ido antes de que el verano acabe y las hojas de mis árboles ya empiezan a caer. Apenas dos minutos para darme cuenta de que te has ido, y sin embargo, una eternidad para echarte de menos.
Esta noche me sorprendí llorando ante un cielo desconocido;
Y aún en mi sorpresa, el cielo tornó en amanecer mientras seguía llorando.
¿Ya te vas? Y ni siquiera has saludado. ¿Acaso te atrae más el viaje de vuelta que un viaje de ida hacia todo lo nuevo que has encontrado? Ya te vas, nada más haber saludado. Y continúas dejándome una eternidad para echarte de menos.
Esta noche me sorprendí sola arrinconada en una esquina;
Y aún en mi sorpresa, las paredes encogían mientras pensaba en ti.
¿Ya te has ido? Parece que aún te veo llegar, sin decirme que te vas. Ya te has ido. ¿Y qué me queda? Una eternidad para echarte de menos.
Esta noche me sorprendí aferrada a la almohada empapada en lágrimas;
Y aún en mi sorpresa, la almohada secó sin dejar de aferrarla.
¿Ya te fuiste? Qué rápido pasó el tiempo mientras aquí estabas. Te fuiste hace un momento, o quizá hace tanto que tengo una eternidad para echarte de menos.
Esta noche me sorprendí pensando que llevo mucho tiempo sin derramar lágrimas;
Y aún en mi sorpresa, las lágrimas no vuelven aunque tenga tiempo para pensarlas.
(Seguramente la retoque, algún día)
