Mis ojos estan entrecerrados y las manos temblorosas... Los techos plateados del cielo, solo un tono más de gris en mi vida, el cielo un blanco apagado y la soledad reina en este día.
Un cigarrillo en mi boca, el humo se eleva y se escabulle por la ventana, mientras lo miro propensa a seguir por entre las rejas que me separan del vacío. Los charcos de agua por la calle, reflejan las nubes grisáceas que invaden el cielo, tan tranquilas y brillantes llevando el reflejo de mis sentimentos ahora ya no tan alborotados...
El corazón por primera vez en calma después de tantas noches, el aire puro que trajeron las gotas entra a mi cuerpo junto con el humo, una combinación perfecta. Mi alma un poco más estable, después de las lágrimas.
Una voz llega a mi oído, una canción que me ayuda a entenderme, una melodía que se complementa con este día, esta tarde melancólica que ahora me trae una sonrisa al no tener que seguir sufriendo en vano. Los sentimientos en su lugar, el corazón en reposo, mis labios temblorosos cantando, mis orejas atentas al pelo que las acaricia y los recuerdos en mi mente, ahora solo recuerdos y no más sufrimiento.
Mi vida comienza de nuevo, aún manchada de desgracia, como una rosa negra que comienza a florecer, una rosa plateada y fría que comienza a abrirse, se hidrata de esta lluvia, se alimenta de las lágrimas.
Miro a la ventana, el vacío frente a mí, y ahora ya no son las misma rejas las que me atan, ahora es mi corazón el que me detiene a saltar, el saber que puedo superar la tristeza, y disfrutar de la brisa fría en mi pálido cuerpo. Imagino que mi piel se torna nieve, fría y suave, digna de ser acariciada, una sensación única de frío y calor.
Florezco como una rosa negra en la nieve, manchada y única, naciendo en la inmensidad del vacío de este día gris...