Crónica de concierto de Riot Propaganda y Ezetaerre en el CSOJ Atalaya de Vallekas

21 de abril de 2018. CSOJ Atalaya

Por Rubén Rozas

El pasado sábado (21 de abril) Ezetaerre y Riot Propaganda se daban cita en el CSOJ Atalaya de Vallekas para pedir la libertad de los detenidos tras el desalojo del CPO La Trinchera.

A eso de las 20:15 el grupo de hip hop gallego calentaba el ambiente con temas como A herdanza do vento, Viaxe sideral á Audienciaa audiencia Nacional, Notas do amauta, Non é verán de Estrella Damm o Dignidade-Solidaridade-Humildade. Quisieron aprovechar su actuación para mandar un mensaje de apoyo a los detenidos, por supuesto, pero también a Siria.

A las 21:30, y tras un pequeño homenaje a la causa, llegaba Riot Propaganda. El tema elegido por la banda para entrar en escena era Agenda Oculta, que da nombre a su segundo, y último disco (al menos hasta el momento), ya que la fusión Los Chikos del Maíz - Habeas Corpus se disuelve a mediados de 2018 después de 5 años cantando de forma conjunta contra el capitalismo, el fascismo, el machismo y el neoliberalismo.

Sin apenas descanso daban paso a T.E.R.R.O.R.I.S.M.O, una colaboración inédita que en 2012 llevaban a cabo ambos grupos para el DVD de Los Chikos del Maíz Pasión de talibanes.

Con Guerras Púnicas y Plata o Plomo cerraban el capítulo de bienvenida, para después interpretar Cambiarlo todo:

Nega (Los Chikos del Maiz): “Con esta canción queremos acordarnos de la victoria de los estibadores, de las camareras explotadas, de los trabajadores y las trabajadoras de Amazon, y por supuesto de las compañeras que se echaron a la calle el pasado 8 de marzo”.

En seguida volvíamos al hardcore, pero antes la banda quiso recordar sus raíces y dedicar la que seguramente es su canción más íntima al barrio que los vio crecer:

Toni Mejías (Los Chikos del Maíz): “Tenemos que venir a los orígenes, sin Vallekas no seríamos nada. Por mucho que pasen los años nos queda el barrio, nos quedan los compañeros… Esto es El peso del tiempo”.

Las emociones estaban a flor de piel y el sentimiento revolucionario terminó de aflorar con Hasta la victoria siempre. Canción que recibe el nombre de la mítica frase del Che Guevara y que el grupo viene utilizando en sus directos para reclamar el derecho a la autodeterminación de los pueblos.

El octavo tema iba a ser Pasión de talibanes, de Los Chikos del Maíz. Con el clásico de los valencianos y el último single de Riot (con el que anunciaba su retirada de los escenarios), Mass Mierda, llegábamos al ecuador de la noche.

Tras una pequeña tregua y después de interpretar Le llaman paz y Dignidad, guitarras y cintas de video el grupo pidió que se colocaran a un lado los “rockers” y al otro los “rappers”. Mientras MARS cantaba temas míticos del mundo del rock, punk y hardcore, y Toni y Nega hacían referencia a algunos clásicos del rap, el público se desenvolvía en una auténtica batalla campal de pogos.

Después de la guerra la voz de Habeas Corpus seguía tirando de hemeroteca y con su Sois ejemplo ponía a Vallekas “puños arriba”.

MARS (Habeas Corpus): “Queremos mandar un mensaje a través de esta canción a los presos políticos, a los raperos condenados por la Audiencia Nacional, a Alfon… porque todos ellos son ejemplo”.

No podían faltar Mucha policía, poca diversión, de Eskorbuto, La estanquera de Saigón (LCDM) y Mano de hierro (Habeas Corpus). Tres temas habituales en los conciertos de la banda con los que nos plantábamos, casi sin darnos cuenta, en el final del concierto, que vendría precedido por Bienvenido al Paraíso y Danzad Malditos. Este último nos dejaba una foto para el recuerdo, con todo el público agachado durante la parte de la canción previa al estribillo.

Nega: “No queremos irnos sin antes decir a los que nos gobiernan que El miedo va a cambiar de bando”.

Tras entonar uno de los exitazos con los que se dieron a conocer se retiraban del escenario, pero a los pocos segundos y al grito unánime por parte del público de “No pasarán” regresaban para regalarnos La Huelga (intro de Billy Eliot), que desataba la locura, y Riot Propaganda, canción que ahora sí, iba a ser la última.

De esta manera La banda del crimen cerraba el concierto en la que fue (y será) su casa antes de continuar con su gira de despedida.