Formas de consumo
No hace mucho, en este mismo medio, hablaba con Josu de las nuevas formas de consumo y, por ende, de las nuevas formas de exhibición del arte. Asusta la velocidad con la que viaja todo y lo difícil que se ha convertido acertar con el botón adecuado para que algo, lo que sea, llegue al corazón del público. A decir verdad es algo que nunca me había obsesionado tampoco, porque uno desnuda su creatividad con la misma necesidad con la que va al baño o da un abrazo, es algo fisiológico, pero sí que observo las nuevas conductas en la industria musical desde un ángulo un poco escéptico y voyeur y me preocupa, y también me da algo de pena o de nostalgia, no lo sé muy bien.

No valen los discos, valen los singles; No valen las reflexiones, valen las frases de fácil consumo que no hacen pensar demasiado pero son efectivas; Vale la imagen, la portada, el impacto más que la conexión y no puedo más que pensar que al final avalamos e idolatramos productos perecederos, yogures con fecha cercana de caducidad y encima están pensados y programados para ello y los consumimos con ansia a ojos cerrados. Y, hostia, me da una rabia del copón porque estamos hablando de arte, y el arte aunque sea efímero en forma no debe serlo en fondo y los que creemos en él como un bien social, un bien humano, tenemos el deber de seguir trabajando por ello hasta cuando el viento y la industria te apartan del camino como si fueses papel de periódico.
Hace no mucho me contaba un colega de Logroño, compay de la escena de aquí, que veía cómo habían subido los seguidores de El Cuarto Verde en Spotify con la salida del nuevo disco Ondas de Choque y cómo, exactamente un mes después, un mes exactamente, se iban todos por donde habían venido. Lo mismo con alguna lista oficial en la que aparecías en el momento de moda y desaparecías una semana después. Y yo me pregunto de qué manera la publicidad de tu obra está a merced, no del algoritmo (perdonad mi incredulidad en él porque conmigo, en gustos, nunca acierta), si no en un diseño que funciona, que se renueva con una capacidad asombrosa a diario y que no te deja pensar demasiado en si esto es la polla o no, porque para cuando lo intentas hacer tienes más y más y más y más productos nuevos. Joder, que nos volvemos insensibles con esta forma de consumo, que noqueamos las emociones y nos quedamos faltos de convicción, hasta nos aburrimos y acabamos siendo víctimas de lo que funciona hoy y sólo hoy, ahora, en este segundo, en esta décima de segundo… Y de verdad que las plataformas musicales deben existir, es una herramienta que ojalá hubiera tenido de chaval, pero no así, no con este método de consumo. Porque tragamos como patos, no saboreamos nada, joder, es que te hace dudar de si las máquinas son cada vez más inteligentes o somos nosotros cada vez más gilipollas.
El peligro de estas nuevas formas de consumo es que se desvirtúa la esencia, el olor de la mierda es muy potente; puedes tener un kilo de caviar y dos de angulas en una bolsa, y con 5 gramos de mierda que metas dentro haces que no valga para nada todo lo que contiene. Por eso debemos ser conscientes y responsables, probarlo todo, claro que sí, por qué no, hasta disfrutarlo siendo conscientes de la puta mierda que es. Pero ser justos en el juicio, valorar el esfuerzo y la calidad y apoyarla para que siga creciendo asistiendo a cada concierto, apoyando su trabajo, divulgándolo con el convencimiento de que es algo de verdad y necesario. Es responsabilidad de todos, músicos y oyentes, si queremos que alguien vuelva a hacer un nuevo álbum blanco de los Beatles o un nuevo Loco por incordiar. Alimentemos ovejas negras, dejemos a los lobos que sigan el rastro del billete equivocado, please.
Texto: Odón Ilustración: Ramonak
Lee aquí el Capítulo 2: ShZXxS
Odón es compositor, cantante y guitarrista en el grupo riojano El Cuarto Verde
Ramonak es rock&roll y artista gráfica/plástica en su propia tienda-taller en Logroño Ramonak Workshop